domingo, 9 de octubre de 2016

Loco Amor (Obsesión) / Capítulo 10




Loco Amor (Obsesión)
Fanfic trilogía “Mi Hombre”
Historia original de Jodi Ellen Malpas

CAPITULO 10


Llegamos a la mansión, a lo lejos veo a John en la escalera, esperándome, hay pocos coches.
-Ven, quiero terminar cuanto antes para poder tenerte unas horas solo para mí -La tomo de la mano y entramos.
-Pues, llévame a casa -dice Ava refunfuñando, sé que no le gusta venir aquí.
-Te estoy ignorando.
-Ava -dice John, saludándola e inclinando la cabeza. Luego de ello, nos sigue.
-¿Todo bien? -le pregunto cuándo nos dirigimos al bar. No se ve casi nadie, solo empleados limpiando y acomodando algunas cosas. Siento a Ava en un taburete, delante de mí, y dejo mi mano sobre su muslo. Vemos a Mario con copas en la mano, quien comienza a secarlas con un paño.
-Todo bien -me dice John-. Los del catering están en la cocina y el grupo de música vendrá a las 5. Sarah lo tiene todo bajo control.
-Genial. ¿Dónde está? -pregunto.
-En tu oficina, terminando las bolsas de regalo.
Se nos acerca Mario y se coloca su paño en un hombro, dándonos una sonrisa. Él es muy agradable.
-¿Te apetece una copa? -le pregunto a Ava, apretando la mano que tengo sobre su muslo.
-Solo agua, por favor.
-Que sean dos, Mario -le ordeno y me vuelvo de nuevo hacia Ava-. ¿Qué quieres comer?
-Filete -dice con gusto. Se ve que le gusta el menú de aquí.
-Mario, dile  a Pete que tomaremos filete con patatas nuevas y ensalada. Comeremos en el bar, por favor.
-Por supuesto Señor Ward -dice muy alegre mientras nos coloca dos botellas de agua y un vaso sobre la barra.
-¿Podrías quedarte aquí un momento mientras voy a comprobar algunas cosas? –formulo mientras le sirvo su agua.
Ava me mira inquisitiva.
-¿Dejarás a Mario vigilándome?
-No -La observo rápido y cautelosamente. John se ríe-. No es necesario, ¿o sí?
-Supongo que no -Se encoje de hombros mirando a su alrededor-. ¿Dónde está todo el mundo?
Me levanto y pongo mi mano nuevamente en su muslo.
-Cerramos el día de nuestro aniversario. Hay muchas cosas que preparar -Le doy un beso en su frente y tomo mi agua-. ¿John?
-Cuando quieras -responde él.
La miro, apartando un mechón de pelo de su cara.
-Volveré tan pronto como pueda
-¿Seguro estarás bien? -Y hace un gesto con su mano para que me largue.
Voy rápidamente por la mansión mirando que todo esté bien porque todo debe estar como lo pedí, los adornos, los arreglos florales y, la verdad, es que luce preciosa, y así es como me gusta porque amo el lujo extremo, la delicadeza, el buen ambiente, lo fino.
Pasamos a la cocina y veo las bandejas de pasa palos, canapés, todo se ve exquisito y todos me miran en suspenso, les doy una sonrisa y respiran. Por el lado de Mario no tengo que preocuparme. Ahora, vamos al salón comunitario, están terminando de acomodar lo que allí se necesita. Sí, se ve bien.
-Ya saben que deben cerrarlo ¿no?
-Sí, sr. Ward, ya tenemos nuestra orden, no se preocupe.
-Bien -Me encanta ver todo en orden-. John ¿hay suficientes ayudantes en los estacionamientos?
-Sí, eso yo mismo lo arreglé, no te preocupes, amigo, no era necesario que vinieras, todo está tal como lo pediste.
-Sí, pero tú me conoces, no estaría tranquilo si no reviso todo.
-Lo sé. Y en parte es por lo que todo camina sobre ruedas. Por tu atención al detalle.
-Así es. Al ojo del amo.
Y sonrío mientras John pela sus dientes y brillan los que posee de oro.
-Dime ¿diste la orden de alejar a los perrerosos?
-Por supuesto, yo voy a estar pendiente de eso, además solo hay dos atrevidos, y ya en la entrada voy a poner a alguien con radio y celular para que den aviso.
-Perfecto.
-Y los invitados. ¿Todos confirmaron?
-¡Por supuesto! Nadie se quiere perder esta fiesta. Los que no vengan será porque están fuera de la ciudad.
-Bien. Vamos a mi oficina -En ella, vemos a Sarah acomodando unas bolsas, quien al verme sonríe con nervios.
-Jesse, ¿y eso que estás aquí?
-Vigilando que todo esté muy bien.
-¿No confías en nosotros? Yo te dije que estaba todo perfecto.
-Sí, pero si no paso, no me iba a sentir bien. Tú ya me conoces, sabes que soy perfeccionista.
-Está bien.
Cuando doy la vuelta Sarah me pregunta:
-¿Ya te vas?.
-Si, al bar, voy a almorzar con Ava.
-Ahhh -me dice con cara seria-. Pues, bien y buen provecho.
-Gracias, nos vemos.
-¿Viste cabrón que todo está perfecto?
-Sí, ahora sí me siento tranquilo. Voy a almorzar, amigo.
-Dale.
Llego al bar y veo a Ava con una copa en la mano.
-¿Qué tienes ahí?
Ava levanta la copa y sonríe.
-Deberías probarlo. ¡Ay mi madre, está riquísimo! -Y por su gesto veo que debe estar muy bueno. ¡Me alegro! Mario lo hizo bien.
-No gracias, te creo -Me siento a su lado-. No bebas mucho.
Ava abre su boca como recordando algo.
-¡Lo siento! ¡No sé en qué estaba pensando!
Veo que suelta su bebida arrepentida, sí será bobita, el que yo no beba no significa que ella no lo pueda hacer.
-¡Hey! -La bajo del taburete y la siento sobre mi regazo, pero ella no me mira-. No pasa nada. No te atormentes -Y me río-. Veo que su cabeza echa humo de lo que tanto piensa-. Deja de darle vueltas y bésame -Me agarra por mi nuca, me acerca a ella y me da un beso divino, y ya más tranquila.
-Lo siento.
-He dicho que ya está, no sé qué te preocupa tanto.
-¿Ya lo has solucionado todo?
-Sí, ahora a comer y luego a casa a darnos un baño y a retozar un rato, ¿trato hecho? -La miro.
-¡Trato hecho! -Y me regala una hermosa sonrisa.
-Buena chica -Le doy un beso fugaz y la siento en el taburete de nuevo-. Aquí llega nuestra comida. Pete trae la bandeja con una sonrisa amable-. Gracias, Pete.
-Como siempre el  placer es mío. Que lo disfruten.
Miro a Ava, quien le da una sonrisa agradable. Me doy cuenta que ella le cae bien a mis empleados, ven que es diferente y eso me alegra. Ava  ataca su comida con una sonrisa, tiene hambre y yo también.
-¿Está bueno? -Me mira con un poco de ensalada en su boca y gime de placer. Le sonrío-. Si nuestra comida es exquisita, es porque de eso me encargue hace tiempo, de conseguir a uno de los mejores chef, quien vale lo que se le paga.
-Jesse, ¿te parece bien si el grupo se instala en una esquina del salón de verano? -Llega Sarah, preguntándomelo.
-Me parece perfecto. ¿Pero no lo habíamos hablado ya? -Coño, Sarah a veces es pesadita, y lo peor de todo es que sé por qué lo hace. Voy a tener que hablar con ella para llamarle la atención. Siempre digo que lo voy a hacer y se me olvida.
-Sí, solo quería confirmarlo. ¿Cómo estás, Ava?
Ella se tensa, da media vuelta y le sonríe forzosamente.
-Muy bien, gracias, Sarah.
-Fenomenal. ¿Tienes ganas de que llegue la hora de la fiesta?
-Sí, muchas.
-Me voy a marchar, volveré a las 6, asegúrate de que arriba todo esté en orden -le digo tajante a Sarah-. Las habitaciones y el salón comunitario estarán cerrados hasta las 10.30 y sin excepción -añado, serio.
-Por supuesto -me confirma-. Bueno, los dejo. Hasta luego Ava.
-Adiós -le responde, pero ya la veo molesta. Estoy empezando a conocerla muy bien. ¿Pero por qué?
-¿Por qué no te hace ilusión la velada? -le pregunto ya a solas.
-No es verdad -No me mira, pero comienza a jalarse su pelo como loca.
-Ava, deja de tocarte el pelo. To estabas tocando cuando Sarah te ha preguntado y lo estás haciendo ahora. -Le golpeo su rodilla con la mía.
-Lamento que no me haga ilusión asistir a una fiesta donde cada vez que alguien me mire o me hable estará pensando que lo que verdad quieren hacer es arrastrarme al piso superior y echarme un polvo.
¡Coño, hasta cuando es tan grosera! Golpeo la barra con el cuchillo muy cabreado.
-¡Por el amor de Dios! -Retiro mi plato, se me fue el apetito nada más pensar en eso. ¡Mierda! Me vuelve loco. Me masajeo mi sien-. Ava, vigila esa boca -La tomo de su mandíbula. La miro furioso-. Nadie va a hacer tal cosa porque todos saben que eres mía. No digas esas cosas que me vuelven loco de rabia.
-¡Lo siento!
-Por favor, intenta mostrar mejor predisposición -Le acaricio la mejilla-. Quiero que la pases bien -La miro suplicante, ella no se imagina lo importante que es tenerla a mi lado. Se sube a mi regazo y me rodea con sus piernas sin importarle dónde estamos y, la verdad, a mí menos.
-¿Me perdonas? -Y me acaricia con su nariz. Me muerde el labio inferior descaradamente y yo le doy un beso esquimal.
-Eres adorable cuando te enfurruñas -me dice toda cariñosa.
-Tú siempre eres adorable -me responde y nos damos un delicioso beso-. Llévame a casa -me dice toda mimosa en mi boca.
-Trato hecho -Me levanto y ella afloja sus piernas, se pone de pie.
-¡Ay no! -dice Ava
-¿Qué? -le pregunto preocupado.
-Tengo que comprarle una botella de whiskey a Clive.
-¿Por qué?
-Como ofrenda de paz, ¿podemos parar en algún sitio de camino a casa?
Pongo mis ojos en blanco. ¿Qué más coño voy a hacer?
-Clive ha sacado una buena tajada de esto, y ni siquiera cumplió con su parte.
Ava se despide de Mario y de John con una sonrisa mientras ellos le responden con simpatía.
-¿Cuánto le pagaste?
-Al parecer, no lo bastante para que hiciera bien su trabajo.
Ella sonríe con picardía.
-No me mires así cuando no estoy en condiciones de hacerte mía, Ava, y sube al coche.
-Y… ¿Qué hay del mío.
-Hare que alguien lo lleve a casa.
Pasamos por tres  licorerías de las mejores hasta que encontramos la bendita botella, menos mal, pura pérdida de tiempo, ya debería estar dentro de ella. ¡Diablos!
Ya vamos en camino al Lusso, quiero descansar y relajarme con mi mujer y luego prepararnos para esta noche, ardo en deseos de verla envuelta en el vestido que se compró. El júbilo que siento dentro de mí es increíble, ya que por primera vez voy acompañado y de mi mujer. Me siento eufórico, sé que a muchas no les va a gustar, pero me importa una mierda, a mí solo me importa mi Ava, mi vida, mi para siempre.

Voy que hecho humo, Ava me hizo recorrer varias licorerías para conseguirle el whiskey a Clive y, de paso, no me dejó pagar. Odio la independencia en las mujeres. ¿Pero qué coño voy a hacer? Nada, aceptarlo, pues, con esa terquedad cualquiera se le opone.
Cuando llegamos al Lusso, y Ava le entrega la botella, la cara se le ilumina como un árbol de navidad, está feliz con eso. Ella la pegó, dio en el blanco.
-¡No puedo creer que la hayas encontrado! Creí que solo se podía por Internet.
Viejo mañoso, ésta es la última que se la paso, esto lo acepté por Ava y por mi tranquilidad. Tiro de ella y entramos al ascensor.
-¿Estará Cathy? -me pregunta de inmediato.
-No. Le dije que se marchara al acabar con los oficios -le respondo molesto. Luego, abro la puerta como puedo, ya que cargo las compras encima. Ava me quita unas de las bolsas-.  ¿Qué haces?
-Me las llevo al cuarto de invitados. No puedes ver mi vestido.
-¡Déjalo en nuestro dormitorio! -le grito.
-¡Imposible! -me responde ella con otro grito.
Voy hacia el cuarto de invitados y toco la puerta.
-¡No entres! -chilla, pareciera que fuese el santo grial.
-¿Es que vamos a casarnos? -me burlo de inmediato.
-Quiero que sea una sorpresa -Se asoma y me hace el gesto para que me largue-. Tengo que pintarme las uñas, vete -Levanto las manos, vencido. Me choca, pero la verdad es que tiene que hacerse sus cosas, ya que gracias a Dios no se internó de cabeza en un spa o salón de belleza. ¡Uf! De la que me salvé. A veces escucho los cuentos de amigos casados, pero como mi Ava es natural, no necesita nada de eso. Ella es una belleza. Lo dicho, soy un cabrón con suerte.
Me voy a nuestra habitación y tras llenar la bañera entro en ella. ¡Ahhh, qué delicia! Pero sería mejor con mi Ava aquí. ¡Diablos! ¿Por qué se demora tanto? Al rato la veo entrar, se saca el vestido por la cabeza, seguido del sostén y las bragas. ¡Por Dios, está buenísima! Viéndola se me va el mal genio.
-¿Dónde estabas?
-Esperando a que se me secaran las uñas -me lo va diciendo mientras se pega a mi pecho. ¡Dios, me encanta esto! La envuelvo con mis piernas y mis brazos.
-¡Ya he perdido dos horas de estar contigo, dos horas que no voy a recuperar. Se acabó el pintarse las uñas y el ir a buscar botellas de whiskey raro.
-Vale. Se me olvidaba, Clive me ha dado tu correo esta mañana. Lo he metido en el bolso y se me ha olvidado, perdona.
-No pasa nada. Me encanta, me encanta tenerte mojada y resbaladiza sobre mí -Tomo posesión de sus hermosas tetas y muerdo con suavidad su cuello-. Mañana nos vamos a pasar todo el día en la cama -Veo que ante ello sonríe socarronamente.
-¿Qué fue lo primero que pensaste al verme? -me pregunta, mirándome fijamente.
Que tenía que ser solo mía, desde el primer minuto en que la vi. Sí, lo pensé desde ese momento y más, cuando ella cambio mi vida.
-Qué eras mía -La suelto y muerdo su oreja. Ella se ríe y voltea a verme.
-¡No es verdad!
-Joder, sí lo pensé… Y ahora eres toda mía -Tomo su cara y la beso con todo mi amor-. Te quiero.
-Lo sé. ¿No se te ocurrió nunca que podías invitarme a cenar, en vez de acosarme, hacer preguntas inapropiadas y prepararme una encerrona en una de tus cámaras de tortura?
-No, no podía ni pensar. Me tenías confundido.
-¿Confundido sobre qué?
-No lo sé, provocaste algo en mí. Era perturbador -Fue increíble lo que sentí, algo que nadie me había provocado. Ahora diría que lo que sentí fue “amor a primera vista” porque desde ese día no pude sacármela ni un segundo de mi cabeza. Me dormía pensando en ella, me despertaba y de una pensaba en ella. ¡Dios, esto es fuerte! Pero me encanta estar enamorado de Ava, me siento más vivo que nunca.
-Me regalaste una flor.
-Sí, estaba intentando ser un caballero.
-Y cuando volviste a verme… ¿Me preguntaste cuánto iba a gritar cuando me follaras?
-Esa boca, Ava -Pero me río porque es cierto, fue loco. No sabía qué hacer. Normalmente solo tengo que sonreír para conseguir lo que quiero.
-Deberías haber intentado ser menos arrogante.
-Tal vez. Dime qué pensaste tú -La pellizco-. Anda, dímelo -insisto, impaciente.
-¿Para qué? ¿Para qué se te hinche un poco más el ego? -Se burla de mí y le hago cosquillas.
-¡Para! -grita.
-Dímelo. Quiero saberlo.
Ella respira profundo.
-Casi me desmayo -me dice. ¡Wow!-. Y entonces vas tú y me besas ¿Por qué lo hiciste? -me pregunta recelosa.
-No lo sé, simplemente pasó. ¿Estuviste a punto de desmayarte? -Y sonrío de oreja a oreja, tanto que me duele la cara. Ava voltea y me ve sonriendo. Pone sus ojos en blanco-. Me encanta saberlo.
-Pensé que eras un cerdo arrogante, un sobón con modales inapropiados que hacia comentarios de mal gusto.
Mientras habla yo acaricio sus pezones en círculos y con la punta de mis dedos.
-Necesitaba seguir tocándote para ver si no estaba imaginado cosas.
-¿Qué cosas?
-Mi cuerpo temblaba cada vez que te tocaba. Y sigue haciéndolo.
-El mío también. ¿Eres consciente del efecto que causas en las mujeres? -Pone sus manos en mis muslos.
-¿Parecido al que tú causas en mí? -Entrelazamos nuestras manos-. ¿Dejan de respirar durante unos segundos cada vez que me ven? -Beso su sien e inhalo su olor-. ¿Quieres meterme en una vitrina para que nada ni nadie pueda hacerme daño?_
Abre su boca perpleja con lo que le digo, pero se va dando cuenta que ella siente lo que yo le estoy diciendo.
-¿Creen que la vida se acabaría si yo no estuviera?
Ava va subiendo hasta quedar su cara a la altura de la mía.
-Me has quitado las palabras de la boca -me dice dulcemente-. Te quiero muchísimo -afirma con plena seguridad-. Tienes que prometerme que nunca me dejarás.
-¡Ni loco! -De verdad, Ava no tiene ni idea del tamaño de mis sentimientos por ella-. Nena, no vas a librarte nunca de mí.
-Estupendo, bésame -me dice con voz autoritaria.
-¿Me estás dando órdenes? -le pregunto burlón.
-Sí, bésame.
Entreabro mi boca, incitándola a que me bese y ¡vaya que lo hace! Ya no podría vivir sin sus besos, y hoy esta mimosa, más apasionada de lo normal. Sé lo que se trae entre manos.
-Sé que te haría muy feliz que nos quedásemos aquí toda la noche, pero tenemos que ir pensando en movernos -Le agarro el culo entre mis manos y la levanto para besarle el cuello.
-¿Y si nos quedamos? -me suplica y se refriega contra mí. ¡Diablos! ¡Qué tentación! ¡Ella es divina!
-Tendrás que dejarme salir porque si me quedo aquí, no vamos a ir a ninguna parte. -La beso rápidamente y la siento sobre sus talones.
-Pues, quédate -me dice toda mimosa y me atrae, pegándome más a ella, incitándome, provocándome y, la verdad, no necesita mucho esfuerzo. Me pone un dedo encima y ya me siento volar. ¡Uyyy, es divina esta sensación!-. Quiero marcarte.
Gruño de deseo al oírla.
-Ava, vamos a llegar tarde -Me muerde y succiona, me está marcando. Joder,  no sé decirle que no. Y la levanto, acomodándome debajo de ella. Voy introduciéndome lentamente y los dos damos un profundo suspiro. Ava me muerde más fuerte y comienza a moverse, arriba y abajo muy despacio, delicioso. La tomo por la cintura y la muevo en círculos. Luego, la subo y la bajo yo ahora, así es más profundo-. Quiero verte la cara -Suelta su mordisco y me besa antes de mirarme-. Mucho mejor -le digo sonriendo. Mi amor se pone más mimosa, me aparta el pelo de mi frente y me toma por la nuca, se ve sexy, preciosa ¡Me tiene loco! Nos movemos sincronizadamente mientras el agua chapotea por todos lados y sin que podamos apartar la vista el uno del otro.
Levanto las caderas, girándolas, y ella se suelta, agarrándose del borde de la bañera. Sé que así lo siente más. Por lo tanto, repito el movimiento.
-Otra vez -me ordena. Lo repito y ella grita de placer. Dejo una mano en su cintura  y con la otra la tomo de la nuca
-¿Mas? -le pregunto.
-Sí -me dice en un susurro, ida del placer, y cierra los ojos.
-Nena, mírame -Ya casi estoy listo para explotar mi orgasmo. Mi Dios, esto es lo máximo. La levanto y vuelvo a entrar hasta en los confines de su deliciosa vagina-. ¿Te gusta? -le pregunto mientras la subo de nuevo.
-¡Sí!
-No te corras, Ava. No he terminado -Somos puro gemidos, besos, delirio. Disfrutar junto a ella es el más inmenso de los placeres-. Buena chica -La muevo en círculos sobre mí-. ¿Lo notas, Ava?
-Te vas a correr –Sonrío. Ya va  aprendiendo a conocerme más, me encanta-. Cógete los pezones -Ella lo hace, los amasa suavemente, le gusta hacerlo para mí y a mí me excita verla hacer eso-. Más fuerte Ava -Y la embisto más fuerte mientras ella grita-. ¡Mas fuerte!
-¡Jesse!
-Aun no, nena. Ava no, contrólalo -Bajo mi mano y acaricio su clítoris y sigo mi trazando mi movimiento en círculos porque quiero verla enloquecer de placer. Ava sacude su cabeza desesperada, quiere acabar.
-¡Jesse, por favor!
-¿Quieres correrte?
-¡Sí! -Acaricio más su centro, la embisto presionándome contra ella y le digo:
-Córrete -Ella grita y siento cómo su vagina me aprieta, cómo me envuelve muy dentro de ella. La tomo más fuerte de la cadera y subo y bajo casi con violencia, ya estoy a punto de acabar, esto, lo juro, es un placer de dioses.
-¡Dios! –Exhalo-. Ava, mañana te voy a esposar a la cama. Bésame -Levanta lentamente su cabeza y me besa mientras yo sigo balanceándome. Me está exprimiendo hasta la última gota de placer.
-Llévame a la cama -me dice sobre mis labios, trata de hacer que nos quedemos en casa. ¡Imposible!
-Te estoy ignorando.
Y me toma la cara, me da besitos en toda ella para que termine cediendo a su pretensión.
-Quiero quererte.
¡Dios, qué tentación!
-Déjalo estar, nena, pero odio decirte que no. Sal -La aparto y salgo de la bañera antes de que me convenza-. Esta noche quiero que lleves el pelo suelto -Comienzo a secarme, ella se decide, se sale de la bañera y se dirige a la ducha.
-A lo mejor lo llevo recogido -replica enfurruñada. Le doy una nalgada cuando chilla y abre los ojos aún con shampoo cayéndole por el rostro.
-Calla, lo vas a llevar suelto -Y la beso, le encanta contrariarme-. ¿Sí?
-Sí.
-Ya lo sabía yo -Salgo de la ducha-. Arréglate aquí, yo me voy a la otra habitación.
-No vayas a la habitación crema -grita asustada-. ¡No vayas a la habitación crema! -Tan linda quiere darme la sorpresa con su vestido y claro que la voy a dejar que se dé el gusto, y sé que se va a ver como una diosa.
Termino de vestirme. Me pongo el traje negro, una camisa blanca y una corbata negra. Ya me afeité. Me echo mi colonia, me termino de peinar y sonrío al espejo ¡Diablos, me veo guapo! Hoy muchas van a chillar por mis huesos, pero nada que hacer, mis ojos solo son para mi Ava y para nadie más. Termino y bajo, pongo algo de música, Nights in White satín de Moody Blues. Vuelvo a subir y toco a la puerta donde está Ava.


-Cariño, tenemos que irnos -Estoy loco por entrar y verla, pero voy a respetar su deseo.
-Dos minutos -grita desde dentro. Sonrío. “Mujeres”. Camino despacio de un lado a otro con mis manos en los bolsillos, estoy algo nervioso. Luego, me siento y junto mis manos haciendo círculos con los pulgares. Vuelvo a levantarme. ¡Diablos! Pareciera que tengo púas en el trasero. ¡Cálmate, Jesse! Estoy  muy emocionado.
La siento por fin y miro hacia lo alto de la escalera, me paralizo. ¡¡¡Dios Míooo!!! ¿¡¡Es un ángel!!? ¿Es real? ¡Por todos los santos, parece una aparición! Abro mi boca y babeo literalmente. Y la abro más de la cuenta, al igual que lo hago con mis ojos porque se ve bella, sexy... divina. Es demasiado para mí, ¡Soy un hijo de puta con mucha suerte! ¡Mamacita!
-Madre mía -digo cuando gira sobre sus talones para que yo la vea en todo su esplendor. Me acerco sin quitar mi vista de ella, Ava está como paralizada, le tiendo mi mano y sonrío, ella la toma y se recoge el vestido. Dios, tan femenina y es  toda ¡Mía!
Bajamos la escalera y se queda en su lugar, le recorro su cuerpo con mis ojos, camino a su alrededor, embriagándome de su belleza y veo su espalda. ¡Carajo!  Ya tengo una erección de campeonato. ¡Qué bella espalda, blanca, tersa, preciosa y sexy a rabiar! Doy un suspiro  desde lo más profundo de mi y paso suavemente uno de mis dedos por su columna vertebral. Veo cómo se eriza cuando llego a la base de su espalda, muy cerca de su bello trasero y no me aguanto, y le planto un beso en el centro de su espalda. Lentamente me pongo de nuevo delante de ella-. No puedo respirar -Yla tomo por su cintura, pegándola a mí. Después, le doy un beso muy suave, como si ella fuera de cristal. Luego, me aparto y le beso el vientre, mi erección pareciera que se quisiera salir del pantalón-. Me gusta muchísimo tu vestido -Le sonrío-, pero éste no te lo probaste. Me acordaría -La miro embelesado.
-Siempre encaje -me responde y me asombro por su detalle.





-¿Escogiste este vestido por mí? -le pregunto con cariño, todo derretido cuando asiente con su cabeza ¡La amo! ¡Y cómo no hacerlo! Doy un paso atrás y me meto las manos en los bolsillos. La miro, me roba el aliento. Ahora, espero que acepte el regalo que le tengo.
-Igual que yo he elegido esto para ti - le aseguro mientras saco mi mano de uno de los bolsillos y le muestro la cadena de platino con su hermoso Diamante. Ava se queda paralizada, viendo la cadena.
-Jesse, ¡ese collar vale 60 mil libras!
Me acerco y pongo la cadena en su cuello, y voy a su espalda para abrocharle la cadena, deslizo mis dedos por los hombros y le beso la nuca.
-¿Te gusta? -le susurro al oído.
-Sabes que sí, pero… se toca el diamante aún asombrada-. ¿Te lo dijo Zoe?
-No, yo le pedí a Zoe que te lo enseñara -Le doy la vuelta entre mis brazos y le acaricio el collar y sigo haciéndolo con su cuello-. ¡Eres increíblemente hermosa! -La beso con ternura en los labios.
-¿Eso va dirigido a mi o al diamante?
-Solo tengo ojos para ti. Para Siempre
-Jesse, ¿y si lo pierdo? ¿Y si…. -Pongo mi dedo en sus labios.
-Cállate, Ava -acomodo su pelo-. Esta asegurado y es un regalo que quería hacerte. Si no te lo pones, me enfadaré mucho ¿entendido?
-No sé qué decir -me dice con voz temblorosa.
-Puedes decir que te encanta, puedes darme las gracias…
-Me encanta, muchas gracias -Y me besa.
-De nada, nena. Aunque no es tan hermoso como tú. Nada lo es -La tomo de la mano-. Mi trabajo aquí ha terminado. Vamos, has conseguido que tu dios llegue tarde-. Me acomodo mi polla antes de salir. La llevo hacia la puerta principal y apago con el control la música, cojo las llaves y vamos hacia el ascensor. Entramos en él e introduzco el código. Luego, la miro y le guiño un ojo.
-Eres demasiado guapo -Me limpia un poco el labio, seguro con rastros de su labial.
-Y todo mío -me dice posesiva. Me encanta.
-Solo tuyo -Le beso la punta del dedo con el que me limpio.
Salimos al vestíbulo del Lusso. Clive nos ve y le llega la quijada al piso. Paso mi brazo por sus hombros y luego la ayudo a subirse al DBS.
Vamos a toda velocidad. Voy tarde. La miro de vez en cuando y veo que me está mirando embelesada, me alegro que le guste lo que ve porque a mí me sucede lo mismo.
Ella pone su mano en mi muslo y yo pongo la mía sobre la de ella, y se la aprieto cariñoso.
La miro y en ese momento el diamante brilla como una estrella en el firmamento y es cuando recuerdo el día que pasé por Harrod’s para hablar con Zoe. Ella siempre es la que me atiene cuando quiero comprar ropa para mí. Por lo tanto, le pedí que me enseñara las cadenas y collares más hermosos, habían muchas, pero cuando vi esta cadena con ese hermoso diamante me encanto para  mi Ava. No miré más, sabía que era ése el que debía escoger. Zoe me miró boquiabierta.
-¡Jesse! ¡Estás enamorado! –me dijo-. Pero… ¿Estás seguro? Viste el precio?
-No me importa Zoe, es para Ava, la mujer a quien amo. Solo se lo enseñas, por favor, y luego me dices su reacción. ¿Ok?
-Jesse, ¿va en serio? Creo que nunca  habías hecho algo así con ninguna de tus mujeres.
-Zoe, coño, yo nunca tuve  otras mujeres, solo fue sexo. Nunca tuve una relación con nadie. Pero Ava, ella es diferente, ella es la definitiva.
-¡Wow! Muchas van a llorar por ahí.
-No me importa. Como te dije fue solo sexo, nunca le di esperanzas a ninguna. Bueno, me avisas. ¿Okey?
-Claro, Jesse, no te preocupes. Y me alegro que estés feliz.
-Sí, lo estoy, y recuerda, muchos vestidos y todos los que te des cuenta que le gustan. Esos se van a comprar. ¿Estamos?
-Estamos. ¡Qué envidia!
-Puede que pronto encuentres a alguien.
-No. No encontraré jamás alguien como tú -dice compungida
-Jajaja, Zoe, déjalo ya. Adiós -Zoe siempre me hizo ojitos, pero nada que ver, solo es una buena amiga. Siempre me hice el pendejo, y así funciono mejor.
Vuelvo a mirar a Ava a mi lado, está serena, radiante… Voy a ser la envidia de muchos hoy. ¡Coño, pero que ni se les ocurra acercarse!
Llegamos a la mansión, veo a John en las escaleras. Ayudo a Ava a salir del coche y la tomo de la mano, nos acercamos a John que está dando instrucciones a todos los aparcacoches. Le lanzo las llaves, las agarra y se la da a uno de ellos diciéndoles que el Aston Martín solo se mueve si es estrictamente necesario.
Ava saluda a John y el grandote  le sonríe con simpatía, se le vislumbra su diente de oro. Se ve elegante y siempre está con sus lentes de sol, si se los quita mete miedo, ya que su mirada es fuerte. Con lentes impone, sin lentes asusta, así de sencillo.
-¡Por fin! -Sale Sarah con voz nerviosa. Dios, parece que ese vestido le va a explotar. Sarah es hermosa, pero su manera de vestir ¡uf! Nunca me gustó, pareciera que se metió ese vestido con mantequilla, coño. Camina hacia mí, pero se frena un poco para ver a Ava y lo hace de arriba y abajo. Le mira fijamente el collar y hace una mueca de desagrado. ¿Envidia??? Bueno, que se joda.
-Ya estoy aquí -le digo cuando ya me dirijo hacia el bar. En él le señalo un taburete junto a la barra, llamo a Mario mientras Sarah me señala un papel con una lista.
-¿No podemos repasar?
-Sarah, dame un minuto.
-¿Qué quieres beber? -Aparece Mario.
-Tomaré un sublime de Mario, por favor, -Ava le sonríe. Mario se parte todo y también le sonríe, pero también a mí me hace la misma pregunta.
-¿Y usted, señor Ward?.
-Solo agua, Mario. Gracias -le respondo y me acerco para besar a Ava. Sarah también pide bebida.
-Un Gin Tonic de endrinas, Mario. Jesse, de verdad que te necesito en la oficina.
-¡Sarah, por favor! -le digo molesto al tiempo que miro a Ava-. Nena, ¿prefieres quedarte aquí o vienes conmigo?
-Vete, yo estoy bien aquí.
Tomo mi agua y le beso la frente.
-No tardo nada.
Sarah agarra su copa al vuelo y viene casi corriendo detrás de mí.
-Sarah, ¿qué tengo que ver? Tenía entendido que todo estaba bien.
-Sí, pero te conozco, quería que vieras la lista de invitados y, de paso, miraras todo. Además quería que supieras que las bolsas de regalos ya tienen el respectivo nombre en ellas.
-Okey, perfecto -Repaso la lista y veo todo bien hasta que advierto un nombre.
-Sarah ¿éste no estaba moroso?
-No, canceló ayer en la noche. Seguro no quería perderse la fiesta y sabía que tenía que estar al día para entrar.
-Bien. ¿Qué más?
-Todas las habitaciones están listas, las bebidas, todo está bien. Y en la tarde vino la gente del grupo y acomodaron todo en la tarima como te dije.
-Y si todo está bien ¿por qué me trajiste? Pudiste habérmelo dicho en el bar.
-¿Es que no te puedes separar de ella, al menos, por un rato?
Me volteo y la fulmino con la mirada.
-Coño, no quiero y no puedo alejarme de Ava. ¿Algún problema con eso?
-Este… No, claro que no, solo decía.
-No me gusta como actúas a veces, Sarah. No creas que soy estúpido, a mí no trates de joderme pues te vas a encontrar con una puta pared ¿Esta claro?
-Sí, diablos sí.
-Bueno, ya déjame disfrutar de la fiesta -Y la dejo con su amargura, me molesta, ella cree que no me doy cuenta con sus indirectas. Pero que ni se le ocurra meterse con Ava, ahí sí que va a arder Troya si eso sucede. ¡Mierda! Ya me hizo perder más de cuarenta minutos lejos de mi Ava.
Voy hacia el bar y en el trayecto me encuentro con unos cuantos socios y socias que me detienen para saludarme y felicitarme por el aniversario, cuando lo que quiero es ir donde está Ava. Las mujeres me besan la mejilla y se me quieren pegar como lapas, pero las alejo. Así paso más de 45 minutos más. ¡Mierda! Ya está bueno, quiero estar con Ava.
Menos mal que puedo zafarme de tanto baboso. Llego al bar y la diviso, algo seria pero divina. Además, veo unos cuántos idiotas mirándola. Menos mal que está con Kate, su amiga tan chispeante como siempre y mis amigos que ya están al lado de ellas.
Aparezco por atrás y pongo mis manos en su cadera. Apoyo mi barbilla en su hombro, diciéndole:
-Te he dejado sola -Ella se gira y me mira, le brillan los ojos, está molesta. ¡Mierda! Tiene razón, no es justo que la deje tanto tiempo sola, aunque sabe que tengo que atender el negocio.
-Sí. ¿ Dónde has estado?
-No podía dar dos pasos sin que alguien me detuviera. Ahora soy todo tuyo, te lo prometo - Estiro mi brazo para saludar a mis amigos, estrechando sus manos, y luego le doy un beso en la mejilla a Kate-. ¿La están pasando bien? -Le pido agua a Mario.
-Lo pasaremos bien después de cenar -me dice Sam, sonriente. Miro a Ava, al parecer su cabecita echa humo de lo que no cesa de pensar. Observo a las parejas y sé lo que está pensando.
-A las 10.30 -le digo serio al tiempo que la levanto y la siento sobre mis rodillas, hundiendo mi cara en su pelo. Los amigos me regañan con sus ojos.
-Quiero tumbarte sobre la barra y tomarme mi tiempo para quitarte todo ese encaje -le susurro al oído y como el que no quiere, le restriego mi entrepierna en su trasero-. ¿Qué llevas debajo del vestido?
-Más encaje.
Al oírla, doy un gruñido.
-Me estás matando -Le muerdo la oreja.
-Para -dice porque está excitada. Genial. Ambos estamos siempre en sintonía.
-Nunca -Hundo mi lengua en su oreja.
-¡Eh, pareja! -Kate me da un manotazo en un hombro-. ¡Bájala!
_-Eso. A nosotros nos reprimes nuestras necesidades sexuales, pero luego te sientas ahí a magrear a tu chica -dice el Sam al tiempo que los miro molesto.
-Si intentas detenerme, cierro el chiringuito ahora mismo y me la llevo a casa.
-Estás avasallando a tus amigos.
Me rio y todos se ríen conmigo. Luego, vuelvo a la carga con Ava y comienzo a morderle la oreja.
-¿Quién es ésa? -me pregunta Ava, de pronto.
-¿Quién? .Saco mi cara de su cuello y ella me señala con la cabeza.
¡Puta vida!... Coral. ¿Qué coño viene a hacer aquí? La condenada no disimula, nos mira fijamente. Esta noche me voy a ganar una buena con Ava. ¡Diablos! Y seria con justa razón.
¡Mierda! Y se nos acerca. Me tenso más que cuerda de violín mientras mis amigos me miran y se callan. Es una descarada. Se detiene enfrente de nosotros y no me quita los ojos de encima. Coño, estoy jodido y no quiero ser grosero con ella. Si fuera en otro momento me la como viva, pero tengo que disimular. Tengo que solucionar esto y ¡Ya! Levanto a Ava y vuelvo a sentarla en el taburete.
-¿Vamos a mi despacho, Coral? -le pregunto casi que con cariño, porque no quiero que forme un escándalo aquí, y menos con Ava al frente. ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! Ella asiente y pareciera que quiere llorar.
-Ven -miro a Ava y le sonrío con una disculpa. Luego de ello, me alejo con Coral. Pongo mi mano en su cintura y así la dirijo hacia mi despacho. Coño, esto no está bien… Si esto fuera lo contrario mato y entierro al que se quiera llevar a Ava, yo no lo aceptaría, pero ahora… Estoy con la mierda hasta el cuello.
-¿Por qué estás tan lejos de mí? -dice finalmente toda melosa.
-¿Qué?
-¿Por qué te sientas tan lejos de mí? 
-Coral, ¿qué quieres? ¿Qué pretendes?
Mi esposo me dejó y me quitó todo. No tengo casa, carro, tarjetas, nada.
-¿Y yo que tengo que ver con eso?
-Que eso pasó por mi relación contigo.
-Un momento, aquí no hubo ninguna relación.  Tú con tu esposo vinieron a buscar a alguien para un trío, tú me escogiste. Fue solo sexo, Coral, yo no te engañe, y tú no eres una niña. De mi parte nunca hubo un compromiso contigo.
-¡Pero yo te amo!
-Lo siento, Coral, yo no te quiero, nunca te quise, nunca me enamore de ti ni de nadie. De la única mujer que me he enamorado es la que viste hoy conmigo. Ava -Y comienza a llorar. ¡Mierda!
-Pero tú volviste por más, querías estar conmigo, disfrutamos y mucho.
-Coral, vuelvo a repetírtelo: fue solo sexo. Tú sabes que la mansión es eso: “Un club de sexo”. Deberías estar clara en eso.
-Entonces, ¿no me vas a ayudar?
.¿En qué quieres que te ayude?
-Con dinero mientras veo a ver que hago.
-Veré qué puedo hacer, pero que conste, yo no tengo ninguna obligación contigo.
-Pero quiero seguir viéndote, Jesse.
-Nunca más, Coral, eso olvídalo. Veré si te ayudo, pero será hasta ahí. No me busques, no me llames.
-Todo por esa mujer ¿no?
-Nunca te quise, Coral, perdona mi crudeza, pero en mí nunca hubo un sentimiento hacia ti, solo hubo sexo.
-Vuelve conmigo, yo puedo hacer que me quieras.
-Eso nace, y te aseguro que nunca te voy a querer, ya estoy sitiado, amo a Ava, ella es mi vida, no te voy a engañar
-Pues, ¡se lo voy a decir!
-¿Me amenazas? ¿Vienes a pedirme ayuda y luego me amenazas?
-Disculpa, es que estoy desesperada.
-Te la voy a poner así, Coral. No vuelvas al hotel. Voy a prohibir tu entrada aquí, ya está bueno, si me decido a ayudarte te llamo, pero si me atosigas, olvídate de que existí alguna vez. No tengo ninguna obligación contigo, eres una mujer casada, debiste respetar a tu esposo, aunque viéndolo bien ni el mismo se respeta. Él te trajo, no sé de qué se queja ahora, él se lo buscó.
-Pero, Jesse, ya soy libre, ya no tengo nada con él, ¡estoy libre para ti!
-Lo siento, no me interesa y, por favor, salgamos, tengo invitados que atender y mi novia me espera –Coño, comienza el llanto de nuevo, pero ni me acerco, solo espero a que se calme. Al rato lo hace y se seca la cara, se retoca el maquillaje. Me levanto y me dirijo a la puerta. Cuando va saliendo, veo su movimiento, trata de acercarse a mí, la freno por los hombros, alejándola-. Si vuelves a hacer eso ni siquiera pensaré en ayudarte.
-Entonces, ¿sí vas a hacerlo?
-Aun no lo sé. Te dije que te avisaría. Ahora, vamos Coral -Camino a paso rápido, Ava debe estar cabreadísima y con sobrada razón. ¡Diablos! Cuando estamos cerca del salón, John nos ve y se levanta, acercándose a nosotros.
-John, búscale un taxi y págaselo, por favor.
-Sí, como no. Inmediatamente.
Ya  me deshice de Coral. Por Dios, todo lo que tuve bregar para contenerme, y todo para que no se armara un escándalo.
Miro al salón con la vista y veo a Ava con nuestros amigos. Me acerco. Cuando camino hacia ellos todo el mundo quiere detenerme para saludarme y conversar. Coño, pero yo no quiero hacerlo. Como puedo me deshago de todos los que obstaculizan mi camino. Definitivamente, no es mi noche, nadie me ayuda. Volteo y Ava me está taladrando con la vista. Unos minutos después, logro acercarme a ella. La miro directamente. Está triste, me siento mal, yo no quería esto, deseaba que fuera una noche inolvidable para ella. Coño, y lo será, pero como una pesadilla.
-¿Me perdonas?
-¿Quién era esa? -me pregunta bajo.
-Nadie por quien debas preocuparte -Veo su plato medio vacío-. ¿Qué tal la comida?
-Muy buena. Deberías probarla.
Ahora, miro a John, quien vuelve a su mesa y me mira con eso de “asunto arreglado”. Ava me está observando también. La beso, ella me devuelve el beso, pero no muy convencida.
-¿Me estas ocultando algo? -le pregunto serio.
-Sí, ¿y tú?
-Eh -le hablo en voz alta-. ¿Con quién te crees que estás hablando? -inquiero, mirándola mal. Tengo que hablarle así para que no se me alce, quiero que olvide esto, al menos por hoy. Después, sé que me va a pedir explicaciones.
-A ver cómo reaccionarias si un hombre misterioso me apartara de tu lado durante una hora.
Tiene razón, pero ni loco se lo digo. Decido atacar con mi segunda arma. Pongo disimuladamente mi mano en sus piernas y toco su centro, Ava se tensa al instante.
-Por favor, no digas cosas que me cabrean hasta enloquecer -le hablo calmado, pero a la vez molesto-. Te he dicho que no te preocupes, así que no deberías preocuparte. Punto.
-Deja de besar a todas las mujeres -me dice furiosa y deja de mirarme porque está celosa. Decido seguir con mis caricias, pero ella sigue tiesa. Ava es muy terca, joder. Menos mal que nuestros amigos ayudan, echan chistes y Sam hace unas payasadas que consiguen que el ambiente se aligere bastante entre los dos.
Una vez servidos los postres y los cafés, John se levanta y anuncia que se van a retirar las mesas para recibir a la banda.
Yo hago de todo para atenderla, lo único que me falta es cargarla, pero nada, Ava es muy terca, y temperamental. Intenta retirarse,  pero la freno, agarrándola por los hombros y la pongo frente a mí, mirándola directamente a los ojos.
-¿Vas a comportarte como una niña malcriada toda la noche o tengo que llevarte arriba y follarte hasta que entres en razón? -En ese momento, alguien me saluda. Le doy una sonrisa y muevo mi cabeza en señal de saludo. Vuelvo a mirar a Ava y me pongo serio. La tomo por el culo para pegarla más a mi entrepierna y me muevo suavemente contra ella. Ava gime en el acto y pone sus manos en mis hombros-. ¿Sientes eso? -Silencio.
-Responde a la pregunta -Muerdo su oreja mientras  me agarra más fuerte de los hombros.
-Lo siento -dice bajito.          
-Bien. Pues, es tuya, toda y entera -Me apego con más fuerza a ella-. Así que te dejas de estar de morros. ¿Entendido?
-Sí -La suelto y la miro, creo que se calmó. Por ahora. De pronto, se pega a mi pecho y me mira mimosa. Nos besamos.
-Mucho mejor -Le doy la vuelta para guiarla fuera, al salón de verano-. Quiero que sepas que no llevo nada bien todas las miradas de admiración que atraes -afirmo, colocando mi mano en el bajo de su espalda.
-Tú no te quedas atrás llamando la atención -añade mientras pasamos cerca de Natacha, quien me da su sonrisa más radiante y me soba mi brazo.
-Jesse, estás tan fantástico como siempre -me lo dice toda eufórica. ¡Mierda! Es una pesada, y falta de respeto, Ava se ríe, pero la conozco, está que muerde debido a que estas mujeres no tienen compostura, son unas coquetas. Intenta detenerse, pero yo no la dejo.
-Natasha, tú  siempre tan descarada -se lo digo irónicamente y paso mi brazo sobre el hombro de Ava y la beso castamente en la mejilla.
Llegamos al bar y el taburete de Ava está ocupado por un socio, pero se levanta al verme llegar y alza su copa en señal de saludo. Levanto a Ava y la ayudo a sentarse cuando Mario se acerca.
-¿Qué quieres beber? -le pregunto tomando sus manos. -¿Un sublime? -Ava mira a Mario de inmediato.
-Por favor, Mario –Él, por su parte, le sonríe con cariño, se ve agitado, hoy ha tenido trabajo de más.
-Yo quiero otro -dice Kate, acercándose a nosotros y encima de mi hombro se lamenta con cara de dolor-: ¡Estos zapatos me están matando! En serio, el que inventó los tacones es un hombre, y lo hizo con la intención de facilitarles la tarea de placarnos y cargarnos sobre sus lomos para llevarnos a la cama.
-Jajajajajajaja -Suelto una carcajada. Kate es tremenda, me encanta su franqueza, no filtra sus pensamientos, es demasiado franca y sobre todo me gusta lo mucho que quiere a mi Ava . De pronto, llegan Sam y Drew.
-¿Qué tiene tanta gracia? -pregunta Sam al ver que me parto de la risa.
-Nada, voy al baño un momento -Toma su bolso de mano-. No tardaré.
-Vale -Le beso la mano y Ava se va con Kate.
-Mierda, Jesse. ¿Qué paso con Coral? -pregunta Sam.
-El marido la dejo sin un medio y vino a pedirme ayuda.
-¿Y tú por qué? Que yo sepa tú no tienes obligación ¿No?
-Claro que no, pero pensó que porque tuve sexo con ella yo estaba enamorado y teníamos una relación, ahí fue donde se equivocó.
-Tienes que ver cómo te la quitas de encima, Jesse, está emperrada contigo y es peligrosa para ti -me dice Drew. Él siempre es más serio y más ecuánime.
-Cierto, amigo. La verdad, no sé qué hacer, la mujer me da lástima, pero Ava se puede molestar.
-Y con toda razón, Jesse -añade Drew-._Mi consejo: díselo a Ava si te pregunta porque Coral puede joderte la vida.
-Coño, sí, mi pasado tratando de joderme.
-El problema es que las mujeres que han estado contigo se ponen posesivas.
Sonrío.
-Cierto, amigo, tienes mucha razón. Se enamoran y te juro que yo no les digo nada, se enamoran solitas. Solo me las follé. Está más que claro que aquí no vienen virgencitas, la que llega aquí encuentra lo que busca.
-Pero puedes tener problemas más adelante con Coral y con alguna otra por ahí, ten cuidado. Me cae bien Ava y se nota que te quiere con sinceridad, y es una buena muchacha.
¡Wow! ¿Y esa defensa de Sam?
-Coño, Kate me ha hablado de ella, Jesse. Ava es tremenda mujer, cuídala, pues es sana, no como las que llegan aquí. Es juiciosa y trabajadora y sobre todo Te Ama. ¿Qué más puedes pedir?
-Ya lo sé, Sam. ¿Por qué crees que me desespero por ella? Me da pánico perderla. ¡Hey! Por cierto, ¿dónde están? Se han demorado mucho. Me voy a buscar a Ava
-Bien. Es mejor buscarla antes de que se encuentre con alguna fiera de aquí, quien de seguro le va a llenar la cabeza de estupideces.
-¡No me jodas! Pero tienes razón, ya vengo.
La busco en los baños y nada, paso por el restaurante y escucho voces, y una de ellas es de Ava.
-¿Ava? -Al acercarme veo a Sarah salir en estampida. Espero que no haya sido imprudente-. ¿Qué pasa aquí? ¡Mierda, ya estoy preocupado porque la cara de Ava me avisa que se avecina tremenda tormenta con todo y centellas! Ava ve pasar a la gente y pone mala cara. Ya deben ser las 10.30.
Camino hacia ella, pero Ava retrocede.
-¿Qué pasa? -le pregunto.
-Me voy -dice decidida y cabreadísima, le tiembla la voz. Y da media vuelta y sale a paso ligero. ¡Coño!
-¡Ava! -grito desesperado y corro detrás de ella. Ni loco la dejo ir así-. ¡Ava, mueve el culo hasta aquí ahora mismo! -Kate va entrando, se dicen algo y solo escucho cuando Ava le comenta-: Me voy. Kate queda perpleja.
Corro, pero ella no me ve. Bajo primero las escaleras, me detengo enfrente al mismo tiempo que choca contra mi pecho. La levanto, subiéndola sobre mi hombro.
-¡Tú no vas a ir a ninguna parte! -exclamo molesto y subo hacia la mansión.
-¡Suéltame! -grita frenéticamente y se retuerce como si pudiera conmigo-. ¡Jesee! –Pasamos por el lado de Kate, quien tira su cigarrillo y nos sigue.
-¿Qué está pasando?
-¡Es un idiota! ¡Eso es lo que pasa! -vocifera y los aparcacoches nos observan en silencio. Me importa una mierda.
-¡Jesse, suéltame!
-¡No! -Camino rápidamente, dirigiéndome por el salón de verano. Acto seguido, entro a mi despacho, cierro la puerta de una patada y la pongo en el suelo.
-¡Estoy furioso! -La apunto con mi dedo-. ¡No vuelvas a huir de mí! -Ava va hacia la puerta, quiere irse, pero la alcanzo y la quito de la puerta. Le doy una patada al aparador que hay cerca y así bloqueo la entrada. Ahora, ella no podrá correrlo. A ver cómo se escapa, joder-. ¿A qué coño estás jugando? -La agarro de los hombros y la sacudo con suavidad-. ¿Qué pasa? -Se aparta de mí y me mira furiosa.
-No puedo creer que te abalances sobre cualquier hombre que me mire y, en cambio, te parezca de lo más normal meter a otra mujer en tu cuarto estando desnudo y tumbado en la cama -chilla hecha un basilisco. ¡¿Está demasiado furiosa!-. Creí que te había soltado John.
¡Mierda! ¿Mierda! ¡Mierda! ¡Sarah se lo dijo! Es una perra, me las va a pagar. ¿Qué le digo Dios? ¿Qué le digo ahora? Jesse, piensa rápido ¿quieres?
-¡Pues, no fue así! Él estaba ocupado aquí, no pude localizar a Sam, y Sarah andaba cerca. ¿Qué querías que hiciera? -Se queda perpleja con mi pregunta.
-¿Y no se te ocurre otra cosa que llamar a una mujer?
-¡No deberías haberme esposado a nuestra puta cama!
-¡A tu cama! -me grita iracunda mientras le abro los ojos muy cabreado
-¡¡NUESTRA!!
-¡TUYA!
Miro hacia el techo y maldigo. Coño, esta mujer es jodida y difícil de tratar.
-Y ya que estamos en esto, acabo de tener el placer de escuchar a tres mujeres que compartían impresiones sobre tus habilidades sexuales, me ha encantado. Ahh y Zoe ha tenido la amabilidad esta mañana de informarme sobre lo frecuentada que está tu cama. ¿Y quién coño es esa mujer?
Me acerco.
-Ya sabes que tengo un pasado -le digo impaciente.
-Sí, pero… ¿Te has follado a todas las putas socias de la mansión?
-¡Esa puta boca!
-¡Vete a la mierda, Jesse! -Veo que se acerca al bar y toma una botella. Se sirve un trago, le tiemblan las manos de la furia que carga encima, se toma un trago y luego se queda en silencio mirando el bar. No digo nada, solo espero su próxima reacción.
-¿Cómo te sentirías tú si otro hombre me viera totalmente desnuda y esposada a una cam? -me pregunta.
-Me darían ganas de matarlo.
-¡Y cómo te sentirías si oyeras a alguien comentando cómo es hacerlo conmigo y diciendo que no iban a dejar de intentar llevarme a la cama de nuevo?
-¡Hijas de Puta! -Joder, eso es fuerte-. ¡Basta! –Dios, tengo que calmarla, esto es demasiado para ella, puedo perderla, y me muero si llega eso a a suceder. Ha sido una noche de mierda para ella, para mi amor, me imagino su dolor. ¡Mi puto pasado! Ya lo presentía, ya lo veía venir.
-Aquí ya no tengo nada que hacer -Se dirige a la puerta  de nuevo, la detengo. Me mira y respira profundamente.
-Que sepas que no voy a irme, pero solo porque no puedo. Y mañana por la noche saldré de fiesta con Kate. Y tú no vas a impedírmelo.
-Eso lo veremos. -No me jodan si puedo lo evito.
-Por supuesto que lo veremos.
Ya me estoy desesperando.
-No puedo cambiar mi pasado, Ava.
-Lo sé, y no parece que yo pueda olvidarlo tampoco. ¿Te importa apartar el mueble, por favor?
-Te quiero.
-Quita el aparador, por favor.
-Tenemos que hacer las paces -le digo socarronamente. La quijada le llega al piso. Lo siento, debo utilizar todas mis armas, y ésta es la más eficaz con ella.
-¡NO! -grita, ofendidísima. Avanzo hacia ella.
-No tienes escapatoria -le advierto con voz calmada mientras la miro fijamente.
-¡Vas a resistirte? Ava retrocede y su espalda choca contra el mueble. Alcanzo sus manos.
-Mañana volveré a casa de Kate -me desafía.
-Sabes  que no vas a hacer eso. Pero el hecho de que lo digas me pone furioso.
-Sí, lo voy a hacer.
Me agacho un poco y mis ojos quedan a la altura de los suyos.
-Muy furioso, Ava. Mírame -le ordeno.
-No -gime.
-He dicho que me mires.
Niega con su cabeza. Exhalo.
-Tres -comienzo mi conteo. Ya me está mirando. Ya la tengo... y como siempre lista para mí.
-Bésame -niega aún más con la cabeza y también lucha-. Tres... -rozo sus labios-. Dos... Uno. -Rozo de nuevo sus labios, ella aparta la cabeza, aún se resiste.
-No. No vas a liarme, Jesse -Gruño de frustración y la suelto mientras me empuja. Empezamos a forcejear y me golpea para apartarme de su lado. Intento tomarle las muñecas.
-¡Ava! -La sujeto con fuerza. Dios, no quiero hacerle daño-. ¡Para de una puta vez! –Perp se sigue revolviendo. Nunca me llegué a imaginar que se pondría así-. ¡Joder! –grito y la hecho al suelo, reteniéndola con mi cuerpo-. ¡Basta ya!
Jadea desesperada, muy furiosa. Debo calmarla, está sufriendo. Dios, ¡ayúdame! La quiero más que a mi vida, me duele verla así y le puedo hacer daño sin querer. ¡Esas putas hienas! ¡Putas de mierda!
Ahora, la miro asombrado, no sé qué hacer. Nos contemplamos fijamente, respirando con dificultad por el esfuerzo físico de la lucha. De pronto, nos inclinamos hacia adelante, nos acercamos más y nos besamos con fuerza, con mucha pasión, una pasión desenfrenada. Nuestras lenguas se entrelazan, bailan su tango y batallan con urgencia. Al fin la tengo. Le suelto sus muñecas y le agarro el pelo, tomo su boca desesperado por ella, con hambre de ella y Ava hace lo mismo. Es un beso posesivo, de parte y parte. Le aprieto sus senos a través del vestido. Ava me agarra el pelo, tratando de demostrar que le dolió y que yo soy de ella. Queda encima de mí y baja por mi torso, llegando a mi bragueta, baja la cremallera de mi pantalón y saca mi polla  con desespero, tomándola entre sus cálidas manos. Está loca de lujuria, deseo y rabia, es una mezcla explosiva y peligrosa. Toma mi polla y se la mete a la boca, casi toda. Su movimiento es algo brusco, pero a la vez placentero.
-¡Joder! -Le llega a su garganta-. ¡Joder! ¡Joder! ¡Joder!
La mete y la saca a su antojo, una y otra vez sin parar. Parece poseída mientras la aprieta en la base y me agarra por las bolas.
-¡¡Joder!! -Levanto las caderas-. ¡Ava! -Le agarro el cabello. Dios, qué boca tan divina. Se mueve rápido y con desespero-. No dejes que se salga, Ava -Su boca es terciopelo, cálida, exquisita. Me aprieta las bolas y me las amasa suavemente entre sus manos. Doy un bramido y la pego más a mí. Llega hasta el fondo. Carajo, no le dio arcadas y, después de ello, me corro finalmente-. ¡Joderrrr, Ava! -La pego a mí. La beso y siento mi esencia en sus labios-. Deduzco que eso quiere decir que lo sientes. -Lamo su boca.
-No –responde. Nuestras bocas siguen pegadas y en jadeos seguimos con nuestras caricias. Ava baja sus manos y me agarra de nuevo la polla, está muy agresiva, pero yo me aparto jadeando al tiempo que me acaricia mi polla con brusquedad-. No sé qué me quieres demostrar. Ava, para -pero no lo hace y me besa frenética-. Ava, ¡por favor! -la pego de nuevo al suelo, la miro y noto que tiene sus ojos llenos de lágrimas. ¡Carajo! Me parte el corazón verla así. Está muy mal, solloza y aparta su cara con pena-. Cariño, no llores -Tomo su cara y hago que me mire, le ruego con cariño, con mucha ternura aparto su pelo-. Lo he entendido -Paso mi pulgar por debajo de sus ojos, secando sus lágrimas-. No llores -le acaricio los labios-, para mí solo existes tú.
-No puedo con esto -Y me pasa la mano por mi cara-, me siento violenta. ¡Eres mío!
Asiento, la entiendo perfectamente ya que los dos “Sentimos lo mismo”.
-Soy solo tuyo -Tomo su mano, le beso la palma-. No les hagas caso. Solo están sorprendidas. Se sienten despechadas al ver que les ha ganado la partida una belleza joven y despampanante de ojos oscuros... “Mi belleza”.
-Y tú eres la mía -añade con brusquedad.
-Siempre, Ava, cada milímetro de mi cuerpo es tuyo -La cubro por completo con mi cuerpo, le tomo el rostro y la miro fijamente-. Tú me perteneces -Luego de ello, la beso-. ¿Entiendes? -Afirma con su cabeza.
-Eso es. Buena chica -susurro-. Eres mía y yo soy tuyo-. Sé que esto te resulta muy difícil.
-¡Te quiero!
-Lo sé, y yo a ti -Me siento y la ayudo a incorporarse-. Más tarde haremos las paces como es debido. No quiero estropearte el vestido -sonrío-. Hemos de tener paciencia, ambos sabemos que tengo muy poca en lo que se refiere a ti -Froto mi nariz con la suya-. ¿Te sientes mejor?
-Sí -Intenta sonreír.
-Bien, vamos -La cojo de la mano y vamos hacia la puerta, ya ella se ha compuesto su cabello y su hermoso rostro. Ruedo el aparador a su sitio, vuelvo a tomar su mano y vamos de regreso a la fiesta, y en mi mente me hago un juramento. ¡Nunca voy a serle infiel! ¡Nunca le causaré ese daño! La amo demasiado, ella me llena, me satisface en todos los sentidos, me complementa, y  nada ni nadie me va a separar de mi Ava. Esto, lo juro por mi vida, por mi amor, por ella.


CONTINUARÁ…
***Por Fanny Rebellón.

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