viernes, 3 de junio de 2016

Loco Amor / Capítulo 2


"Loco Amor"
Fanfic de la trilogía "Mi Hombre"
Historia original de la autora Jodi Ellen Malpas.


CAPÍTULO 2

Sarah es un fastidio haciéndome preguntas, y ya harto como puedo me la quito de encima.  Necesito estar solo para revisar el video de las cámaras de seguridad, y cuando al fin puedo hacerlo con total tranquilidad, allí la veo elevando su rostro hacia la fachada del hotel, casi con asombro.  Luego, la admiro nuevamente cuando entra a mi oficina.  Pero el que me encata y el que, claramente, no me puedo olvidar es aquel semblante que me demuestra cuando sale corriendo hecha un manojo de nervios.  Llámenme loco, pero imprimo varias imágenes de ella y las guardo en mi caja de seguridad, solo para que se deleiten mis ojos. 
Ava tiene un cuerpo de infarto y el vestido que lleva le ayuda bastante a resaltar sus curvas.  Es sencilla, pero elegante, con clase.  Amo eso en una mujer y estoy seguro que hasta luciendo un saco se vería preciosa.  Al guardar las fotos pienso por qué lo hago, pero luego termino sacudiendo la cabeza y digo: "¡Al carajo!  ¡Me siento muy bien!".  Sí, sé que me parezco más a un niño con un juguete nuevo que a un adulto sensato.  ¡Diablos! 


Se me hace eterno el día en el hotel, pero a pesar de ello decido hablar con Mario.  Él es el encargado del bar de la mansión -hacia donde me dirijo-, y también es un amigo.  Pero al llegar a ese sitio me fastidian tres mujeres.  Me caen encima por sorpresa, a sobarme, y la verdad es que por hoy no me apetece, y menos después de conocer a mi mujer.  Sí, porque eso es lo que va a ser Ava O'Shea, MI MUJER. 
Como puedo me las quito de encima y se retiran haciendo pucheros.  Al fin me dejan en paz.  "¡Gracias, carajo!".  Por hoy tan solo quiero irme para pensar en Ava y en cómo voy a conquistarla, pero ahora que lo medito con detenimiento no tengo la más mínima puta idea de cómo lo haré.  ¿Por qué?  Porque siempre consigo lo que quiero con solo sonreír.  Pero con la señorita O'Shea no funciona esa táctica.  Al parecer, con ella no funcionan ninguna de mis armas y eso me perturba. 
Al cabo de una hora, me dirijo al apartamento que tengo en alquiler por unos días más, mientras me entregan el propio, en el cual me doy un baño, me sereno y me recuesto a pensar en esa mujer.
En cada uno de mis pensamientos, me la imagino luciendo vestidos diferentes.  Solo vestidos, sí señora.  Y también admirando esos ojazos, esa boca carnosa, rosada, divina y, por su puesto, su cuerpo desnudo.  ¡Mi Dios!  ¡Tengo la polla como una piedra!  Mis boxer parecer una verdadera carpa.  Pero a pesar de ello, mis pensamientos siguen elevándose hacia ella, volando e imaginándola, hasta que consigo caer en un profundo sueño.  Al cabo de varias horas, pego un brinco casi de magrugada y lo primero que se me viene a la mente es Ava.  ¿Qué diablos me pasa?  Parezco un maldito adolescente.
Ya muy temprano, y después de no haber pegado un ojo, me levanto y me preparo para correr un rato.  Tengo que descargar energía o si no voy a explotar.  Salgo del aparatamento por una hora en las cuales libero lo que me está tensando hasta lo que llevo en medio de mis pantalones. 
De regreso, me preparo para darme una ducha cuando recibo una llamada, de la cual desconozco el número.  ¿Quién será?
-Ward.
-Sr. Ward, soy Patrick de Rococo Union.  Lamento molestarlo, pero realizo esta llamada con el objetivo de ponerme a la orden con la decoración del interior de su hotel.  Ava me pidió que hablara con usted.
"Así es la cosa", pienso al instante.
-Patrick, seré claro.  Me interesa de sobremanera que sea la señorita O' Shea la que tome el trabajo o, de lo contrario, éste no se realizará.  ¿Le ha quedado claro?
-Muy claro, señor Ward, no hay problema.  En el transcurso del día ella lo llamará para afinar los detalles.  Será como usted lo desea, se lo aseguro.
-Eso espero.  Hasta luego. -"¡Coño!"  Esa mujer no se me va a escapar.  Me visto rápidamente, le hago una llamada a John en la cual le comento que no iré al hotel por la mañana.  Cuando concluyo, de nuevo marco mi móvil.  Tengo que oír su voz.  No, mejor que eso.  Tengo que verla o, de lo contrario, me va a dar un puto infarto.  Sonrío maliciosamente.  Ya me imagino su cara de sorpresa. 
-Hola. -Por fin ha contestado.
-¿Ava? -formulo y ella, de inmediato y muy pancha me dice...
-¿Quién es?
Me río.  No puedo evitarlo.
-Sé que sabes la respuesta a esa pregunta porque mi nombre aparece en tu teléfono.  ¿Estás intentando hacerte la interesante conmigo?
-¡Metió su número telefónico en mi lista de contactos! -exclama escandalizada.
-Sí, necesito poder localizarte.
-Pero Patrick debería haber hablado con usted -afirma muy seria-.  Lo siento, me temo que no puedo ayudarlo, pero sé que él estará encantado de hacerlo.
-Patrick ya habló conmigo y estoy seguro de que estará encantado de ayudarme, pero yo no tanto.
-Siento mucho oír eso -prosigue.
-¿De verdad?
-Sí -responde sin dudarlo.
-Al oírla, suspiro profundamente y le contesto con voz seductora...
-No creo que lo sientas, Ava.  Más bien, creo que me estás evitando.
-¿Evitando?  ¿Por qué iba a hacer yo algo así?
-Pues, porque te sientes atraída por mí.
-¿Perdone?  ¿Qué ha dicho?
-He dicho que... -pero me interrumpe en el acto sin darme tiempo a terminar de hablar.
-Ya lo he oído.  Es... ¡Qué no me puedo creer que lo haya dicho!
La oígo asombrada, además de molesta.
-Lo lamento -replica fugaz-, pero le pido una vez más las debidas disculpas por no estar disponible para su proyecto. -Y cuelga.
¡Diablos!  Inmediatamente, le envío un mensaje de texto.

