martes, 5 de julio de 2016

Loco Amor / Capítulo 9




Loco Amor
Fanfic de la trilogía “Mi Hombre”
Historia original de Jodi Ellen Malpas.


CAPITULO 9


Ya estoy listo para salir, mis amigos me esperan y mi amor también.  ¡Vaya!  Así como me siento parece que mi cuerpo se ha recargado.  ¿Y debido a qué?  Nada menos porque... voy a verla.
-¿Sam a dónde vamos? -pregunto.
-Kate me dijo que estarían un rato en el bar, pero que luego irían a otro lado. No especificó cual, pero quedó en avisarme.
-Okay.  De todos modos me dices porque yo tengo mis contactos.
-Ja ja ja.  Okay, amigo. ¿Te vienes en mi auto?
-No.  Yo me llevo el mío, así no estamos amarrados por si cambian los planes para alguno de nosotros.  ¿Te parece?
-Como tú digas, Jesse. Y pensándolo bien, es buena idea.
Salimos y vamos hacia el bar.  Es relativamente temprano, deben estar allí.  Cuando llegamos Sam me hace señas para que me estacione. Al cabo de un momento, ya estamos todos reunidos nuevamente. Drew da una mirada hacia el interior para saber si ya están allí. Entra y sale casi al instante haciendo señas de que no están.  Mierda, donde abrán ido.  Sam sonríe y lo veo marcar su móvil, habla ligeramente y luego sonríe.
-Amigo, están en el “ Blue Bar “.
Respiro profundo, me alegra saber su destino, pero no puedo dejar de preocuparme… ¿Cómo me irá a recibir? ¿Cómo tomará que me aparezca allí? ¿Qué voy a decirle?  La verdad, ni loco le digo la verdad, en el camino veré, pero tengo que asimilarlo, no puedo sacarme los nervios que ya llevo encima debido a ello.
Por fin llegamos, el Blue Bar es precioso, además de un sitio selecto, menos mal.  Apenas entro, escaneo todo el lugar buscándola, y la veo. ¡Por fin!  Casi se me sale el corazón, pero… Mierda, un tipo está cerca de ella, Ava se ve incomoda.  ¿Qué le estará diciendo que Ava se jala el pelo como loca? El tipo no es de su agrado. Lo sé, puedo deducirlo cuando, al mismo tiempo, Sam me pregunta que voy a beber.
-Nada por ahora. Creo que ya tome mi ración de un año.
De pronto, ¡mierda! El cabrón le acaricia el brazo, pero Ava se retira y él insiste. ¿Qué coño le pasa? ¡No ve que ella no quiere que la toque! Ya decía yo… ¡Joder! Y sin más preámbulos voy hacia el maldito, lo agarro por el cuello y lo estampo contra la primera columna que veo.
-No la toques -le grito furioso mientras el tipo se queda perplejo por la sorpresa.
-Lo siento, tío, no pretendía… -balbucea-… tu novia y yo solo…estábamos charlando así sin más -me explica o eso intenta hacer. ¡Sí, como no, y yo soy el ángel de la guarda de este cabrón miserable! Como si no supiera esos jueguitos…
-Jesse, suéltalo. No estaba haciendo nada.
Siento la mano de Ava acariciándome, pretende calmarme, pero no lo logra. A veces hay que dar lecciones a tipos como este para que aprendan cuando pueden seguir con una mujer y cuando no, y yo, coño, soy un excelente profesor en esta materia. Por lo tanto, le voy a enseñar pero eso sí, ¡a coñazos!
-¿Qué está pasando? -Llega Kate
-Nada. Suéltalo, Jesse.
¿Qué lo suelte? ¡Mierda! Lo que quiero es molerlo a golpes.  Pero mis ansias se quedan estancadas cuando aparece Sam para quitármelo de las manos.
-Jesse, suéltalo. No ha pasado nada. Vamos, amigo, suéltalo.
-Sam, Sam, Sam… Este imbécil le estaba acariciando el brazo a Ava, ella lo estaba rechazando y el idiota aún así insistía.
-Pero suéltalo, ¿sí? Ya está lo suficientemente asustado. Creo que comprendió. Vamos, mira mejor a Ava, céntrate en ella o se te va a volver a escapar.
De una sola vez lo suelto y busco a Ava con la mirada, está dirigiéndose a la pista de baile. Sus amigos forman un alboroto cuando ella se les  incorpora.
¡Mi madre! Mírala con ese vestido. ¡Por Dios! Está como para comérsela aunque es muy corto, pero se le ve precioso. Joder, ya quiero quitárselo, quiero besarla hasta la próxima semana y… mírenla como se menea, como mueve ese delicioso culo que tiene que es muy sensual. Al segundo, noto que no soy el único baboso que está idiotizado por ella porque alrededor hay unos cuantos comiéndosela con la mirada. Que ni se acerquen o sabrán de lo que soy capaz.
Joder, escucho de pronto, esa canción es muy buena, (The Source Ft. Candi Staton), me embeleso viéndola bailar y lo único que quiero es abrazarla. Mis amigos me miran de reojo, ¿y yo? Marco a su móvil sin que logre atender mi llamada. ¿Y qué obtengo de vuelta? Nada. Absolutamente nada.


Unos minutos después, se mueve fuera de la pista y busca algo en su bolso. Ve su móvil y al instante me busca con la mirada. Le hago señas para que conteste el teléfono, estoy furioso, pero a ella se le da por hablar con sus amigos.
La observo fijamente y al rato me mira, nos quedamos parados admirándonos a la distancia. Algo esta pensando, pero no se mueve, su rostro refleja muchas cosas, pero no sabría definir qué exactamente. Sacudo mi cabeza, guardo mi móvil y me dirijo hacia ella. Mis amigos tratan de retenerme, me los sacudo con fuerza y les doy una mirada asesina mientras Ava sale casi corriendo hacia los sanitarios. ¿Ella cree que eso me va a detener? Me dirijo tras sus pasos cuando intenta encerrarse en uno de los cubículos. Yo empujo para entrar cuando ella lucha por no dejar que lo haga.
-Ava, sales o entro yo. No quiero hacerte daño, pero si no dejas de rehuirme derribaré la puta puerta -le grito agitado-. ¡Maldita sea, Ava! –Doy un golpe a la puerta-. Ava, por favor. -No quiero asustarla, pero no consigo dejar de hacerlo dando otro fuerte golpe.
-¡Vete, por favor! -me grita, pero lo único que consigue es que le dé otro furioso golpe a la puerta.
-¡Ni hablar, Ava! -No pienso dejarla, ella es mía, tengo que convencerla, tengo que tenerla, sé que está molesta y ahí le doy toda la razón, pero ya me ocuparé de que me perdone más tarde.
Espero un rato más. Intento serenarme, pero no lo consigo. Me decido, logro darle un empujón a lo que nos separa sin olvidar que ella está del otro lado, y cuando la veo advierto que está asustada, pero ya la tengo delante de mí. ¡Dios! Estoy temblando, estoy muy agitado y parece que hubiera corrido un maratón.
-Ava, mírame -le ordeno, pero ella agacha la vista y se tapa los oídos-. ¿Ava, por qué estás haciendo esto? No quiero hablar contigo en los lavabos de un bar.
-Pues no lo hagas y vete ya -se pone de nuevo sus manos en los oídos. ¿Qué le pasa? ¿Por qué hace esto?-. Deja que me vaya, por favor.
Tengo que actuar con cautela y averiguar qué le pasa.
Me pongo en cuclillas delante de ella, pero la sostengo por las muñecas.
-Jamás -le susurro y es cuando empieza a llorar.
-¿Por qué me haces esto? -me pregunta.
Al instante, la tomo por la barbilla y se la levanto para que me mire.
-¿Por qué hago qué?
-No paraste de perseguirme y de bombardearme a llamadas y mensajes. Me follaste todo lo que quisiste y después te pusiste histérico cuando cancelé nuestra cita. ¡Desapareciste hace cuatro días y no he sabido nada de ti desde entonces! -Tira de sus manos y se suelta-. Y ahora apareces y me jodes la noche de superación.
Mierda tiene toda la razón. Me alejé como un imbécil sin darle la más mínima explicación. Si Ava supiera todo lo que hice… Me avergüenzo de solo recordarlo.
-¡Esa boca!
-¡Vete a la mierda, Jesse!
-¡Esa boca! -reitero furioso cuando Ava me mira con estupor. Noto que se va levantando. Por mi parte, me quedo agachado y la abrazo por las piernas. Soy un idiota, esto es mío, Ava es mi mujer, no puedo dejarla aquí porque adonde vaya yo debo estar con ella.
-Suéltame, Jesse. -Tiembla de rabia, de impotencia y le sigo otorgando toda la razón, pero no se lo digo, ni loco.
-¡No!
-El martes no te costó nada dejarme, ¿verdad?
“Porque soy idiota, pero aquí estoy para corregir esa falta.” Resbalo más y más por sus piernas y me voy levantando, lentamente.
-Lo siento. Estaba cabreado.
-¿Y sigues estándolo? Sabías que iba a estar aquí, ¿verdad?
La miro y tengo que decirle la verdad. No puedo seguir mintiéndole.
-Sam...
-¿Sam qué?
-Llamó a Kate.
-¿Y ella se lo dijo? -grita muy enfadada, pero no le daré tiempo para seguir pensando lo que creo que está pensando.
-Ahora voy a besarte -murmuro-. Tienes suerte, porque si estuviésemos ahora mismo en otra parte estaría recordándote… algo… -me pego aún más a su cuerpo, si es con sexo que debo convencerla, pues, así será, ¡joder! -Me gusta este vestido -la acaricio, es tan cálida-, es demasiado corto, pero aún así me gusta -Le rozo el cuello con mi cara; la huelo, tentándola. Me agacho un poco y paso mi brazo por debajo de su trasero para así enderezarme. La levanto junto conmigo. Definitivamente, esto es el cielo porque lo que me hace sentir no lo puedo describir, es muy intenso y me hace vibrar hasta lo más recóndito de mí. No, ya está dicho, no la puedo perder.
-¿Tienes la mas mínima idea de lo que me haces? -le pregunto, mirándola. Sí, estoy hecho un lío.
La dejo resbalar un poco hasta que nuestros labios se encuentran, volteo y la pego a la puerta. En un comienzo se resiste, pero va cediendo. Ava abre su boca y así nuestras lenguas se encuentran; nos fundimos, somos uno, la intensidad que ponemos en este beso nos hace perder la cabeza y comprender que nos hacíamos falta. Ella me agarra por el cabello. ¡Joder! Es un beso que me llena, es un beso de posesión con el que le recuerdo que ella es “MIA” y solo mía.
Con Ava me vuelvo dominante, neurótico, loco… Nadie en mi puta vida me había hecho sentir así. Mi sentido de posesión con ella se eleva hasta las nubes y no puedo evitarlo, no puedo controlarme…
Me aparto jadeando y apoyo mi frente con la suya.
-Eso es… Déjate llevar, preciosa.
-Sí, ya has vuelto a atraparme.
Sonrío y le regalo caricias con mi nariz.
-Te echaba de menos, nena.
-Entonces, ¿por qué te fuiste?
-No tengo ni idea. -La beso largamente para que no me siga preguntando. ¡Por Dios, espero que no se entere nunca!
Ava se aparta un poco cuando siente mi erección. Al segundo, le doy una sonrisa lasciva.
-Debería obligarte a solucionar esto -me agarro la polla y Ava abre los ojos como platos Sí, me desea. Lo sé-. Pero no haré que te arrodilles aquí, ya haremos las paces como es debido.
Abro la puerta y le doy paso a ella primero para que salga. Ava se frena un poco, se voltea y me mira. Hay alguien en el servicio, dos mujeres que se maquillan en ese momento y cuando me ven abren la boca con asombro. Todo lo que hacen lo observo por el rabillo del ojo mientras Ava solo sonríe, me mira y me dice:
-Voy a retocarme la cara, te veo afuera.
-Tu cara está perfecta tal como está -le digo con voz suave-, y es la verdad, Ava, porque con o sin maquillaje eres preciosa. -Me sonríe.
-No tardaré mucho.
Le doy un beso en la frente, luego miro a las mujeres y con una sonrisa les expreso:
-Señoras. -Ya las tengo en el bolsillo. ¿Les gusta lo que ven? Por cómo me devoran con los ojos creo que sí. Mierda, eso me hace sentir bien, pues me siento mas seguro con respecto a Ava.
Me quedo afuera de los sanitarios. Me siento feliz. ¿Por qué? Porque hoy me la llevo a mi apartamento. Tengo que tenerla, me ha hecho demasiada falta. Lo juro, nunca más cometeré otra estupidez. Ava es mi vida, de eso estoy completamente seguro. Ella es mi destino, solo tengo que pensar muy bien como le contaré lo del hotel antes de que alguien se lo diga y con muy mala intención. Pero ya lo veo venir, no lo va a digerir de la mejor forma. ¿Cómo lo hago?
En ese momento, Ava sale, le ofrezco mi mano y una sonrisa. Ella la acepta y es cuando la llevo hacia la mesa donde estaba al principio, pero sus amigos siguen bailando.
-¿Qué quieres tomar? -Le paso mi brazo por los hombros y la pego más a mi nunca para tenerla lo suficientemente cerca.
-Una copa de Zinfandel, por favor. -Ahora es ella quien se pega más a mí. ¡Ouch! ¡Qué delicia! La miro y le pregunto:
-¿Y tus amigos?
-Kate bebe vino, Victoria vodka con tónica y Tom piña colada.
-¿Qué? ¿Tom?
-El gay, ya lo conoces.
Mierda, sí, es un descarado, me hace sentir incomódo. ¿Cómo puede ser decorador?
-Ya ordeno las bebidas.
Sus amigos se acercan, riéndose y mirándonos a los dos.
-Jesse ha pedido las bebidas.
-Vaya, guapo y caballeroso -dice el gay mirándome de arriba hacia abajo y se detiene en mi culo. ¡Por Favor! Ni loco, cada quien con sus gustos.
Les entrego a cada uno sus copas cuando todos llegan a la mesa. Kate me susurra algo al oído. En realidad, me pregunta por qué me desaparecí. Le respondo rápido y, después de ello, me da un beso en la mejilla. Es una tía simpática, le digo que no volverá a suceder.
-Hola, tío -dice Sam y llega casi corriendo junto con Drew y también con cervezas.
-Ava, ¿qué tal, guapa? -Y le da un beso en la mejilla. A Sam le cae bien Ava. Drew es más formal y la saluda a lo lejos. Por su parte, Ava se me acerca al oído y me dice:
 -Me voy con los otros. -Va a bailar, debo dejarla porque se está divirtiendo. Además, ella lo necesita. Antes de que se vaya, meto mi cara en su cuello y se la acaricio. Mmm… ¡Qué bien huele!
-Estaré vigilándote -le digo al oído y se lo muerdo con suavidad. Acto seguido, le doy una nalgada junto a mi mejor sonrisa y le guiño un ojo. Y también voy a estar pendiente de que ningún cabrón se le acerque. Mi amor está muy alegre. Me gusta verla así, pero no quiero que beba más. La observo detenidamente, es preciosa, tiene clase, su cuerpo tiene unas curvas de infarto. ¡Ay mi Dios!
De pronto, suena mi ídolo y me levanto como un resorte. “Justin”, pienso. Miro a Ava y ella junto a los demás están en pleno éxtasis del baile. ¿Y yo? Pues, no me voy a perder esto, no señor. Me dirijo hacia Ava para verla bailar tan sensualmente y para que, también,  vea y compruebe quien es el rey del baile.
Cuando llego a su lado, me mira fijamente, me pego más a ella, tomándola por la cintura y me acerco aún más mientras se apoya colocando sus manos en mi pecho. Acto seguido, pongo mi frente contra la suya.
-Voy a tener que cargarme a muchos tíos como sigas bailando así. ¿Te gusta J.T?
-Sí. 
Sonrío, está dicho. Ava es perfecta porque hasta en esto coincidimos.
-A mí también -le señalo, besándola y tomando inesperadamente su mano para darle una vuelta y así llevarla de nuevo a mis brazos.
De repente, me da una mirada muy sensual, llena de deseo. Ya está prendida, pero nada menos que por mí. ¡Dios! Y empieza a descender por mi cuerpo, pasando sus manos sin vergüenza alguna. Mierda, cómo se contonea. Si me tiene más prendido que un bombillo de mil voltios por el deseo y la forma en la que me mira. Uff,  ya tengo mi polla en saludo firme. Vuelve y sube, meneando ese delicioso culo que tiene. Y cuando va subiendo, pasa su nariz por mi polla. Santa Madre, me estremezco y ya quiero arrancarle ese vestido y follarla hasta que me grite que pare. La levanto urgentemente porque no puedo evitarlo, estoy respirando con agitación y sí, esta mujer me vuelve loco.
-Debería darte la vuelta y follarte hasta hacerte gritar. Mierda, Ava, tu vestido y toda tú me están volviendo loco. -Luego, le doy una vuelta y comienzo a bailar imitando a Justin T. Me encanta hacerlo y se me da bien porque esta es otra arma de seducción que poseo debajo de mi manga. Ava, al verme, abre la boca con asombro y después de unos segundos sonríe feliz. Me acerco para menearme cerca de su centro y, también, para tentarla. Le doy otra vuelta y la pego de nuevo a mí, clavándole mi polla en su vientre para que vea lo que me hace. ¿Y ella? Solo quiere tocarme. Está muy desinhibida, lo sé, es el efecto del licor y claro que nos ayuda la excitación que sentimos los dos. Me pongo de rodillas sin dejar de menearme y le sonrío con malicia. Sé de sobra que está excitada porque todo de ella me lo está gritando y, además, porque estamos a tono. 

 
Le beso el estomago con adoración, estoy dispuesto a hacer lo que haga falta por ella. Y así, me levanto y la beso como si el mundo se fuera a acabar mientras Ava me rodea el cuello con sus brazos.
Parece que tengo  competencia porque el gay y nuestros amigos están dando todo de sí en el baile.
-No, tú ganas -dice Ava muy sonriente.
-Por supuesto que he ganado señorita. -Y la sigo guiando por la pista disfrutando de J.T.
La música va bajando a una más suave y veo que Ava está cansada, la abrazo y meto mi pierna entre las de ella para que le sirva de apoyo. Comienzo a cantarle y siento que, al instante, se estremece. Nos abrazamos profunda y apasionadamente, no quiero soltarla nunca más y algo me dice que ella tampoco desea hacerlo.
Ava está lánguida, muy relajada y la sostengo aún, besándola. La verdad, por mí estaría así toda mi vida. Nos miramos y nos sentimos como si estuviéramos solo. Esta  mujer ha conquistado definitivamente  mi corazón, mi vida, no quiero que nos separemos más. Acerco mi rostro a ella para besarla suavemente.
-Soy tuyo, nena -La saco de la pista tomándola de la mano y así llegamos hasta la mesa, pero en ella ya no están los taburetes-. Espera aquí -La tomo por la nuca y le beso la frente-. No te vayas -manifiesto al tiempo que busco una silla para Ava, y cuando regreso veo que sus amigos ya están de vuelta-. Siéntate -La levanto y la siento, se le nota que está agotada y más con esos tacones que calza-. ¿Pido algo? -Todos asienten. Sam se ofrece a ayudarme
-Yo te echo una mano, hombre.
-Sí, yo también -me dice Drew. Sam se adelanta con unas bebidas y Drew va detrás. Luego voy yo con el vino y una botella de agua, pero… ¿Por qué todos están riéndose a carcajadas?
-¿Qué tiene tanta gracia?
-Acabamos de encontrar el talón de Aquiles de Tom -dice Kate. Parecen locos, están realmente disfrutando a costillas del gay.
