miércoles, 7 de septiembre de 2016

Loco Amor (Obsesión) / Capítulo 4




Loco Amor (Obsesión)
Fanfic Trilogía “Mi Hombre”
Historia original de la autora Jodi Ellen Malpas. 


CAPÍTULO 4


Llego a la mansión, pero no me puedo sacar a Ava de la cabeza. Sí, le encanta cabrearme… “No vivo aquí”. Coño, sí será terca. Me molesta que diga esas cosas y, entonces, se me ocurre algo. Marco su móvil y le envió un mensaje.



“¿TIENES GANAS DEL POLVO DE REPRESALIA?

 TU DIOS.

 BESOS.

 J.”



Sonrío, y ya tengo la madre de las erecciones de solo imaginarme lo que le voy a hacer. Diablos, este afán por ella es tremendo. Y no es solo de deseo.

En ese momento, me entra un mensaje, miro y es de Ava.



“SÍ, Y SÉ QUE TÚ TAMBIÉN.

BESOS.

TU A.”



Me encanta su firma “TÚ A.” Y así es ella, es  mi Ava, mi amor, mi vida, mi todo.  Lo medito un segundo y le envío otro mensaje.



“ME GUSTA TU FRASE DE DESPEDIDA.

NO LO OLVIDES. SIEMPRE LO SERÁS.

TE VEO EN CASA A LAS 7… MAS O MENOS.

BESOS.

J.”



El día transcurre tranquilo, el único tropiezo fue cuando me acerqué al bar a preguntarle a Mario por el inventario de los licores. Hay que hacer el pedido correspondiente y con tiempo para la fiesta, el bar debe estar siempre muy bien surtido, es una exigencia de los clientes y a mí me conviene que lo esté porque pagan muy bien.

Mario me da la lista del pedido, eso generalmente lo hace Sarah, pero está de cabeza en los bancos, y cuando voy en retirada para mi oficina se aparecen 3 damas. Hmmm… Joder… Problemas.

-¡Hola, Jesse! -me saluda Mónica toda coqueta.

-¡Hola! ¿Cómo están, preciosas damas? -Las tres se ríen totalmente derretidas.

-Nos tienes abandonadas, no te has vuelto a reunir con nosotras. Todas lo comentan, Jesse. ¿Qué te pasa? ¿Estás enfermo?

-No, para nada, estoy bien. Es más, nunca me había sentido mejor, y debe ser porque estoy enamorado.

-¿Qué? ¿Jesse Ward enamorado?

-No lo creo -dice Key.

-Ni yo -dice Lucía-, ya se te pasará.

-Lo dudo mucho, muchachas.

-Bueno, está bien, pero eso no es impedimento para que te diviertas un poco ¿no?

-Lo siento, muñecas, eso no será posible.

-¡Hey, Jesse Ward! ¿Fiel? Jajajaja -Se ríen las tres, parecen unas verdaderas hienas en celo. Diablos.

-Aunque lo duden, así es. El Jesse que conocieron quedó en el pasado.

-¡Wow! Debe ser una mujer muy especial la que te tiene así.

-Lo es, y la van a conocer, viene a la Fiesta conmigo.

-¿Va a venir a la mansión? Todas pensaban…

Las interrumpo.

-Por supuesto que va a venir, ella sabe todo, está conmigo, vive conmigo, es mi mujer, así que vendrá conmigo. Bueno, mis bellas damas, fue bueno verlas. Demás está decir, que están preciosas. Nos vemos -Al menos, se quedaron con una sonrisa. Me voy muy rápidamente aprovechando la ocasión y el desconcierto con el cual me observan a la distancia. Aún no asimilan la sorpresa y ¡uff!  Mónica es terrible, no respeta, se me hubiera lanzado encima sin mirar para los lados. Yo, obviamente, no quería llegar a ser grosero, pero no iba a quedar en nada con ninguna, ojalá lo entiendan y si no, pues allá ellas, ya que ni loco le juego sucio a mi Ava. Al comienzo de la relación metí la pata, pero yo no sabía dónde estaba parado, no tenía claro mis sentimientos, pero ahora es muy diferente porque sé que es lo que  siento y, la verdad, es que pensar en otras mujeres me da “repelús”. Hasta eso logró Ava, me dañó para las demás mujeres. Sonrío. Pero no me importa, ya que con ella tengo más que suficiente.

Miro el reloj, pienso irme antes, le voy a dar una sorpresita a Ava. Sí, tengo que cobrarle ese polvo. ¡Ay! ¡Lo que le voy a hacer, Dios! Sacudo mi cabeza para alejar, por ahora, esos pensamientos, pues ya estoy cachondo. Cuando salgo, miro a todas partes, no hay moros en la costa.

Llego al Lusso y le pregunto a Clive por Ava, y me dice que ya llegó. Sonrío de oreja a oreja. La que le espera. Gracias, Clive.

-¡Señor, Jesse! -me detiene-. ¡Espere, por favor!