"Al menos no lo has negado, y eso me da a entender que el sentimiento es mutuo.  Bs. J."

No responde mi mensaje y me decido a ser más radical.  Tengo que verla.  Tengo que sentirla o terminaré muriendo.  ¡Por Dios!  ¿Qué mierda he dicho?  ¿Qué es lo que me pasa?  Nunca había sentido algo como esto.  Pero no puedo evitarlo y, de pronto, pienso: "¿Tendrá novio?".  No creo, y si está soltera no va a estarlo por mucho tiempo más.  Tengo que darme prisa antes de que se me adelante algún cabrón.  ¡No, coño!  ¡Eso no es aceptable!  A Jesse Ward no le pasa nadie por encima. 
Me dirijo a toda velocidad.  Si hasta me parece que no llego, pero cuando por fin logro estacionarme en un lugar estratégico, cerca de Rococo Union, decido esperar en mi auto.  Ja, ja, ja, además de sicópata parezco un acechador.  ¿Y qué hay con eso?
De pronto, la veo salir del edificio.  La sigo por inercia, pero de lejos, para que no me vea.  Ante la ruta que transita deduzco que se dirige hacia el centro comercial que queda cerca de su trabajo.  Al llegar a ese sitio veo que abraza a una pelirroja.  Debe ser una de sus amigas.  Rápidamente me aparco, preparándome para nuestro "inesperado" encuentro.
Unos minutos después, me hallo siguiéndola hacia los baños y una vez dentro, espero a que salga.  Colmado de ansias, le marco a su móvil, pero vuelve a rechazar mi llamada.  Y al cabo de cinco minutos más, sale de los servicios aún con el móvil en sus manos, con la cabeza gacha y sin advertir que me encuentro allí, obstaculizando su camino.


