sábado, 2 de julio de 2016

Loco Amor / Capítulo 8




Loco Amor.
Fanfic trilogía “Mi Hombre”.
Historia original de Jodi Ellen Malpas.


CAPITULO 8


Me despierto acelerado a las 5 AM, me pongo mi  ropa, zapatos de correr y salgo. Estoy sobrecargado, tengo que quemar un poco de energía. “¿Qué estará haciendo Ava?”, me pregunto.  “Pues, durmiendo”, me respondo. Sí seré idiota, ella es dormilona, pero si la tuviera en casa otro gallo cantaría porque no saldría a esta hora ni loco. ¡Mi Dios! Es una delicia tenerla pegada a mí, tan cálida, tan receptiva y su aroma, su esencia, mmm… Huele increíble. Tengo que averiguar muchas cosas sobre ella, de su vida, de sus pasatiempos, de lo que le gusta hacer, incluido del cabrón de Matt.  ¿Porque lo habrá dejado?  Es un imbécil al dejar ir a una mujer así. Lo dicho, es un maldito cabrón. Ojalá nunca me tropiece con él y peor para él si se le ocurre volver a tocarla.  Mierda, no quiero ni pensarlo porque sin dudarlo tendrá que hacerse una nueva nariz con el puño que le voy a regalar en todo lo que se llama rostro. Y hasta dientes postizos se va a  tener que mandar a hacer el desgraciado… Río. Mejor dejo de pensar en eso.  Unos minutos después, acelero y agarro más velocidad.  Llego al parque y me doy cuenta que está lleno de corredores, pero hay más mujeres que hombres. Sí, mujeres muy hermosas, quienes al verme me sonríen. Me dejo llevar, saludándolas de lejos.  La verdad, no estoy haciendo nada malo porque no me provocan para nada.  ¡Mierda! Hasta en eso me va a joder Ava.  Tengo que analizar qué diablos me pasa y tengo que hacerlo ya.
Regreso a mi apartamento, exhausto, y procedo a darme una buena ducha. Luego de ello, me preparo para el día. Voy a enviarle mi regalo a Ava. Sonrío fascinado porque sé que le va a encantar.
Por la mañana, hago la compra respectiva y después de ello me dirijo a la floristería que está cerca de la tienda. En ella, escojo la Cala más hermosa que veo y pago para que le lleven mi regalo no sin antes dejar una nota para la entrega.

”GIUSEPPE CAVALLI 1936-1961”.
    
AVA:
             ERES COMO UN LIBRO QUE NO PUEDO DEJAR DE LEER.: NECESITO SABER MÁS DE TI PORQUE JAMÁS TENDRÉ SUFICIENTE.
UN BESO.
J.

Salgo satisfecho de la floristería para tomar el rumbo a la mansión, pero antes  le hago una llamada.
-Hola -me dice, jadeando fuertemente.
¡Pero, mierda! ¿Qué pasa?
-Vale, esta vez no he sido yo quien te ha dejado cansada, así que… ¿Te importaría decirme quién te tiene jadeando como si no hubieses parado de follar en una semana? ¿Qué son esos pitidos? -le pregunto, parece que estuviera en la madre de las trancas.
-He venido con Kate a entregar una torta y estamos bloqueando la carretera -me explica apurada-. ¡Aparta la furgoneta, pedazo de imbécil!
-Joder, ¿quién es ese? ¿Quién coño es ese? -le grito.
-Nadie -me dice.
Pero no le creo.
-¡Apártate, zorra!
Gruño de la furia al oír lo que le responden a ella.
-Dime que ese imbécil no ha dicho lo que acabo de oír -expreso más que cabreado.
-Tranquilo, Kate ya viene en camino.
-¿Donde estás? -Tengo que ir a buscarla.
-No lo sé. En realidad, en alguna parte de Belgravia.
-¿Estas sorda, zorra estúpida?
¡Mierda, pero mierda! Cuelgo rápidamente la llamada porque estoy cerca de su ubicación y también, porque voy a romperle el alma a ese desgraciado. ¡Cómo se atreve a seguir insultándola! Si le llega a poner un solo dedo encima van a tener que reconstruirlo como un rompecabezas debido a cómo lo voy a dejar. ¡Qué se habrá creído el hijo de puta!