-¿Qué pasa?

-Ava quería ver el video del día que vino esa mujer.

-¿En serio? ¿Y qué le dijiste?

-Que no se podía, y me hice el loco.

-Bien hecho. Gracias nuevamente, Clive, sigue así, luego hablamos -Diablos. Ava es obstinada, sé que no se lo va a sacar de la cabeza así como así, pero ya veré como soluciono esto.

Entro al apartamento y no la veo. Allí todo se ve normal. Subo a nuestra habitación, miro y tampoco está, pero escucho la regadera, está en el baño preparándose. Bueno, el que le va a dar la sorpresa soy yo. Me desnudo en tiempo record, entro al baño y la pillo saliendo con una toalla envuelta en su cuerpo. Se voltea rápidamente y tropieza contra mi pecho.

-¿Te he cogido por sorpresa? -le digo amenazante.

-Un poco -me contesta más bien con los ojos como platos.

-Me lo imaginaba. Pero si mal no recuerdo, tenemos un pequeño asunto pendiente y vamos a resolverlo ahora mismo.

-¿Y si digo que no? -susurra.
-No lo harás.

-Puede que sí -La miro y sonrío para mis adentros, ya está excitada, ni loca se niega. Me pego a ella con mi erección en saludo firme y se la pongo en su vientre. De inmediato, da un respingo-. No te andes con jueguecitos, Ava, ambos sabemos que nunca vas a decirme que no -Le acaricio el brazo con la punta de uno de mis dedos, luego subo por su cuello y llego hasta debajo de su oreja. Ava tiembla y cierra los ojos. ¡Ya la tengo!-. ¿Crees en el destino? -le hablo suavemente, pero con firmeza.

-No -se sincera.

-Yo sí -Pongo mis manos en su sexo ardiente y deseoso, siento como se tensa-. Creo que tú estas destinada a estar conmigo, pero eso, que fueras a decirle al conserje que no vives aquí me… jode… vivo -Diablos, aún estoy molesto. Debo calmarme, con Ava no voy a conseguir nada, molestándola. Tomo un pezón entre mis dedos de la otra mano y empiezo a retorcerlo y alargarlo con suavidad y, al instante, se endurece. Y con mi otra mano, que ya está en posición, la penetro con dos dedos.

-¡Ah, Dios! -Gime.

Ya la toalla está en mis hombros. Comienzo a besarle el cuello hasta llegar a su barbilla mientras mis dedos hacen su magia haciendo círculos, están muy traviesos en su delicioso sexo. La tengo que preparar para lo que viene.

-Voy a follarte hasta hacerte gritar, Ava -Tiro de su barbilla para vernos cara a cara, estoy molesto, estoy frenético, pero también estoy desesperado por perderme en ella hasta la semana que viene-. Ponte de rodillas a los pies de la cama, de cara a la cabecera -Me obedece de inmediato, expectante, excitada. Tomo sus manos, se las abro y las llevo sobre sus senos y trazo con nuestras manos entrelazadas círculos en sus pezones con mucha sutileza, solo rozándolos.

-¿Confías en mí? -le digo.

-Te confiaría mi vida -me responde con mucha seguridad.

Me siento satisfecho con su respuesta.

-¿Te han esposado alguna vez, Ava? -Y antes de que reaccione, pongo sus manos a su espalda y cierro unas esposas alrededor de sus muñecas, las tenía a buen resguardo para que ella no las viera. Ava trata de soltarse-. No muevas los brazos -Y sus manos reposan en lo alto de su trasero cuando entro en ella, lentamente-. Buena chica -Y enredo mis dedos en su cabello, quitándole las horquillas. Paso la punta de mi dedo sobre su columna vertebral hasta su delicioso culo, luego sigo entre sus nalgas, Ava se estremece; trato de tranquilizarla, abrazándola, rodeándola con mi brazo por su vientre y con mi otro brazo le sujeto la espalda. Sé que no está del todo a gusto, es por las esposas, sé que es su primera vez-. Abajo -le digo con dulzura y así apoyo su cuerpo en el colchón-. ¿Sabes lo increíble que estas así? -formulo satisfecho-. Tranquila, no voy a metértela por el culo -Beso la parte baja de su espalda y me acomodo de nuevo en la entrada de mi paraíso personal. Le agarro fuerte las caderas, soy un chico grande, debe acostumbrarse primero-. No te muevas -le digo con mi mandíbula apretada mientras Ava jadea-. ¿La quieres toda? -La tiento.

-Sí -me responde.

Me retiro para tomar impulso y Ava echa su divino culo hacia atrás cuando le doy una fuerte palmada.

-¡Joder! -grita, y vuelvo a penetrarla solo a la mitad.

-¡Esa boca! ¡No te muevas!

-¡Jesse! -me suplica.

-Lo sé. -Paso mi mano por sus nalgas y salgo de nuevo.