-¡Lo siento mucho! -se disculpa, tropezando y estampándose contra mi pecho.  Al instante, la rodeo con mis brazos.  ¡Dios!  Se siente muy bien tenerla cerca de nuevo.  La sujeto con firmeza, la miro.  Juro que siento que en este momento se me sale el corazón.
-¿Rechazar?  Ava, eso me ha dolido -le hablo muy cerca y también muy bajito.  En el acto, y al reconocerme, se aleja y le entra una risa nerviosa, la que aflora de sí con mucha espontaneidad-.  ¿Qué te provoca tanta gracia? -Le frunzo el ceño, pero evita mirarme.
-Lo siento, no miraba por donde iba. -Y me esquiva, queriendo alejarse de mí, pero la tomo por el codo y la detengo.
-Antes de irte, por favor, dime una cosa. -La contemplo y por fin levanta sus ojos.  Yo, muy serio, le digo-: ¿Cuánto crees que vas a gritar cuando te folle?
-¿Perdone? -A kilómetros de distancia puedo ver la sorpresa instalada en su hermoso semblante.  Le sonrío, le levanto la barbilla con mi dedo índice y hago que, finalmente, cierre su boca.
-Piénsalo. -Y la suelo.  Al segundo, me mira furiosa y se aleja.
Muy forondo, dejo que se marche y, de la misma manera me dirijo tras sus pasos hacia su mesa, observando cómo se secretea con su amiga.  Seguro la está poniendo en sobreaviso de que la sigo.
-Señoritas -digo una vez frente a ambas.
-Hola -me responde de golpe la amiga.  Pero no tengo ojos para ella, sino para Ava-.  ¿Ava? -, prosigo, consiguiendo que voltee un poco su rostro para así darme a entender que sabe de sobra que estoy a su lado.  Sonrío como solo yo sé hacerlo y me pongo en cuclillas.  La muy terca no me mira.  De hecho, se niega a hacerlo.  Apoyo un brazo en la mesa, muy cerca de ella, logrando que su amiga se atore con la comida.  Está muy nerviosa, lo sé.  ¿Qué puedo hacer?  ¿Cambiar la táctica?
-Soy Jesse Ward -me diirijo a su amiga-.  Encantado de conocerte -le tiendo la mano. -Ante ese inusitado acto, da un un salto y dice...
-¿Jesse?  Ah, claro, Jesse.  Yo soy Kate.
Ava la fulmina con una mirada asesina.
-Deduzco por tu interrogante y la forma en la que la has pronunciado que ella... ¿Me ha mencionado con anterioridad? -Me encanta eso, aseverar lo que ni yo sé si es del todo cierto-.  Me gustaría saber que te ha dicho.
-Nada.  O sea, poco, más bien -continúa Kate, muy nerviosa.
-Poco, más bien. -Ronroneo.
-Sí, poco, más bien -repite como un robot, sin dejar de admirarme.  Al momento, Ava también me mira, interrumpiéndonos, y dice...
-Ha sido agradable volver a verlo.  Adiós. -Nuestras miradas se entrelazan y sé que me está mirando la boca.  Jadeo, devolviéndole el vistazo y, por un instante, siento como si la estuviera besando.  Me lamo los labios y ella repite mi gesto sin lograr evitarlo.  ¡Ja!  Está afectada, claro que sí.
-Agradable -No me aguanto, pongo mi mano en su muslo y las emociones emergen por sí solas.  ¡Dios!  Esto es muy fuerte, muy intenso y ella también lo siente, estoy seguro-.  Se me ocurren muchas palabras, Ava, pero lamento decirte que "Agradable" no es una de ellas.  Te dejo para que medites mi pregunta.  Sé que la recuerdas. -Y así, me levanto, me inclino un poco hacia ella y pongo mi boca en su mejilla, prolongando ese contacto, sintiéndolo, disfrutándolo.
-Hasta pronto -le anuncio antes de ponerme a jadear como un estúpido.  Acto seguido, miro a su amiga, a la cual le expreso caballerosamente-: encantado de conocerte, Kate.
-Lo mismo digo -me responde con cara perpleja.
Sin perder más tiempo, me retiro lo más tranquilo que puedo.
En mi larga vida he tenido solo sexo.  Nunca he tenido un sentimiento de amor, menos he disfrutado de una ilusión por alguna mujer.  Me sentía vacío, negado a sentir algo por alguien más como si no lo mereciera y como si yo fuera el maldito culpable de esa situación.  Pero ahora, aparece esta mujer en mi vida y en un segundo pone mi mundo de revés.  ¡Bendita sea!  Estoy asustado.  Sí, tengo que admitirlo, pero también estoy frenético, feliz, estoy... Tantas cosas que no sé cómo explicar.  Y debido a ellas me decido, después de un rato, a intentarlo otra vez.  Necesito volver a llamarla para ver si dispuso cambiar de opinión, pero no me responde.  Ava continúa rechazando cada una de mis llamadas.  Estoy muy molesto.  Es una cobarde.  Por lo tanto, decido enviarle otro mensaje.