-Sam -dice Ava.
-¿Sam? -pregunto arqueando una ceja. Y entonces, habla Victoria.
-¡A Tom le gusta Sam!
Sacudo la cabeza también riendo y asimismo destapo la botella de agua y se la paso a Ava.
-Toma, bebe un poco.
-No -responde molesta
-Bebe un poco de agua, Ava, me lo agradecerás mañana.
-No quiero agua.
Se toma una copa de vino y lo hace muy rápido. Todos nos miran. Ya estoy cabreado porque sé que mañana no podrá con su cabeza. ¡Diablos!
-No -repite. Quiere pelea y yo no le voy a dar en el gusto.
-Adiós a la larga noche de sexo apasionado -dice Sam con burla y Kate lo secunda, partiéndose de la risa.
-Vete a la mierda, Sam -lo miro con mi cara de pocos amigos cuando levanta las manos y se aparta. No, no me jodas Sam. Kate se esfuerza por no reírse aún más de lo que ya lo hace.
Miro a Ava y veo los gestos que  hace. Ya está, se emborrachó por completo. La tomo por el cuello y le doy masajes. Veo que le gusta porque cierra sus ojos. Al rato los abre y es cuando le digo:
-Venga señorita, te llevaré a casa.
-Estoy bien -me responde.
Sí, como no, ni puede sostenerse en pie.
-¿Puedes caminar?
-Pues claro, no estoy borracha -alude.
Nos empezamos a despedir y la saco del bar, para ello tengo que sujetarla. Sí, todo se le fue de sus manos. La verdad, no me agrada que beba porque el licor logra que uno haga muchas estupideces y cometa errores garrafales. Ava se tambalea. La pego a mi pecho.
-No me vomitarás encima, ¿verdad?
-¡No! -dice molesta.
-¿Seguro? -le sigo el juego, burlándome de ella.
-Estoy bien -añade.
¡Claro y bien borracha!
-Vale, pero ante cualquier intento te agradecería que, al menos, me avisaras un momento antes de hacerlo. Vamos, voy a meterte al coche.
-¡Qué no voy a vomitar! - dice aún más molesta. Pero esta vez me quedo callado mientras la siento, le pongo el cinturón y al incorpórame noto que me está mirando. Sí, seguro debe estar viendo a tres Jesse a la vez.
-Hasta borracha eres adorable. -Le  beso sus labios ligeramente-. Te llevaré a mi casa.
-No, llévame a mi casa.
-Olvídalo, Ava, no voy a dejarte sola en tu estado, fin de la historia.
-Eres un mandón. Quiero irme a mi casa.
Logra hacerme reír.
-Ve acostumbrándote a ello, preciosa.
-¡No!
-Eres encantadora, pero también te pones muy tonta cuando estás borracha. -La miro y veo como mueve su cabeza y se toca el estomago. No se siente para nada de bien. Al menos estoy con ella porque vaya Dios a saber qué hubiera pasado si se queda con sus amigos. Además, alguna forma idearé para que ya no vuelva a beber así.
Le sonrío cuando en medio de su letargo no deja de mirarme
-¿Jesse?
-¿Qué, Ava?
-¿Cuántos años tienes?
 Y dale con lo mismo…
-En realidad, no me importa cuántos años tengas -acota.
Suspiro antes de volver a hablar.
-Ah, ¿no?
-No, no me importa nada, te quiero igual.
Inspiro profundamente. Mi Dios, acaba de decirme que me quiere y mi piel me dice que es verdad. Mis sentidos me dicen que es verdad. No, ¡mi corazón me dice que es verdad! Esta hermosa mujer me quiere, pero tiene que decírmelo en su sano juicio porque de seguro mañana no lo recordará. Pero, al menos, me está otorgando una luz de esperanza.
Estoy feliz, lo logré. Ahora mi lucha será por conservarla, y eso sí que será un gran reto para mí con tantas cosas ocultas que existen en mi vida. Pero no, está decidido, no la voy a perder ¡¡Lo Juro!!


CONTINUARÁ…

**Por Fanny Rebellón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario