Loco
Amor (Obsesión)
Fanfic
trilogía “Mi Hombre”
Historia
original de Jodi Ellen Malpas.
CAPITULO 1
¡Dios! ¡Qué dolor de cabeza!
Abro los ojos y miro todo a mi alrededor,
estoy tirado en el baño. ¡Mierda! Me levanto trastabillando, me agarro del
lavamanos y de una vez se me viene Ava a la mente. Sí, recuerdo todo lo sucedido y al instante
siento frío en todo mi cuerpo. Entro a la ducha para que así se me pase un poco
este malestar porque el de mi cabeza y el de mi corazón, lo dudo.
Me doy una ducha rápida, me seco y me
envuelvo una toalla en la cintura, miro nuevamente todo a mi alrededor. ¡Dios qué soledad!
Me dirijo a la cocina buscando algo de comer,
abro la nevera y, la verdad, es que no hay mucho de donde escoger. Puedo pedir
algo a domicilio, pero la verdad no me provoca, así que tomo mi mantequilla de
cacahuate, meto el dedo en ella y disfruto de su sabor. Solo lo hago dos veces
porque, coño, no tengo hambre, no quiero nada, solo quiero morirme, pero la
fatiga es inmediata. Por lo tanto, dejo la mantequilla y caigo como un costal
de papas al sofá para que este silencio me absorba y así lo único que pueda
hacer es pensar más y más.
¿Qué voy a hacer sin mi Ava? La extraño
muchísimo. Quiero tenerla conmigo, protegerla, amarla, olerla, enterrarme en
ella todos los putos días de mi vida. Levanto la vista y veo la botella de
vodka, la cual quedó por la mitad. Bebo de ella otra vez. ¡Shhh! ¡Joder, qué
fuerte! Mejor me lo sirvo en un vaso y con algo de hielo.
Ya ha pasado un buen rato y solo pienso en lo
que podría hacer. ¿La recuperaré? ¿Cómo voy a seguir mi vida sin ella? Para mí
eso es imposible, y es cuando se me vienen a la memoria el día que la conocí,
el cómo me marcó, como fui suyo a partir de ese entonces cuando ni siquiera
ella lo supo. Nuestro primer beso, la primera vez que me la follé en el baño…
Vaya… nunca mientras viva voy a olvidar ese día. ¡Puta vida la mía! ¿Cómo pude
haberla perdido? Y me cae como bomba a la mente el motivo: “La puta mansión”. Juro
que no quiero saber de ese infernal negocio. Mi vida a sido una cadena de
errores, de dolor, de sin sabores, de sexo infernal, algo que no me llenaba. Y entonces
apareció mi Ava, ella era mi faro, mi luz, ¡mi todo! Dios, la amo, la amo con
todo mi ser y a pesar de ello no le dije nada cuando debería haberlo hecho
porque estoy enamorado hasta los huesos de esa mujer y la he perdido.
Me levanto zigzagueando ya con solo la
botella en mi mano sana, y con ella me dirijo a la terraza. Bebo como loco, no
sé cuánto tiempo seguiré haciéndolo, me siento mal, me siento vacío... ¡Coño no
soy nada!
-¡¡¡Ava!!! ¡¡¡Ava!!! -grito como poseído
cuando veo todo doble. Solo quiero morir, aunque por dentro ya lo estoy. Dios,
cómo duele, no sabia que el amor podía doler tanto, joder.
Camino un poco, sigo viendo todo doble, ya no
puedo ni con mi alma. No sé cómo paso, solo sé que caí y no supe mas de mí… de
nuevo… Ava… mi Amor.
Siento que alguien me toca, seguro es un
sueño, escucho voces a lo lejos. ¿Qué pasa? ¿Estaré soñando? ¿Es la voz de mi
Ava? Trato de abrir los ojos, pero me pesan. Solo escucho a lo lejos mi
nombre... ¿Mis amigos, tal vez? ¿Ava? No… no lo creo es un invento de mi
imaginación. Me da miedo que al abrir mis ojos no haya nadie. Hay un ruido
estridente y doy un brinco. Logro medio reaccionar debido a ello. Mierda, me
duelen hasta las pestañas.
-¿Jesse? -Mi Ava me llama, siento que me
mueven-. Jesse, por favor, abre los ojos -Intento levantar un brazo, pero mierda,
pesa una tonelada. Sigo mi lucha por mover alguna parte de mi cuerpo, mi brazo
la busca, creo que fue un sueño hasta que siento su rostro suave, ella se apoya
en mi mano. ¡Sí, es ella! ¡Jesús, es mi Ava! ¡Está conmigo! Por Dios, por favor
que no sea un sueño!