"No es agradable que te rechacen.  ¿Lo sabías?  ¿Lo has sentido alguna vez?  ¿Por qué no me respondes?  Bs. J."

Vuelvo a marcar y ahora, para mi buena suerte, desvía mi llamada.  De pronto, me quedo paralizado.  ¡Me ha enviado un mensaje!

"Si tiene que hablar  de las especificaciones, debería llamar a Patrick, no a mí."

"¡Con que así es la cosa!"

"Mis especificaciones son hacerte gritar.  No creo que Patrick pueda ayudarme con eso.  Muero de ganas de oírte chillar.  ¿Crees que tendré que amordazarte?  Bs. J."

Me río por un rato, pero de pronto me freno.  Y si... ¿Se ha molestado?  ¿Si debido a esto no consigo verla?  ¡Diablos! 
Vuelvo a marcar y se me ocurre llamar a la oficina.
-Buenas tardes, Rococo Union -es ella.
-No cuelgues, Ava, lo siento mucho.
-¿De verdad? -inquiere sorprendida, como si no lo creyera.
-Sí, de verdad.  Te he hecho sentir mal, incómoda, lo sé.  Me he pasado de la raya.  Si te he molestado, por favor, acepta mis disculpas.
-De acuerdo, pero dígame... ¿Así que ya no quiere hacerme gritar ni amordazarme?  ¿Ha cambiado usted de parecer?
-Pareces decepcionada.
-¿Decepcionada?  No, para nada.
Me callo por un momento y le planteo...
-Tal vez, ¿podamos empezar desde cero?  Esta vez, centrándonos en lo profesional, por supuesto.
-Señor Ward, comprenda.  De verdad, no soy la persona adecuada para esta trabajo.  ¿Le paso la llamada a Patrick?
-Ava, por favor, no me gusta que me digas señor Ward, me haces sentir viejo -le reclamo-.  Llámame Jesse y... si te hace sentir mejor, puedes tratar directamente con John el tema de la decoración.  Dime, ¿cuál es el siguiente paso? -Me estoy jugando todas y cada una de mis cartas.  Tengo que engancharla, no se me va a escapar, no señor.
Guarda silencio por un momento, el que me parece larguísimo.
-Necesito medir las habitaciones y hacer algunos bocetos.
-Perfecto -respiro aliviado-.  Haré que John te acompañe por las habitaciones y te ayude en todo lo que necesites.  ¿Qué tal mañana?
-No puedo mañana ni el miércoles, lo siento.
Gruño para mis adentros.  ¿Por qué no puede?  ¿Se verá con alguien, quizás?
-Vaya -le dijo, bajando el volumen de mi voz-.  ¿Trabajas por las noches?
-Podría ir mañana por la tarde... -proclama sutilmente.
¡Yes!
-¿A eso de las siete? -me pregunta.
-Perfecto.  Me gustaría decir que me hace mucha ilusión, pero no podrá ser porque no te veré -Ja, sí, cómo no.  Algo se me ocurrirá.  Algo se me tendrá que ocurrir-.  Le avisaré a John de que llegas a eso de las 7.
-Alrededor de las 7 -me corrige-.  La verdad, no sé cuánto tiempo tardaré en salir de la ciudad y más, a esa hora.  Su enunciado me hace levantar mis brazos en señal de victoria.
-Sí, no te preocupes -comento, desinteresadamente.  "Ya nos veremos, señorita O' Shea, vaya que sí."
Y después de su última acotación... ¿Qué puedo decir?  Nada menos que... Me voy feliz.
                                                                                                                                                                                   CONTINUARÁ...

**Por Fanny Rebellón.




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