-No puedo hacerlo -dice Ava, tirando de las esposas, sé que quiere moverse.

-Sí puedes, Ava. Recuerda con quien estás -Y vuelvo a entrar en ella con ímpetu. Ava grita otra vez-. ¿Qué te dije que iba a hacer? -le gruño. Llego hasta lo más profundo de su ser. Por Dios, esto es mi cielo, me enloquece. Y vuelvo a salir y entrar fuerte, hasta el fondo-. ¡Contéstame! -Y vuelvo darle una nalgada.

-¡Gritar! ¡Dijiste que ibas a hacerme gritar!

-¿Estás gritando?

-¡Sí!
Y vuelvo a salir y a entrar una vez, y otra, y otra… Esto es el placer a la máxima potencia, porque estar dentro de Ava es sentir su calidez, su humedad, lo apretada que está, mmm es delicioso cómo envuelve mi polla… Es lo mejor que he sentido en mi vida.

-¿Te gusta, nena? ¡¿Dónde vives, Ava?! -le grito, embistiéndola fuerte-. ¡Ava! ¿Dónde coño vives? -Y mientras se lo pregunto, entro y salgo.

-¡Qué no tenga que preguntártelo otra vez!

-¡Aquí! -grita-. ¡Vivo aquí!

-¡Qué te quede claro, joder! -le afirmo y vuelvo a darle otra nalgada cuando la sigo embistiendo ya con el éxtasis muy cerca. Una nalgada más mientras me muevo en círculos y Ava se catapulta a un orgasmo increíble. Grita muy fuerte, queda extasiada, ida, pérdida, amo verla así.

-¡Joder! -Me tenso y me muevo aún más en círculos, entrando y saliendo, perdido en ella, tiemblo y, de pronto, exploto en un orgasmo delirante, delicioso… ¡Joder! Caigo sobre ella, sigo palpitando dentro de ella, sigo girando mi cadera y exprimiendo hasta la última gota de placer. Paso mis brazos sobre los de ella y la cubro de besitos en la nuca sin dejar de menear mi cadera con mucha lentitud-. ¿Amigos? -le pregunto al oído, mordiéndole el lóbulo. En este momento quiero llenarla de besos, de caricias y de mucho amor porque antes, cuando terminaba, lo que me provocaba era salir corriendo hastiado y muy fastidiado. Nada me llenaba, joder, cuanta diferencia hay entre lo que fui, lo que viví y lo que estoy viviendo a su lado.

-¿Por qué has hecho eso?

-Dime que estamos en paz.

-Estamos en paz -suspira profundamente-. Ahora, ¿dime por qué has hecho eso?

Le retiro las esposas de la otra mano, salgo de ella, le doy la vuelta y le sujeto las muñecas a ambos lados de la cabeza mientras pienso en lo que le voy a responder.

-Me gusta oírte gritar -sonrío-, y me gusta saber que soy yo quien te hace gritar.

-Me he quedado afónica.

La beso.

-¿Tienes hambre?

-No.

-Voy a traerte un vaso con agua y luego nos acurrucamos un rato. ¿Trato hecho? -le pregunto, dándole un beso de esquimal.

-De acuerdo. Trato hecho.

Le doy un beso profundo antes de levantarme. Bajo, tomo un vaso y lo lleno de agua para Ava y, también, preparo un plato con unas exquisitas fresas que compré para comerlas con ella. Cuando llego a la habitación, Ava está casi desmayada.

-Nena, ¿es que te he follado hasta dejarte inconsciente? -Y me recuesto a su lado.

-¿Fresas? -me pregunta y yo le paso una por sus labios cuando la muerde con placer. Se ve sexy, Dios.

-¿Está buena?

-Muy buena.

Me muerdo mi labio, quiero preguntarle, aún no me saco esto de la cabeza.

-No lo decías en serio, ¿verdad? ¿Cuándo dijiste que no vivías aquí? -No sé por qué coño siento tanta inseguridad con respecto a Ava, y lo peor es que no puedo controlarlo.

-Quieres que viva contigo, pero ni siquiera me dices cuántos años tienes -Me mira seria, sé que tiene muchas dudas en su cabecita.

-¿Qué cambiaría si te digo mi edad? -le pregunto, comiéndome una fresa.

-Bueno… ¿Qué les digo a mis padres cuando me lo pregunten? De hecho… ¿Qué le digo a mi familia cuando me pregunten cuál es tu profesión?

Lo pienso mientras me como otra fresa y le meto una a Ava en su boca.

-Bueno… Diles que soy el dueño de un hotel.

-¿Y si quieren ir a ver el hotel? -me pregunta sorprendida por mi respuesta.

-Pues, que vengan a verlo -Le sonrío-. Tú pensabas que era un hotel.

Ava me mira feo.

-Porque hacías que un empleado me siguiera a todas partes y, además, me encerrabas en tu despacho para que nadie pudiera hablar conmigo. ¿Vas a hacer lo mismo con mis padres?