Siento que me cubren y que Ava me acaricia el
rostro y con ello una gran alegría, aunque no debería hacerme ilusiones. Pero…
también escucho la voz de un hombre. ¿Quién coño está aquí?
-No te disculpes -alcanzo a escuchar. Ah, es
Sam. De pronto, siento la boca de Ava en mi frente. Eso es ternura, es amor. Trata
de alejarse y como puedo saco mi brazo y la agarro. Dios, si es un sueño es muy
real.
-¿Ava? -Abro mis ojos solo un poco y miro a mi alrededor. También están mis amigos y el grandote.
-Hola -Acaricia mi brazo. Intento levantarme,
pero no puedo ni con mi alma y solo repito:
-¡¡¡Lo siento!!! ¡¡¡Lo siento!!! ¡¡¡Lo siento!!!...
-¡Para! -me dice Ava en susurro-. ¡Para ya,
por favor! -Y de nuevo vuelve su rostro hacia mi mano y la besa. Me pierdo… no
entiendo nada. De pronto, me viene el recuerdo de mi… ¿sueño? Pego un brinco
asustado. ¿Será todo esto un sueño? Vuelvo a mirar a mi alrededor y todo está sumido
en el más absoluto silencio, pero me observo y estoy arropado, y si de algo
estoy seguro es de que yo no lo hice, y al ver hacia abajo del sofá, veo a Ava
dormida.
¡¡¡Dios, aquí está!!! ¡Aquí está! ¡No era un sueño! Mi corazón palpita más rápido de lo normal al tiempo que la contemplo un buen rato. Mi amor tan bella, tan dulce, que hermoso gesto. ¡Se ha quedado conmigo! ¡Me está cuidando! Nunca en lo que me quede de vida voy a olvidar esto. La contemplo embelesado, la veo demacrada, seguro pasó un infierno similar al mío aunque creo que no hay comparación. ¡Dios, la amo con el alma! Y también con mi vida. Siento un amor feroz por esta bella mujer y si me da otra oportunidad solo voy a aprovecharla porque quiero cuidarla. Sí, todo va a ser diferente, voy a ganarme su confianza porque también quiero amarla por el resto de mi vida. ¡Es mi juramento más sagrado!
Le acaricio el rostro, su pelo, me siento
henchido de amor.
-¡Te quiero! -se lo digo desde el fondo de mi
alma cuando la sigo acariciando. Ella abre sus hermosos ojos, me mira y se
levanta, de repente, dándose un golpe en su tobillo y como siempre suelta una
de sus perlas.
-¡Mierda!
-¡Esa boca! -la reprendo con ternura cuando
termina de ponerse en pie. Me mira, pero desvía su mirada. Parece que no sabe
qué decir.
-¡Te has despertado!
Joder, siento que la cabeza me va a explotar,
pero no quiero dejar de mirarla porque me viene esa sensación de que puede
desaparecer.
-¿Cómo te encuentras? -me pregunta.
-Fatal -Veo que se quiere retirar-. ¿A dónde
vas? –Coño, que no se vaya. Si es necesario me tiro al piso y me desmayo. Haré
lo que sea para que no se vaya.
-He pensado que necesitas beber agua.
Ahhh gracias, gracias Dios. Ava me mira con
algo de asombro, creo que mis ojos delatan mi temor, y es por el susto, pero con
lo que dijo me tranquilizó.
Al rato viene con el vaso con agua y me lo
tiende, nos miramos, le recibo el vaso, nos rozamos los dedos y ella retira su
mano muy rápido. ¡Joder! ¿Por qué? ¿Ya no me quiere? ¿Me desprecia? Y comienzo
a temblar como un marica. ¡Mierda! No lo puedo evitar. Estamos en silencio,
estamos juntos, pero a la vez la siento lejos.
-¿Cuándo fue la última vez que bebiste? -me pregunta. Por mi parte, bebo el agua y me recuesto en el espaldar del sofá.
-No lo sé. ¿Qué día es hoy?
-Sábado.
-¿Sábado? -Joder, se me fue la mano. No estoy
muerto de milagro. Se hace el silencio de nuevo y Ava se sienta frente a mí, la
siento distante. ¿Qué le puedo decir? ¿Qué hago? Sí seré cabrón.
-Jesse, ¿puedo hacer algo? -me dice
preocupada.
-Hay muchas cosas que puedes hacer, Ava -suspiro-,
pero no voy a pedirte que hagas ninguna de ellas.
-¿Quieres ducharte?
Me inclino, me duele hasta el pelo. ¡Joder!
-Claro. -Llevo dos días desmayado de la
borrachera y debo oler a rayos y a centellas, aunque no siento mal olor. Casi
no puedo ni levantarme, es vergonzoso, siempre me han visto como el fuerte Jesse
Ward. Vuelvo a intentarlo, Ava no se me acerca, el ambiente está muy pesado y
cuando por fin termino de ponerme en pie y se cae la manta, veo que estoy
desnudo. Mierda, no lo recordaba, y no sé por qué carajo me da pena con Ava.
Como si ella no me hubiera visto desnudo. Me agacho, agarro la manta y me la
amarro a la cintura. La miro y le digo-: Lo siento -Ella no dice nada.
Subimos juntos la escalera en el mas absoluto
silencio, es incómodo, pero no importa, lo que sea por tenerla aquí.
-¿Te apetece más un baño?
-Bueno -le respondo. Estoy molido, me duele
hasta el modo de caminar, tengo que disimular. Joder, necesito dormir un poco
más. Menos mal que yo acostumbro a hacer ejercicio o si no estaría desmayado
como un marica.
Ava prepara el baño, está muy seria, piensa
mucho. Mierda, eso no está bien. ¿Será que se arrepiente de haber venido? Tengo
que hacer algo, ¿pero qué? Ya se ha llenado la bañera.
-Ya puedes entrar.
-Actúas como una extraña. -Se frena en lo que
hace.
-Me siento como una extraña -No me mira y
sigue pensando mucho. ¿Qué hago? ¡Mierda, qué le digo! Pareciera que quiere
salir corriendo.
-Por favor, mírame, Ava -le digo casi
suplicante. Ella se vuelve y me mira, yo solo me muerdo el labio.
-No puedo hacer esto -Da media vuelta y sale.
Joder, ¡no puedo dejarla ir!
-¡Ava! -Salgo tras ella, es mi vida la que se
está yendo y cuando llego al pie de la escalera tomo su mano y la aferro a mí
por su muñeca. Ava me aparta y me empuja.
-¡No! -exclama en un grito-. ¡No me toques!
-Ava, no hagas esto -le ruego y la tomo
suavemente por la muñeca-. ¡Para!.-Cae como desmadejada al suelo llorando.
-Por favor… No… -gime-. No hagas esto más difícil.
Caigo al suelo con ella y la pongo en mi
regazo, apretándola contra mi pecho. Ella llora con mucho sentimiento, no puede
parar. Por lo tanto, dejo que se desahogue, pero no me gusta verla llorar y
menos por mi culpa. Aprovecho y hundo mi cara en su pelo. Dios, es increíble la
sensación de tenerla así de nuevo, huele divino
-No sé qué hacer.
-No vuelvas a alejarte de mí -le suplico y la
abrazo con fuerza, me aparta un poco y se seca las lágrimas, tiene baja su
mirada y la dirige a mi cicatriz. Joder, algún día voy a tener que contarle mi
secreto. Le levanto la barbilla para que me mire directamente-. Voy a hacer
esto bien, voy a conseguir que lo
recuerdes, Ava.
-¿Puedes hacer que lo recuerde de una manera
convencional? -me pregunta, ya sé a lo que se refiere. La miro y le sonrío.
-Desde ahora ese será mi objetivo. Haré lo
que haga falta.
Ava lo piensa y luego se pega a mi pecho, se
abraza a mí. Respiro aliviado. ¡Mi Dios, me está dando otra oportunidad! Y ni
por el coño voy a perderla. ¡Lo juro!
Me siento renacer. La abrazo queriendo
fundirla en mí, la amo. Ava es mi razón de ser desde el día que la vi por
primera vez.
-Se te va a enfriar el agua -me dice aun abrazada
a mí. Pero no me importa, no quiero soltarla.
-Estoy a gusto.
-También necesitas comer -Su vos es de
orden-. Y deberían verte esa mano. ¿Te duele?
-Mucho -le digo y es cierto, casi no puedo
hacer nada con ella. Ava se alza un poco.
-Vamos -me pide. Diablos, no quiero, pero
necesito un baño y no voy a ponerme de payaso. Ava me tiende la mano, la miro y
le sonrío aceptándola y así nos dirigimos al baño-. Adentro -me señala.
