Loco Amor (Obsesión)
Fanfic trilogía “Mi Hombre”
Historia original de Jodi Ellen Malpas
CAPITULO 10
Llegamos a la mansión, a lo lejos veo a
John en la escalera, esperándome, hay pocos coches.
-Ven, quiero terminar cuanto antes para
poder tenerte unas horas solo para mí -La tomo de la mano y entramos.
-Pues, llévame a casa -dice Ava
refunfuñando, sé que no le gusta venir aquí.
-Te estoy ignorando.
-Ava -dice John, saludándola e
inclinando la cabeza. Luego de ello, nos sigue.
-¿Todo bien? -le pregunto cuándo nos
dirigimos al bar. No se ve casi nadie, solo empleados limpiando y acomodando
algunas cosas. Siento a Ava en un taburete, delante de mí, y dejo mi mano sobre
su muslo. Vemos a Mario con copas en la mano, quien comienza a secarlas con un
paño.
-Todo bien -me dice John-. Los del
catering están en la cocina y el grupo de música vendrá a las 5. Sarah lo tiene
todo bajo control.
-Genial. ¿Dónde está? -pregunto.
-En tu oficina, terminando las bolsas de
regalo.
Se nos acerca Mario y se coloca su paño
en un hombro, dándonos una sonrisa. Él es muy agradable.
-¿Te apetece una copa? -le pregunto a
Ava, apretando la mano que tengo sobre su muslo.
-Solo agua, por favor.
-Que sean dos, Mario -le ordeno y me
vuelvo de nuevo hacia Ava-. ¿Qué quieres comer?
-Filete -dice con gusto. Se ve que le
gusta el menú de aquí.
-Mario, dile a Pete que tomaremos filete con patatas
nuevas y ensalada. Comeremos en el bar, por favor.
-Por supuesto Señor Ward -dice muy
alegre mientras nos coloca dos botellas de agua y un vaso sobre la barra.
-¿Podrías quedarte aquí un momento
mientras voy a comprobar algunas cosas? –formulo mientras le sirvo su agua.
Ava me mira inquisitiva.
-¿Dejarás a Mario vigilándome?
-No -La observo rápido y cautelosamente.
John se ríe-. No es necesario, ¿o sí?
-Supongo que no -Se encoje de hombros
mirando a su alrededor-. ¿Dónde está todo el mundo?
Me levanto y pongo mi mano nuevamente en
su muslo.
-Cerramos el día de nuestro aniversario.
Hay muchas cosas que preparar -Le doy un beso en su frente y tomo mi agua-. ¿John?
-Cuando quieras -responde él.
La miro, apartando un mechón de pelo de
su cara.
-Volveré tan pronto como pueda
-¿Seguro estarás bien? -Y hace un gesto
con su mano para que me largue.
Voy rápidamente por la mansión mirando
que todo esté bien porque todo debe estar como lo pedí, los adornos, los
arreglos florales y, la verdad, es que luce preciosa, y así es como me gusta
porque amo el lujo extremo, la delicadeza, el buen ambiente, lo fino.
Pasamos a la cocina y veo las bandejas
de pasa palos, canapés, todo se ve exquisito y todos me miran en suspenso, les
doy una sonrisa y respiran. Por el lado de Mario no tengo que preocuparme.
Ahora, vamos al salón comunitario, están terminando de acomodar lo que allí se
necesita. Sí, se ve bien.
-Ya saben que deben cerrarlo ¿no?
-Sí, sr. Ward, ya tenemos nuestra orden,
no se preocupe.
-Bien -Me encanta ver todo en orden-. John
¿hay suficientes ayudantes en los estacionamientos?
-Sí, eso yo mismo lo arreglé, no te
preocupes, amigo, no era necesario que vinieras, todo está tal como lo pediste.
-Sí, pero tú me conoces, no estaría
tranquilo si no reviso todo.
-Lo sé. Y en parte es por lo que todo
camina sobre ruedas. Por tu atención al detalle.
-Así es. Al ojo del amo.
Y sonrío mientras John pela sus dientes
y brillan los que posee de oro.
-Dime ¿diste la orden de alejar a los
perrerosos?
-Por supuesto, yo voy a estar pendiente
de eso, además solo hay dos atrevidos, y ya en la entrada voy a poner a alguien
con radio y celular para que den aviso.
-Perfecto.
-Y los invitados. ¿Todos confirmaron?
-¡Por supuesto! Nadie se quiere perder
esta fiesta. Los que no vengan será porque están fuera de la ciudad.
-Bien. Vamos a mi oficina -En ella,
vemos a Sarah acomodando unas bolsas, quien al verme sonríe con nervios.
-Jesse, ¿y eso que estás aquí?
-Vigilando que todo esté muy bien.
-¿No confías en nosotros? Yo te dije que
estaba todo perfecto.
-Sí, pero si no paso, no me iba a sentir
bien. Tú ya me conoces, sabes que soy perfeccionista.
-Está bien.
Cuando doy la vuelta Sarah me pregunta:
-¿Ya te vas?.
-Si, al bar, voy a almorzar con Ava.
-Ahhh -me dice con cara seria-. Pues, bien
y buen provecho.
-Gracias, nos vemos.
-¿Viste cabrón que todo está perfecto?
-Sí, ahora sí me siento tranquilo. Voy a
almorzar, amigo.
-Dale.
Llego al bar y veo a Ava con una copa en
la mano.
-¿Qué tienes ahí?
Ava levanta la copa y sonríe.
-Deberías probarlo. ¡Ay mi madre, está
riquísimo! -Y por su gesto veo que debe estar muy bueno. ¡Me alegro! Mario lo
hizo bien.
-No gracias, te creo -Me siento a su
lado-. No bebas mucho.
Ava abre su boca como recordando algo.
-¡Lo siento! ¡No sé en qué estaba
pensando!
Veo que suelta su bebida arrepentida, sí
será bobita, el que yo no beba no significa que ella no lo pueda hacer.
-¡Hey! -La bajo del taburete y la siento
sobre mi regazo, pero ella no me mira-. No pasa nada. No te atormentes -Y me
río-. Veo que su cabeza echa humo de lo que tanto piensa-. Deja de darle
vueltas y bésame -Me agarra por mi nuca, me acerca a ella y me da un beso
divino, y ya más tranquila.
-Lo siento.
-He dicho que ya está, no sé qué te
preocupa tanto.
-¿Ya lo has solucionado todo?
-Sí, ahora a comer y luego a casa a darnos
un baño y a retozar un rato, ¿trato hecho? -La miro.
-¡Trato hecho! -Y me regala una hermosa
sonrisa.
-Buena chica -Le doy un beso fugaz y la siento
en el taburete de nuevo-. Aquí llega nuestra comida. Pete trae la bandeja con
una sonrisa amable-. Gracias, Pete.
-Como siempre el placer es mío. Que lo disfruten.
Miro a Ava, quien le da una sonrisa
agradable. Me doy cuenta que ella le cae bien a mis empleados, ven que es
diferente y eso me alegra. Ava ataca su
comida con una sonrisa, tiene hambre y yo también.
-¿Está bueno? -Me mira con un poco de
ensalada en su boca y gime de placer. Le sonrío-. Si nuestra comida es
exquisita, es porque de eso me encargue hace tiempo, de conseguir a uno de los mejores
chef, quien vale lo que se le paga.
-Jesse, ¿te parece bien si el grupo se
instala en una esquina del salón de verano? -Llega Sarah, preguntándomelo.
-Me parece perfecto. ¿Pero no lo habíamos
hablado ya? -Coño, Sarah a veces es pesadita, y lo peor de todo es que sé por
qué lo hace. Voy a tener que hablar con ella para llamarle la atención. Siempre
digo que lo voy a hacer y se me olvida.
-Sí, solo quería confirmarlo. ¿Cómo
estás, Ava?
Ella se tensa, da media vuelta y le
sonríe forzosamente.
-Muy bien, gracias, Sarah.
-Fenomenal. ¿Tienes ganas de que llegue
la hora de la fiesta?
-Sí, muchas.
-Me voy a marchar, volveré a las 6,
asegúrate de que arriba todo esté en orden -le digo tajante a Sarah-. Las
habitaciones y el salón comunitario estarán cerrados hasta las 10.30 y sin
excepción -añado, serio.
-Por supuesto -me confirma-. Bueno, los
dejo. Hasta luego Ava.
-Adiós -le responde, pero ya la veo
molesta. Estoy empezando a conocerla muy bien. ¿Pero por qué?
-¿Por qué no te hace ilusión la velada?
-le pregunto ya a solas.
-No es verdad -No me mira, pero comienza
a jalarse su pelo como loca.
-Ava, deja de tocarte el pelo. To
estabas tocando cuando Sarah te ha preguntado y lo estás haciendo ahora. -Le
golpeo su rodilla con la mía.
-Lamento que no me haga ilusión asistir
a una fiesta donde cada vez que alguien me mire o me hable estará pensando que
lo que verdad quieren hacer es arrastrarme al piso superior y echarme un polvo.
¡Coño, hasta cuando es tan grosera! Golpeo
la barra con el cuchillo muy cabreado.
-¡Por el amor de Dios! -Retiro mi plato,
se me fue el apetito nada más pensar en eso. ¡Mierda! Me vuelve loco. Me
masajeo mi sien-. Ava, vigila esa boca -La tomo de su mandíbula. La miro
furioso-. Nadie va a hacer tal cosa porque todos saben que eres mía. No digas
esas cosas que me vuelven loco de rabia.
-¡Lo siento!
-Por favor, intenta mostrar mejor
predisposición -Le acaricio la mejilla-. Quiero que la pases bien -La miro
suplicante, ella no se imagina lo importante que es tenerla a mi lado. Se sube
a mi regazo y me rodea con sus piernas sin importarle dónde estamos y, la
verdad, a mí menos.
-¿Me perdonas? -Y me acaricia con su
nariz. Me muerde el labio inferior descaradamente y yo le doy un beso esquimal.
-Eres adorable cuando te enfurruñas -me
dice toda cariñosa.
-Tú siempre eres adorable -me responde y
nos damos un delicioso beso-. Llévame a casa -me dice toda mimosa en mi boca.
-Trato hecho -Me levanto y ella afloja
sus piernas, se pone de pie.
-¡Ay no! -dice Ava
-¿Qué? -le pregunto preocupado.
-Tengo que comprarle una botella de
whiskey a Clive.
-¿Por qué?
-Como ofrenda de paz, ¿podemos parar en
algún sitio de camino a casa?
Pongo mis ojos en blanco. ¿Qué más coño
voy a hacer?
-Clive ha sacado una buena tajada de
esto, y ni siquiera cumplió con su parte.
Ava se despide de Mario y de John con una
sonrisa mientras ellos le responden con simpatía.
-¿Cuánto le pagaste?
-Al parecer, no lo bastante para que
hiciera bien su trabajo.
Ella sonríe con picardía.
-No me mires así cuando no estoy en
condiciones de hacerte mía, Ava, y sube al coche.
-Y… ¿Qué hay del mío.
-Hare que alguien lo lleve a casa.
Pasamos por tres licorerías de las mejores hasta que
encontramos la bendita botella, menos mal, pura pérdida de tiempo, ya debería
estar dentro de ella. ¡Diablos!
Ya vamos en camino al Lusso, quiero
descansar y relajarme con mi mujer y luego prepararnos para esta noche, ardo en
deseos de verla envuelta en el vestido que se compró. El júbilo que siento
dentro de mí es increíble, ya que por primera vez voy acompañado y de mi mujer.
Me siento eufórico, sé que a muchas no les va a gustar, pero me importa una
mierda, a mí solo me importa mi Ava, mi vida, mi para siempre.
Voy que hecho humo, Ava me hizo recorrer
varias licorerías para conseguirle el whiskey a Clive y, de paso, no me dejó
pagar. Odio la independencia en las mujeres. ¿Pero qué coño voy a hacer? Nada,
aceptarlo, pues, con esa terquedad cualquiera se le opone.
Cuando llegamos al Lusso, y Ava le
entrega la botella, la cara se le ilumina como un árbol de navidad, está feliz
con eso. Ella la pegó, dio en el blanco.
-¡No puedo creer que la hayas encontrado!
Creí que solo se podía por Internet.
Viejo mañoso, ésta es la última que se
la paso, esto lo acepté por Ava y por mi tranquilidad. Tiro de ella y entramos
al ascensor.
-¿Estará Cathy? -me pregunta de
inmediato.
-No. Le dije que se marchara al acabar
con los oficios -le respondo molesto. Luego, abro la puerta como puedo, ya que
cargo las compras encima. Ava me quita unas de las bolsas-. ¿Qué haces?
-Me las llevo al cuarto de invitados. No
puedes ver mi vestido.
-¡Déjalo en nuestro dormitorio! -le
grito.
-¡Imposible! -me responde ella con otro
grito.
Voy hacia el cuarto de invitados y toco
la puerta.
-¡No entres! -chilla, pareciera que
fuese el santo grial.
-¿Es que vamos a casarnos? -me burlo de
inmediato.
-Quiero que sea una sorpresa -Se asoma y
me hace el gesto para que me largue-. Tengo que pintarme las uñas, vete -Levanto
las manos, vencido. Me choca, pero la verdad es que tiene que hacerse sus
cosas, ya que gracias a Dios no se internó de cabeza en un spa o salón de
belleza. ¡Uf! De la que me salvé. A veces escucho los cuentos de amigos
casados, pero como mi Ava es natural, no necesita nada de eso. Ella es una
belleza. Lo dicho, soy un cabrón con suerte.
Me voy a nuestra habitación y tras
llenar la bañera entro en ella. ¡Ahhh, qué delicia! Pero sería mejor con mi Ava
aquí. ¡Diablos! ¿Por qué se demora tanto? Al rato la veo entrar, se saca el
vestido por la cabeza, seguido del sostén y las bragas. ¡Por Dios, está
buenísima! Viéndola se me va el mal genio.
-¿Dónde estabas?
-Esperando a que se me secaran las uñas
-me lo va diciendo mientras se pega a mi pecho. ¡Dios, me encanta esto! La
envuelvo con mis piernas y mis brazos.
-¡Ya he perdido dos horas de estar
contigo, dos horas que no voy a recuperar. Se acabó el pintarse las uñas y el
ir a buscar botellas de whiskey raro.
-Vale. Se me olvidaba, Clive me ha dado
tu correo esta mañana. Lo he metido en el bolso y se me ha olvidado, perdona.
-No pasa nada. Me encanta, me encanta
tenerte mojada y resbaladiza sobre mí -Tomo posesión de sus hermosas tetas y
muerdo con suavidad su cuello-. Mañana nos vamos a pasar todo el día en la cama
-Veo que ante ello sonríe socarronamente.
-¿Qué fue lo primero que pensaste al
verme? -me pregunta, mirándome fijamente.
Que tenía que ser solo mía, desde el
primer minuto en que la vi. Sí, lo pensé desde ese momento y más, cuando ella
cambio mi vida.
-Qué eras mía -La suelto y muerdo su
oreja. Ella se ríe y voltea a verme.
-¡No es verdad!
-Joder, sí lo pensé… Y ahora eres toda
mía -Tomo su cara y la beso con todo mi amor-. Te quiero.
-Lo sé. ¿No se te ocurrió nunca que
podías invitarme a cenar, en vez de acosarme, hacer preguntas inapropiadas y
prepararme una encerrona en una de tus cámaras de tortura?
-No, no podía ni pensar. Me tenías
confundido.
-¿Confundido sobre qué?
-No lo sé, provocaste algo en mí. Era
perturbador -Fue increíble lo que sentí, algo que nadie me había provocado. Ahora
diría que lo que sentí fue “amor a primera vista” porque desde ese día no pude
sacármela ni un segundo de mi cabeza. Me dormía pensando en ella, me despertaba
y de una pensaba en ella. ¡Dios, esto es fuerte! Pero me encanta estar
enamorado de Ava, me siento más vivo que nunca.
-Me regalaste una flor.
-Sí, estaba intentando ser un caballero.
-Y cuando volviste a verme… ¿Me
preguntaste cuánto iba a gritar cuando me follaras?
-Esa boca, Ava -Pero me río porque es
cierto, fue loco. No sabía qué hacer. Normalmente solo tengo que sonreír para
conseguir lo que quiero.
-Deberías haber intentado ser menos
arrogante.
-Tal vez. Dime qué pensaste tú -La
pellizco-. Anda, dímelo -insisto, impaciente.
-¿Para qué? ¿Para qué se te hinche un
poco más el ego? -Se burla de mí y le hago cosquillas.
-¡Para! -grita.
-Dímelo. Quiero saberlo.
Ella respira profundo.
-Casi me desmayo -me dice. ¡Wow!-. Y
entonces vas tú y me besas ¿Por qué lo hiciste? -me pregunta recelosa.
-No lo sé, simplemente pasó. ¿Estuviste
a punto de desmayarte? -Y sonrío de oreja a oreja, tanto que me duele la cara.
Ava voltea y me ve sonriendo. Pone sus ojos en blanco-. Me encanta saberlo.
-Pensé que eras un cerdo arrogante, un
sobón con modales inapropiados que hacia comentarios de mal gusto.
Mientras habla yo acaricio sus pezones
en círculos y con la punta de mis dedos.
-Necesitaba seguir tocándote para ver si
no estaba imaginado cosas.
-¿Qué cosas?
-Mi cuerpo temblaba cada vez que te
tocaba. Y sigue haciéndolo.
-El mío también. ¿Eres consciente del
efecto que causas en las mujeres? -Pone sus manos en mis muslos.
-¿Parecido al que tú causas en mí? -Entrelazamos
nuestras manos-. ¿Dejan de respirar durante unos segundos cada vez que me ven? -Beso
su sien e inhalo su olor-. ¿Quieres meterme en una vitrina para que nada ni
nadie pueda hacerme daño?_
Abre su boca perpleja con lo que le digo,
pero se va dando cuenta que ella siente lo que yo le estoy diciendo.
-¿Creen que la vida se acabaría si yo no
estuviera?
Ava va subiendo hasta quedar su cara a
la altura de la mía.
-Me has quitado las palabras de la boca -me
dice dulcemente-. Te quiero muchísimo -afirma con plena seguridad-. Tienes que
prometerme que nunca me dejarás.
-¡Ni loco! -De verdad, Ava no tiene ni
idea del tamaño de mis sentimientos por ella-. Nena, no vas a librarte nunca de
mí.
-Estupendo, bésame -me dice con voz
autoritaria.
-¿Me estás dando órdenes? -le pregunto
burlón.
-Sí, bésame.
Entreabro mi boca, incitándola a que me
bese y ¡vaya que lo hace! Ya no podría vivir sin sus besos, y hoy esta mimosa,
más apasionada de lo normal. Sé lo que se trae entre manos.
-Sé que te haría muy feliz que nos
quedásemos aquí toda la noche, pero tenemos que ir pensando en movernos -Le
agarro el culo entre mis manos y la levanto para besarle el cuello.
-¿Y si nos quedamos? -me suplica y se
refriega contra mí. ¡Diablos! ¡Qué tentación! ¡Ella es divina!
-Tendrás que dejarme salir porque si me
quedo aquí, no vamos a ir a ninguna parte. -La beso rápidamente y la siento
sobre sus talones.
-Pues, quédate -me dice toda mimosa y me
atrae, pegándome más a ella, incitándome, provocándome y, la verdad, no
necesita mucho esfuerzo. Me pone un dedo encima y ya me siento volar. ¡Uyyy, es
divina esta sensación!-. Quiero marcarte.
Gruño de deseo al oírla.
-Ava, vamos a llegar tarde -Me muerde y
succiona, me está marcando. Joder, no sé
decirle que no. Y la levanto, acomodándome debajo de ella. Voy introduciéndome
lentamente y los dos damos un profundo suspiro. Ava me muerde más fuerte y
comienza a moverse, arriba y abajo muy despacio, delicioso. La tomo por la
cintura y la muevo en círculos. Luego, la subo y la bajo yo ahora, así es más
profundo-. Quiero verte la cara -Suelta su mordisco y me besa antes de mirarme-.
Mucho mejor -le digo sonriendo. Mi amor se pone más mimosa, me aparta el pelo
de mi frente y me toma por la nuca, se ve sexy, preciosa ¡Me tiene loco! Nos
movemos sincronizadamente mientras el agua chapotea por todos lados y sin que
podamos apartar la vista el uno del otro.
Levanto las caderas, girándolas, y ella
se suelta, agarrándose del borde de la bañera. Sé que así lo siente más. Por lo
tanto, repito el movimiento.
-Otra vez -me ordena. Lo repito y ella
grita de placer. Dejo una mano en su cintura
y con la otra la tomo de la nuca
-¿Mas? -le pregunto.
-Sí -me dice en un susurro, ida del
placer, y cierra los ojos.
-Nena, mírame -Ya casi estoy listo para
explotar mi orgasmo. Mi Dios, esto es lo máximo. La levanto y vuelvo a entrar
hasta en los confines de su deliciosa vagina-. ¿Te gusta? -le pregunto mientras
la subo de nuevo.
-¡Sí!
-No te corras, Ava. No he terminado
-Somos puro gemidos, besos, delirio. Disfrutar junto a ella es el más inmenso
de los placeres-. Buena chica -La muevo en círculos sobre mí-. ¿Lo notas, Ava?
-Te vas a correr –Sonrío. Ya va aprendiendo a conocerme más, me encanta-. Cógete
los pezones -Ella lo hace, los amasa suavemente, le gusta hacerlo para mí y a
mí me excita verla hacer eso-. Más fuerte Ava -Y la embisto más fuerte mientras
ella grita-. ¡Mas fuerte!
-¡Jesse!
-Aun no, nena. Ava no, contrólalo -Bajo
mi mano y acaricio su clítoris y sigo mi trazando mi movimiento en círculos
porque quiero verla enloquecer de placer. Ava sacude su cabeza desesperada,
quiere acabar.
-¡Jesse, por favor!
-¿Quieres correrte?
-¡Sí! -Acaricio más su centro, la embisto
presionándome contra ella y le digo:
-Córrete -Ella grita y siento cómo su
vagina me aprieta, cómo me envuelve muy dentro de ella. La tomo más fuerte de
la cadera y subo y bajo casi con violencia, ya estoy a punto de acabar, esto, lo
juro, es un placer de dioses.
-¡Dios! –Exhalo-. Ava, mañana te voy a
esposar a la cama. Bésame -Levanta lentamente su cabeza y me besa mientras yo
sigo balanceándome. Me está exprimiendo hasta la última gota de placer.
-Llévame a la cama -me dice sobre mis
labios, trata de hacer que nos quedemos en casa. ¡Imposible!
-Te estoy ignorando.
Y me toma la cara, me da besitos en toda
ella para que termine cediendo a su pretensión.
-Quiero quererte.
¡Dios, qué tentación!
-Déjalo estar, nena, pero odio decirte
que no. Sal -La aparto y salgo de la bañera antes de que me convenza-. Esta
noche quiero que lleves el pelo suelto -Comienzo a secarme, ella se decide, se
sale de la bañera y se dirige a la ducha.
-A lo mejor lo llevo recogido -replica
enfurruñada. Le doy una nalgada cuando chilla y abre los ojos aún con shampoo
cayéndole por el rostro.
-Calla, lo vas a llevar suelto -Y la
beso, le encanta contrariarme-. ¿Sí?
-Sí.
-Ya lo sabía yo -Salgo de la ducha-.
Arréglate aquí, yo me voy a la otra habitación.
-No vayas a la habitación crema -grita
asustada-. ¡No vayas a la habitación crema! -Tan linda quiere darme la sorpresa
con su vestido y claro que la voy a dejar que se dé el gusto, y sé que se va a
ver como una diosa.
Termino de vestirme. Me pongo el traje
negro, una camisa blanca y una corbata negra. Ya me afeité. Me echo mi colonia,
me termino de peinar y sonrío al espejo ¡Diablos, me veo guapo! Hoy muchas van
a chillar por mis huesos, pero nada que hacer, mis ojos solo son para mi Ava y
para nadie más. Termino y bajo, pongo algo de música, Nights in White satín de
Moody Blues. Vuelvo a subir y toco a la puerta donde está Ava.
-Cariño, tenemos que irnos -Estoy loco
por entrar y verla, pero voy a respetar su deseo.
-Dos minutos -grita desde dentro. Sonrío.
“Mujeres”. Camino despacio de un lado a otro con mis manos en los bolsillos,
estoy algo nervioso. Luego, me siento y junto mis manos haciendo círculos con
los pulgares. Vuelvo a levantarme. ¡Diablos! Pareciera que tengo púas en el
trasero. ¡Cálmate, Jesse! Estoy muy emocionado.
La siento por fin y miro hacia lo alto
de la escalera, me paralizo. ¡¡¡Dios Míooo!!! ¿¡¡Es un ángel!!? ¿Es real? ¡Por
todos los santos, parece una aparición! Abro mi boca y babeo literalmente. Y la
abro más de la cuenta, al igual que lo hago con mis ojos porque se ve bella,
sexy... divina. Es demasiado para mí, ¡Soy un hijo de puta con mucha suerte! ¡Mamacita!
-Madre mía -digo cuando gira sobre sus
talones para que yo la vea en todo su esplendor. Me acerco sin quitar mi vista
de ella, Ava está como paralizada, le tiendo mi mano y sonrío, ella la toma y
se recoge el vestido. Dios, tan femenina y es toda ¡Mía!
Bajamos la escalera y se queda en su
lugar, le recorro su cuerpo con mis ojos, camino a su alrededor, embriagándome
de su belleza y veo su espalda. ¡Carajo! Ya tengo una erección de campeonato. ¡Qué
bella espalda, blanca, tersa, preciosa y sexy a rabiar! Doy un suspiro desde lo más profundo de mi y paso suavemente
uno de mis dedos por su columna vertebral. Veo cómo se eriza cuando llego a la
base de su espalda, muy cerca de su bello trasero y no me aguanto, y le planto
un beso en el centro de su espalda. Lentamente me pongo de nuevo delante de
ella-. No puedo respirar -Yla tomo por su cintura, pegándola a mí. Después, le
doy un beso muy suave, como si ella fuera de cristal. Luego, me aparto y le
beso el vientre, mi erección pareciera que se quisiera salir del pantalón-. Me
gusta muchísimo tu vestido -Le sonrío-, pero éste no te lo probaste. Me
acordaría -La miro embelesado.
-Siempre encaje -me responde y me
asombro por su detalle.
-¿Escogiste este vestido por mí? -le
pregunto con cariño, todo derretido cuando asiente con su cabeza ¡La amo! ¡Y
cómo no hacerlo! Doy un paso atrás y me meto las manos en los bolsillos. La
miro, me roba el aliento. Ahora, espero que acepte el regalo que le tengo.
-Igual que yo he elegido esto para ti -
le aseguro mientras saco mi mano de uno de los bolsillos y le muestro la cadena
de platino con su hermoso Diamante. Ava se queda paralizada, viendo la cadena.
-Jesse, ¡ese collar vale 60 mil libras!
Me acerco y pongo la cadena en su cuello,
y voy a su espalda para abrocharle la cadena, deslizo mis dedos por los hombros
y le beso la nuca.
-¿Te gusta? -le susurro al oído.
-Sabes que sí, pero… se toca el diamante
aún asombrada-. ¿Te lo dijo Zoe?
-No, yo le pedí a Zoe que te lo enseñara
-Le doy la vuelta entre mis brazos y le acaricio el collar y sigo haciéndolo
con su cuello-. ¡Eres increíblemente hermosa! -La beso con ternura en los
labios.
-¿Eso va dirigido a mi o al diamante?
-Solo tengo ojos para ti. Para Siempre
-Jesse, ¿y si lo pierdo? ¿Y si…. -Pongo
mi dedo en sus labios.
-Cállate, Ava -acomodo su pelo-. Esta
asegurado y es un regalo que quería hacerte. Si no te lo pones, me enfadaré
mucho ¿entendido?
-No sé qué decir -me dice con voz
temblorosa.
-Puedes decir que te encanta, puedes
darme las gracias…
-Me encanta, muchas gracias -Y me besa.
-De nada, nena. Aunque no es tan hermoso
como tú. Nada lo es -La tomo de la mano-. Mi trabajo aquí ha terminado. Vamos,
has conseguido que tu dios llegue tarde-. Me acomodo mi polla antes de salir. La
llevo hacia la puerta principal y apago con el control la música, cojo las llaves
y vamos hacia el ascensor. Entramos en él e introduzco el código. Luego, la
miro y le guiño un ojo.
-Eres demasiado guapo -Me limpia un poco
el labio, seguro con rastros de su labial.
-Y todo mío -me dice posesiva. Me
encanta.
-Solo tuyo -Le beso la punta del dedo
con el que me limpio.
Salimos al vestíbulo del Lusso. Clive
nos ve y le llega la quijada al piso. Paso mi brazo por sus hombros y luego la
ayudo a subirse al DBS.
Vamos a toda velocidad. Voy tarde. La
miro de vez en cuando y veo que me está mirando embelesada, me alegro que le
guste lo que ve porque a mí me sucede lo mismo.
Ella pone su mano en mi muslo y yo pongo
la mía sobre la de ella, y se la aprieto cariñoso.
La miro y en ese momento el diamante
brilla como una estrella en el firmamento y es cuando recuerdo el día que pasé
por Harrod’s para hablar con Zoe. Ella siempre es la que me atiene cuando
quiero comprar ropa para mí. Por lo tanto, le pedí que me enseñara las cadenas
y collares más hermosos, habían muchas, pero cuando vi esta cadena con ese
hermoso diamante me encanto para mi Ava.
No miré más, sabía que era ése el que debía escoger. Zoe me miró boquiabierta.
-¡Jesse! ¡Estás enamorado! –me dijo-. Pero…
¿Estás seguro? Viste el precio?
-No me importa Zoe, es para Ava, la
mujer a quien amo. Solo se lo enseñas, por favor, y luego me dices su reacción.
¿Ok?
-Jesse, ¿va en serio? Creo que
nunca habías hecho algo así con ninguna
de tus mujeres.
-Zoe, coño, yo nunca tuve otras mujeres, solo fue sexo. Nunca tuve una relación
con nadie. Pero Ava, ella es diferente, ella es la definitiva.
-¡Wow! Muchas van a llorar por ahí.
-No me importa. Como te dije fue solo
sexo, nunca le di esperanzas a ninguna. Bueno, me avisas. ¿Okey?
-Claro, Jesse, no te preocupes. Y me
alegro que estés feliz.
-Sí, lo estoy, y recuerda, muchos
vestidos y todos los que te des cuenta que le gustan. Esos se van a comprar.
¿Estamos?
-Estamos. ¡Qué envidia!
-Puede que pronto encuentres a alguien.
-No. No encontraré jamás alguien como tú
-dice compungida
-Jajaja, Zoe, déjalo ya. Adiós -Zoe
siempre me hizo ojitos, pero nada que ver, solo es una buena amiga. Siempre me
hice el pendejo, y así funciono mejor.
Vuelvo a mirar a Ava a mi lado, está serena,
radiante… Voy a ser la envidia de muchos hoy. ¡Coño, pero que ni se les ocurra
acercarse!
Llegamos
a la mansión, veo a John en las escaleras. Ayudo a Ava a salir del coche y la
tomo de la mano, nos acercamos a John que está dando instrucciones a todos los
aparcacoches. Le lanzo las llaves, las agarra y se la da a uno de ellos
diciéndoles que el Aston Martín solo se mueve si es estrictamente necesario.
Ava
saluda a John y el grandote le sonríe
con simpatía, se le vislumbra su diente de oro. Se ve elegante y siempre está
con sus lentes de sol, si se los quita mete miedo, ya que su mirada es fuerte.
Con lentes impone, sin lentes asusta, así de sencillo.
-¡Por
fin! -Sale Sarah con voz nerviosa. Dios, parece que ese vestido le va a
explotar. Sarah es hermosa, pero su manera de vestir ¡uf! Nunca me gustó,
pareciera que se metió ese vestido con mantequilla, coño. Camina hacia mí, pero
se frena un poco para ver a Ava y lo hace de arriba y abajo. Le mira fijamente
el collar y hace una mueca de desagrado. ¿Envidia??? Bueno, que se joda.
-Ya
estoy aquí -le digo cuando ya me dirijo hacia el bar. En él le señalo un
taburete junto a la barra, llamo a Mario mientras Sarah me señala un papel con
una lista.
-¿No
podemos repasar?
-Sarah,
dame un minuto.
-¿Qué quieres beber? -Aparece Mario.
-Tomaré un sublime de Mario, por favor, -Ava
le sonríe. Mario se parte todo y también le sonríe, pero también a mí me hace
la misma pregunta.
-¿Y usted, señor Ward?.
-Solo agua, Mario. Gracias -le respondo
y me acerco para besar a Ava. Sarah también pide bebida.
-Un Gin Tonic de endrinas, Mario. Jesse,
de verdad que te necesito en la oficina.
-¡Sarah, por favor! -le digo molesto al
tiempo que miro a Ava-. Nena, ¿prefieres quedarte aquí o vienes conmigo?
-Vete, yo estoy bien aquí.
Tomo mi agua y le beso la frente.
-No tardo nada.
Sarah agarra su copa al vuelo y viene
casi corriendo detrás de mí.
-Sarah, ¿qué tengo que ver? Tenía
entendido que todo estaba bien.
-Sí, pero te conozco, quería que vieras
la lista de invitados y, de paso, miraras todo. Además quería que supieras que
las bolsas de regalos ya tienen el respectivo nombre en ellas.
-Okey, perfecto -Repaso la lista y veo
todo bien hasta que advierto un nombre.
-Sarah ¿éste no estaba moroso?
-No, canceló ayer en la noche. Seguro no
quería perderse la fiesta y sabía que tenía que estar al día para entrar.
-Bien. ¿Qué más?
-Todas las habitaciones están listas,
las bebidas, todo está bien. Y en la tarde vino la gente del grupo y acomodaron
todo en la tarima como te dije.
-Y si todo está bien ¿por qué me
trajiste? Pudiste habérmelo dicho en el bar.
-¿Es que no te puedes separar de ella,
al menos, por un rato?
Me volteo y la fulmino con la mirada.
-Coño, no quiero y no puedo alejarme de
Ava. ¿Algún problema con eso?
-Este… No, claro que no, solo decía.
-No me gusta como actúas a veces, Sarah.
No creas que soy estúpido, a mí no trates de joderme pues te vas a encontrar
con una puta pared ¿Esta claro?
-Sí, diablos sí.
-Bueno, ya déjame disfrutar de la fiesta
-Y la dejo con su amargura, me molesta, ella cree que no me doy cuenta con sus
indirectas. Pero que ni se le ocurra meterse con Ava, ahí sí que va a arder
Troya si eso sucede. ¡Mierda! Ya me hizo perder más de cuarenta minutos lejos
de mi Ava.
Voy hacia el bar y en el trayecto me
encuentro con unos cuantos socios y socias que me detienen para saludarme y
felicitarme por el aniversario, cuando lo que quiero es ir donde está Ava. Las
mujeres me besan la mejilla y se me quieren pegar como lapas, pero las alejo. Así
paso más de 45 minutos más. ¡Mierda! Ya está bueno, quiero estar con Ava.
Menos mal que puedo zafarme de tanto
baboso. Llego al bar y la diviso, algo seria pero divina. Además, veo unos
cuántos idiotas mirándola. Menos mal que está con Kate, su amiga tan chispeante
como siempre y mis amigos que ya están al lado de ellas.
Aparezco por atrás y pongo mis manos en
su cadera. Apoyo mi barbilla en su hombro, diciéndole:
-Te he dejado sola -Ella se gira y me
mira, le brillan los ojos, está molesta. ¡Mierda! Tiene razón, no es justo que
la deje tanto tiempo sola, aunque sabe que tengo que atender el negocio.
-Sí. ¿ Dónde has estado?
-No podía dar dos pasos sin que alguien
me detuviera. Ahora soy todo tuyo, te lo prometo - Estiro mi brazo para saludar
a mis amigos, estrechando sus manos, y luego le doy un beso en la mejilla a
Kate-. ¿La están pasando bien? -Le pido agua a Mario.
-Lo pasaremos bien después de cenar -me
dice Sam, sonriente. Miro a Ava, al parecer su cabecita echa humo de lo que no
cesa de pensar. Observo a las parejas y sé lo que está pensando.
-A las 10.30 -le digo serio al tiempo
que la levanto y la siento sobre mis rodillas, hundiendo mi cara en su pelo. Los
amigos me regañan con sus ojos.
-Quiero tumbarte sobre la barra y
tomarme mi tiempo para quitarte todo ese encaje -le susurro al oído y como el
que no quiere, le restriego mi entrepierna en su trasero-. ¿Qué llevas debajo
del vestido?
-Más encaje.
Al oírla, doy un gruñido.
-Me estás matando -Le muerdo la oreja.
-Para -dice porque está excitada.
Genial. Ambos estamos siempre en sintonía.
-Nunca -Hundo mi lengua en su oreja.
-¡Eh, pareja! -Kate me da un manotazo en
un hombro-. ¡Bájala!
_-Eso. A nosotros nos reprimes nuestras
necesidades sexuales, pero luego te sientas ahí a magrear a tu chica -dice el
Sam al tiempo que los miro molesto.
-Si intentas detenerme, cierro el
chiringuito ahora mismo y me la llevo a casa.
-Estás avasallando a tus amigos.
Me rio y todos se ríen conmigo. Luego,
vuelvo a la carga con Ava y comienzo a morderle la oreja.
-¿Quién es ésa? -me pregunta Ava, de
pronto.
-¿Quién? .Saco mi cara de su cuello y
ella me señala con la cabeza.
¡Puta vida!... Coral. ¿Qué coño viene a
hacer aquí? La condenada no disimula, nos mira fijamente. Esta noche me voy a
ganar una buena con Ava. ¡Diablos! Y seria con justa razón.
¡Mierda! Y se nos acerca. Me tenso más
que cuerda de violín mientras mis amigos me miran y se callan. Es una
descarada. Se detiene enfrente de nosotros y no me quita los ojos de encima. Coño,
estoy jodido y no quiero ser grosero con ella. Si fuera en otro momento me la
como viva, pero tengo que disimular. Tengo que solucionar esto y ¡Ya! Levanto a
Ava y vuelvo a sentarla en el taburete.
-¿Vamos a mi despacho, Coral? -le
pregunto casi que con cariño, porque no quiero que forme un escándalo aquí, y
menos con Ava al frente. ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! Ella asiente y pareciera
que quiere llorar.
-Ven -miro a Ava y le sonrío con una
disculpa. Luego de ello, me alejo con Coral. Pongo mi mano en su cintura y así
la dirijo hacia mi despacho. Coño, esto no está bien… Si esto fuera lo
contrario mato y entierro al que se quiera llevar a Ava, yo no lo aceptaría,
pero ahora… Estoy con la mierda hasta el cuello.
-¿Por qué estás tan lejos de mí? -dice
finalmente toda melosa.
-¿Qué?
-¿Por qué te sientas tan lejos de mí?
-Coral, ¿qué quieres? ¿Qué pretendes?
Mi esposo me dejó y me quitó todo. No
tengo casa, carro, tarjetas, nada.
-¿Y yo que tengo que ver con eso?
-Que eso pasó por mi relación contigo.
-Un momento, aquí no hubo ninguna relación.
Tú con tu esposo vinieron a buscar a
alguien para un trío, tú me escogiste. Fue solo sexo, Coral, yo no te engañe, y
tú no eres una niña. De mi parte nunca hubo un compromiso contigo.
-¡Pero yo te amo!
-Lo siento, Coral, yo no te quiero, nunca
te quise, nunca me enamore de ti ni de nadie. De la única mujer que me he
enamorado es la que viste hoy conmigo. Ava -Y comienza a llorar. ¡Mierda!
-Pero tú volviste por más, querías estar
conmigo, disfrutamos y mucho.
-Coral, vuelvo a repetírtelo: fue solo
sexo. Tú sabes que la mansión es eso: “Un club de sexo”. Deberías estar clara
en eso.
-Entonces, ¿no me vas a ayudar?
.¿En qué quieres que te ayude?
-Con dinero mientras veo a ver que hago.
-Veré qué puedo hacer, pero que conste,
yo no tengo ninguna obligación contigo.
-Pero quiero seguir viéndote, Jesse.
-Nunca más, Coral, eso olvídalo. Veré si
te ayudo, pero será hasta ahí. No me busques, no me llames.
-Todo por esa mujer ¿no?
-Nunca te quise, Coral, perdona mi
crudeza, pero en mí nunca hubo un sentimiento hacia ti, solo hubo sexo.
-Vuelve conmigo, yo puedo hacer que me
quieras.
-Eso nace, y te aseguro que nunca te voy
a querer, ya estoy sitiado, amo a Ava, ella es mi vida, no te voy a engañar
-Pues, ¡se lo voy a decir!
-¿Me amenazas? ¿Vienes a pedirme ayuda y
luego me amenazas?
-Disculpa, es que estoy desesperada.
-Te la voy a poner así, Coral. No
vuelvas al hotel. Voy a prohibir tu entrada aquí, ya está bueno, si me decido a
ayudarte te llamo, pero si me atosigas, olvídate de que existí alguna vez. No
tengo ninguna obligación contigo, eres una mujer casada, debiste respetar a tu
esposo, aunque viéndolo bien ni el mismo se respeta. Él te trajo, no sé de qué
se queja ahora, él se lo buscó.
-Pero, Jesse, ya soy libre, ya no tengo
nada con él, ¡estoy libre para ti!
-Lo siento, no me interesa y, por favor,
salgamos, tengo invitados que atender y mi novia me espera –Coño, comienza el
llanto de nuevo, pero ni me acerco, solo espero a que se calme. Al rato lo hace
y se seca la cara, se retoca el maquillaje. Me levanto y me dirijo a la puerta.
Cuando va saliendo, veo su movimiento, trata de acercarse a mí, la freno por
los hombros, alejándola-. Si vuelves a hacer eso ni siquiera pensaré en
ayudarte.
-Entonces, ¿sí vas a hacerlo?
-Aun no lo sé. Te dije que te avisaría.
Ahora, vamos Coral -Camino a paso rápido, Ava debe estar cabreadísima y con
sobrada razón. ¡Diablos! Cuando estamos cerca del salón, John nos ve y se
levanta, acercándose a nosotros.
-John, búscale un taxi y págaselo, por
favor.
-Sí, como no. Inmediatamente.
Ya me deshice de Coral. Por Dios, todo lo que
tuve bregar para contenerme, y todo para que no se armara un escándalo.
Miro al salón con la vista y veo a Ava
con nuestros amigos. Me acerco. Cuando camino hacia ellos todo el mundo quiere
detenerme para saludarme y conversar. Coño, pero yo no quiero hacerlo. Como
puedo me deshago de todos los que obstaculizan mi camino. Definitivamente, no
es mi noche, nadie me ayuda. Volteo y Ava me está taladrando con la vista. Unos
minutos después, logro acercarme a ella. La miro directamente. Está triste, me
siento mal, yo no quería esto, deseaba que fuera una noche inolvidable para
ella. Coño, y lo será, pero como una pesadilla.
-¿Me perdonas?
-¿Quién era esa? -me pregunta bajo.
-Nadie por quien debas preocuparte -Veo
su plato medio vacío-. ¿Qué tal la comida?
-Muy buena. Deberías probarla.
Ahora, miro a John, quien vuelve a su
mesa y me mira con eso de “asunto arreglado”. Ava me está observando también. La
beso, ella me devuelve el beso, pero no muy convencida.
-¿Me estas ocultando algo? -le pregunto
serio.
-Sí, ¿y tú?
-Eh -le hablo en voz alta-. ¿Con quién
te crees que estás hablando? -inquiero, mirándola mal. Tengo que hablarle así
para que no se me alce, quiero que olvide esto, al menos por hoy. Después, sé
que me va a pedir explicaciones.
-A ver cómo reaccionarias si un hombre
misterioso me apartara de tu lado durante una hora.
Tiene razón, pero ni loco se lo digo. Decido
atacar con mi segunda arma. Pongo disimuladamente mi mano en sus piernas y toco
su centro, Ava se tensa al instante.
-Por favor, no digas cosas que me
cabrean hasta enloquecer -le hablo calmado, pero a la vez molesto-. Te he dicho
que no te preocupes, así que no deberías preocuparte. Punto.
-Deja de besar a todas las mujeres -me dice
furiosa y deja de mirarme porque está celosa. Decido seguir con mis caricias, pero
ella sigue tiesa. Ava es muy terca, joder. Menos mal que nuestros amigos
ayudan, echan chistes y Sam hace unas payasadas que consiguen que el ambiente
se aligere bastante entre los dos.
Una vez servidos los postres y los cafés,
John se levanta y anuncia que se van a retirar las mesas para recibir a la banda.
Yo hago de todo para atenderla, lo único
que me falta es cargarla, pero nada, Ava es muy terca, y temperamental. Intenta
retirarse, pero la freno, agarrándola
por los hombros y la pongo frente a mí, mirándola directamente a los ojos.
-¿Vas a comportarte como una niña
malcriada toda la noche o tengo que llevarte arriba y follarte hasta que entres
en razón? -En ese momento, alguien me saluda. Le doy una sonrisa y muevo mi
cabeza en señal de saludo. Vuelvo a mirar a Ava y me pongo serio. La tomo por
el culo para pegarla más a mi entrepierna y me muevo suavemente contra ella. Ava
gime en el acto y pone sus manos en mis hombros-. ¿Sientes eso? -Silencio.
-Responde a la pregunta -Muerdo su oreja
mientras me agarra más fuerte de los
hombros.
-Lo siento -dice bajito.
-Bien. Pues, es tuya, toda y entera -Me
apego con más fuerza a ella-. Así que te dejas de estar de morros. ¿Entendido?
-Sí -La suelto y la miro, creo que se calmó.
Por ahora. De pronto, se pega a mi pecho y me mira mimosa. Nos besamos.
-Mucho mejor -Le doy la vuelta para
guiarla fuera, al salón de verano-. Quiero que sepas que no llevo nada bien
todas las miradas de admiración que atraes -afirmo, colocando mi mano en el
bajo de su espalda.
-Tú no te quedas atrás llamando la
atención -añade mientras pasamos cerca de Natacha, quien me da su sonrisa más
radiante y me soba mi brazo.
-Jesse, estás tan fantástico como siempre
-me lo dice toda eufórica. ¡Mierda! Es una pesada, y falta de respeto, Ava se ríe,
pero la conozco, está que muerde debido a que estas mujeres no tienen
compostura, son unas coquetas. Intenta detenerse, pero yo no la dejo.
-Natasha, tú siempre tan descarada -se lo digo irónicamente
y paso mi brazo sobre el hombro de Ava y la beso castamente en la mejilla.
Llegamos al bar y el taburete de Ava está
ocupado por un socio, pero se levanta al verme llegar y alza su copa en señal de
saludo. Levanto a Ava y la ayudo a sentarse cuando Mario se acerca.
-¿Qué quieres beber? -le pregunto
tomando sus manos. -¿Un sublime? -Ava mira a Mario de inmediato.
-Por favor, Mario –Él, por su parte, le
sonríe con cariño, se ve agitado, hoy ha tenido trabajo de más.
-Yo quiero otro -dice Kate, acercándose
a nosotros y encima de mi hombro se lamenta con cara de dolor-: ¡Estos zapatos
me están matando! En serio, el que inventó los tacones es un hombre, y lo hizo
con la intención de facilitarles la tarea de placarnos y cargarnos sobre sus
lomos para llevarnos a la cama.
-Jajajajajajaja -Suelto una carcajada. Kate
es tremenda, me encanta su franqueza, no filtra sus pensamientos, es demasiado
franca y sobre todo me gusta lo mucho que quiere a mi Ava . De pronto, llegan
Sam y Drew.
-¿Qué tiene tanta gracia? -pregunta Sam
al ver que me parto de la risa.
-Nada, voy al baño un momento -Toma su
bolso de mano-. No tardaré.
-Vale -Le beso la mano y Ava se va con Kate.
-Mierda, Jesse. ¿Qué paso con Coral? -pregunta
Sam.
-El marido la dejo sin un medio y vino a
pedirme ayuda.
-¿Y tú por qué? Que yo sepa tú no tienes
obligación ¿No?
-Claro que no, pero pensó que porque
tuve sexo con ella yo estaba enamorado y teníamos una relación, ahí fue donde
se equivocó.
-Tienes que ver cómo te la quitas de
encima, Jesse, está emperrada contigo y es peligrosa para ti -me dice Drew. Él
siempre es más serio y más ecuánime.
-Cierto, amigo. La verdad, no sé qué
hacer, la mujer me da lástima, pero Ava se puede molestar.
-Y con toda razón, Jesse -añade Drew-._Mi
consejo: díselo a Ava si te pregunta porque Coral puede joderte la vida.
-Coño, sí, mi pasado tratando de
joderme.
-El problema es que las mujeres que han
estado contigo se ponen posesivas.
Sonrío.
-Cierto, amigo, tienes mucha razón. Se
enamoran y te juro que yo no les digo nada, se enamoran solitas. Solo me las
follé. Está más que claro que aquí no vienen virgencitas, la que llega aquí
encuentra lo que busca.
-Pero puedes tener problemas más
adelante con Coral y con alguna otra por ahí, ten cuidado. Me cae bien Ava y se
nota que te quiere con sinceridad, y es una buena muchacha.
¡Wow! ¿Y esa defensa de Sam?
-Coño, Kate me ha hablado de ella,
Jesse. Ava es tremenda mujer, cuídala, pues es sana, no como las que llegan
aquí. Es juiciosa y trabajadora y sobre todo Te Ama. ¿Qué más puedes pedir?
-Ya lo sé, Sam. ¿Por qué crees que me
desespero por ella? Me da pánico perderla. ¡Hey! Por cierto, ¿dónde están? Se
han demorado mucho. Me voy a buscar a Ava
-Bien. Es mejor buscarla antes de que se
encuentre con alguna fiera de aquí, quien de seguro le va a llenar la cabeza de
estupideces.
-¡No me jodas! Pero tienes razón, ya
vengo.
La busco en los baños y nada, paso por
el restaurante y escucho voces, y una de ellas es de Ava.
-¿Ava? -Al acercarme veo a Sarah salir
en estampida. Espero que no haya sido imprudente-. ¿Qué pasa aquí? ¡Mierda, ya
estoy preocupado porque la cara de Ava me avisa que se avecina tremenda
tormenta con todo y centellas! Ava ve pasar a la gente y pone mala cara. Ya
deben ser las 10.30.
Camino hacia ella, pero Ava retrocede.
-¿Qué pasa? -le pregunto.
-Me voy -dice decidida y cabreadísima,
le tiembla la voz. Y da media vuelta y sale a paso ligero. ¡Coño!
-¡Ava! -grito desesperado y corro detrás
de ella. Ni loco la dejo ir así-. ¡Ava, mueve el culo hasta aquí ahora mismo! -Kate
va entrando, se dicen algo y solo escucho cuando Ava le comenta-: Me voy. Kate
queda perpleja.
Corro, pero ella no me ve. Bajo primero
las escaleras, me detengo enfrente al mismo tiempo que choca contra mi pecho.
La levanto, subiéndola sobre mi hombro.
-¡Tú no vas a ir a ninguna parte!
-exclamo molesto y subo hacia la mansión.
-¡Suéltame! -grita frenéticamente y se
retuerce como si pudiera conmigo-. ¡Jesee! –Pasamos por el lado de Kate, quien
tira su cigarrillo y nos sigue.
-¿Qué está pasando?
-¡Es un idiota! ¡Eso es lo que pasa! -vocifera
y los aparcacoches nos observan en silencio. Me importa una mierda.
-¡Jesse, suéltame!
-¡No! -Camino rápidamente, dirigiéndome
por el salón de verano. Acto seguido, entro a mi despacho, cierro la puerta de
una patada y la pongo en el suelo.
-¡Estoy furioso! -La apunto con mi dedo-.
¡No vuelvas a huir de mí! -Ava va hacia la puerta, quiere irse, pero la alcanzo
y la quito de la puerta. Le doy una patada al aparador que hay cerca y así
bloqueo la entrada. Ahora, ella no podrá correrlo. A ver cómo se escapa,
joder-. ¿A qué coño estás jugando? -La agarro de los hombros y la sacudo con
suavidad-. ¿Qué pasa? -Se aparta de mí y me mira furiosa.
-No puedo creer que te abalances sobre
cualquier hombre que me mire y, en cambio, te parezca de lo más normal meter a
otra mujer en tu cuarto estando desnudo y tumbado en la cama -chilla hecha un
basilisco. ¡¿Está demasiado furiosa!-. Creí que te había soltado John.
¡Mierda! ¿Mierda! ¡Mierda! ¡Sarah se lo
dijo! Es una perra, me las va a pagar. ¿Qué le digo Dios? ¿Qué le digo ahora? Jesse,
piensa rápido ¿quieres?
-¡Pues, no fue así! Él estaba ocupado aquí,
no pude localizar a Sam, y Sarah andaba cerca. ¿Qué querías que hiciera? -Se queda
perpleja con mi pregunta.
-¿Y no se te ocurre otra cosa que llamar
a una mujer?
-¡No deberías haberme esposado a nuestra
puta cama!
-¡A tu cama! -me grita iracunda mientras
le abro los ojos muy cabreado
-¡¡NUESTRA!!
-¡TUYA!
Miro hacia el techo y maldigo. Coño,
esta mujer es jodida y difícil de tratar.
-Y ya que estamos en esto, acabo de
tener el placer de escuchar a tres mujeres que compartían impresiones sobre tus
habilidades sexuales, me ha encantado. Ahh y Zoe ha tenido la amabilidad esta
mañana de informarme sobre lo frecuentada que está tu cama. ¿Y quién coño es
esa mujer?
Me acerco.
-Ya sabes que tengo un pasado -le digo
impaciente.
-Sí, pero… ¿Te has follado a todas las
putas socias de la mansión?
-¡Esa puta boca!
-¡Vete a la mierda, Jesse! -Veo que se
acerca al bar y toma una botella. Se sirve un trago, le tiemblan las manos de
la furia que carga encima, se toma un trago y luego se queda en silencio
mirando el bar. No digo nada, solo espero su próxima reacción.
-¿Cómo te sentirías tú si otro hombre me
viera totalmente desnuda y esposada a una cam? -me pregunta.
-Me darían ganas de matarlo.
-¡Y cómo te sentirías si oyeras a
alguien comentando cómo es hacerlo conmigo y diciendo que no iban a dejar de
intentar llevarme a la cama de nuevo?
-¡Hijas de Puta! -Joder, eso es fuerte-.
¡Basta! –Dios, tengo que calmarla, esto es demasiado para ella, puedo perderla,
y me muero si llega eso a a suceder. Ha sido una noche de mierda para ella,
para mi amor, me imagino su dolor. ¡Mi puto pasado! Ya lo presentía, ya lo veía
venir.
-Aquí ya no tengo nada que hacer -Se dirige
a la puerta de nuevo, la detengo. Me
mira y respira profundamente.
-Que sepas que no voy a irme, pero solo
porque no puedo. Y mañana por la noche saldré de fiesta con Kate. Y tú no vas a
impedírmelo.
-Eso lo veremos. -No me jodan si puedo
lo evito.
-Por supuesto que lo veremos.
Ya me estoy desesperando.
-No puedo cambiar mi pasado, Ava.
-Lo sé, y no parece que yo pueda
olvidarlo tampoco. ¿Te importa apartar el mueble, por favor?
-Te quiero.
-Quita el aparador, por favor.
-Tenemos que hacer las paces -le digo
socarronamente. La quijada le llega al piso. Lo siento, debo utilizar todas mis
armas, y ésta es la más eficaz con ella.
-¡NO! -grita, ofendidísima. Avanzo hacia
ella.
-No tienes escapatoria -le advierto con
voz calmada mientras la miro fijamente.
-¡Vas a resistirte? Ava retrocede y su espalda
choca contra el mueble. Alcanzo sus manos.
-Mañana volveré a casa de Kate -me
desafía.
-Sabes que no vas a hacer eso. Pero el hecho de que
lo digas me pone furioso.
-Sí, lo voy a hacer.
Me agacho un poco y mis ojos quedan a la
altura de los suyos.
-Muy furioso, Ava. Mírame -le ordeno.
-No -gime.
-He dicho que me mires.
Niega con su cabeza. Exhalo.
-Tres -comienzo mi conteo. Ya me está
mirando. Ya la tengo... y como siempre lista para mí.
-Bésame -niega aún más con la cabeza y
también lucha-. Tres... -rozo sus labios-. Dos... Uno. -Rozo de nuevo sus
labios, ella aparta la cabeza, aún se resiste.
-No. No vas a liarme, Jesse -Gruño de
frustración y la suelto mientras me empuja. Empezamos a forcejear y me golpea
para apartarme de su lado. Intento tomarle las muñecas.
-¡Ava! -La sujeto con fuerza. Dios, no
quiero hacerle daño-. ¡Para de una puta vez! –Perp se sigue revolviendo. Nunca
me llegué a imaginar que se pondría así-. ¡Joder! –grito y la hecho al suelo,
reteniéndola con mi cuerpo-. ¡Basta ya!
Jadea desesperada, muy furiosa. Debo
calmarla, está sufriendo. Dios, ¡ayúdame! La quiero más que a mi vida, me duele
verla así y le puedo hacer daño sin querer. ¡Esas putas hienas! ¡Putas de
mierda!
Ahora, la miro asombrado, no sé qué
hacer. Nos contemplamos fijamente, respirando con dificultad por el esfuerzo
físico de la lucha. De pronto, nos inclinamos hacia adelante, nos acercamos más
y nos besamos con fuerza, con mucha pasión, una pasión desenfrenada. Nuestras
lenguas se entrelazan, bailan su tango y batallan con urgencia. Al fin la
tengo. Le suelto sus muñecas y le agarro el pelo, tomo su boca desesperado por
ella, con hambre de ella y Ava hace lo mismo. Es un beso posesivo, de parte y
parte. Le aprieto sus senos a través del vestido. Ava me agarra el pelo,
tratando de demostrar que le dolió y que yo soy de ella. Queda encima de mí y
baja por mi torso, llegando a mi bragueta, baja la cremallera de mi pantalón y
saca mi polla con desespero, tomándola
entre sus cálidas manos. Está loca de lujuria, deseo y rabia, es una mezcla
explosiva y peligrosa. Toma mi polla y se la mete a la boca, casi toda. Su
movimiento es algo brusco, pero a la vez placentero.
-¡Joder! -Le llega a su garganta-. ¡Joder!
¡Joder! ¡Joder!
La mete y la saca a su antojo, una y
otra vez sin parar. Parece poseída mientras la aprieta en la base y me agarra
por las bolas.
-¡¡Joder!! -Levanto las caderas-. ¡Ava! -Le
agarro el cabello. Dios, qué boca tan divina. Se mueve rápido y con desespero-.
No dejes que se salga, Ava -Su boca es terciopelo, cálida, exquisita. Me
aprieta las bolas y me las amasa suavemente entre sus manos. Doy un bramido y
la pego más a mí. Llega hasta el fondo. Carajo, no le dio arcadas y, después de
ello, me corro finalmente-. ¡Joderrrr, Ava! -La pego a mí. La beso y siento mi
esencia en sus labios-. Deduzco que eso quiere decir que lo sientes. -Lamo su
boca.
-No –responde. Nuestras bocas siguen
pegadas y en jadeos seguimos con nuestras caricias. Ava baja sus manos y me
agarra de nuevo la polla, está muy agresiva, pero yo me aparto jadeando al
tiempo que me acaricia mi polla con brusquedad-. No sé qué me quieres
demostrar. Ava, para -pero no lo hace y me besa frenética-. Ava, ¡por favor!
-la pego de nuevo al suelo, la miro y noto que tiene sus ojos llenos de
lágrimas. ¡Carajo! Me parte el corazón verla así. Está muy mal, solloza y
aparta su cara con pena-. Cariño, no llores -Tomo su cara y hago que me mire,
le ruego con cariño, con mucha ternura aparto su pelo-. Lo he entendido -Paso
mi pulgar por debajo de sus ojos, secando sus lágrimas-. No llores -le acaricio
los labios-, para mí solo existes tú.
-No puedo con esto -Y me pasa la mano por
mi cara-, me siento violenta. ¡Eres mío!
Asiento, la entiendo perfectamente ya
que los dos “Sentimos lo mismo”.
-Soy solo tuyo -Tomo su mano, le beso la
palma-. No les hagas caso. Solo están sorprendidas. Se sienten despechadas al
ver que les ha ganado la partida una belleza joven y despampanante de ojos
oscuros... “Mi belleza”.
-Y tú eres la mía -añade con brusquedad.
-Siempre, Ava, cada milímetro de mi
cuerpo es tuyo -La cubro por completo con mi cuerpo, le tomo el rostro y la miro
fijamente-. Tú me perteneces -Luego de ello, la beso-. ¿Entiendes? -Afirma con
su cabeza.
-Eso es. Buena chica -susurro-. Eres mía
y yo soy tuyo-. Sé que esto te resulta muy difícil.
-¡Te quiero!
-Lo sé, y yo a ti -Me siento y la ayudo
a incorporarse-. Más tarde haremos las paces como es debido. No quiero
estropearte el vestido -sonrío-. Hemos de tener paciencia, ambos sabemos que
tengo muy poca en lo que se refiere a ti -Froto mi nariz con la suya-. ¿Te
sientes mejor?
-Sí -Intenta sonreír.
-Bien, vamos -La cojo de la mano y vamos
hacia la puerta, ya ella se ha compuesto su cabello y su hermoso rostro. Ruedo
el aparador a su sitio, vuelvo a tomar su mano y vamos de regreso a la fiesta, y
en mi mente me hago un juramento. ¡Nunca voy a serle infiel! ¡Nunca le causaré
ese daño! La amo demasiado, ella me llena, me satisface en todos los sentidos,
me complementa, y nada ni nadie me va a
separar de mi Ava. Esto, lo juro por mi vida, por mi amor, por ella.
CONTINUARÁ…
***Por
Fanny Rebellón.
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