-Está bien, se los enseñaré un día de poca actividad -le digo muy tranquilo, pero ahora riendo.

-Me alegra mucho saber que mis preocupaciones te hacen tanta gracia, y todavía no me has contestado lo de tu edad. -Toma una fresa y se la mete en la boca. Por mi parte, calmo mi risa y la miro serio, antes de que se moleste mucho más.

-Ava, estás buscando cualquier excusa para escabullirte -Paso mi dedo por su labio inferior-. Si tus padres preguntan cuántos años tengo, invéntate la respuesta. Diles la edad que más te guste. Si vienen de visita se quedaran aquí. Hay cuatro habitaciones más, todas con baño. No te resistas tanto. ¿Ya has terminado? -La miro expectante.

-Vas a pasar por encima de mis padres.

-Solo si se interponen en mi camino -Y esto se lo digo muy serio. Coño, no voy a aceptar que nadie se meta en nuestra relación, absolutamente nadie, porque es nuestra vida y Ava es mi mujer y punto. ¡Joder!

-¿Por qué fue la policía a la mansión?

-Ya te lo he dicho, fue cosa de un idiota que hacía tonterías.

-¿Qué clase de tonterías?

-Ava, no tienes por qué preocuparte y punto -Le pongo otra fresa en su boca, la miro y veo que me da malos ojos.

-¿Y qué hay de la mujer misteriosa?

¡Mierda! No la olvida. ¡Por qué se la habrá ocurrido venir a esa mujer! Ni que tuviera algún compromiso con alguna de ellas. Pareciera que se creen con derechos sobre mí solo porque les eché un polvo. Mierda, tengo que responderle.

-Sigue siendo un misterio.

-Entonces… ¿Has hablado con Clive?

-No, Ava, no he tenido tiempo.

Vuelve a darme malos ojos, mi mujer no es idiota, ella sospecha que le escondo algo.

-¿Cuándo te llevo de compras?

Ava jadea

-Te debo un vestido, y la fiesta de aniversario está por caer. Pensé que podríamos matar dos pájaros de un tiro.

-Tengo muchos vestidos -me dice un poco perpleja.

-¿Vas a llevarme hoy la contraria en todo, señorita? -La miro y no ceso de mirarla. Ava está molesta y no voy a  hacer nada para calmarla, ella tiene que olvidar eso, no vale la pena, no tiene por qué preocuparse. Se acurruca contra mi pecho y acepto el plazo que me da, sé que está cansada, yo también lo estoy.



El amor de mi Ava es como una resurrección para mí porque por él yo haría cualquier cosa. Lo sé, soy muy egoísta, ya la encontré y nunca voy a permitir que ella se aleje de mí porque los dos somos uno solo, dos mitades que se encontraron el uno al otro.

Dios, hasta en sueños la veo, la siento, la huelo, estoy en mi cielo particular. ¿Podría pedir algo mejor? De pronto, siento un peso en mi vientre y comienzo a despertarme, la veo a horcadas sobre mí. Lo dicho, es mi paraíso. Ya la deseo otra vez porque mi erección matutina hace su aparición anunciando lo que viene. La miro y le sonrío, diciéndole:

-Hola, nena -Estoy algo ronco, lo sé por el tono de mi voz.

-Hola -Me escanea con deseo y me da su sonrisa más hermosa y radiante. Luego, intento mover mis brazos y no puedo, algo suena, no puedo moverme. ¡Joder! ¿Qué pasa? Abro mis ojos como platos. ¡Mierda! ¡Me esposó! Sacudo los brazos, esto tiene que ser una broma.

-Pero… ¿Qué coño….? -Estoy anonadado-. ¿Por qué demonios estoy esposado a la cama? Al oírme, esconde una traviesa sonrisa.

-Porque voy a introducir un nuevo polvo en nuestra relación, Jesse -me empieza a explicar la muy….

-¡Esa boca! -Vuelvo a tirar de mis brazos, aun no me lo creo. ¡Coño! ¿Y estas putas esposas? No son las mías.

-Éstas no son mis esposas.

-No,  y hay dos pares, estoy segura de que te has dado cuenta.

Mierda, está muy tranquila. ¿Qué se traerá entre  manos?

-Bien, como estaba diciendo… He invertido un nuevo tipo de polvo y… ¿Adivina qué? -me habla con emoción, ella es terrible, nunca me lo imagine. La miro arqueando una ceja.

-¿Qué?

-Lo he inventado especialmente para ti -y se refriega contra mí. Mierda, ya estoy cachondo. ¿Qué hace esta mujer conmigo? -Te quiero -me dice Ava, eso me derrite. Apoya sus manos en mi pecho y se acerca a mi cara. La muy sinvergüenza se refriega para provocarme, pero no voy a caer. “Ay de ti, ya verás cuando te agarre.”

-¿Cuántos años tienes? -susurra en mi boca, la miro con ganas de matarla.

-33 -Me desespero, nadie me había esposado. Gimo molesto y vuelvo a mover mis brazos, pero Ava refriega aún más su centro en mí, haciendo círculos con la cadera. ¡Joder es tentadora la condenada! Me vuelve loco, pero más loco voy a estar si me suelta ahora porque me la voy a follar hasta la semana que viene, coño.

Ava sigue acariciándome, me besa el cuello y va hacia mi oreja, me lame y me besa.

-Dime la verdad, Jesse .

Gruño, ni loco le digo nada.

-¡Joder, Ava! ¡No voy a decirte cuántos años tengo!

Ava se endereza.

-¿Por qué?

Ya estoy cabreado.

-Quítame las esposas, quiero tocarte.

-No -Y vuelve  menearse encima de mí. Estoy furioso, pero también estoy cachondo. ¡Diablos!  Tiro de mis manos y sacudo mis piernas, eso hace que ella caiga sobre mí.

-Quítame las esposas.

-¡No!

-¡Por el amor de Dios… ¡No te atrevas a jugar conmigo, señorita! -Estoy que exploto de lo cabreado que estoy, Ava se está pasando, le echo malos ojos.

-No creo que estés en posición de decirme lo que tengo o no tengo que hacer.

La frustración me hace respirar fuerte.

-¿Vas a dejar de ser imposible y me lo vas a decir?

-¡Coño, no! ¡Ni loco! -Le doy una mirada asesina.

-Muy bien -Se agacha sobre mí y toma mi rostro en sus manos, me besa y es entonces cuando aprovecho metiendo mi lengua como un dardo, pero se aparta, dejándome más cabreado y caliente. De pronto, se baja y me lame la polla, suave y largo, de punta a punta. ¡Mierda! ¡Qué delicia! Pero, no… Debería hacerme el duro.

-¡¡Aaaah, por el amor de Dios!!
La veo sonreír con malicia, veo que busca algo y lo levanta ante mí. Diablos, me deja claro y sin vista. ¡¡Un puto vibrador!! ¡Mierda, mierda! No me jodan, esto no lo acepto. Ella se está pasando.

-¡No, Ava, no! ¡Te juro por Dios que….! -Echo mi cabeza hacia atrás, ¡qué impotencia! -¡No puedes hacerme esto, joder! -Ava sonríe, me mira con oscuros propósitos y le da encendido al infernal vibrador. Definitivamente, se está pasando-. Nada más deja que me suelte, no vas a salir hoy del apartamento y mañana no vas a poder caminar. Ya verás. ¡Mierda!

-¡Caramba! Esta máquina sí es potente -y lo dice en voz baja. Estoy que exploto.

-¡Quítame las esposas, Ava! -Estoy que muerdo, coño. Ava lo apaga y me mira.

-¿Vas a decirme cuántos años tienes?

-De eso nada.

-¿Por qué te empeñas en ser un capullo cabezota?

-¿No soy tu dios cabezota? -le digo ahora con una sonrisa.

-Esta mañana te estás comportando como un verdadero capullo -Y la muy fresca se va bajando las bragas. Claro, y yo de idiota me la como con los ojos. ¡Mierda la deseo como un loco y no puedo evitarlo. Y babeo... ¡Literalmente! Mientras se las quita por completo-. ¿No te apetece darme una mano? -me habla con dulzura, veo que se chupa los dedos y los va deslizando desde su vientre hacia sus muslos, y luego se mete la mano en su sexo. ¡Mierda, no!



-Ava quítame las esposas para que pueda follarte hasta hacerte ver las estrellas -le hablo tratando de aparentar tranquilidad, pero ni de coña que la siento. Ava se toca su delicioso clítoris.

-Antes dime lo que quiero saber.

-No, quítame las esposas -Comienza a besarme el vientre, trepa por mi cuerpo, yo mantengo mis ojos cerrados, pero se acerca y me besa la comisura de los labios, de una me volteo y abro la boca. ¡¡Coño, la verdad sea dicha, de Ava no aguanto dos pedidas!! Comienza a restregar su sexo contra mi polla, me quiere volver loco, y si sigue con este jueguito lo va a conseguir.

-Ava, por favor.

-Dímelo -Me muerde mi labio inferior, ya casi se lo digo. Diablos, no sé si aguante, pero soy terco y muevo mi cabeza diciéndole que no-. Bien, como quieras –me responde, sentándose cuando toma de nuevo el puto vibrador.

-Suelta eso -le advierto, pero ella lo enciende otra vez.

-¡Ava, qué lo apagues, por Dios! -le digo furioso. Se queda mirándome y se lleva ese aparato a su sexo. ¡¡¡MIERDA!!!

¡No! No quiero ver, no quiero, no me gusta nada que no sea mi polla allí. Pero de pronto siento ese aparato en mi polla, pego un brinco.

-¡Joder, Ava! ¡Joder, joder, joder! -grito y cierro los ojos. Maldición, no quiero mirarla, qué impotencia, no lo soporto, aun siento el ruido de ese puto aparato.

-Ay, Dios -La escucho gemir, y la miro coño, estoy sudando.

-Ava, todo tu placer proviene de mí. -Es horrible esta desesperación que siento.

-Hoy no -susurra.

-¡Ava! -gruño y tiro de las esposas-. ¡Joder, Ava, te estás pasando! -Ella tiene los ojos cerrados. Le gusta ¡Mierda! ¡Lo disfruta!

-¡Mmmm!

No puede ser, Dios no.

-¡Tengo 37 años! ¡Joder, mujer!, ¡Tengo 37 años!

Ava me mira con sus ojos como platos y detiene ese aparato de mierda.

-Quítame….las….putas….esposas -le digo lentamente, estoy muy cabreado cuando solo me mira asustada. Y tiene razón en estarlo porque la voy a amarrar, la voy a…le voy a hacer de todo, mierda. La miro feo, ella apoya sus manos en mis piernas y se acerca a mi cara, me acaricia y me besa.

-Te sigo queriendo.

-Estupendo, ahora quítame las esposas -Me besa y acaricia el cuello.

-¿Estás enfadado conmigo?

-¡Estoy como un loco del cabreo que tengo, Ava!

Se endereza y me mira, sabe que estoy demasiado molesto. La verdad, no quería decirle mi edad, ahora va a pensar que soy muy viejo para ella.

-No podrías estar como un loco enamorado.

-Eso también. Quítame las esposas -le repito cada vez más molesto, y me da una sonrisa pícara, su sexo roza mi polla y logra entrar un poco, me arqueo para meterla completa-. Maldita sea, Ava, ¡Quítame las putas esposas! -le grito como un energúmeno, y la veo que se levanta de la cama.

-¿Que vas a hacer? -me pregunta, sondeándome.

-Quítamelas –rujo. Quiero abrazarla, quiero follarla, quiero castigarla y seguir follándomela hasta que no pueda ni caminar. ¡Diablos! Pero me interrumpe mis pensamientos.

-No hasta que me digas lo que me vas a hacer.

Respiro profundo.

-Voy a follarte hasta que me supliques que pare y luego te haré correr 22 km -La miro fulminándola-. ¡Y no vamos a parar para darte masaje y ni para tomar café!

-No quiero salir a correr, y no puedes obligarme.

La miro fijamente, casi me río de lo que ha dicho. Así que no quiere salir a correr, pero lo de follarmela si le sonó…  Aaaah, ¿qué tal? Coño, pero me encanta.

-Ava, necesitas que te recuerde quien manda aquí.

-Perdona. ¿Quién dice quien manda aquí?

-¡Ava, te lo advierto!

-No puedo creer que te lo estés tomando tan a la tremenda. En cambio, no pusiste ninguna objeción cuando me esposaste a mí.

-¡Porque yo tenía el control!

-Estas obsesionado con controlarlo todo. - Y sale de la habitación.

-¡Solo contigo! -le grito-. ¡Ava! -Se mete al baño y escucho el agua correr. ¿Y no me va a soltar? Sigo llamándola a gritos. Si cree que va a salir del apartamento está muy equivocada, deja nada más que me suelte. Al rato, sale muy tranquila mientras la miro con rabia-. Nena, ven y quítame las esposas, por favor -le ruego y solo me mira. Se sienta a arreglarse el pelo y a maquillarse, la miro y no salgo de mi asombro al verla tan campante. Después, veo que se pone su ropa interior. ¡Divina! Encaje, amo verla en encaje, y más porque ese conjunto se lo regale yo. Luego, procede a vestirse, está bellísima, ¡joder! Y yo aquí amarrado.

Se acerca y me da un beso delicioso. Hmmm huele divino. Suspiro y recojo mis piernas y dejo las plantas de mis pies en la cama, ella agarra mi polla.

-Ava, te quiero como no te puedes llegar a imaginar, pero si no me quitas las esposas te voy a estrangular -Sonríe y me da un beso fugaz y luego desciende desde el pecho hasta mi polla, la cual me traiciona. Coño, no debería estar parada, pero no puedo evitarlo, la deseo, y la muy sinvergüenza me la besa y luego se la mete en la boca. ¡¡Diossss!!-. Ava, por favor -gimo, ella me suelta y saca las llaves de las esposas de un cajón. Suspiro, por fin me va a liberar, y me suelta primero la mano lastimada que cae por su propio peso, la tengo dormida. Comienzo a flexionar los dedos y advierto que hace algo en la cómoda, pero no veo que es, solo escucho que suelta las llaves allí.

-Pero… ¿Qué haces? -le pregunto.

-¿Dónde está tu móvil?

-¿Por qué? -¡Qué diablos estará pensando!

-Lo vas a necesitar. ¿Dónde está, Jesse?

-En mi chaqueta. Ava, dame la llave -Ya me estoy volviendo a cabrear. Veo que baja y luego vuelve a la habitación y deposita el móvil sobre la mesa de noche, pero… ¿Qué coño? ¡¡Diablos Avaaaa!! ¡Mierda, se fue! Y me dejó esposado. ¡Puta vida! Yo con esta mano tan débil aun trato de agarrar las llaves, pero no llego. Mierda, cuando  la agarre ya verá… Me las va a pagar todas juntas. Me estiro lo más que puedo hasta que por fin agarro el móvil. Me duele la mano, pero aún así marco primero a John y no me cae la llamada. Insisto y al fin responde.

-¡Jesse, buenos días!

-John, ¿puedes venir al Lusso?

-Amigo, estoy muy lejos. ¿No recuerdas lo que me mandaste a hacer?

-Mierda, sí, es verdad, no lo recordaba.

-Pero ¿qué pasa Jesse?

-Necesito que alguien de confianza venga, voy a llamar a Sam. Drew no está hoy en la ciudad.

-Bueno, o sino llama a Sarah, ella está en la ciudad. Irá a dos bancos y luego hará compras para la fiesta, y dijo también algo de ver a una decoradora. Ya sabes, todo es para el gran día.

-Está bien, amigo, gracias, nos hablamos.

Llamo a Sam y luego a Drew y me cae la grabadora. Joder, donde se mete la gente cuando se le necesita. Insisto y nada, deben tener el teléfono apagado. Mierda, no quería tener que llamar a Sarah, pero ni modo, le marco.

-Jesse, buenos días. Y ese milagro que me llamas tan temprano.

-Necesito que vengas al Lusso, es un favor, es algo rápido, no te voy a quitar tiempo.

-Con todo gusto, Jesse. Dime… ¿Qué pasa?

-Ven, ya voy a llamar al conserje para que te deje entrar y él te va a abrir la puerta del apartamento. Dile que te espere afuera, entras y vas a la habitación principal.

-Jesse… ¿Qué p… -la interrumpo para que no empiece con la preguntadera.

-Sarah, ¿puedes o no?

-Claro que sí. Voy en camino -A los veinte minutos, Clive me llama, y le digo que la suba para que él abra la puerta, pero que la espere allí, que el favor que va a hacer la señora es rápido. Mierda, por fin, estoy loco por salir a visitar a cierta señorita. Rápidamente me cubro mis partes con la sabana.

-Jesse…

-Sube Sarah -Y ahora va a querer que le explique toda esta situación. Cuando llega a la puerta de mi habitación, Sarah me mira con asombro y su cara es un poema, no sabe si reírse o qué, pero sé que no lo hará, ella sabe que yo no soy muy sutil.

-¿Que pasó Jesse?

-Qué pregunta más tonta Sarah, termina de entrar, allí está la llave para quitarme estas putas esposas, no la alcanzo, por favor…

-Está bien -Y la veo cuando me escanea completo con morbo, me hago el pendejo, menos mal que me tapé mi polla o si no se babea por completo-. Ya está, Jesse. ¿Por qué permites que te haga esto? No deberías de...

-No voy a discutir esto contigo, Sarah, eso es algo entre Ava y yo y espero contar con tu discreción.

-Por supuesto.

-Y gracias, ya te puedes ir -Y en un rápido movimiento, agarro el vibrador y lo estrello contra el piso, haciéndolo añicos. Sarah se estremece, ve el destrozo y luego me mira y levanta una sonrisa.

-Traviesa la niña, ¿no?

-Sarah, ya te dije que no voy a hablar contigo de esto. Pude esperar a John, pero estoy apurado, por eso te molesté.

-Oye, jesse no es ninguna molestia, sino un placer -Ay sí, ya veo a lo que se refiere. A veces es incómodo ver a Sarah con ese enamoramiento y a la vez me da tristeza. Una sola vez que tuvimos sexo, fue la peor desgracia en mi vida. Ahora, hasta cierto punto la respeto, pero ella siempre ha esperado algo más. Ni loco, nunca me gustó realmente, es hermosa, pero no me llama la atención en lo absoluto, y ahora menos que tengo a mi Ava. ¡Coño, Ava! Me las va a pagar todas juntas, ya verá.

-Gracias, Sarah, más tarde voy a la mansión, primero debo hacer dos diligencias.

-Está bien, Jesse, pero me permites aconsejarte algo, No de…

-No, Sarah, no te lo permito -la interrumpo-. Esto que viste no es nada, y es cosa entre mi mujer y yo.

-¿Tu mujer?

-Sí, mi mujer. ¿Qué no lo sabías? Ella es la mujer que amo, vive conmigo, y eso es definitivo, así que, por favor, nunca me preguntes nada, ¿okay? Te respeto y te tengo confianza, pero hay un límite.

-Ya, Jesse, no sigas, tú sabes muy bien, sabes que duele oírtelo decir.

-Pues, no debería dolerte, sabias que algún día iba a pasar, y ya está bueno de seguir con el tema. Gracias, ya puedes irte y seguir con lo que hacías -Me envuelvo una toalla en la cintura y la acompaño hasta abajo, veo a Clive a lo lejos-. Gracias, Clive.

-A su orden, señor Ward.

-Ya sabes, no viste nada

-No se preocupe.

Miro a Sarah y le veo una sonrisa maliciosa.

-Nos vemos, Jesse.

-Nos vemos, y de nuevo gracias -A lo que cierro, subo a ponerme ropa de deporte, tengo que sacarme esta energía que tengo encima o si no exploto con Ava, y eso es algo que debo evitar a toda costa. La puedo perder, mis acciones llegan hasta cierto punto, pero sin abusar. Mi Ava es difícil y no miraría para atrás para darme una patada por el trasero, así me quiera, pero es su manera de ser y así la acepto. La quiero, estoy loco por ella, así que mejor hago ejercicio. Corro 22 km entre ida y vuelta, llego muy cansado, pero vale la pena el esfuerzo, ya me siento mejor. Llego al Lusso y me doy una buena ducha, me visto, me preparo, pero primero le hago una llamada, así sabrá que ya me solté, pero como siempre no me responde. Sé que está preocupada por mi reacción, pero odio que me tenga miedo, me gusta que me respete, pero no que me tenga miedo, eso nunca, la quiero demasiado, y nuca le haría daño.

Salgo casi a las 10 hacia la oficina de Ava. Al llegar, entro y la veo de inmediato, está de espaldas a mí, se ve hermosa, me siento muy orgulloso de ella. En ese momento, se gira en la silla y me ve, su cara al verme no tienen precio. Sonrío con malicia.

-Me alegro mucho de verte, Ava -le hablo con calma, le tiendo mi mano y, al hacerlo, se descubre mi muñeca, viéndose así las heridas de las esposas. Ava mira y de una vez diviso su remordimiento.

-Lo siento mucho -me dice con voz dolida.

-Lo sé -le digo secamente.

-¡Señor Ward! -Esa voz, es “Patrick”, el jefe de Ava-. ¡Cuánto tiempo! He acabado de preguntarle a Ava si había tenido noticias suyas. He conseguido los bienes que quería.

-¿Ha recibido mi deposito? -le pregunto a Patrik, quien se enciende como árbol de navidad.

-Sí, todo perfecto, gracias.

-Muy bien. Como le dije, estoy deseando empezar con el proyecto, mi inesperado viaje de negocios nos ha retrasado y… -Deseo ver como saco a Ava de aquí.

-Por supuesto, estoy seguro de que Ava cuidará muy bien de usted -Coño, y veo que deposita una mano sobre el hombro de Ava. Mierda, ya quiero patearlo. ¡Cómo se atreve a tocarla! Miro a Ava y está asustada por mi reacción, sé que es un viejo, pero es un hombre, y lo mío nadie lo toca. Miro a Patrick aún con ganas locas de jugar al futbol, pero con él de pelota.

-Iba a preguntarle a Ava si le gustaría salir a desayunar para que repasemos un par de cosas, sino le parece mal,

-¡Adelante! -me responde muy solicito. No me jodas, no iba a aceptar un no, me la hubiera llevado de todas maneras.

-Lo cierto, es que he quedado para comer con un cliente.

-Aún queda mucho para el medio día. No tardaremos -le hablo con la calma que no siento y ella lo sabe.

-¡Solucionado! -dice Patrick-. Ha sido un placer volver a verlo, señor Ward -Ava me mira, sé que no está muy tranquila, sabe lo que le espera, sabe cómo estoy.

-¿Nos vamos?

Ava recoge su móvil, su carpeta y demás cosas y cuando ya estamos en la puerta entra Tom, el gay.

-Tom -lo saludo con respeto.

-Voy a un desayuno de negocios con el señor Ward. -Me río disimuladamente.

-Ah, ya veo, con que un desayuno de negocios ¿eh?  -Y el imbécil se ríe, se vuelve y me ofrece la mano-. Espero que disfrute del desayuno de negocios -A lo que le doy la mano me guiña un ojo, Ava lo mira mal. Por fin salimos, voy a tener una charla con mi mujer y, también, debo vigilarla, sé que tiene una cita que no me conviene con ese maldito Danés, pero ya veré cómo le hago para que no la tenga. Menos mal que Ava no sospecha, pero primero tenemos que aclarar las cosas. Aunque la amo con locura debo sacarme esta rabia, lo sucedido no es aceptable y después soluciono lo de ese cabrón. Veremos qué sucede, pero que le quede claro, ella es “MIA”, eso no entra en ninguna discusión, el tipejo ese lo sabrá pase lo que pase porque siempre estaremos juntos. Lo siento, no hay más opciones cuando ella es mi… Para siempre.


                CONTINUARÁ…



**Por Fanny Rebellón.

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