-¿Ahora eres tú quien da las órdenes? -La
miro perplejo.
-Eso parece -Y con su cabeza me señala la
tina. ¿Se lo pido o no se lo pido? Joder-.
¿Te metes conmigo? -le pregunto.
-No puedo -Niega con su cabeza y retrocede un
poco.
-Ava, me estás pidiendo que no te toque. Eso
va en contra de todos mis instintos.
-Jesse, por favor, necesito tiempo.
-Ava, no tocarte es antinatural. No está bien.
No me contesta.
-No es lo mismo si no te metes dentro conmigo
-digo con algo de malcriadez. Si hasta le hago un puchero. Unos minutos
después, comienza a lavarme el pelo y luego mi cuerpo. Llega a mi cicatriz y la
repasa como preguntado “¿Cómo te la hiciste?”. Algún día lo sabrá. Luego, pasa
su mano por mi cara y acaricia mi barba, tengo los ojos cerrados. Dios, esto es
un placer.
-Tienes que afeitarte.
Abro mis ojos y paso mi mano sana por la
barba.
-¿No te gusta?
-Tú me gustas de todas formas -y se calla. Coño,
sé lo que está pensando, “Mi borrachera”.
-No pienso beber ni una gota más -le afirmo
rotundo, mirándola fijamente porque esto es un juramento que he hecho desde el
fondo de mi corazón. ¡Y va la madre si no lo cumplo!
-Pareces muy seguro.
-Lo estoy -Me incorporo un poco y tomo su
rostro con mi mano herida, hago gestos de dolor-. Lo digo en serio, nunca jamás.
¡Te lo prometo! No soy un alcohólico empedernido, Ava. Admito que se me va un
poco de las manos cuando me tomo un trago y que me cuesta parar, pero puedo
elegir si bebo o no. Me encontraba muy mal cuando me dejaste. Solo quería
aliviar mi dolor.
-¡Pero volví! ¿Por qué no me habías contado?
¿Era eso a lo que te referías cuando dijiste que el daño sería mayor si te
dejaba?
Agacho mi cabeza, siento algo de vergüenza
tras sus dichos.
-No debería haber dicho eso.
-No, no deberías.
La miro.
-Solo quería que te quedaras. Me quedé sorprendido
cuando me dijiste que tenía un hotel encantador –sonrío, evocando ese momento-.
Todo fue muy intenso y muy de prisa. No sabía cómo contártelo. No quería que
salieras corriendo de nuevo. No parabas de huir -Me callo y pienso en esos
momentos.
-Pero no iba muy lejos, ¿verdad? No me
dejabas.
-Iba a contártelo. No esperaba que vinieras a
la mansión así. No estaba preparado, Ava -La miro y por sus gesto que hace sé
que recuerda que nunca la dejaba sola, siempre era escoltada.
-Venga, te estás arrugando.
Suspiro profundamente antes de levantarme, me
agarro con mi mano sana. Mi Ava me seca todo el cuerpo, yo solo la miro con
la adoración pintada en mi cara, y sonrío.
-Hace algunas semanas era yo el que aliviaba
tu resaca -le digo.
-Seguro que a ti te duele la cabeza bastante
más que a mí. Ahora a comer y después al hospital.
-¿Al hospital? -Coño, no quiero ir a un
hospital. No necesito ningún hospital.
-Tu mano –me recuerda.
La
levanto y la miro. Diablos, es verdad, se ve terrible.
-Está bien –accedo-, aunque la verdad quiero
huir de ese paseo.
-Yo creo que no.
-Ava, no necesito ir al hospital.
-Pues no vayas -Da media vuelta y sale del
baño, solo la sigo y me siento en la cama observando cómo desaparece en el
vestidor y al rato sale con ropa para mí-. Ponte esto - Extiende la ropa en la
cama, la miro y suspiro como cansado. Diablos, no quiero salir, ella me mira y
toma mi boxer y se arrodilla delante de mí, me da un golpecito en el tobillo.
¡Cuántas veces se lo he hecho yo a ella! Pero en este momento me están
forzando. Guardo silencio y me levanto para que suba el interior y cuando va
subiendo se me cae la toalla y ¡coño! ¡Tengo mi erección muy firme! Ava inmediatamente suelta el boxer y se
aleja como huyendo ¡Diablos! Tengo que darle tiempo, pero añoro meterla en mi
cama y sobre todo debajo de mí. La verdad es que no sé cuánto aguante tenga. Me
agacho y termino de subirme el boxer.
-Iré al hospital -le digo-. Si quieres que
vaya, iré.
-El hecho de que accedas a que te miren la
mano no va a hará que caiga rendida a tus pies de gratitud -me dice secamente.
Le frunzo la cara.
-Voy a dejar pasar eso.
-Tienes que comer algo -me sugiere y sale de
la habitación. Ya veo que debo terminar de vestirme solo. Cuando termino y bajo,
la veo de cabeza en la nevera, me acerco por detrás y tomo el frasco de
mantequilla de cacahuate, para destaparlo debo abrazarlo contra mi pecho y
girar la tapa con mi mano sana, lo pongo en el mesón de la cocina, meto mi dedo
y procedo a lamerlo, adoro hacer esto.
-Iré al supermercado -me dice Ava.
-Iré contigo.
-Vale.
-Iré porque quiero.
Ava se detiene.
-Vale.
-Ava, quieres mirarme –le pido ya molesto de
que me esquive la mirada. Ella voltea y
ve lo ofuscado que estoy.
-Voy a vestirme -Da media vuelta y me deja
solo en la cocina. Mierda, creo que la estoy presionando. Tengo que calmarme. Termino
de lamer mi mantequilla, me siento en el sofá, es demasiado cómodo, cierro los
ojos y caigo en un ligero sueño. De pronto, siento unos golpes y despierto, veo
que hay alguien en la puerta.
-¿Qué ocurre? -pregunto.
-Como tú no abrías, tu puerta principal se las
tuvo que ver con John -comenta algo cortante. La miro algo preocupado.
-Debería llamarlo.
-¿Cómo te encuentras?
-Mejor. Y ¿tú?
-Bien, iré por el bolso. -Me esquiva pero
estiro mi brazo y la paro.
-Ava -Se detiene. La observo, pero no le digo
nada. Joder, tengo que romper esta barrera, aun hay algo que le molesta. La
suelto y ella dice:
-¡Mierda!
-Vigila esa boca, Ava. ¿Qué pasa?
-Que mi coche está en casa de Kate.
-Cogeremos el mío.
-No puedes conducir con una sola mano -Se
para enfrente de mí.
-Lo sé, conduces tú -Y le lanzo las llaves
del Aston Martín. Ava abre los ojos como platos, pero no dice nada.
Ya vamos en el coche, creo que si me bajo y camino llegaré más rápido al hospital.
-Ava, conduces como Miss Daisy. ¿Quieres
acelerar de una vez? -me quejo al mismo tiempo que me lanza una mirada asesina.
-Cállate -me dice y acelera más.
-Así está mejor -Le sonrío-. Es más fácil de
manejar si dejas de ser tan cauta con su potencia.
Ya estoy aburrido, después de tres horas en
urgencias y hacerme una radiografía, el médico me ha dicho que mi mano no está
rota, pero si tengo daños musculares. Joder y aún duele como el diablo. Pero me hago el
guapo delante de Ava.
-¿La ha tenido en reposo? -me pregunta la
enfermera-. Pues ya debería de haberle bajado la inflamación.
Sí, soy un idiota por romper el vidrio del
carro.
-Pues debería haber hecho reposo -me regaña
la enfermera-, y debería mantenerla en alto también.
La enfermera me monta el brazo en el
cabestrillo. Esto es ridículo, joder. ¡Macho
que se respeta no se pone esta mierda! En cuanto llegamos a la puerta del
hospital, me quito el estúpido cabestrillo y lo lanzo a la papelera.
-Pero ¿qué haces? -me pregunta Ava alarmada.
-No pienso llevar esa cosa.
-¡Claro que lo harás! -me grita y va a la
papelera y saca el puto cabestrillo. La dejo y me dirijo al coche. Segundos
después me sigue. Mierda, Ava tiene las llaves-. ¿Abres el coche?
-No. No hasta que vuelvas a ponerte esto
-Levanta la pieza infernal. Coño, no quiero ponérmelo y punto.
-Ya te he dicho, Ava, no pienso ponérmelo.
-¿Por qué? -me pregunta hecha una furia.
-Porque no me hace falta.
-Sí que te hace falta.
-No. No me hace falta -me burlo de ella.
-¡Ponte el cabestrillo de una puta vez, Jesse -me grita furiosa.
-¡Esa puta boca! -¡Joder! Está muy molesta,
algo tengo que hacer. Ah, ya sé-. ¡Esa boca! -doy un grito y lo siento en el
centro de mi cerebro. ¡Mierda! Ahora el molesto soy yo y Ava solo quiere reírse.
-¿Qué tal la mano? -me pregunta con su risita de niña y no se aguanta y suelta una carcajada. Me gusta verla reír. Al rato se calma.
-Abre -le digo.
-Cabestrillo -Y me lo lanza por encima del
techo del coche. Lo tomo y lo lanzo contra el asfalto. La miro, ya estoy a
punto de estallar de la rabia-. Aveces te comportas como un niño, Jesse Ward.
Ya te lo he dicho, no voy a abrir el coche hasta que te pongas ese cabestrillo.
Claro que no me lo pondré. La miro y pongo en
marcha mi plan. Sonrío.
-Tres -le digo en voz alta. A Ava le llega la
mandíbula al piso.
-¡No me vengas ahora con una cuenta atrás! -chilla
sin creérselo.
-Dos… -le digo en calma cuando aún no lo
puede creer-. Uno…
-¡Qué te den!
-Cero -Y empieza a caminar como un leopardo
alrededor del carro. Ava se mueve hacia atrás.
-¿Qué estás haciendo? -le pregunto
-Nada.
-Ven aquí -Ya la voy a atrapar.
-No.
Y sin más salgo corriendo alrededor del coche
y ella sale pitada en otra dirección. Es rápida, la gente nos observa.
-Ya vas a ver Ava -Me tiro al asfalto y me
doblo como si me estuviera muriendo de dolor.
-¡Jesse! -grita desesperada. Mierda, no debería
hacer esto, pero no me dio otra opción y yo, por hoy, no quiero correr más.
-¿Se encuentra bien, señorita? -le dice un
anciano a Ava.
-No lo… ¿Qué? -La agarro de la mano y me levanto, colocándola sobre mi hombro.
-No juegues conmigo -le digo satisfecho de mi
fechoría-. A estas alturas ya deberías saber
que yo siempre gano -Pega su falda para que no se le vea el culo cuando
me dirijo rápidamente al coche.
-Jesse, se me ven las bragas.
-No se te ve nada -La bajo un poco y la miro
de frente, la quiero besar pero Ava no se deja, aun no cede.
-Tenemos que ir al supermercado.
Joder, está bien, y término de dejarla en el
piso
-¿Cómo voy a arreglar las cosas si no haces
más que pararme los pies? -Se compone su ropa.
-Ese es tu problema, Jesse. Quieres solucionar
las cosas a base de distraerme con tus caricias, en vez de hablar conmigo y
darme respuestas. No puedo permitir que vuelva a suceder -Retira el seguro del
coche y me quedo desconcertado. ¡Vaya, sé me conoce!
Al llegar al super empieza el problema de conseguir
un estacionamiento, y casi la vuelvo loca, haciéndolo.
-Ahí hay un sitio -Estiro mi brazo enfrente
de su campo de visión y Ava me da un manotazo.
-Es una plaza reservada para padres y bebés -Sigue
de largo.
-¿Y qué?
-Pues que no veo ningún bebé en este coche
tan bonito que tienes. -Le miro el vientre.
-¿Has encontrado las píldoras? -le pregunto
con mi vista clavada en su vientre.
-No.
-¿Te has olvidado de tomar alguna?
-Me vino la regla el domingo en la noche.
¡Diablos! Fallé. ¿Por qué, coño?
-¿No podías haber aparcado mas lejos? -le
gruño.
-Al menos, he aparcado de forma legal.
Toma un carrito, pero primero introduce una moneda de una libra para soltar uno.
-¿Has estado alguna vez en el supermercado?
-Esa es cosa de Cathy. Normalmente como en la
mansión -Y de inmediato Ava se queda callada. La miro. Camina por cada pasillo,
yo busco lo mío. Doce botes de mantequilla de cacahuate, 2 de crema de cacao y varías de nata montada.
-¿No tienes de nada?
Me encojo de hombros.
-Cathy ha estado fuera -Seguimos y Ava entra
al pasillo de los licores y asustada da la vuelta. La pobre se golpea la
espinilla. Ay, eso duele.
-¡Joder! -dice con dolor en su voz.
-Ava, cuidado con esa boca.
-No necesitamos nada de este pasillo -Y
camina hacia atrás, es ridículo.
-Ava, déjalo estar.
-Lo siento. No me había dado cuenta de donde
estábamos.
-Por el amor de Dios, mujer, no voy a
abalanzarme sobre los estantes y a destapar todas las botellas. ¿Estás bien? -le
pregunto mientras ella frunce el ceño.
-Sí -Está molesta. Me arrodillo y pongo su
pie sobre mi rodilla y le doy un beso en la espinilla. La gente nos mira con
asombro, pero no me importa.
-¿Mejor? -Y levanto la vista-. Perdóname,
Ava, por todo.
Me mira y en sus ojos veo lágrimas.
-Vale -dice en voz baja.
Asiento, me levanto y le doy un beso en el vientre
antes de ponerme en pie. Seguimos con las compras, tomo cuchillas y espuma de
afeitar.
Por fin llegamos al Lusso. Son las 6 de la
tarde y la puerta ya esta arreglada. Caigo en el sofá agotado. Ava va hacia la
cocina a guardar la compra. Al rato me despierto y veo que Ava volvió a
acomodarse a mi lado y se durmió, pero ya se está despertando.
-Te quiero -Está aturdida y me mira
recordando donde está-. Hola -le digo y aparto el pelo de su cara.
-¿Qué hora es? -pregunta aun soñolienta. Le
doy un beso en la frente.
-Media noche -Se le nota que quiere seguir
durmiendo, pero en eso repica mi móvil. ¡Por Dios! ¿A quién se le ocurre llamar
a esta hora?
-¡John!
-Jesse, lo siento, no quería molestarte, pero
la policía está aquí y solo quieren hablar contigo.
-¿Por qué?
-Porque alguien dijo que tenías empleados
emigrantes e indocumentados. Coño, amigo disculpa por la hora, sé que aún no estás
bien. -Miro a Ava.
-No, no pasa nada. -¡Joder, debo ir!
-¿Seguro? Yo puedo intentar arreglar esto.
pero el cabrón este solo acepta hablar contigo. El Grandote está molesto.
-Sí. Okay. Te espero -dice John
-Dame media hora. -Cuelgo.
-¿Qué ocurre?
-Nada, no te preocupes -Me visto rápidamente
con ropa deportiva, me pongo mis converse. La miro y me doy cuenta que volvió a
quedarse dormida. Menos mal. Cierro todo y salgo rápidamente. Maldición. ¿Quién
me habrá hecho la maldad? Menos mal que tengo todo en regla.
Voy como alma que lleva el diablo, a esta
hora no hay tráfico. Joder, tener que salir a estas horas. Y sobre todo dejar a
mi Ava sola. ¡Mierda!
Llego a la mansión y hay gente afuera, me
miran, yo me hago el loco y sigo hacia mi oficina. Los policías me siguen,
Sarah viene corriendo.
-Jesse, ¿cómo estás?
La miro y le respondo:
-Bien, Sarah. Gracias -Y le cierro la puerta
casi en la nariz-. ¡Díganme! ¿Qué sucede?
-Hay una denuncia en su contra de que tiene
ilegales trabajando en el hotel.
-Eso es completamente falso -Voy a mis
archivos y busco las carpetas, se las pongo enfrente-. Aquí todo está en regla,
con sus permisos, el carnet sanitario de cada uno -Los policías se miran uno al
otro-. Ahí tienen, cerciórense ustedes mismos -Los hombres hojean las carpetas
y se dan cuenta que la denuncia es falsa-. Ahora, me gustaría saber quien
entabló tal denuncia.
-Lo siento, señor Ward, primero lo primero.
Hay que ir a la sede y retirar la denuncia. Le harán una entrevista y luego se
le dirá quien lo acusó. Solo le digo, señor Ward, que se cuide, tiene algunos
enemigos.
-Puede ser, amigo, y por eso tengo todo en
regla. Es más, aquí no se aceptan drogas, es un hotel de lujo y lo que aquí
sucede es consensuado. Son adultos y tengo todos los permisos reglamentarios.
Esto no es un burdel.
-No hay problema, señor Ward, mañana lo
esperamos en horarios de oficina. ¿Le parece?
-Perfecto, no hay problema. Iré con mis abogados.
Yo no entiendo de esos trámites.
Los hombres me dan la mano, ya se retiran.
Les digo que yo los acompaño cuando la verdad es que quiero irme a casa, solo
debo decirle algo al grandote. No me gusta dejar tanto tiempo sola a Ava.
-Jesse, ¿qué paso?
-No te preocupes, en la mañana voy con los
abogados a la sede de la policía. Solo quiero saber quién fue el cabrón que me
hizo la maldad para luego partirle todo lo que se llama cara en dos.
-Jajajaja. Veo que te sientes mejor, amigo. Y
¿Ava?
Lo miro, sonrío y solo le digo:
-Estamos bien, esta vez no la voy a cagar -Cuando
volteo veo a Sam y está con Kate. Sonrío sorprendido, Kate es genial.
-¿Qué pasa, amigo?
-Mañana hablamos, Sam, todo está bien. Me voy
a casa, Ava está sola. Sam sonríe socarronamente.
-Okay, brother, mañana conversamos.
Kate me sonríe y grita:
-¡Salúdame a mi amiga, okay!
Le guiño un ojo y me meto al carro apurado
por llegar al lado de Ava.
Llego al Lusso y entro sigilosamente al
apartamento, busco a Ava en mi cama. Mierda, no está. ¡Dios, se fue! ¡No! ¡No!
Y corro a la otra habitación y respiro aliviado. ¡Aquí está! Casi me da un
infarto, joder.
-¡Te quiero!
Ava medio abre los ojos, la tomo en mis
brazos y la llevo a mi cama. Rectifico, nuestra cama. Así va a ser de ahora en
adelante.
-Tú duermes aquí -La deposito en la cama con
mucho cuidado, me desvisto me dejo el boxer y
la pego a mi pecho. Menos mal que no le dio por preguntar nada a esta
hora. Estoy cansado, nos quedamos profundamente dormidos.
Amanece y me despierto primero que Ava. La
abrazo. Dios, quiero hacerle el amor, quiero enterrarme en ella.
-Buenos días -Necesito hacerlo, la siento y
le quito la camiseta por encima de la cabeza. Le beso el pecho y voy con mi
lengua hacia su cuello. Ava aun esta tensa. ¡Encaje! Mmm…
-Tenemos que hablar -me dice mientras yo sigo
besándola.
-Te necesito -Llego a su boca, la beso con el
alma, con todo lo que tengo.
-Jesse, por favor.
-Nena, así es como yo digo las cosas -La tomo
por la nuca y la pego más a mí-. Deja que te lo demuestre -Recorro su cuerpo,
quiero perderme en ella, llego a sus senos, Dios, es tan suave. Rodeo un pezón
con mis dedos y nos besamos como si no hubiera un mañana. Vuelvo a sentarme
sobre mis talones y procedo a quitarle sus pantalones cortos y jalo sus bragas
en el camino-. Necesitas un recordatorio -La miro.
-Esto no es
el modo convencional.
-Así es como yo hago las cosas, Ava -Tomo su
boca de nuevo-. Necesitamos hacer las paces -Ava se suelta y ella misma me baja
los bóxer, ayudándose con los pies. Me pego más a ella y reclamo su boca. Ava
me acaricia la barba, deja mi boca un momento y entierro mi cara en su pelo.
Bajo mi mano a su sexo. Dios, siento que voy a enloquecer de amor y de deseo
mientras, también, amaso sus senos, chupo y termino en el cuello-. Te he echado
de menos, nena -susurro contra su piel-. Te he echado mucho de menos.
-Yo también te he echado de menos -Y me
abraza, subiendo sus manos a mi cabeza.
-Gracias por volver a mi -Me mira y mete su
pulgar en mi boca, luego lo saca y pasa su dedo por mis labios. Se lo beso y le
sonrío. Levanto un poco mi cadera y Ava se acomoda para recibirme. Y muy
despacio, sin prisa, me deslizo dentro de ella cuando cierra los ojos y me
abraza. Me quedo quieto por un momento, palpitando dentro de ella, sintiéndola,
y ella sintiéndome. Esto es el paraíso, mi pedacito de cielo-. Mírame -le exijo,
jadeando, y sigo moviéndome dentro de ella, susurrándole-: ¡Te quiero!
Esta vez le hice el amor, sintiendo solo felicidad
por nuestro reencuentro. Tengo que volver a ganarme su completa confianza para
dar inicio a una nueva vida. Y esta es mi verdad, ella es mi vida, la amo y ya
estoy preparado para luchar por ella porque Ava me llena, me complementa, es mi
todo y nadie la va a alejar de mí. No lo voy a permitir o dejo de llamarme
Jesse Ward.
CONTNUARÁ…
**Por
Fanny Rebellón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario