jueves, 27 de octubre de 2016

Loco Amor (Obsesión) / Capítulo 13




Loco Amor (Obsesión)
Fanfic trilogía “Mi Hombre”
Historia original de la autora Jodi Ellen Malpas.

CAPITULO 13


Me doy mi buena ducha, pero mi cabeza no deja de maquinar que voy a hacer para evitar que Ava salga sin morir en el intento. Sonrío. Me estoy volviendo dramático, pero la verdad es que me vuelve loco solo pensar que le pueda pasar algo. En parte es algo de egoísmo, no quiero compartirla con nadie, pero sé que eso es prácticamente imposible de llevarlo a cabo. Y hay otro gran problema que todo el mundo… Bueno, al menos los que me conocen saben que Ava está conmigo, saben que ella es mi talón de Aquiles y debido a ello pueden intentar hacerle daño. Por el lado de Ava no hay problemas, ella llevaba su vida normal sin complicaciones, sin temores, por eso no me entiende que soy yo el que lleva esa carga pesada encima y pueden hacer que lo pague ella por mí, todo con tal de hacerme daño. Pero ni por el diablo me voy a quedar de brazos cruzados, voy a llamar a mis contactos para tenerla cuidada, no me confío de nadie, no con mi Ava quien, por cierto, no ha subido. Me dejó con las ganas de darle una buena follada. Sonrío y salgo de la ducha. Me pongo algo cómodo  y bajo para averiguar qué la entretiene.

Voy en la mitad de las escaleras y la diviso en el piso ¿Qué hace? Por fin llegaron todos sus vestidos. ¡Me encanta!

-Hola, nena, te estaba esperando. ¿Qué haces? -Me señala las bolsas frustrada y algo enfurruñada-. Ah… ¿Ya han llegado? -Y me tiro a su lado-. Mírame -le ordeno, y cuando lo hace le pregunto-: ¿Qué problema hay?

-Esto es demasiado -protesta-, solo te quiero a ti. -Sonrío feliz porque siempre me derrito cuando habla así.

-Me alegro, pero nunca he tenido a nadie con quien compartir mi dinero, Ava. Por favor, dame ese gusto.

-La gente va a pensar que me casé contigo por tu dinero -me replica-, ya he oído algo parecido.

-Me importa una mierda lo que la gente piense, solo me interesa lo que pensamos tú y yo -hago que me mire-, así que cállate.

-No te va a quedar dinero si sigues gastándotelo como lo hiciste ayer.

-Ava, he dicho que te calles.

-Oblígame -me desafía sonriendo y al instante me tiro encima de ella, comiéndomela a besos. Y allí, en medio de paquetes, bolsas y vestidos le hago el amor.

Pasamos un día fantástico. La ayudé a acomodar toda su ropa al frente de la mía, sus zapatos y carteras y todos sus accesorios, todo en medio de besos y apretujones. ¡Carajo! Me siento feliz, pues mi mujer tiene que lucir como la mejor. Me encanta verla bien vestida, verla preciosa todo el tiempo y en las noches encaje… Mmm… Pero como siempre la felicidad no es eterna…

Va cayendo la noche y Ava se está preparando para salir. ¡Mierda! La veo cómo se pavonea recién salida de la ducha. Voy a hacer otro intento. Por lo tanto, me pongo mis bóxer que se ajustan al cuerpo, sé que a las mujeres les encanta, no veo por qué no le gustaría a  Ava. La he pillado comiéndome con los ojos varias veces. Me aparezco cuando se está secando el cabello. ¡Mierda! No puede ser que no haya podido impedir su salida. Se dirige al espejo para maquillarse y le hago la mejor exhibición de mi cuerpo, subo mis brazos los pongo bajo mi cabeza, he visto a muchas derretirse cuando me ven en esta pose. “Coño, modesto el niño ¿no? Así que le hago mi show privado, por un rato, luego me pavoneo con mi Armani y nada ¡Coño!

Luego, entra al baño y no se tarda nada; sale corriendo y comienza a buscar su ropa interior. No me jodas, no me aguanto y la agarro, la tiro sobre la cama quitándole la toalla en el trayecto. ¿Va a salir? Okay, pero voy a marcarla como mía. La pongo en posición  de rodillas, le separo las piernas y la aseguro por la cintura.

-No te vas a correr -y paso mis dedos por su sexo, tengo que humedecerla para lo que tengo planificado-. Esto es para mi propio beneficio, no para el tuyo -le digo entre dientes, trazando círculos alrededor de su ano, debo lubricarlo. Pero Ava se tensa al ver mis intenciones-. Relájate, Ava. No quiero hacerte daño -Meto mis dedos, pero ella sigue muy tensa. Y grita.

-¡¡Jesse!!

-¡Relájate! -Me pongo en su entrada, pero Ava se queja-. ¡Maldita sea, Ava! -me exaspero-. ¡Deja de resistirte!

-Vas a dejarme a medias ¿verdad? ¿No vas a dejar que acabe? -me dice desesperada.

-Eso pretendo, nena -Y le doy una buena nalgada-. ¡Relájate!

-¡No puedo!

Sé que le dolió un poco la nalgada, entonces estiro mi brazo y comienzo a acariciar su clítoris.

-¡Ahhhh

Así se relaja, conozco cada rincón de su cuerpo, está excitada y disfrutando de mis caricias. Se mueve, ya quiere acabar, pero ni de coña la voy a dejar. Me agarra la mano, pero yo la retiro.

-¡No! -grita frustrada y muy molesta.

-Sí -Vuelvo a meter mis dedos y con mi pulgar le rozo el clítoris, ya que lo que quiero es su humedad, la cual voy extendiendo hacia su trasero.

-¡No! ¡Para, Jesse!

Pero voy empujando ante sus negativas.

-¡Por favor!

Sé cómo hacerlo para que no sufra.

-Sabes que te encanta, Ava -empujo y por fin la penetro muy lentamente, todo es controlado, mi larga experiencia me lo ha enseñado, me sé todas las reglas. Mmmm… Esto es el paraíso.

-Joder, Ava, me encanta estar dentro de ti -empujo más aun y solo jadeo, esto es divino, ella es divina, pero si quiere su orgasmo tiene que quedarse conmigo, aquí en el apartamento-.  Cógete de la cabecera -Agarra una de las barras de madera de la cama, suelta un alarido pues la he penetrado más. Entro y salgo, entro y salgo, ya estoy a punto de acabar-. ¿Estás bien cogida?

-¡Sí!

Mírala cómo me contesta, le doy otra nalgada cuando grita molesta. Y vuelvo a entrar con otra potente estocada mientras grita de nuevo.

-¡Agárrate  bien, Ava! -Me meneo con suavidad, está casi lista, pero no la voy a dejar acabar.

-¡Por favor, Jesse! -me ruega.

-Te gusta, ¿verdad? -le digo con voz lasciva.

-Sí.
-Te gusta que te folle con fuerza, ¿verdad, Ava?

-¡Sí!

-Sí, sé que te gusta -Quito mis manos de sus caderas y la tomo por los hombros embistiéndola de nuevo. Grito de placer. Bajo mi mano y acaricio su delicioso clítoris. Ava grita, está desesperada persiguiendo su orgasmo, empuja hacia mí, meneándose rápido para lograrlo-. ¡De eso nada! –grito, aparto mis dedos y saco mi polla de su culo.

Ava grita de rabia, le quito las manos de la cabecera, la volteo y la tumbo con la espalda en la cama, me subo a ahorcadas sobre ella, le agarro los brazos a los lados del cuerpo con mis rodillas y me empiezo a masturbar, ella quita la vista.

-¡Abre los ojos, Ava ! –grito nuevamente y agarro su punto débil. Grita de nuevo y se retuerce.

-¡Eres un cabrón! -vocifera mirándome feo-. ¡Pienso cogerme el pedo del siglo esta noche!

-No lo harás -Le encanta provocarme, pero continúo masturbándome. Ya estoy  listo y la veo apretar la boca.

-¿Quieres correrte? -le pregunto todo sudado.

-¡Voy a salir! -ladra cabreada, ya sabe por dónde voy.

-Eres muy testaruda -Me agacho, tomo mi esencia y la extiendo por todo su torso. Mi misión aquí ha terminado. Sonrío a medias, me inclino y la beso. Ava abre la boca sin pensarlo, gime aún desesperada, pero me levanto y la dejo así, bien picada cuando sacude su cabeza y se pone boca abajo. Me río y le doy otra nalgada-. ¡No te duches! -Sé que a veces abuso un poco, pero me desespera. ¡Por qué, coño, no me quiere entender!

-¡No me da tiempo! -me grita mientras me subo muy tranquilo los interiores.

Se queda refunfuñando de frustración al tiempo que me dirijo al baño y me lavo. Bajo luego a esperar a que salga, pero en un lugar que ella no me vea.

La veo al rato saliendo de puntillas, mirando a todas partes, si ella cree que va a salir con ese taparrabos… ¡Está loca!

-¡Ni de coña vas a salir con eso puesto!

Coño es rápida, pone la quinta y sale pitada hacia la puerta, cierra dando un tremendo portazo. ¡Mierda! Si cree que se me va a escapar, no me conoce.

Cuando abro la puerta, ya está dentro del ascensor y la muy descarada me lanza un beso y sacude su mano con su sonrisa de burla. Estoy cabreado. Cómo se nota que no me conoce aun. ¡Coño! Bajo de tres en tres las escaleras. ¡Diablos! Voy casi desnudo, pero me importa una mierda. Corro como alma que lleva el diablo, ni siquiera siento lo duro del suelo del estacionamiento, ella me ve y frena con su cara llena de risa. Lo dicho, ¡me va a dar un puto infarto! La agarro y la subo en mi hombro, le sujeto el vestido para taparle el culo y doy vuelta con ella hacia el Lusso. A mí no me jode, ¡coño!

Maldita suerte la mía que he ido a enamorarme perdidamente de la mujer más imposible de todo el maldito universo.

-Buenas tardes,  Clive.

-Señor Ward -nos saluda y ya ni nos para bolas, ya que está acostumbrado a nuestros shows-. Hola, Ava.

-¡Hola Clive! -le dice riendo. Por mi parte, entro al ascensor e introduzco el código. ¡Cómo es posible que me esté pasando esto!

-¿Todavía no has cambiado el código? -Y la muy sinvergüenza me pasa la mano por la espalda y luego la mete dentro de mis interiores y me pellizca.

-Cállate, Ava.

-¿Somos amigos?

-¡No! -Y la nalgueo de nuevo mientras grita-. No juegues conmigo, preciosa. A estas alturas deberías saber que yo siempre gano.

-Lo sé. Te quiero.

-Yo también te quiero, pero eres terriblemente puñetera.

La llevo al cuarto y hago que se quite ese vestido. Se ve divina, pero solo para mis ojos, y también demasiado tentadora. Hasta que no la veo salir como se debe no me aparto de su lado, y menos cuando veo que no lleva su anillo. ¿Pero? ¿Por qué? El collar si no hubo manera, y en parte tiene razón, la pueden atacar para robarle. Me decido y yo mismo la llevo.

Llegamos a la casa de Kate, me bajo para que suba en la parte de atrás.

-¡Vaya! Éste me gusta mucho más que el Porche -se acomoda-, no le digan a Samuel que he dicho eso. Bueno, enséñamelo.

-¿Qué?

Ava mira a Kate con asombro. Mierda, Ava me mira.

-¿Ella lo sabía?

-Necesitaba uno de tus anillos para saber la medida -Me encojo de hombros mirando a la carretera. Ava vuelve a mirar a Kate.

-¿Lo sabías? -le recrimina.

-Sí, ha sido romántico -Y le estira la mano a su amiga.

-¡Joder! -Se pega el anillo casi en la cara-. Menudo pedrusco. ¿Cuándo es la boda? Joder, Ava, ¿se lo has dicho ya a tus padres?

No le contesta. La miro molesto por el tono que usa.

-¿Qué tal anoche? -pregunta Ava a Kate, cambiando el tema.

-Genial.

-¿A qué hora se fueron?

-No me acuerdo -Kate no quiere hablar con Ava de eso y es porque le da pena con ella y no debería, es su mejor amiga. Ava nunca la traicionaría

-¿Este interrogatorio tiene alguna razón de ser?

Me río.

-Creo que Ava quiere saber si se divirtieron en el piso de arriba después de que nosotros nos fuimos -Ava me fulmina con la mirada y Kate me da unas palmaditas en mi hombro.

-Eso, amigo mío, no es asunto de ustedes. Bueno, si lo es, pero no -y se ríe muy malévolamente.

Ava se queda estupefacta al ver el descaro de Kate, niega con la cabeza, aun no lo puede creer. ¡Por eso la amo! Ella es diferente a todas y es ¡mía!

Las llevo al Bar y me bajo para que Kate salga del carro.

-¡Voy pidiendo las bebidas! -dice Kate y entra bailando.

Estoy muy molesto y espero a que ella se me acerque. Miro al portero, lo saludo y le hago mi señal. Él ya sabe lo que hay que hacer.

No me aguanto y cuando ya la tengo cerca la pego a mi pecho y meto mi cara en su pelo, la olfateo, me encanta su aroma.

-No bebas.

-No lo haré.
Apoyo mi frente a la de ella.

-Lo digo en serio.

-No voy a beber -me lo asegura, pero solo lo hace para dejarme contentillo.

-Pasaré luego a recogerte. Llámame -retiro su pelo hacia atrás y la beso con el alma. ¡Mierda! Me siento terrible dejándola aquí. No quiero, pero tampoco puedo obligarla. Ojalá pudiera evitar este desespero, esta puta ansiedad cuando no está a mi lado, me lleno de malos presentimientos, como ahora. Me voy, por ahora, pero no me voy a demorar en regresar.

Ava me agarra la cara y me besa.

-Te llamaré. Ve a correr o algo -me dice.

¡Puta vida! Si por mi fuera la agarro como los hombres de las cavernas y me la llevo a casa. Voy al Lusso rapidamente, subo y decido cambiarme, pero primero me doy un baño. Al rato estoy listo y me voy al Bar. No la voy a molestar, pero si voy a estar pendiente de ella. No sé por qué, pero no puedo estar tranquilo, hoy más que nunca estoy lleno de malos presentimientos. ¿O será que me volví pesimista? Pero, coño, no me siento tranquilo.

Entro al Bar y observo un rato, ella no me ve. Pasan casi cuarenta minutos y veo que Ava se dirige  a la barra, seguro a pedir bebidas, pero se detiene y se toca la cabeza. Estoy que quemo de la rabia, me dijo que no iba a beber y ya trastabilla. ¡Coño! Por eso no la quería dejar salir. Me ve a la distancia y se detiene, pues se está tambaleando. ¡Mierda! No puede ser… ¿Tan rápido se emborrachó? Pero decide detenerse y nos quedamos mirando, y así me decido a ir hacia ella y, de pronto, veo que se agarra a una de las mesas y va cayendo hasta desmayarse. Dios, se me congela la sangre. Corro, tengo taquicardia, terror, rabia, desesperación, todo junto. Caigo a su lado, derrapando frente a ella, le muevo su cara con cuidado y la siento muy fría. Por Dios, que no le pase nada. La cargo cuando Sam y Kate llegan a nuestro lado. Les digo que la llevo a emergencias, ellos corren detrás de mí, en este momento lo que tengo es mucha desesperación. Por favor, que no le pase nada.



Camino al hospital mi cabeza va a cien por hora. ¿Qué le  paso? Ella tenía poco tiempo en el lugar, no puede  ser que ya estuviera en ese estado.

Llego al Hospital más cercano y me ofrecen una camilla, la rechazo y la cargo, y al entrar me señalan donde debo dejarla. La deposito suavemente en una camilla en la sala de emergencia.

La atienden, pero no le ven nada, el médico de guardia está con otro paciente y no ha llegado. La enfermera jefe la chequea y no le encuentra nada, al menos físicamente. Le ponen oxígeno y dice que hay que esperar a que reaccione. Me paseo como un energúmeno, mis sentimientos son una mezcla para estallar. ¿Cómo es posible que beba de esa manera? ¡Coño!

-Jesse, relájate, solo se ha tomado tres copas. No estaba borracha.

De pronto, Ava comienza a reaccionar. ¡Gracias, Dios! Ella se aparta un mechón de pelo de su rostro y pone mala cara por tanta luz.

-¿Ava? -Le agarro las manos con fuerza-. Ava, nena, abre los ojos -Trata de hacerlo y le cuesta. ¿Qué carajo le pasa?-. ¡¿Quiere alguien contarme qué COÑO está pasando aquí?! - grito.

Ava por fin abre sus ojos y mira a su alrededor, me mira a mí y luego se agarra su cabeza como si se le fuese a caer.

-¿Ava, nena? -La observo preocupado, pero ya me está mirando.

-Hola -habla ronco.

¡Joder, menos mal! La beso por toda la cara feliz porque despertó, pero ella me aparta.

-Ava, chica, ¿estás bien? -le pregunta Sam. Ava lo mira, pero no le responde.

-¡¿A ti te parece que está bien?! –grito nuevamente. Joder, sé que no tiene la culpa pero….

-¡Tranquilízate! -le dice Kate.

-¿Dónde estoy?

-Estas en el hospital, nena -le acaricio la cara y le beso la frente, en medio de todo siento algo de alivio.

-Necesito ir al servicio -Gruñe tratando de alejarme, me quita los brazos de encima de ella y se sienta y de inmediato se agarra la cabeza. ¡Pobrecita, mi amor! Debe dolerle mucho la cabeza. Se apoya con sus codos en sus rodillas y la cabeza entre sus manos.

-Yo la acompaño -Kate se ofrece-. Vamos, Ava.

-¡De eso ni hablar! -Ava pone los ojos en blanco. ¡Qué ni se atreva a replicarme!

-Estoy bien -trata de bajarse pero no ve sus zapatos, y de todas maneras no la voy a dejar caminar en esas condiciones.

-A mí no me parece, señorita -y la tomo en mis brazos-. ¿Qué ha sido de los baños en la habitación? -Me volteo y salgo con ella al pasillo. Ava cierra los ojos, hay demasiada luz.

-¡Vaya! ¿Y ha vuelto en sí? -pregunta la enfermera.

-Voy a llevarla al servicio -le digo mascando las palabras.

-Caballero. Por favor, necesitamos una muestra de orina.

Me freno en seco cuando me entrega un envase recolector. Llegamos al baño y la pongo en pie, sin soltarla, con una mano cojo papel, le rocío spray antibacteriano y limpio el asiento. ¡Malditos hospitales! ¡Dios sabrá cuantas infecciones estarán cosechando aquí!

Le levanto el vestido, bajo sus bragas y la ayudo a sentarse, aguantando el recipiente plástico debajo de ella. Por fin descarga y suspira aliviada.

-¿No tienes miedo escénico? -le pregunto estando en cuclillas delante de ella.

-Me has follado por el culo. Esto no es nada en comparación a eso.

-Ava, ¿quieres hacer el favor de vigilar tu puto lenguaje? -le digo algo molesto, pero a la vez aliviado. Un día de estos le voy a lavar la boca con jabón. ¡Coño!

-Ya he terminado. ¿Te he meado encima?

-No, dame las manos -me las extiende y se las limpio con gel antibacteriano. La levanto y le subo las bragas, bajo su vestido y vuelvo a tomarla en brazos. Al salir la enfermera nos mira, solo le digo-: Está en la cisterna del wáter. -Luego acomodo a Ava sobre la cama.

-Ava ¿qué te ha pasado? -le pregunta su amiga Kate, se ve preocupada y eso sí que es extraño en Kate.

-No lo sé -le responde.

-¡Yo sí! -Y la miro molesto y acusador cuando por su parte tiene el tupé de mirarme feo.



-¡No estaba borracha!

-¡Claro, y te desmayaste porque estabas sobria! ¿No? -le grito cuando hace un gesto de dolor. ¡Diablos! Si seré bruto, debe dolerle mucho la cabeza y yo vengo y la grito. Al instante, la miro arrepentido.

-¡No le grites! -la defiende Kate, yo le lanzo  una mirada asesina. Meto mis manos en los bolsillos y me paseo por la habitación. Sam se retira de mi camino. Coño, esto no está bien, esto me huele a gato encerrado, pero si es verdad que no bebió... ¿Por qué se desmayó? ¡Mierda!

Solo bebió un par de copas de vino. Se ha bebido dos botellas en otras ocasiones y no ha perdido el conocimiento. Kate se sienta a su lado y le acaricia el brazo.

-¿Habías comido algo antes?

-Sí -le responde Ava y es cierto porque en todo el día yo me encargué de que comiera lo suficiente. Me freno. ¿Y si…?

-¿Estas embarazada? -La miro fijamente.

-¡No!

Sigo mirándola, sé qué hace días que no toma la píldora.

-¿Estás segura?

-¡Sí! -grita, y luego hace una mueca de dolor.

-Solo es una pregunta -y sigo caminando de un lado a otro.

-¿Que recuerdas? -le pregunta Kate.

-Venga, chica -dice Sam tomando la mano de Ava. Se la acaricia con su pulgar, intenta hacer memoria.

-No recuerdo nada raro... ¿Por qué están haciendo una montaña de esto? -Su cara de dolor me da a entender que le duele mucho. Por lo tanto, me acerco quitando a Sam de su lado, y la miro a los ojos con furia controlada.

-¡Ava, son las 4 de la mañana! -Cierro los ojos… Coño, aun no entiende lo que está pasando-. Has estado inconsciente casi 7 horas, así que no me digas que no haga una montaña de esto.

Ava queda estupefacta. Y es cuando entra la enfermera y nos lanza una mirada de desaprobación.

-Solo se permite un acompañante en la habitación, tienen que marcharse.

Ava mira a Kate y Kate a mí, pero ni la determino, no me pienso mover de su lado. Ahora mira a Kate con cara de disculpa y Kate solo sonríe, sacudiendo la cabeza.

-Vamos a comer algo -le dice ésta a Sam. Él asiente, la enfermera los acompaña a la puerta, luego se vuelve y le hace unos chequeos y observaciones a Ava.

-¿Quieres una taza de té? -le pregunta la enfermera.

-Si, por favor -responde con una media sonrisa. Luego me mira a mí, yo niego con la cabeza. Tomo sus manos y pongo mi frente sobre ellas, estoy cansado, pero más preocupado. Ava se duerme. Al rato entra el médico.

-Me habían dicho que ya se ha despertado. -Ava abre los ojos.

-Hola -le dice aun media dormida.

-Soy el Doctor Monvi. ¿Cómo se encuentra? -Para ser indio habla perfecto el inglés.

-Bien -responde Ava-, pero me duele mucho la cabeza. Aparte de eso estoy bien.

¿Coño, bien? ¡Cómo dice eso! ¿Qué aun no ve la gravedad de esto?

-Me alegro dice el médico -El doctor revisa sus ojos con una linterna, luego la guarda en el bolsillo-. Ava, ¿qué recuerdas de anoche?

-No mucho -aprieto la mano de Ava, no está siendo de gran ayuda. De pronto, el médico se voltea, me mira y me pregunta.

-¿Quién es usted?

-Su marido -y lo digo mirando fijamente a Ava.

-Vaya -El doctor mira el historial-. Aquí dice señorita O’Shea.

-Nos casamos el mes que viene -y sigo mirando a Ava, a ver si se atreve a refutarme algo.

-Ah, de acuerdo. Pues, hemos realizado el examen de orina ordinario -toma una silla, arrastrándola, y se sienta cerca de Ava.

-¿Cuándo tuvo el último periodo?

-Hace una semana más o menos.
¿Coño, cuándo lo tuvo? Yo ni me enteré. ¿Sería cuando estuvimos distanciados? No, ella dijo una semana y ha estado siempre conmigo. Esto está raro.

-Bien, de acuerdo, solemos realizar de manera rutinaria un test de embarazo para determinar que provocó el desvanecimiento. No está embarazada.

-¿En serio? -Se ve contenta por unos segundos.

-Bueno, al menos eso parece, si solo hace una semana del último periodo podría ser demasiado pronto para saberlo con certeza -le sonríe-. ¿Tomaba la píldora anticonceptiva, Ava?

-Sí -responde seca y algo molesta.

-Entonces, podemos decir con total seguridad que no está embarazada.

“¡Mierda!”

-Ava, es importante que intente recordar algo de lo que sucedió, con quien habló, con quien estuvo… -¡Diablos, me erizó todo!

-¿Qué? ¿Qué está intentando decir?

-Hemos realizado un test más exhaustivo, teniendo en cuenta sus síntomas.

-¿Síntomas? ¿Qué síntomas? -El médico lo piensa y al fin lo suelta.

-Hemos hallado restos de “Rophynol” en su orina.

-¿¡¡QUE!!? -grito, parándome con brusquedad. Puta vida, me la querían violar y quizá hasta la hubiera m… No, por Dios, no quiero ni pensarlo-. ¿¡¡Esa no es la droga de los violadores!!? -le grito al médico.

-Sí -me confirma.

¡Mierda! ¡Mierda! ¿Quién? ¿Cómo?



-¡Me cago en la puta! -grito, casi no puedo respirar.

-Ava, le aconsejo que lo notifique a la policía, tiene que contarles todo lo que recuerde -El médico me mira-. Señor, ¿podría confirmar si estuvo sola en algún momento?

¡Mierda! Lo pienso y camino de un lado a otro. El medico vuelve a mirar a Ava y le dice:

-Tenemos que examinarla para determinar si la violaron.

-¿Qué? -grita Ava nerviosa.

-No, estuvo sola -le respondo tranquilo-. Vi como perdía la conciencia y fui corriendo a levantarla -Ava me mira asustada.

-¿Está seguro de esto?

-Sí -le gruño al médico.

-Señor, aun así me gustaría examinarla por si tiene algún cardenal o algún arañazo.

-La he mirado de arriba abajo. No tiene ninguna marca -camino rápidamente a la puerta, la abro y llamo.

-Kate... Kate, ¿recuerdas si Ava se quedó sola en algún momento? Recuerda, por favor, es importante.

-No, Jesse, solo en un momento dado fui a fumar, pero Tom se quedó con ella. Te juro que ella no quedo sola en ningún momento.

-Está bien, gracias.

-Jesse, ¿qué pasa? -me pregunta.

-Ahora hablamos -le digo y vuelvo a entrar.

-Nena, Kate dice que salió a fumar, pero que Tom estaba contigo. ¿Te acuerdas de eso?

-Sí -responde de inmediato-, pero Tom se fue al servicio mientras Kate estaba fumando.

-Vale. ¿Y recuerdas qué sucedió durante el tiempo que estuviste sola?

-Sí, ¿por qué?

-Porque, Ava, no quiero que nadie te toque si no es necesario. Así que, por favor, has memoria -Aprieto sus manos-. Antes de que llegara, ¿estabas bien? ¿Te acuerdas de todo?

-Sí.

-Bien -interviene el doctor-, aun así me quedaría más tranquilo si accediera a que la examinemos.

-No, sé  que no pasó nada. No tengo ninguna magulladura, ni ningún corte.

-Si está completamente segura, no puedo forzarla.

-¡Por supuesto que no puede forzarla! -le respondo ácidamente al doctor. ¡Qué ganas de poner sus putas manotas encima de mi Ava! ¡No me jodas!

-No pasó nada. Lo recuerdo todo hasta que él llego -Ava me mira-. Me acuerdo de todo –pero lo dice asustada, temblorosa. Le acaricio la mejilla.

-Lo sé. Te creo.

-De acuerdo.

-Sus constantes vitales están bien -dice el doctor-. Le dolerá la cabeza un rato, pero eso es todo, se recuperara. En cuanto tenga lista el alta podrá irse.

-¿Cuánto tiempo tardará? -pregunto cabreado, quiero largarme y llevármela de aquí ya.

-Señor, estamos en el centro de Londres y es sábado por la noche. No tengo ni idea.

-Voy a llevármela a casa ahora mismo. Este puto hospital me importa una mierda.

El doctor se levanta de la silla.

-Está bien –dice. No se conforma pero me importa un coño, que le ponga las manos a su abuela, porque a mi Ava ¡NO! Unos segundos después, me llama aparte y me hace unas recomendaciones-. Señor, ella ahora va a querer dormir, que lo haga, solo le va a doler mucho la cabeza, ya le doy la receta con lo que puede tomar. Tuvo suerte su novia, lo sabe ¿no? -Asiento con la cabeza-. Por lo demás, todo está bien, si quiere comer que lo haga, y le recomiendo que denuncien esto a la policía, esto no fue un juego, querían hacerle daño.

-Lo sé, doctor, yo me encargo de esto. Gracias.

-Bien, me retiro entonces -El médico se larga. Me acerco a Ava, quien al verme comienza a llorar.

-Nena, no llores, por favor -la abrazo con fuerza, así quiero tenerla siempre-. Nena, me volveré loco si lloras -pero no deja de hacerlo. Yo solo la abrazo y agradezco en voz baja que no le haya pasado nada grave.

-Lo siento mucho.

-Ava, cállate, por favor -le suplico y la sigo abrazando, acunándola. Al rato se calma y se seca las lágrimas.

-Estoy bien -respira profundamente y me aparta-. Quiero irme a casa -Empieza a bajarse de la cama. ¿Qué hace? ¿Ella cree que la voy a dejar caminar?

-Claro que no -La agarro entre mis brazos y salgo con ella. Nos topamos con Kate y le ordeno:

-Coge sus cosas, y que la enfermera te diga que puede tomar.

-¿Qué ha ocurrido? -Se levanta Sam.

-¡La han drogado! -se lo exclamo sin detenerme.

-¡Joder! -suelta Sam consternado. Ya Kate viene detrás de nosotros, y lo sé por el ruido de sus tacones al correr.

-¿Qué? ¿Para violarla?

-¡Sí, para violarla! -grito sin parar-. Voy a llevármela a casa.

Al salir ya es de día, Ava se tapa su cara, la meto en el DBS y le abrocho el cinturón, pero al querer entrar al carro Kate me detiene.

-¿Qué vas a hacer? -pregunta preocupada.

-Llevarla a casa, tiene que dormir. Después hablamos, Kate -Solo me mira la cara de cabreado y asiente, se acerca al carro y toca el vidrio, haciéndole el gesto a Ava de que la llame.

Ya en camino, Ava se duerme. Dios, ¿quién querría hacerle daño? Estoy seguro que esto es por mi culpa porque no tiene enemigos, pero yo sí. Aún así esto es demasiado. Dios es grande, esto podría haber terminado muy mal.

Al rato, llegamos al Lusso.

-Arriba -Ava abre los ojos y la cargo en mis brazos.

-¿Señor Ward? -dice Clive preocupado al vernos-. ¿Va todo bien?

-Estoy bien, Clive -dice Ava.

Ya en el apartamento, la descargo con suavidad en la cama, la desvisto y ella se relaja por completo al sentirse en casa, y de una vez se queda dormida. Ahora tengo que pensar en esto. Debo averiguar ¿qué, quien, y por qué? Me desvisto, me pongo algo cómodo y bajo, y por un rato camino de un lado a otro. Lo sabía, la quieren separar de mi a como dé lugar, pero yo no me voy a dar por vencido. Aunque se me vaya la vida cuidándola. Ahora voy a estar mucho más pendiente de ella.

No aguanto mucho tiempo en la planta baja y vuelvo a subir con afán para verla. La miro por un buen rato, no puede ser. ¿Quién quiere hacerle daño? Dios, podían haberla violado y luego hasta la hubieran matado o mal herido. ¡Puta vida! Ahí sí me muero. Casos así se han visto y muchos, pero ¿quién? ¿El Danés? ¡No! No lo creo, sé de qué lado cojea, y el la desea para él. ¡Lo sé! ¿Alguna mujer? Coño, yo nunca tuve un noviazgo o  un compromiso con nadie, solo con... No, ella está muy lejos, pero esa maldita sí es de temer. La última vez averigüé que vivía cerca de sus padres y que tiene una relación, según supe está feliz. La descarto. Dios, pero ¿quién? ¿Sería algún traficante que la vio tan hermosa y quiso llevársela? ¡Mierda y más mierda! La cabeza me va a estallar. Mejor mañana hablo con John, él me ayudará a averiguar, siempre puedo contar con él.

Camino de un lado al otro, tratando de calmarme, hasta que decido recostarme a su lado, mirándola. Es tan preciosa, tan inocente... ¡La amo con mi vida!

Me despierto asustado, miro el reloj, son las 4.30 am. La preocupación no me deja dormir más. Volteo la cabeza y la veo dormir plácidamente y pienso lo que hubiera pasado en su vida si la hubieran violado, Dios. Me muero, eso es inaceptable.

Me levanto con sumo cuidado para que no se despierte. Luego, voy al baño, me cepillo y me lavo la cara. Cuando me la estoy secando decido darme una ducha, y me meto rápido, a ver si me despejo un poco, ya que tengo mucho en qué pensar. Me seco y me pongo unos bóxer y un vaquero, decido bajar, tengo que hacer unas cuantas llamadas.

Ya en la cocina, llamo primero a Jay, el portero del bar.

-Señor Ward, buenos días. ¿Cómo está su novia?

-Buenos días, Jay, está durmiendo. Quiero ver las grabaciones del lugar.

-¿Por qué?
-Porque anoche le dieron a mi futura esposa Ropynol, Jay, la querían violar, algún hijo de puta quería hacerle daño y en ese video se puede ver quién es el maldito.

-¡Diablos! Eso sí que no lo sabía, pensé que estaba borracha.

-Coño, Jay, tenía poco de haber llegado, no era lógico que se emborrachara tan rápido, tienen que vigilar quien entra en esa mierda, y además, ten un poco de respeto con lo que dices.

-Disculpe. Pero dígame, ¿cómo evitamos eso señor Ward?

-Bueno, solo dime si puedes traer el video, te pago por eso y muy bien, eso tú lo sabes.

-No es por eso, y no se preocupe, más bien gracias por no ir a la policía, pues nos pueden cerrar el local.

-Esa no es la mejor manera, la policía en estos casos no sirve para un coño. Ahora dime, ¿a qué hora te espero?.

-Deme una hora y media que tengo que hacer algo del negocio antes, y luego paso por su apartamento. ¿Le parece bien?

-Qué se le va a hacer. Te espero entonces, y trae todo, no me cortes el video.

-¿Y para qué iba a hacer eso?

-No sé. Quizás para no comprometer a algún cabrón de dinero.

-Esa mierda no me importa, tengo hermanas, y mato al hijo de puta que les quiera hacer un daño.

-Está bien, Jay, te espero.

Monto el café, ya me está doliendo la cabeza. Tomo mi taza y me siento. También decido llamar a John.

-Jesse, buenos días. ¿Cómo están?

-Mal amigo, anoche paso algo terrible. Estoy que no me aguanto ni yo mismo.

-¿Qué paso ahora?

-Anoche drogaron a Ava, John. La querían joder, amigo, la querían violar.

-¡Mierda! ¿Sabes quién fue? ¿Sospechas de alguien?

-Mi primer sospechoso es el maldito Danés. Pero amigo, si no llego la agarran y quizás la hubieran ma....

-Cállate, Jesse, no pasó. Pero dime, ¿cómo está ella?

-En este momento está durmiendo, solo tuvo un dolor de cabeza de los mil demonios, pero durmió bien.

-Bueno, tranquilízate, no te desesperes, te conozco, se lo que sucede cuando te desesperas. Y también sé lo que quisieras hacer si pillas quien fue.

-Juro por Dios que les voy a arrancar la cabeza -Me froto los ojos-. Estoy cerca de hacer eso, John. De verdad que lo necesito. ¡Joder, qué puta mierda! -De pronto, siento la presencia de Ava, levanto la vista y allí está. La quedo mirando-. Intenta averiguar algo, por favor. No iré hasta dentro de unos cuantos días

-Cálmate, Jesse, salúdame a Ava.

-Sí, gracias, grandulón -El teléfono lo dejo resbalar un poco, pero sigo con el brazo levantado. Me acomodo mejor en el sillón y veo que Ava se sienta en uno de los escalones, nos miramos fijamente. Dios, adoro a esta mujer, le pasa algo y me muero, y esto no es drama, así lo siento. Por lo tanto, decido levantarme y voy hacia ella, subo lentamente sin dejar de mirarla, quedo más abajo que ella, siento alegría porque está bien y a la vez siento una rabia profunda por el maldito que quiso hacerle daño.

-Si vas a gritarme, creo que será mejor que me vaya -me dice.

-Ya he gritado suficiente -le respondo-. ¿Como estas?

-Bien -se mira a los pies, está en ropa interior. La veo incomoda.

-¿Mas o menos?

-No bien del todo -me responde grosera, parece que le molesta que le pregunte sobre ello.

-Estoy furioso, Ava -le hablo suavemente, no quiero asustarla.

-No estaba borracha -me afirma preocupada.

-Te dije que no bebieras nada. Sabía que no debería haberte dejado salir.

-Siento curiosidad por saber qué te hace pensar que puedes decidir qué hago o qué dejo de hacer -Mírenla cómo me desafía-. Ya soy mayorcita. ¿De verdad esperas que viva una vida contigo en la que controlas cada uno de mis movimientos? -Me hace pensar… Y sí, coño, eso es lo que quiero, pero sé que es imposible.

-Eres mía -le hablo entre dientes-. Tengo que asegurarme de que esté a salvo. Da un profundo suspiro y se mira las manos.

-Antes has dicho que estás cerca de hacerlo. ¿Cerca de qué? -Me mira. Por mi parte, no le quito la mirada de encima.

-De nada -le respondo.

-¿De nada? -me dice sin creerme-. Quieres beber, ¿verdad? Eso es lo que necesitas para superar esa puta mierda.

Carajo, qué lenguaje, abro mis ojos como platos.

-¡Vigila… ese… puto… lenguaje! -casi se lo deletreo-. Esa puta mierda ha sucedido porque anoche saliste y me desobedeciste -Me acerco a su cara-. Si me hubieras hecho caso ahora no estaríamos en esta situación.

-¡Lo siento! -me responde furiosa-. ¡Siento no haberte hecho caso! -Y se levanta mientras me quedo de rodillas en la escalera-. ¿Siento que tengas la necesidad de ahogarte en vodka por mi culpa! Está claro que soy perjudicial para tu salud. Pero tranquilo, que por mí ya no vas a sufrir más -Se va al dormitorio furiosa, hasta la voz le ha temblado. Bueno, si haber vamos, que yo estoy más furioso que ella.

-Estoy furioso, Ava -se voltea y ve que voy detrás de ella. Se detiene y quedo pegado a ella-. ¡Bésame!

-¡No! -chilla molesta. ¿Así es la cosa? Ya veremos.

-¡Tres!

-¿Estás loco?