Al cabo de unos minutos, ya estoy en el sector. Dejo el coche mal estacionado, no me importa. A la distancia, veo el tumulto de carros y también de gente. ¡Aquí es! Salgo corriendo y  los diviso. De inmediato, veo a ese cabrón como la tiene  arrinconada. Joder, ¡la está maltratando!
-¡Quítale las manos de encima! –vocifero furioso mientras voy corriendo en su dirección. Si parezco un toro embistiendo al torero.
Tienen detenido el tráfico, pero no es para golpear a nadie, menos a una mujer.  Miserable. Me voy encima del gordo de mierda cuando él me mira con el pánico pintado en su sucia cara. “Maldito, ya tienes a alguien de tu tamaño. A ver qué puedes hacer, ¿eh, cabrón?”.
Veo que suelta a Ava. “Haces muy bien, bola de grasa.” Le doy un golpe en el acto y así lo alejo de ella. Luego, lo levanto y le lanzo con todas mis ganas un puñetazo en la cara. Producto de él cae al suelo y es cuando le lanzo unas patadas en el estómago mientras el gordo solo grita.
-¿Te gusta? ¿Lo estás disfrutando? ¿Por qué no intentas pegarme a mí, maldito? ¡Cobarde! ¡Eres un desgraciado cobarde al maltratar a una dama, coño! Levanta ese culo gordo del suelo y ¡¡¡DISCULPATE!!! -le grito enfurecido, plantándolo delante de Ava-. ¡¡¡ DISCULPATE!!! -le vuelvo a gritar mientras el tipo solo gime y se queja, ya que le rompí la nariz y la tiene llena de sangre.
-Lo… siento -tartamudea el mal nacido. Lo sacudo sin soltarlo una, dos y hasta tres veces.
-Como vuelvas a ponerle un dedo encima, te arranco la cabeza -le lanzo una amenaza. Mierda, estoy que muerdo-. Y ahora lárgate -lo suelto, empujándolo, y agarro a Ava y la pego contra mí, quien empieza a temblar y a llorar. La veo muy asustada. Debería haber matado a ese cabrón-. ¡Hey, deja de llorar o juro que me cabrearé todavía más -le acaricio la cabeza y suspiro de puro alivio. Dios, si le hubiera pasado algo no quiero ni pensar qué hubiese sido de mí.
-¿De dónde has salido? -me pregunta más relajada.
-Estaba por aquí y, la verdad, no era difícil encontrarte con todo este jaleo. ¿Y Kate? - En eso la vemos.
-¡Uy! Pero… ¿Qué pasa aquí?
Noto que Ava la mira molesta
-Creo que será mejor que muevas la furgoneta, Kate -le hablo más tranquilo.
-Ah, vale.
Al instante, aparto un poco a Ava para mirarla y veo que va descalza.
-¿Y tus zapatos? -formulo molesto. ¿Será que ese cabrón se los quitó?
-Están dentro de Margot.
¿Qué?


-Es la furgoneta. Intenté acercarla más a la casa de donde salió Kate.
-Ni siquiera voy a preguntarte cómo han llegado hasta ahí.
-¡Yo los cojo! -grita Kate al verme la cara de espanto.
-¿Que ha pasado?
-¿Dónde estabas? -le pregunta Ava a Kate muy molesta.
-Me ha obligado a subir a ver el vestido para la fiesta, era demasiado pequeño… Ha sido horrible…
Camino hacia la furgoneta para tomar el bolso de Ava. Me la llevo de aquí.
-Kate mueve la furgoneta antes de que estalle una guerra. Ava se viene conmigo.
-¿Ah ,sí?
-Sí -que ni se le ocurra negarse.
-Tranquilo, Jesse, puedo irme con Kate.
-No, te vienes conmigo -. ¡Qué obstinada eres, mujer! Y… ¿Por qué diablos no se quiere ir conmigo? Kate se despide de nosotros y es cuando advierto, además, que Ava hace un gesto de dolor.
-¿Que te duele?
-El culo -y se lo frota. De más está decir que me encantaría hacerlo yo-. Estaba sujetándole la tarta a Kate en la parte de atrás de la furgoneta.
-¿No llevabas puesto el cinturón?
-No. No hay cinturones en las partes traseras de las furgonetas, Jesse.
Mi Dios… ¡Cómo hace esas locuras! Sacudo la cabeza, cierro los ojos y la abrazo, acunándola en ellos. Ava se acurruca en mi hombro y luego pasa sus brazos por sobre mi  cuello.
-No me has llamado -le reclamo.
-Lo siento.
-Yo también.
-¿Por qué?
-Por no haber llegado antes.
-¿Cómo ibas a saberlo?
-Bueno, si me hubieras llamado habría sabido que ibas a hacer una tontería y te lo habría prohibido. La próxima vez, si es que la hay, haz lo que se te manda.
Ante mi respuesta, solo frunce el seño mientras le sonrío y la beso en la frente. 
Varios minutos después, nos dirigimos hacia donde dejé mi coche tirado que, por cierto, quedó muy mal estacionado. Tendré mucha suerte si no me tiran una multa por el pecho. Cuando llegamos a él la gente lo rodea, admirándolo. La verdad es que mi Aston Martin es toda una belleza. 
Le abro la puerta del pasajero a Ava, la cierro y doy vuelta para tomar mi puesto. Lo enciendo y arranco a toda velocidad cuando todos se quedan con la boca abierta. Percibo los los ojos de Ava sobre mí, la miro y pongo mi mano posesiva en su rodilla.
-¿Estás bien, nena? -Ella solo me sonríe, dejándome tranquilo.
La llevo a la casa de Kate. Ava sale del coche, la sigo y la cojo en brazos -que es donde siempre debe estar-, para llevarla hasta el interior. No pesa nada.
 -Puedo caminar - me dice, pero le quito las llaves, abro la puerta, entro y la cierro de una patada. Luego, la dejo en el suelo, la abrazo por la cintura, la levanto un poco y la beso. ¡Qué falta me hacía esto! Ava rodea mi cuello con sus brazos al tiempo que nos besamos como si para los dos no hubiera un mañana.
-Gracias por el libro -me agradece, expresándolo sobre mis labios. En realidad, yo sería feliz dándole el mundo si ella me dejara hacerlo.
-De nada -la beso, pero esta vez con dulzura.
-Y también gracias por salvarme.
Sonrío satisfecho y orgulloso.
-Cuando quieras, nena. -De pronto, se abre la puerta y entra Kate. Nos observa que aún seguimos abrazados.
-Perdón -dice y sube corriendo. Logra hacerme reír y es cuando le balanceo la cadera a Ava. Me encanta hacerlo porque sé por su reacción que le doy en el punto justo.
-Si estuviéramos solos -apoyo mi frente en la suya y respiro profundamente-, te pondría ahora mismo contra la pared y te follaría. -Echo mi cadera hacia delante, apretándola más, consiguiendo que Ava gima.
-Podemos hacerlo en silencio -susurra-, te dejo que me amordaces.
Le regalo una de mis sonrisas maquiavélicas porque me encanta que me diga eso.
-Créeme, gritarías tanto que ninguna mordaza lo ocultaría.
-Tal vez mañana… ¿Por qué no solicitas una cita?
Me echo a reír antes de hablar.
-Quiero que vuelvas a la mansión. Necesito entregarte cierta información que necesitas para que comiences a trabajar en serio en algunos diseños. Aprovecho que Ava abre la boca, metiendo mi lengua en su cavidad para así besarla como un poseso, meneándole la cadera. Mierda, si sigo así no voy a poder parar y voy a terminar follándola sin importar que Kate nos vea-. No pido cita para follar contigo Ava, eso lo hago cuando me plazca. -¡Qué difícil es esto! La voy soltando y me alejo. ¡Diablos! ¿Por qué habrá llegado Kate?
-En la Mansión a las 12 -añado, exigiéndoselo, pasándole mis dedos por su cara. Ava asiente-. Buena chica -le sonrío, le doy un beso en la frente y me retiro. -Ahora me vendría bien una ducha porque el problema que poseo es la erección de campeonato que sé que en cualquier instante va a explotar. 
Voy hacia el carro, lo enciendo y arranco, pero me estaciono unos metros más adelante. Esto que siento no es normal, es demasiado fuerte. Cuando la tengo cerca siento que mi corazón se me va a salir por la boca. La necesito demasiado. ¿Por qué? Esto es una tortura, siempre que me alejo de ella no puedo pensar casi en nada que no sea estar con Ava. No me concentro… veo su rostro en todas partes.
Espero un momento a que la erección se calme. No puedo caminar por ahí así, tengo que ir a hacer unas diligencias antes de irme al hotel. Joder, se me va a hacer el día eterno.
Ya estoy en casa, ceno algo ligero, me recuesto a mirar unos papeles, los cuales he leído varias veces, pero aún no entiendo nada. Y de tanto pensar, me quedo dormido.
Me despierto al día siguiente a las 4.30 de la madrugada, pensando en Ava, cosa rara en mí, ¿no? Me fuerzo a levantarme para ir a correr. Posteriormente, y después de dos horas, regreso, me doy una ducha y decido llamar a la floristería. Le voy a enviar flores a mi mujer. Claro que sí, unas hermosas Calas, así como es ella, preciosa, y también un mensaje.
  
“ESTOY DESEANDO QUE LLEGUE MI CITA
TÚ TAMBIEN DEBERIAS SENTIR LO MISMO QUE YO.
UN BESO
 J”.

Luego, tomo el camino para el hotel. Estoy inquieto y no sé por qué. ¿Será porque voy a verla?
Pasa la mañana, ya no aguanto más y me voy a verla. Además, ha pasado el medio día y la señorita me ha dejado plantado. Y qué decir que ni siquiera se ha dignado a llamarme. ¡Diablos! Quiero verla. Cuando me estoy alistando para salir, decido llamar a Sam y me dice que está en el Bar y que Ava está allí con su amiga pelirroja. Joder, ¿por qué no me llamó? ¿Por qué no respondió a cada una de mis llamadas? ¿Qué diablos pasa? Varias veces me aplica mucha indiferencia, pero… ¿Por qué? No la entiendo. ¿A qué le teme? Estoy seguro que le gusto. ¿Qué no se da cuenta cómo me tiene? Loco y cabreado le envío un mensaje.
          
“MAS VALE QUE TENGA UNA BUENA RAZON PARA DEJARME PLANTADO. ESPERO QUE SE ESTÉ MURIENDO ALGUIEN. ¿LO NOTASTE? SÍ, ESTOY MUY CABREADO, SEÑORITA. Y ESTA VEZ NO HABRÁ BESO.”

Llego al bar, desplazándome con furia. Diablos, solo ella es capaz de ponerme así. Un segundo y los veo.  Me acerco por detrás, gritándole:
-¡¡¡¿Quién ha muerto?!!!
-Estaba trabajando, Jesse -responde asombrada.
-¿Y eso te impide contestar el teléfono? -digo ofuscado. Sí, estoy que muerdo. Ella esta nerviosa, pero no responde, solo mira a su alrededor para luego me mirarme a mí y decir:
-Tengo que volver al trabajo -y se va. Pero… ¿Qué diablos?
Voy tras sus pasos y también tras su coche, pero ¡mírenla!, no se detiene y, al parecer, no quiere darme una sola explicación. Va hacia su trabajo, en el cual entra. Ella jura que eso me va a detener, como se ve que no me conoce aún. La agarro y la saco fuera de la oficina. “Coño, no me provoques…”, pienso.
-Joder, Jesse, suéltame.
La alzo y la deslizo a la altura que yo quiero que esté para que me sienta, para que vea de lo que se pierde. Sí, estoy muy cabreado y a la vez tengo una erección de campeonato, la cual termino clavándosela en su centro.
-¡Esa boca! ¡Me has dejado plantado! -Y la beso, apartándome después para mirarla y así me explique lo que no comprendo.
-Lo siento.
¡¿Lo siente?! Sacudo  la cabeza y ahora la beso con desespero en plena calle y no me importa.
-No vuelvas a hacerlo -le ordeno. La suelto y se pone de pie. La ayudo a que se equilibre. Al tomarla del brazo, Ava se queja y miro sus brazos con cierto asombro. Mierda, el gordo de mierda la dejó con marcas. ¡Pero mira como la dejó! La furia me corroe, veo todo rojo y siento que me tiembla la quijada.
-Estoy bien -me dice al verme tan molesto-. Tengo que volver al trabajo.
Dejo de mirarle los brazos para contemplar sus ojos. Me siento muy molesto. No. Esto que siento es terrible porque tengo ganas de matar a alguien. Me froto las sienes, sacudo la cabeza y me largo. Este sentimiento de rabia es demasiado extremo. ¿Tanto me importa esta mujer?.¿Qué es esto que siento por ella? ¿Porque me vuelvo un demonio de Tasmania cuando hace algo que me molesta? Voy a enloquecer. Sí, voy a terminar enloqueciendo.  Necesito un trago. Necesito averiguar qué es lo que siento, el por qué me transformo así,  pero antes mi trago. La dejo y Ava queda como dislocada, ya que no pude hablar. Voy al hotel, John está en la entrada y se me queda mirando, extrañado.
-¿Qué te pasa cabrón? ¿Por qué tienes es cara?
-Coño, no quiero hablar. Voy a la oficina, que no me molesten. -Entro y busco mi vodka  y me sirvo un trago. Lo bebo con desespero porque tengo que olvidar. Tomo otro trago. Tengo que dejar de pensar, sobre todo en ella. Cuando estoy en mis cavilaciones entra John.
-Amigo, ¿qué te pasa? Empezaste muy temprano hoy.
-¡Mierda John! Esa mujer me va a volver loco.
-¿Pero que hizo para ponerte en ese estado?
-Ese es el problema, que no ha hecho nada para pasar por alto mi estado. Solo se me escabulle como agua entre los dedos y lo más jodido es que sé que le gusto. Ella y yo estamos en la misma sintonía, pero ¿por qué? ¿Por qué huye? ¿Por qué no se deja llevar? ¿Será que me ve muy viejo?
-Ja ja ja ja cabrón. ¿Ahora te dio por sentir inseguridades? Dios te dotó del don de enloquecer a las mujeres y ¡maldición!, soy testigo de eso.
-Sí, pero Ava no es igual al resto de las mujeres. Eso es lo que más me cabrea. Cuando la tengo cede, pero el resto del tiempo huye de mí, es como si temiera algo.
-¿En serio? Pero… ¿Por qué?
-Ayer, por ejemplo, le caí a puño limpio a un desgraciado que la estaba maltratando, todo porque su amiga dejó mal estacionada su camioneta y el cabrón no podía pasar. El mal nacido la agarró con Ava. Kate estaba fuera de allí en ese momento. Pobrecita,  la hubieras visto tan indefensa. Un gordo de mierda la jaló por los brazos, si no llego la hubiera golpeado. Cuando lo vi lo único que quería era matarlo, te lo juro. No me gusta que la toquen, y hoy cuando contemplé sus brazos tenían como tres colores del moratón que le hizo. El sentimiento que tuve fue de  ir a buscarlo para matarlo. Todo el cuerpo me temblaba de la furia que cargaba encima y, por eso, me fui. La dejé sola. No sé qué pensó al respecto, pero sin duda sé que dirá que estoy loco.
-Diablos, Jesse, tienes que calmarte. No fue una agradable situación, pero no es para tanto.
-Mierda, John, es que no es solo eso, sino los sentimientos encontrados que tengo por ella.
-No te entiendo.
-Joder, que no sé qué siento, ese es el problema. Cuando estoy con ella soy feliz, me siento completo. Me encanta, amigo, ninguna mujer me ha hecho sentir esto, te lo juro pero no sé qué coño es.
-¿Estarás enamorado?
-¡¡¿Enamorado?!! ¿Yo? No sé, nunca lo he estado. -Sigo bebiendo como si el vodka fuera agua. Veo que se me está terminando el contenido y me levanto.
-Deja que yo te la mando a traer. Si sales, luego, te vas a arrepentir.
-No, yo la busco. Déjame en paz, ya estoy muy viejo para que me estén cuidando
-Bueno, Jesse, después no digas que no te lo dije.
Me dirijo al Bar y veo a Mario en él.
-Mario, dame otra de éstas, por favor. -Levanto la botella de vodka vacía.
-Como no Jesse, pero mira, se acercan las fieras.
-Jesse, amor, ¿cómo estás? ¿Quieres compañía?
-No, Sofía, quiero estar solo. -¡Mierda, no quiero a nadie!
-Vamos, Jesse, veo que estás mal, déjanos ayudarte.
Sí, como no. Ja, ayudarme. Yo sé lo que quieren, sé lo que están buscando. Las tres empiezan a sobarme, son muy hermosas, deseables, pero solo siento frío dentro de mí.
-Muchachas, no, por favor, quiero estar tranquilo.
-Está bien. Pero vamos a acompañarte con ese vodka, ¿te parece? Vamos a un privado y hablas con nosotras de lo que quieras.
¿Hablar? Sí seré idiota… Me dejo llevar.
Cuando entramos a una de las habitaciones, una de ellas pone música. Empiezan a bailar y  a desnudarse. Yo solo las miro. En verdad, son hermosas, hasta Sofía que es la mayor está muy bien. ¿Dónde estará el Danés? No cuida a su mujer y luego se queja. Liliana es una pelirroja alta y muy delgada, pero con un hermoso cuerpo y Miranda es rubia. Son preciosas las tres, quienes se desasen bailando para mí, pero yo solo las sigo observando cuando, lentamente, se van acercando para retomar la sobadera y yo, como un idiota, me dejo llevar. Termino follándome a las tres.