-Loco de rabia, Ava. ¡Dos! ¡Uno! -le hablo en voz baja mientras mira a su alrededor buscando una vía de escape-. ¡Cero! -Va a la habitación y salta encima de la cama. No le sirve de nada porque de igual manera la atrapo y la pongo debajo de mí. La tengo boca arriba y sus brazos los pongo encima de su cabeza con una mano y meto una de mis piernas entre sus muslos. La acaricio con un dedo, voy del torso hacia su boca. Acaricio su labio inferior y vuelvo a bajar por su cuerpo, ella solo me mira-. Voy a dar por hecho que tu insubordinación se debe al efecto de las drogas. Voy a concederte tres segundos para que tomes la decisión correcta -Bajo mi cabeza y rozo sus labios, pero sin llegar a tocarlos-. ¡Tres! -Se retuerce debajo de mí-. ¡Dos! -susurro y miro su gloriosa boca. Ella misma levanta la cabeza para poder besarme y me habla entre mis labios.

-Por favor, no bebas.

-No voy a beber, Ava -le digo aun poco convencido. Me pongo de rodillas y tiro de ella para acomodarla a ahorcajadas sobre mí-. Anoche, en el hospital, cuando estabas inconsciente sentí que el corazón se me paraba a cada minuto que pasaba. No tienes ni la menor idea de cuánto te quiero. Si desaparecieras de mi vida, no sobreviviría. Quiero arrancarme la cabeza por haberte dado espacio para desobedecerme. -Ava abre sus ojos asombrada ante lo que le dije.

-Estoy bien.

-Pero ¿y si no lo estuvieras? ¿Y si no hubiera llegado cuando lo hice? -Cierro mis ojos nada mas pensarlo-. Solo fui al bar a comprobar que estabas bien, no iba a quedarme. ¿Te haces la menor idea de cómo me sentí cuando vi que te desmayabas? Siento mis ojos húmedos. ¡Carajo! Esta desesperación es muy fuerte.

-¡Solo fue un incidente aislado! ¡Algún capullo que hacía de gilipollas! Estaba en el lugar equivocado en el momento inadecuado, eso es todo -Ava me quita las manos de su cara y las pone entre nosotros-. Si sigues así, acabarás en un coma inducido por el estrés. ¿Y qué haré yo, entonces? -me pregunta serena. Sacudo la cabeza y comienzo con mi tic nervioso, me muerdo mi labio

-Parecías aliviada cuando el medico dijo que no estabas embarazada -La miro fijamente, pero me quita la mirada y voltea su cara, mirando a su alrededor.

-Me salte una píldora -le tomo una mano y la quedo mirando. ¿Una? “Sí, como no”, pienso. La miro escéptico.

-Vale, me he saltado varias, las he vuelto a perder.

Mierda, ojalá no sospeche nada.

-¿No has  ido a por otras?

-Se me olvidó.

La observo. Mi Dios, si estuviera embarazada sería el hombre más feliz del planeta.

-¿Y cuándo te la tomaste por última vez?

-Hace un par de días -lo dice tranquila y esta vez no se agarró el pelo. Es cierto entonces, coño.

-Pero… ¿Vas a ir por otras?

-Iré mañana.

¡Diablos! Va a buscarlas, aun no la he embarazado. ¿Qué hago ahora? Bueno, será seguir con mis planes porque si Ava sabe lo que he hecho ¡Me mata!

La miro y me está viendo fijamente y entrecerrando los ojos. Coño, tengo que hacerme el pendejo.

-Jesse…

-¿Qué? -le pregunto nervioso.

-Nada.

¡Mierda! Ella sospecha, debo cuidarme. Debido a ello cambio el tema.

-Ha llamado tu hermano. -Se frena y se tensa.

-¿Dan?

-Sí.

-¿Has hablado con él?

Coño, claro. ¿Acaso soy un secreto sumarial?

-No podía dejarlo sonar todo el tiempo, habría acabado preocupándose. ¿Y por qué has bloqueado el teléfono?

-¿Qué más da? Eso no te ha impedido contestar a la llamada ¿verdad? ¿Qué ha dicho mi hermano?

-No le he contado nada de lo que ha pasado. No quiero que tu familia piense que no se cuidar de ti. Ha dicho que se suponía que se iban a encontrar -¿Por qué carajo no me contó de sus planes con su hermano? Me trata como si no fuera nadie y yo quiero ser el todo para ella.

-Le has dicho que estoy viviendo contigo, ¿verdad? -Se enfurruña.

-Sí, y me importa un coño.

-¿Y por qué has hecho eso? -Apoya su cabeza en mi hombro, preocupada.

-Oye, mírame -me cabreo y ella levanta su cabeza, me mira-. ¿No crees que se habría preocupado al ver que no paraba de llamar y no contestabas? -Seguro está pensando en sus padres, y si tengo que ir hasta su ciudad a hablar con ellos lo hago, no me jodas-. Voy a salir a correr. Dúchate: Te traeré algo de comer cuando vuelva.

-Quédate -me lo dice pegada a mí.

-No -la levanto y la llevo hasta el baño-. A la ducha -Le abro el grifo de agua caliente y la dejo allí, molesta y preocupada por su familia.

Ella aun no piensa en el peligro que corrió. Claro, tiene su conciencia tranquila, aquí el que tiene rabo de paja soy yo. Voy a ver el puto video y así sabré qué debo hacer. Pero coño, no me siento nada tranquilo, hay algo raro, lo presiento. ¿Pero qué? Eso sí, lo sucedido me puso en alerta máxima, ya no me agarran desprevenido porque con mi vida la protejo. La amo, ella es mi todo ¡Y punto!



CONTINUARÁ…
**Por Fanny Rebellón.