¡Mierda! Fue como si me hubieran puesto piloto automático. En medio de todo, me levanto, recojo mi pantalón y procedo a ponérmelo mientras ellas se quejan y quieren agarrarme de nuevo. Joder  que ¡¡NO!! Está bien, ellas quieren más, pero yo no. Por hoy ya he tenido suficiente.
-¡Déjenme en paz! -Salgo y me dirijo a mi oficina y, de repente, tropiezo con Sarah.
 -Jesse, ¿qué te pasa? ¿De dónde vienes?
-No es tu problema. Déjame solo, ¿sí?
-De un tiempo para acá siempre estás de mal genio y me contestas mal, ¿no será por la dichosa diseñadora esa?
-Sarah, volvemos a lo mismo, no te metas en mi vida. Te aprecio mucho, pero no me gusta como siempre quieres estar husmeando en mis cosas, y más de Ava. Aquí tú trabajas y nada más.
-Pensé que éramos amigos.
-Sí, pero no del tipo de amigos que se confían sus intimidades. Contigo no puedo hacerlo, lo siento.
-Algo pasó con Ava. Te vi saliendo de una de las habitaciones. ¿Acaso peleaste con ella? -Me ve con la botella en la mano, ve mi estado y se me va acercando. Mierda, siempre sigue  insistiendo y yo, coño, yo ni loco.
-Sarah, déjame en paz.-Salgo casi corriendo, no quiero ser grosero con ella, me da lástima, no es una mala mujer. Sé que está enamorada de mí, pero no me gusta. En realidad, nunca me gustó, solo una vez accedí……no quiero recordar ese episodio.  Es más, me niego a hacerlo.
Me dirijo a una de las habitaciones nuevas para dormir, aunque sé que no podré hacerlo. Carajo, tengo que intentarlo. Pero primero me doy un baño, me doy asco, siento que cometí un error y uno más que monumental. Después de ello, salgo y me dejo mis bóxer, me recuesto sobre la cama y, de pronto, tocan a la puerta.
-Hey, amigo, abre somos nosotros, tranquilo.
Respiro, son Sam y Drew. Seguro parecen mellizos porque siempre andan juntos.

 



-¡Hey! ¿Qué hay? ¿Qué haces aquí? ¿Te sucede algo?
-Nada, quiero dormir un poco.
-¿Vas a hacerlo aquí?
-Sí, ¿cuál es el problema?
-No, no, ninguno, tranquilo, pero ¿qué te pasa? Si se puede saber, claro. No te ves muy bien que digamos.
-Será porque estoy borracho.
-Pero hay algo más, o… ¿Me equivoco?
-Sí -me vuelvo a recostar y mis amigos toman asiento en los sillones aledaños.
-Esa mujer me va a volver loco, Sam.
-Ya veo, pues no la veas más.
Lo miro furioso.
-¡Por qué diablos no la iba a ver más!
-Porque te pone así.
-Okay. Déjenme solo. Quiero cerrar los ojos por un rato y no quiero seguir hablando de esto. Nadie entiende lo que verdaderamente me pasa, solo yo.
-Si te explicas mejor, te entenderé.
-Ja ja, ni yo lo entiendo.
-Jesse, las mujeres están todas alborotadas, se dieron cuenta de lo que pasó en esa habitación. Tú sabes mejor que nadie que las mujeres no se callan, y parece que diste una buena función, ¿¿eh?? -Sam arquea las cejas.
-Y todo por dejarme llevar… Yo no quería.
-Pero lo hiciste.
-Amigo, si ves que no puedes con esto, aléjate de Ava, ella es diferente.
-Lo sé. ¿Por qué crees que estoy así?
-El mejor remedio es no verla más. Déjala ir, tú ya tienes tu vida.
¿Qué vida es ésta de follar y follar como un maldito conejo sin sentimientos? Solo follar por follar.
-Muchachos, los quiero mucho, pero de verdad no quiero seguir hablando. Mañana, ¿okay? Mañana.
-Está bien, Jesse, daré orden para que no te molesten, pues si te agarran de nuevo esas mujeres, no te van a dejar en paz.
-Dile a John que te ayude con eso, por favor.
-Sí, amigo, relájate y descansa que buena falta te hace.
-Gracias, muchachos, nos vemos mañana.
Me quedo solo y mi mente vuela pensando en Ava. No logro sacármela de la cabeza, y mirando al techo me pongo a pensar en mi vida, en el cómo llegue a la mansión, cómo la recibí a tan temprana edad. Siempre pensé que sería feliz por siempre, pero en este momento lo estoy dudando seriamente. Tengo dinero, tengo cierto poder (que me lo da el dinero), mujeres de todos los tamaños y colores, muchas preciosas, algunas no tanto pero con cuerpos hermosos, ¿y? ¿Qué me dejó eso? Nada. Solo un gran vacío. No soy feliz, realmente no lo soy, siempre he sentido que me falta algo porque me siento solo, me siento vacío y alejado de mi familia. ¿A quién tengo? A nadie, no tengo alguien que me llene, alguien por quien luchar y…. ¡Mierda! ¿Por qué diablos estoy pensando en esto? Hasta eso ha logrado Ava, que me plantee mi vida. Me bebo un trago y sigo pensando y, sin querer, me voy durmiendo gracias a el sopor del alcohol.
De pronto, pego un brinco, miro a mi alrededor y recuerdo lo sucedido. Veo el reloj, son las 4.30 de la mañana y ni con el alcohol que he ingerido he logrado dormir más horas. Y lo peor, es que quiero beber de nuevo. Respiro profundo y veo la imagen de Ava, su rostro, sus ojos preciosos, su mirada llena de secretos y su boca, esa bendita boca es exquisita, quisiera estar besándola siempre. Su cabello, como le cae en cascada en la espalda. Sus senos, cálidos, hermosos, como calzan en mis manos a la perfección, tan apetecibles. Ysu culo. ¡Ufff! Es el culo más delicioso que he visto en mi vida y mira que he visto culos. Es  redondo, levantado, duro, liso como nalga de bebé y como lo mueve… Mierda, ya se me paró la polla. Daría lo que fuera por estar en este momento enterrado en ella y quedarme así por siempre. Sí, por siempre… voy a volverme loco si sigo pensando en ella y la muy no me llama. A veces pareciera que me teme y, lo peor, es que si conociera mi vida, si sabe lo que es de verdad el hotel, sé que más rápido va a correr. ¿Qué hago? ¿Qué voy a hacer? No quiero dejar de verla, pero como puede ser que esta mujer se me haya metido tan profundamente en mi vida. La conocí hace pocos días, solo la he tenido unas cuantas veces y siento que me pertenece y yo le pertenezco a ella.



Por fin me levanto, pido un desayuno ligero, y empiezo de nuevo a beber. Sarah me anda buscando para que adelante algo, unos documentos de no sé qué cosa.  No quiero hacer nada, estoy que no puedo conmigo mismo del desasosiego y de la incertidumbre.
Ya son pasadas las 3 de la tarde y casi no veo de la borrachera que tengo. Mierda, no sirvo para nada. Salgo del cuarto y mis amigos van en camino para el salón comunitario.
-Jesse, pensé que te habías ido. ¿Cómo estás?
-Bien…bien…creo… -Se ríen.
-No lo parece. ¿Cuántas botellas llevas?
-Esta es la segunda y ya se está terminando. ¿Hay algún problema?
-Claro que no lo hay, pero creo que deberías parar, no te ves bien. Pero no es por el licor, ¿verdad?
¡Joder, Ava otra vez!.
-Siempre ella, amigo, siempre. No sale de aquí. -Les señalo mi cabeza.
-Un clavo saca otro clavo, ¿lo sabías? Anda, ven con nosotros.
-No sé si pueda, estoy muy bebido. -Pero como un idiota los sigo.


Cuando entramos, veo que el lugar está bastante visitado, y de una vez se me vienen encima unas cuantas mujeres. Todas sonrientes levantan más sus tetas, acomodándose el escote para que yo las vea. ¡Mierda! De pronto, tengo manos por todos lados.
-¡Ya va! ¡Paren! ¡Joder!
Se ríen con el deseo pintado en sus rostros.
-Jesse, amor, déjate llevar -Y los idiotas de mis amigos las secundan y se nos unen. Diablos, esto es una orgía, casi no veo, todo está en neblina. Tengo alrededor mujeres bellas, jóvenes y no tan jóvenes, quienes se desviven por complacerme, pero yo solo veo a mi Ava. Maldita sea, al final me decido y escojo solo a dos y nos distanciamos del grupo, las demás se ponen furiosas.
Perla quiere besarme y yo hago mi cara a un lado. Por ahora no quiero que me bese. Alice y Perla, una rubia y la otra morena, ambas muy hermosas, buenos cuerpos, y las muy sinvergüenzas parece que quisieran comerme. Una se mete mi polla en la boca y la otra comienza a besarme por todo el cuerpo. Se turnan, yo casi no hago nada, y en ese preciso momento se me viene Ava a la memoria. Decido terminar rápido, pero por el licor que tengo en mi organismo no es fácil. Quiero retirarme, pero antes les doy placer, me las follo sin verdaderos deseos y, por primera vez en mi puta vida, follo por follar, como un autómata, como un robot busco el orgasmo y veo que se me vienen encima otras tres mujeres. ¿Más? ¡No, coño! Volteo y miro quien está en la sala y John va entrando, como siempre revisando que todo esté en orden. Le hago una seña y viene en mi ayuda.
-Ya, déjenlo en paz, no ven que no puede con su alma. ¡Ya, maldición, suéltenlo!
-¡John, no te metas¡ -le gritan desesperadas por  seguir follándome. Y en el acto, el grandote se retira los lentes, se les acerca y se las queda mirando. Y como por arte de magia paran y se van retirando con los ojos abiertos como platos. Vaya, el grandote tiene una mirada que mete miedo.


-John, sácame de aquí, por favor, llévame a mi apartamento.
-Claro que sí, cabrón. No entiendo por qué diablos te metiste aquí.
-No digas más nada, amigo, y sácame por favor.
-Vamos, ¿puedes caminar?
John le pide a uno de los vigilantes que lo siga en su camioneta mientras él maneja mi Aston Martín. Después que se me quite la borrachera sabe que lo voy a necesitar.
-Cabrón, tienes que calmarte. Estás extraño, amigo.
-Lo sé y mis males tienen nombre y apellido.
-¡Te dio bien duro, ¡¡ehh!! -Suelta una risa atronadora.
¡Mierda, sí!
Rápidamente, llegamos al Lusso. Clive me saluda y mira asombrado con la boca abierta a John. Sí, mi amigo es muy imponente y cuando se cabrea da miedo.
-Puedes irte, estoy bien, gracias.
-Tranquilo, te dejo instalado y me largo.
-Está bien. -Entra, mira mi apartamento y sonríe.
-Muy bonito. ¡Te Felicito! ¿Te vas a acostar ya?
-No, voy a darme un buen baño y luego me acuesto.
-¡Okay! Cualquier cosa me llamas.
-Bien. Y gracias, amigo.
John se va y me dirijo al bar, tomo una botella y camino hacia a mi baño. En él empiezo a desnudarme y, de la nada, me entra un desespero, solo al mirar el baño donde me la follé por primera vez. Son recuerdos muy vívidos, los sonidos que hacía cuando le llegaba un orgasmo, su olor, su sabor, su rostro en éxtasis cuando estaba enterrado en ella… En este momento siento como un gran agujero en mi alma. Pero a pesar de ello me baño, me pongo un bóxer y me bebo una trago, quiero intentar cerrar mis ojos y dormir para no pensar porque hasta hace unos días yo era un hombre tranquilo y mírame ahora, “si ella supiera”, pienso.

Abro los ojos con asombro, todas las luces quedaron encendidas y también la TV que prendí no sé en qué momento. Veo hacia un reloj de pared que registra las 4 AM, respiro profundamente. Miro la botella con asco. Subo a mi cuarto y me recuesto en mi cama para nuevamente intentar dormir, pero solo consigo dar vueltas en ella. Joder, a quien quiero engañar, la necesito, la extraño, y pienso que si me alejó algún cabrón va a querer tomar mi lugar. De seguro, el imbécil de Matt va a volver a intentarlo. 
Me levanto dando un salto y comienzo a dar vueltas en  mi cuarto, parezco fiera enjaulada. No, eso no lo puedo aceptar. Tengo que sacarme de encima el sopor del licor, no puedo presentarme en este estado. Me preparo para correr un rato, a ver si aguanto y no me caigo en plena calle por culpa de esta puta resaca que cargo.

Corro solo por una hora, no doy más, el dolor de cabeza me está matando. Regreso y me tomo un calmante, me doy otra ducha y me recuesto en el sofá de la sala.
El hambre me levanta, ya es medio día, me hace falta Cathy, yo no cocino, así que opto por pedir algo a domicilio y le aviso a Clive.
El resto de la tarde pareciera que tuviera hormigas por todo el cuerpo. Intranquilo doy vueltas por el ático y mierda, ya no aguanto más, tengo que verla, pero… ¿Qué coño le digo?  ¿Cómo reaccionará al verme después de estos cuatro putos días?  Tengo que prepararme y cuando me dispongo a hacerlo, suena mi móvil y veo el nombre de Sam.
-Amigo…
-Hey, hermano, estamos abajo en tu  apartamento. Dile al señor que nos deje subir, estoy con Drew.
-Okay, ya aviso -me alegra que vinieran.
Le aviso a Clive y a los pocos minutos están en mi puerta. Procedo a abrirles.
-Hola, hermano, te fuiste de repente. ¿Qué te paso?
-Todo me sabía a mierda en el hotel, esas mujeres enloquecen a cualquiera.
-No debiste darle oportunidad a ninguna.
-Intentaban otra cosa.
-¿Cómo qué? ¿A ver quién te follaba o mamaba mejor? Ja ja ja.
-No es eso, quería olvidar a Ava, no extrañarla. Dios, la conozco hace… ¿Qué?... Minutos… Solo unos pocos días y me tiene enloquecido.
-¿Y qué conclusión sacaste? 
-Que la extraño más, que la necesito, pero me siento muy mal, ella es muy inocente, ella piensa que el hotel es eso, un hotel, no sabe nada y menos a qué se dedican allí. -Sexo…solo sexo y mi vida no sabe  nada de las mujeres que allí abundan, y menos que lo he usado demasiado en mi beneficio.
-Jesse, es tu negocio, es tu vida, todos tenemos un pasado, unos peores que otros, pero pasado al fin. Además, tú no la conocías. Díselo -me aconseja Sam.
-No lo va a aceptar. -Empiezo a caminar y Drew habla por primera vez.
-Jesse, tienes que calmarte, estás fuera de ti. Si ella te hace sentir así es mejor que no la busques más, tú vas a sufrir y ella también lo hará.
-Es fácil decirlo, lo jodido es hacerlo.
-Yo siempre he pensado que lo mejor siempre será “cero compromisos”, así se vive más tranquilo.
-Drew eso lo dices porque no has encontrado a una mujer que te dé donde más te duela, que te vuelva loco. No has encontrado una que te encante.
-¿Y tanto te gusta?
-¡¡Dios!! Lo que te diga es poco, amigo, ella es diferente, muy diferente a las mujeres que nosotros conocemos, porque ellas solo quieren sexo, no se respetan así mismas, muchas  tienen pareja y no les importa llevar una doble vida, y mira cómo se comportan, están con el que las provoque en el momento. No las juzgo, pero es para señalarte la gran diferencia de moral de ellas y Ava -Ambos me miran perplejos-. Ella es una joven estudiada, trabajadora, correcta, que solo ha tenido dos novios en su vida. Es sana y solo bebe vino de vez en cuando. Es buena persona y, de paso, está buenísima. ¿Qué más puedo decir? Que es bella, cálida, la mejor en todo y es…¡Es espectacular! Y me tiene loco, amigos, lo reconozco.
-¡Wow, estás bien, pero bien jodido! ¡Jajaja! -se burla Sam como siempre.
-Ya lo creo. -En ese momento, Sam recuerda algo y marca su móvil mirando, además, su reloj. Seguro tiene una cita.
-Disculpen, quedé de hacer una llamada. Hola, muñeca, disculpa por no llamarte antes. ¿Cómo estás? En serio, me alegro. ¿Dónde estás? ¡Wow! ¡Claro que sí! Voy en seguida. Okay. Un beso. -Y cuelga.
-¿Ya te vas? -le pregunto.
-Sí, voy a verme con Kate.
-Voy contigo -dice Drew-. No tengo ningún compromiso y veremos qué depara la noche.
Pienso… “Kate, la amiga de Ava”… Dos más dos.  Sonrío maliciosamente porque en ésta me anoto yo. Claro que sí.
-Yo también voy.
Los dos me miran perplejos.
-¿Tú? Pero…
-¿Qué pasa? ¿Algún problema?
-Ava debe estar con ella.
-¿Y por qué crees que quiero ir? Además, ¿cuál es el problema? Ya estoy grandecito ¿no?
-Okay. Tú sabrás, pero intenta no caerle, esta sería una prueba de fuego para ti, si la pasas… puedes pasar de largo.
-Sí, como no. Espérenme media hora. Mientras lo hacen recorran el apartamento para que así lo conozcan bien. Demás está decir, beban y coman lo que deseen.
-Dale, amigo.
Volteo y veo que se miran extrañados y, al mismo tiempo, se encojen de hombros.
Subo de dos en dos las escaleras. Mierda, mi corazón se me va a salir del pecho ante la oportunidad que  me ha brindado el destino, la cual ni loco voy a desaprovechar. Porque ¡voy a verla! Me parece increíble, pero siento esperanza, alegría y también miedo, ya que me puede rechazar. Pero si me acepta me quedaré gustoso a su lado porque estoy dispuesto a todo por ella. ¿Y qué es lo que siento exactamente en este momento? Lo pienso… ¡Sí! ¡Nada menos que felicidad porque voy a verla de nuevo!

CONTINUARÁ…

**Por Fanny Rebellón.

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