martes, 18 de octubre de 2016

Loco Amor (Obsesión) / Capítulo 12




Loco Amor (Obsesión)
Fanfic trilogía “Mi Hombre”
Historia original de Jodi Ellen Malpas.
              
CAPITULO 12


Me despierto con el pelo de Ava en mi rostro, me encanta tenerla así, pegada a mí todo el tiempo. Nunca imaginé ni en mis más locos pensamientos que algún día sentiría algo así por una mujer. Me siento lleno de amor.
La miro dormir, parece una niña pues tiene su boca medio abierta y sus manos a un lado de su cara.  ¡Qué hermosa es! Me voy despegando con suavidad para poner en marcha mi plan. Me dirijo al baño, voy al wáter, luego me lavo la cara, me cepillo y sonrío con malicia, le tengo una sorpresita, veremos qué pasa. Salgo  y la veo muy relajada, es tan natural, tan ella, ¡Dios la amo! Aun no salgo de mi asombro con todo lo que sucedió anoche, porque a pesar de todo se mantuvo digna y fuerte a mi lado. Mi mujer es toda una dama y doy gracias al creador por eso, ya que anoche expulsamos algunos demonios y me siento bien por eso.
Estoy listo para poner mi plan en acción, y sin que se dé cuenta me acerco y tomo sus brazos delicadamente, colocándole en las muñecas unas esposas que compré especialmente para esta ocasión. Se las coloco en un brazo primero y con sumo cuidado se los elevo un poco y los paso por el espaldar de la cama. Luego, le tomo la otra muñeca, le coloco mi regalo y ¡lista!, me alejo un poco para verla. ¡Waw, se ve exquisita y muy excitante! Ahora no va a poder escaparse, todo el tiempo tengo mi sonrisa feliz por esta travesura, pero ella se mueve, comienza a despertarse, entonces me acomodo encima de ella. Busco el control y pongo música, anoche esta canción la excitó, veremos cómo reacciona hoy a ella.
-Buenos días.
Abre los ojos, frunciendo el gesto pues le molesta la luz. Un segundo después los cierra y los va abriendo poco a poco. Me ve encima de ella, trata de mover los brazos, sonrío con malicia porque levanta rápidamente su rostro y ve que está esposada a la cabecera de la cama.


-¿Pensabas ir a alguna parte? -le pregunto.
Ava me mira a los ojos y se queda quieta.
-¿Qué vas a hacer?
-Vamos a hacer las paces -sonrío-. Querías hacer las paces ¿no?
-¿Un polvo soñoliento? -Me tienta con descaro.
-No. De eso nada. Todavía no he pensado qué nombre voy a ponerle a éste -y alargo el brazo para agarrar la bolsa dorada que dieron anoche en la fiesta. Mmm… la preparó Sarah, no confío mucho en lo que puso aquí, ella es algo malévola y más con Ava, sé que ella lo esconde de mí, pero los celos y la envidia la matan. Anoche lo comprobé cuando le vio el collar a Ava. ¡Pues, que se joda! No me importa. Me pongo a ahorcadas sobre sus caderas y deposito la bolsa sobre su vientre-. A ver que tenemos aquí-. ¡Un vibrador! Lo sabía, solo basura, aborrezco estos aparatos. Lo tiro sobre mi hombro-. ¿Qué más hay? Una caja… -¡Mierda, más basura!-. Esto tampoco nos hace falta.
_-¿El qué? -pregunta Ava, curiosa mientras yo sigo buscando. Saco una tanga de seda plateada, la miro, le doy la vuelta en mis manos. ¡Noo!  Es horrible, para mi amor, no.
-No es de encaje -Sigo sacando y veo una tarjeta, leo lo que dice allí. Sarah es una mierda sabe perfectamente que Ava no necesita esto, mejor la hubiera usado ella, que sé que le encanta. Esto es basura también y la rompo.
-¿Qué es eso? -Está muy intrigada. Por lo tanto, la miro y le respondo.
-Nada que vayas a necesitar
-¿El qué?
-Un vale para ponerte Botox.
Ava se ríe y le sonrío con malicia.
-Estos regalos son una mierda -Saco lo último que hay. Esto sí que parece interesante, ya que es como un vibrador para el pene en forma de aro o anillo, es de goma negra y tiene al lado el pequeño motorcito que lo hace funcionar, tiene la forma de una bala pequeña.
.¿Qué es eso?
Se lo sostengo en el aire, lo miro y luego la miro a ella, esto me sirve de maravilla para lo que tenía planeado. Sonrío y le coloco una almohada debajo de su cabeza y le doy un casto beso.
-Quiero que lo veas bien -le hablo bajito, colocándome sobre sus caderas, de rodillas. Ava me mira hasta que por fin entiende lo que es.
-¡De eso nada! ¡Si yo no puedo usar artefactos que funcionan con pilas, tú tampoco! -me lo dice gritando-. ¡Eh! -grita más fuerte para llamar mi atención.
Me ruedo el anillo hasta la base de mi polla y la balita hace contacto con mi tronco, veo que Ava echa la cabeza hacia atrás para no verme.
-Mírame -le ordeno, pero ella mantiene su vista en el techo, sé lo que está sintiendo. Me acercó  y le agarro la mandíbula con una mano mientras me apoyo con la otra-. Mira -le hablo con autoridad y le sacudo el mentón, ella me mira por un momento. Dios, estoy loco por esta mujer, pero tengo que enseñarle lo que no debe volver a hacer-. Bésame, Ava -Bajo mi cabeza y Ava me besa casi con desespero, yo la beso como si el mundo se fuera a acabar, nuestras lenguas se entrelazan con voracidad, me aparto y ella solloza. Sé que está sintiendo, sé que también se siente impotente por no poder abrazarme, es horrible esa sensación-. Vas a mirar -le digo y muerdo su labio.
-¡Apaga la música! -exclama molesta.
-¿Por qué? –La tomo de la cadera-. ¿Te estás poniendo cachonda? -Ella jura que no me di cuenta. Los años que tengo y la vida que he llevado me han dado experiencia con las mujeres, y más con mi Ava que es en medio de todo, inexperta en muchos aspectos y muy transparente. A veces hasta sé que está pensando, su cara lo dice todo, ella no sabe fingir y por eso la amo, y me da algo de seguridad porque sé que me quiere, lo veo en su rostro,  ella aún se resiste. Tomo uno de sus senos y lo absorbo hambriento de ella. Gime y cierra los ojos-. ¡Ábrelos! -le vuelvo a hablar con autoridad y aprieto un poco su cadera, ella los abre y tomo su otro seno, lamo, muerdo y estiro sus pezones con suavidad, sé que está desesperada.
-Eres cruel -Gime todavía más y la miro satisfecho. Me pongo de rodillas, tomo mi pene en una de mis manos y enciendo el anillo. ¡Mierda! Es fuerte, nunca usé esto antes.
-¡Vaya! –exclamo cuando ella cierra los ojos y presiono de nuevo su cadera, tiene que abrirlos, y me mira de arriba abajo. Me sacudo la polla, prácticamente en su cara, arriba y abajo, mis piernas se tensan. ¡Joder! Se siente bien. Ava grita desesperada porque quiere tocarme.
Muevo mi puño y aprieto hacia atrás, corriendo mi prepucio, se me ve el capullo ya húmedo.
-Qué gusto, nena -Mi voz está más gruesa por el grado de excitación-. ¿Quieres ayudarme?
-Vete a la mierda -dice la muy grosera
-¡Esa boca! -Casi no puedo hablar  cuando tira de sus esposas-. Vas a hacerte daño, Ava. Deja de resistirte -Se me quiebra la voz, pero sigo con la mano en mi polla. Ella se resiste. Coño, se va a hacer daño, lo hace de adrede-. ¡Para! -Y me froto a más velocidad, ya estoy cerca de mi orgasmo, me tenso.
-Por favor -me ruega.
-No es agradable, ¿verdad? -le pregunto-. Acuérdate de esto la próxima vez que pretendas impedir que te toque.
-¡Lo haré! Jesse, por favor, suéltame -Cierra los ojos.
-¡Abre los malditos ojos, Ava!
_¡No! -Y mueve su cabeza de un lado a otro, está sufriendo y carajo, ya quiero soltarla, pero antes debo darle la lección completa. Tiendo una de mis manos hacia su sexo, está empapada, recojo su humedad y le abro su sexo y le introduzco mi dedo, fuerte, ella abre los ojos como platos por la sorpresa. ¡Por favor!
-Vas a mirar -Y me masturbo con  más fuerza. ¡Joder! Me subo un poco y pego mis rodillas  a ambos lados de su cabeza y le pongo mi polla delante de ella-. ¡Abre la boca! -le ruego y la abre de inmediato. Doy más rápido y más fuerte, mis movimientos atrás, adelante, atrás adelante, estoy desesperado. ¡Joder! ¡Joder!-. ¡Yaaa! -Y dirijo mi pene hacia su boca y me corro. Ava me rodea la cabeza y así me toca. Me voy relajando y aun el aparato vibra. Ava me lame, me chupa. ¡Qué delicia! ¡Uf! El sentir su boca es lo mejor, yo sigo sacudiendo mi polla, trato de calmarme, respiro con fuerza, siento que el corazón se me va a salir. ¡Fue intenso! Abro mis ojos y me retiro, quitándome el aparato, lanzándolo al piso-. No vuelvo a usar esa mierda, no lo necesito -La miro.
-Puede que te deje así para siempre.
La beso y paso mi lengua por su boca.
-Así sabré dónde estás todo el tiempo.
-Creo que eso sería acercarnos demasiado a la esclavitud sexual -me lo dice pegada a mi boca.
-¿Y cuál es el problema?
-Que me gustaría pensar que me quieres por algo más que mi cuerpo.
-Ah, te quiero por muchas otras cosas -Recorro su cara con mi boca, arriba y abajo, adorándola, y vuelvo a meter mi lengua en su boca-. Quiero que sea mi esposa -Ava queda estupefacta,  abre sus ojos con gran asombro y me mira-. ¡Cásate conmigo! -le ordeno en voz baja y suave. Dios, deseo este hecho con el alma
-¡No puedes pedirme eso teniéndome esposada a la cama!
-¿Necesitas que te haga entrar en razón? -le digo tan sereno y vuelvo a besarla. Es una delicia tenerla a mis expensas, al alcance de mi mano. Sé que no se puede, pero soñar no cuesta nada.
Me aparto miro mis manos y suspiro.
-Era una broma, muy inoportuna -Me muerdo mi labio, echando cabeza porque… Qué puedo hacer para convencerla. La miro y comienzo a hablarle otra vez-. Me absorbes por completo, Ava. No sé vivir sin ti. Soy totalmente adicto a ti nena -El miedo me hace vacilar, con solo pensar en su rechazo...-. Me perteneces. ¡Cásate conmigo! -Y me quedo ahí mirándola pasmado, esperando  una respuesta. Dios, no va a aceptar, va a pensar que es muy pronto, va a pensar en la diferencia de edad, va a pensar en mi pasado. ¡Mierda! ¡Mierda! Y de paso es tan independiente.
Sé que me ama, esto que sentimos el uno por el otro es demasiado fuerte y definitivo y ella sabe que la adoro, pero no sé si eso es suficiente para ella para llegar al matrimonio. Pero si aceptara… Dios, sería el hombre más feliz sobre la faz de la tierra. Viviría solo para hacerla feliz, para darle todo mi amor y absolutamente todo de mí, y eso si la tendría como una reina, porque mi Ava solo merece lo mejor.
Sigo mirándola, ella también me mira, está pensando, ya va a hablar, y luego lo hace en voz muy bajita.
-De acuerdo- lo dice casi en susurro-. Eres mi vida.
-¿Qué? -Creo que mi rostro es de absoluto asombro. Dios… Dios, ¡aceptó! Siento un nudo en mi garganta y casi no puedo respirar. ¡Por Dios, aceptó! Eres grande Dios. Gracias-. ¿Sí? -le pregunto con voz suave.
-Es instintivo -Y se encoge de hombros y mira hacia sus manos aun esposadas-. No hace falta que me hagas entrar en razón. ¿Te importaría soltarme ya?
¡Coño! Soy un idiota, debí soltarla antes. Voy a hacerlo antes de que se arrepienta. Busco la llave que está en la mesa de noche y la suelto lo más rápido que me dan las manos. Ava se frota las muñecas para despertarlas, pues estar en una misma posición hace que se adormezcan, pero estoy tan emocionado que la acomodo bajo mi cuerpo y la abrazo con fuerza. Por Dios, aun no me lo creo, va a ser mi esposa ante Dios y los hombres. Doy la vuelta quedando con mi espalda en la cama, pero la arrastro conmigo, en este momento no quiero soltarla, la emoción, el sentimiento tan fuerte me tiene bloqueado, esto es grandioso, mi corazón pareciera que quiere salir corriendo.
-Voy a hacerte inmensamente feliz -le hablo en voz baja. Ava se mueve, pero no quiero, no puedo dejarla, tengo mi cara clavada en su cuello. ¡Carajo, estoy llorando! Siento las lágrimas rodar y es debido a la felicidad. Se separa un poco, me mira a los ojos y pasa su mano por mi cara, limpiándolas.
-Ya me haces feliz. ¿Por qué lloras? -me pregunta. Y yo no puedo responder, tengo un nudo en mi garganta. Luego, me paso mis manos por la cara.
-¿Ves lo que me haces? -Le agarro la cara, estamos mirándonos frente a frente-. No puedo creer que quepas en mi vida. No puedo creer que seas mía. Eres tan importante para mí, nena -La miro y aun no me lo puedo creer. A veces, creo que va a desaparecer, que ella es un sueño y eso me hace padecer una desolación infinita porque no puedo vivir sin ella, ya no.
-Tú también eres muy importante para mí -me lo dice muy dulcemente y con emoción. Sonrío relajado y feliz.
-¿Ya somos amigos?
-¡Siempre! -Y me regala su hermosa sonrisa.
Bien mi misión aquí a terminado. Por lo tanto, me meto entre sus piernas y me voy hundiendo en ella lentamente porque ahora vamos a echar un polvo soñoliento de celebración. Tomo el control remoto y apago la música.
-Quiero oír cómo te corres conmigo -La siento calientita, esto es sublime, gimo de placer, la beso y pongo sus manos por encima de su cabeza, luego retrocedo y empujo hacia delante.
-El de antes era un polvo de petición de matrimonio -me dice Ava al tiempo que yo sonrío.
Continúo mis movimientos lentos, entrando y saliendo de ella, quiero disfrutar de este maravilloso momento. Va a ser mi esposa, ¡carajo! ¿Existe algo mejor? Por ahora, es lo mejor. Lo máximo seria lo que más anhelo. ¡Un bebe! Eso sería algo mágico, apoteósico. Sigo con mi movimiento de cadera, sé que le encantan estos movimientos. Dejo de besarla, pero continúo con mis arremetidas
-Vas a convertirte en la señora Ward -le aseguro, mirándola a la cara.
-Así es.
-Serás mía para siempre.
-Ya lo soy.
Cierro los ojos con fuerza, ya estoy muy cerca de mi orgasmo.
-Te adorare todos los días durante el resto de mi vida. ¡Joder!
-¡Joder! -dice suspirando, ya siento que también está muy cerca de acabar, siento como su interior me abraza con más fuerza.
Me desato con mis sentimientos, ya que en ese momento la pasión me hace actuar con desesperación. Gruño en cada empuje, aun le tengo sus manos encima de su cabeza. Doy un grito de éxtasis, me doy cuenta que mis sentimientos me vencen y empiezo a llorar, pero  siento al instante el abrazo de sus hermosas piernas pegándome más a ella cuando ambos explotamos en nuestro maravilloso orgasmo. ¡Dios! Estamos sudados, jadeando… Hundo mi cara en su cuello.
-No puedo respirar.
Le suelto sus manos, Ava rápidamente me rodea mi espalda con sus cálidos brazos, voy arrastrando mi cabeza hasta llegar a sus labios.
-Te amo con locura, nena. Me alegro que hayamos hecho las paces.
Siento su sonrisa, me tumbo sobre mi espalda y la pongo encima de mí, a horcajadas sobre mi cintura. Pone sus manos en mi pecho, yo las cubro con las mías, ella aun hace movimientos circulares suaves con su cadera.
-Lo sé, pero si voy a casarme contigo vas a tener que responderme algunas preguntas -Y por  el tono de su voz sé que no es juego lo que me pide. Por lo tanto, la miro, arqueando mis cejas.
-No me queda de otra ¿verdad?
-No -me dice altanera. O sea es sí o sí, coño, o corro o me encaramo, así que debo prepararme.
-Está bien. Dispara ¿Qué quieres saber? -El chaparrón que me viene encima es grande, pero reconozco que también es justo.
-¿Quién era la mujer de anoche?
-Coral -respondo rápido. Esta la sospechaba.
Ava pone los ojos en blanco.
-Ya sé que se llama Coral. Pero ¿quién es?
-Es la esposa del enano capullo al que expulsamos de la mansión el día que descubriste el salón comunitario.
-¿Tuviste una aventura con ella?
-No -Y niego con la cabeza, frunciendo el ceño-. Vinieron a verme porque buscaban  a alguien para que participara en un trío.
-¿A ti? –susurra. Asiento con  vergüenza-. ¿Por qué lo hiciste?
-Ella me lo pidió.
-¿Se enamoró de ti?
Abro los ojos, es rápida para deducir las cosas. Será mejor no mentirle.
-Supongo que sí.
-¿Qué quería ayer? Desapareciste mucho rato.
Tomo aire y la miro con decisión.
-Ha dejado a su esposo. Mike se llama… por mí. Y  no sé por qué, ya que nunca le he dado motivos para pensar que le correspondía -La miro. Por su cara sé, más o menos, que está pensando-. Él  la ha echado  de la casa, se ha quedado con su coche y le ha quitado todas las tarjetas. No tiene nada.
-¿Fue a pedirte ayuda -me pregunta.
-Sí.
-¿Y qué le dijiste?
La miro y ya le veo su cara de cabreo.
-Le dije que haría lo que pudiera -De una vez y de los nervios me muerdo mi labio, siempre hago esta mierda cuando estoy casi a punto de explotar.
-¿Tiene esto algo que ver con la policía?
Me río, pero me freno al verle la cara a Ava.
-Él está jugando, hablo del esposo de Coral, Mike. Denunció a la policía que la mitad de mis empleados son inmigrantes ilegales, pero eso se solucionó bastante rápido y no pasó nada. Solo se trató de un pequeño contratiempo.
-¿Por qué no me contaste todo esto en lugar de dejar que diera rienda suelta a mi imaginación?
Frunzo el ceño.
-¿Para qué iba a preocuparte por algo tan trivial?
-Entonces, ¿participaste en el trío y eso fue todo?
-Sí -Me revuelvo algo nervioso y le desvío la mirada. Coño, no se va a tragar este cuento así como así.
-Me estas mintiendo. Hubo algo más, ¿verdad?
-No, exactamente -Sigo sin mirarla a la cara-. ¿Es necesario seguir con esto? -le pregunto irritado, ya que se equivocó al pensar que yo quería algo más-. No es así. Fin de la historia.
-Pero tuviste una aventura con ella.
-¡Sí, vale, sí que la tuve! Pero era solo sexo, nada más -La miro furioso por hacerme hablar de esto-. Coño, es mi pasado, déjalo estar ya.
-Una vez me dijiste que nunca habías querido follarte a ninguna mujer más de una vez, solo a mí.
-Yo nunca dije que no me hubiera acostado con ninguna mujer más de una vez. Lo que dije fue que nunca he querido estar con una mujer más de una vez. No era más que un medio para lograr un fin. Me lo ofrecían en bandeja.
-Entonces… ¿Te has follado a más mujeres más de una vez? -Me habla más molesta aun, más me vale andar con cuidado, no quiero peleas por esto, no vale la pena.
-¡Ava! Vigila ese lenguaje.
-¡No! ¡No cuando me estás contando que te has follado a otras mujeres! No soy la única a la que te has follado más de una vez, ¿verdad?
Le gruño y ella me mira súper cabreada, pero no debo mentirle, ya no más.
-No -le admito. Le estoy acariciando sus manos con mis pulgares-, pero tienes que entender que ninguna de ella ha significado nada para mí, solo las usaba, las trataba como a objetos. No estoy orgulloso de ello, pero es la verdad. Y eran conscientes de la situación, Ava. Todas querían algo más, pero sabían que no podían esperarlo. Ahora, en cambio, han visto que sí puedo ser un hombre de una sola mujer.
-Sigue enamorada de ti -me habla en voz baja, eso significa que está más molesta. ¡Mierda! Ojala termine este interrogatorio lo más pronto posible-. No puede tenerte. Ninguna de ellas puede.
Ava tiene razón en su conclusión y tiene razón también en estar molesta, primero la esposa del Danés y ahora Coral.
-No puede, ya se lo he dicho. Ninguna de ellas puede. Soy solo tuyo.
-No quiero que ayudes a Coral. No es justo que esperes que me parezca bien.
-Ava, no puedo darle la espalda -La verdad, es que la mujer me dio lastima, se quedó sin medio, me siento mal, aunque no tengo ninguna obligación con ella, y eso Coral lo sabe muy bien.
-Está bien. Entonces, yo seguiré trabajando para Mikael.
-Pero… ¿¿¡Qué coño!?? -¡Mierda, primero muerto que dejarla estar al lado de ese miserable! La miro con ganas de darle sus buenas nalgadas. ¡Ya me cabrié!-. Espero por tu bien que retires eso -Siento que se me sube la sangre, me dejo de llamar Jesse Ward si dejo que eso pase.
-No -me desafía y además me responde alzada.
-¡Tres! -Empiezo mi conteo.
-¡De eso nada! -Tiene intenciones de bajarse de encima de mí, pero le agarro las manos, furioso y no la dejo que lo haga.
-¡Dos!
-¡No! ¡No voy a aceptar una cuenta atrás en este asunto! De eso nada, Ward. ¡Puedes coger el 0 y metértelo por el puto culo! -Se revuelve absolutamente cabreada.
-¡ESA BOCA! -Le doy un tirón, la pongo boca abajo y me sitúo encima-. ¡Uno!
-¡Qué te den!
-¡Cero, nena! -Bajo mis dedos a su cadera y los clavo en su parte sensible. Ava lanza un grito y se ríe a carcajadas.
-¡Vale, vale! ¡Lo siento! ¡Lo siento! ¡Lo siento! -Paro de hacerle cosquillas y le doy la vuelta, aun la tengo prisionera debajo de mí.


-Bésame –le ordeno y me inclino hasta que llego a sus labios. Ella levanta sus brazos y me besa muy, pero muy apasionada. Sé que el malestar no se le ha pasado. Por lo tanto, muerdo su labio.
-Para mí solo existes tú,Ava. ¡Te quiero!
-Solo yo.
-Buena chica - le sonrío al escucharla-. Y ahora que te he follado tengo que alimentarte.
-¿Va a venir Cathy?
-No, tiene los fines de semana libres. Arriba -La agarro por los brazos y la incorporo, me levanto, recojo lo que está en el piso y meto todo de nuevo en la bolsa dorada de seda. Voy al vestidor y me pongo una de mis pijamas favoritas, pero sin camiseta mientras Ava está recostada, comiéndome con los ojos-. ¿Piensas pasarte todo el día ahí tumbada? -La miro, me recuesto en la puerta y me cruzo de brazos.
-Prometiste que nos levantaríamos tarde.
Me acerco y la tomo por un tobillo, tiro de ella hasta el extremo de la cama. Luego, me apoyo con los puños en el colchón a ambos lados de su cabeza.
-Dime que somos amigos.
-Somos amigos.
-Dime que me quieres -Froto mi nariz con la suya.
-Te quiero -Sonrío feliz.
-Dime que vas a casarte conmigo.
-Voy a casarme contigo.
-Estoy ansioso. Bésame.
Ella me rodea el cuello con sus manos y me besa con adoración y posesión. Sonrío, besándola, y me levanto de la cama cuando sigue pegada a mí con sus piernas y sigue besándome. La arrastro conmigo al baño, despego sus piernas de mí, ella se molesta, yo me río.
-Lávate los dientes, voy a preparar el desayuno -Retiro sus brazos de mi cuello-. ¿Lo necesito?
-No, pero pensaba que quizá querrías hacerlo -Le doy la vuelta, hago que mire al espejo y beso su hombro. Además,  nalgueo su delicioso culo y salgo del baño. Bajo a la cocina y monto el café, solo sé preparar un desayuno básico, pues Cathy siempre me deja todo preparado. De pronto escucho un grito de Ava que me hiela la sangre, corro a toda velocidad. ¿Qué pasó? Y la veo sentada con la cabeza entre las piernas. ¿Coño, que le sucedió? ¿Se golpeó?-. Ava, nena, ¿qué pasa? -Caigo de rodillas delante de ella, completamente aterrado-. Ava, ¡por el amor a Dios! ¿Qué ha pasado? -Levanto su rostro con cuidado, no sea que se haya golpeado la cabeza y veo su carita llena de lágrimas-. ¡Por favor, háblame! -le pido desesperado.  Intenta hablar, pero no puede, solo levanta la mano.
-Vaya, por fin lo has visto. Sí que has tardado, joder. Ava, acaban de darme mil infartos - Tomo su mano y la beso. ¿Te gusta?
-¡Joder! -grita aun con asombro.
-Está a salvo. Dime ¿Te gusta?
-Sabes que sí. Es hermoso. Es de platino y el diamante es cuadrado, pero… un momento. ¿Cuándo me lo has puesto?


-Justo después de esposarte.
Abre sus ojos perpleja.
-Demasiado seguro estabas.
Me encojo de hombros.
-Uno puede ser optimista.
-Yo llamo engreimiento a eso que tú llamas optimismo.
Sonrío.
-Llámalo como quieras. Ella ha dicho que sí -Me abalanzo, la arrastro al suelo del baño y me zambullo entre sus preciosas tetas. Ella se ríe mientras la tengo atrapada.
-¡Para!
-¡No! -Y muerdo con suavidad una de sus tetas y luego la absorbo-. Voy a hacerte un chupón -Se queda quieta, me deja darme el gusto-. Ya está -Y beso el chupón-. Ya estamos empatados –afirmo cuando admira mi obra.
-¿Contento?
-Sí. ¿Y tú?
-Encantada.
-Bien, mi misión aquí ha terminado. Siguiente trabajo, alimentar a mi seductora. Arriba -La pongo en pie-. ¿Tardarás mucho en bajar?
-Unos cinco minutos, más o menos.
Muerdo su oreja.
-Date prisa -Le doy otra nalgada. La dejo con una sonrisa de oreja a oreja.
Pongo a tostar pan, el café ya está por salir y busco la mantequilla de cacahuate cuando suena mi móvil. Es John quien me llama para dejar las llaves del carro de Ava. Está en conserjería, se las ha entregado a Clive y me informa que todo está bien en la mansión, que todo terminó muy bien. Excelente. Nos despedimos y voy a lo mío, zambullo mi dedo en la mantequilla y comienzo a comer mientras miro la pantalla de mi ordenador. Ava se sienta frente a mí.
-Toma se me olvidó darte esto -Me entrega el correo al tiempo que se sirve zumo de naranja.
-Ábrelo tú.
-¿Mi coche está aquí? -dice, pues ve sus llaves, las que ha subido Clive.
-Lo ha traído John -Y sigo mirando la pantalla de mi ordenador-. ¿Eres religiosa? -le pregunto. Ella frunce el ceño.
-No.
-Yo tampoco. ¿Prefieres alguna fecha en particular?
-¿Para qué? -me pregunta confusa. La miro ceñudo.
-¿Quieres convertirte en la señora Ward en alguna fecha en concreto?
-No sé -Se encoje de hombros-. ¿El año que viene? ¿El otro? -Y lo dice como si nada untando la mantequilla a su tostada. ¿Pero qué carajo le pasa? Suelto el pote con rabia-. ¿El año que viene? -le digo molesto.
-Vale, pues que sea el otro.
-¿El otro? –inquiero completamente cabreado-. Nos casamos el mes que viene –afirmo y tomo el tarro, meto el dedo con rabia, como si tuviera la culpa de mi molestia. El año que viene, sí, como no. Ava está loca si cree que voy a esperar tanto tiempo. ¿Y ella? Casi se ahoga con el pan, termina de tragar y habla.
-¡Jesse! No puedo casarme contigo el mes que viene.
-Puedes y lo harás -certifico sin mirarla.
-No. No puedo -Y se ríe nerviosa. La miro mal y vuelvo a soltar el tarro de golpe.
-¿Perdona?
-Jesse, mis padres ni siquiera te conocen. No puedes esperar a que los llame y que les dé una noticia como esa por teléfono.
-Iremos a visitarlos. No voy a  andarme con tonterías, Ava.
Ella sigue comiendo su desayuno, la miro fijamente. Ni Ava ni nadie me va a echar esto para atrás. Quiero casarme con ella y pronto, no sé qué coño hay que esperar, yo no soy un muchacho.  La quiero, me quiere, así que nos casamos el mes que viene, coño. He dicho.
-No estás siendo razonable.
-¿Me amas?
-No preguntes tonterías, por favor.
-Bien -Le gruño, molesto-. Yo también te amo. Nos casamos el mes que viene –Pero ahora la molesta es ella.
-Jesse, no voy a casarme contigo el mes que viene -Se levanta sin terminar su desayuno.
-Ven aquí -Me voy acercando por su espalda, ella voltea a mirarme, sabe que estoy molesto debido a su negativa.
-No -me responde, abro los ojos como platos-. Y no vas a conseguir que acepte con un puto polvo. Olvídalo.
-Esa boca, Ava. ¡Tres!
-¡No! -Y se echa a reír-. ¡Ni se te ocurra! -Mira a su alrededor buscando no sé qué. ¿Huir? No me jodas.
-¡Dos!
-¡No!
-¡Uno!
-¡Jesse! ¡Vete a la mierda!
-¡Esa boca! ¡Cero! -Empiezo a rodear la isla, dirigiéndome a ella, Ava se va en sentido contrario-. Ven aquí -le digo masticando las palabras, furioso.
-No. ¿Qué prisa hay? No voy a irme a ninguna parte
-Ya, claro ¿Por qué  lo estás retrasando entonces? -Y sigo caminando hacia ella.
-No lo estoy retrasando. Se tarda más o menos un año en organizar una boda.
-No la nuestra -Y camino más rápido-. No huyas de mí, Ava, sabes que me pone furioso que lo hagas.
-¡Pues, entonces sé razonable!
Le cambio mi dirección, pero ella de inmediato la cambia.
-¡Ava!
-¡Jesse! -Se burla de mí, sabe que la voy a atrapar.
-¡Ya está bien! -grito y corro hacia ella. Ava sale pitando por el pasillo y va al gimnasio, casi lograr cerrar la puerta, pero si empujo la puedo malograr-. Suelta la puerta -le grito nuevamente.
-¿Qué vas a hacer?
-¿Tú qué crees que voy a hacer?
-No lo sé.
Dejo de presionar la puerta y la muy tramposa aprovecha y pasa el pestillo. Intento abrir y ella retrocede.
-Ava, abre -le ordeno. Mierda, estoy que hecho humo, pero tampoco quiero que me tenga miedo, yo nunca le haría daño, solo me desespero-. Ava, ya sabes cómo me hace sentir no poder tocarte, abre la puerta.
-No,  dime que vamos a hablar sobre nuestra boda de manera razonable.
-Eso hacíamos -intento abrir-. Ava, por favor, abre.
-No, no, estábamos hablando de ello, Jesse, tú me estabas diciendo cómo iba a ser. Nunca antes habías tenido una relación de pareja, ¿verdad?
-No. Eso ya te lo he dicho.
-Se nota.
Estoy ansioso, la quiero, quiero abrazarla, no me jodas. ¿Por qué me desespero de esta manera?
-¡Te quiero! Abre la puerta, por favor.
-¿Vamos a hablarlo sensatamente?
Lo pienso, ella tiene razón, pero no entiende que lo único que quiero es tenerla conmigo siempre.
-Está bien, abre la puerta.
-Voy a salir con Kate esta noche -me desafía. ¡Mierda! ¿Pero qué pasa? Pelo mis ojos.
-¿Qué?
-Anoche te dije que iba a salir con Kate.
-¿Y? Abre la puerta.
-No puedes evitar que vea a mi amiga. Además, si me caso contigo no es para que controles cada uno de mis movimientos. Voy a salir con Kate esta noche y tú me dejaras hacerlo sin montarme una escena.
-Te estás pasando, señorita -Aprieto mi mandíbula, ya estoy al borde. Veo que se voltea y se sienta muy cómoda, mírenla nada más, diablos. ¿Qué le pasa?-. Ava, ¿Qué haces? Abre la maldita puerta -la sacudo.
-No voy a abrir la puerta hasta que empieces a ser más razonable, si quieres casarte conmigo tendrás que relajarte.
Definitivamente, Ava se está enloqueciendo ¿Cómo cree que voy a lograr eso?
-Es razonable que me preocupe por ti.
-Jesse tú no te preocupas, te torturas.
-Abre la puerta -Sacudo la manija.
-Voy a salir con Kate esta noche.
-Vale, pero no vas a beber. ¡Abre la puta puerta!
Parece que se decide porque camina hacia ella, quita el pestillo y se queda quieta. Abro y corro hacia ella, la pego a mi pecho, luego la bajo al suelo sobre una de las colchonetas, la envuelvo con mi cuerpo. Mi Dios, qué puta ansiedad, que desesperación me hace sentir, este amor me va a matar de a poco. Es demasiado.
-Por favor, no vuelvas a hacerme esto -le ruego-. Prométemelo -Donde Ava siga haciendo esto juro que me infarto. ¡Diablos!
-Es la única manera que tengo de hacer para que me escuches.
Intento calmarme.
-Te escuchare, pero no vuelvas a interponer barreras físicas entre nosotros.
-No puedes estar conmigo todo el tiempo.
-Lo sé, pero cuando no lo estés será bajo mis propias condiciones.
Se ríe.
-¿Y qué hay de mí?
Me aparto y le digo:
-Te escucharé porque estás siendo una futura esposa muy desafiante -le aseguro y vuelvo a enterrar mi cabeza en su cuello-. Y se me ocurre una idea genial -Ojalá la aceptara. Me siento y la coloco sobre mi regazo-. ¿Por qué no te vienes a la mansión a tomar algo?
-¡De eso nada! –exclama eufórica. Dios, sí es terca esta mujer.
-¿Por qué no? –Coño ¿por qué le saca todo el tiempo a la mansión? Es mejor que cualquier sitio al que acostumbra a ir, tiene más lujo y muy buena atención.
-¿Para que estés controlándome?.
-Es lógico, Ava, puedes beber y yo me aseguro de que estás bien, y después puedo traerte a casa.
-No. Fin de la historia.
Lo sospeché, pero tenía que intentarlo, tendré que usar otros métodos.
-Eres imposible -La levanto y la ayudo a ponerse en pie, luego la beso-. Voy a ducharme, acompáñame -hablo sugestivamente  y le doy mi sonrisa lasciva.
-Ya me he duchado.
-Pues, vuelve  a ducharte conmigo.
-Subiré dentro de un minuto, tengo que llamar a Kate -Se aparta y se dirige a la cocina-. ¿Y mi teléfono?
-Cargándose. ¡No tardes! -Me voy a darme mi ducha. Al final tengo que aceptar lo que ella quiere, pero ya voy a hablar con mis contactos para que estén pendientes y que no le pase nada. Me muero si algo le llega a suceder, hay muchas locas sueltas por ahí. Ya me imagino cómo se irán a poner unas cuantas en cuanto se enteren de mi compromiso. Y referente a lo de Coral, lo siento por ella, pero el ayudarla me puede traer muchos problemas con mi Ava, y también sentiría que existe algo entre los dos y seguro se lo diría. Así que ni loco, es lamentable por ella, pero no puedo ayudarla. Mis amigos también tienen razón.
¡Dios, aceptó ser mi esposa! Sonrío. ¡Carajo, estoy feliz! ¡Ella será mía! Y lo mejor de todo… para siempre.


CONTINUARÁ…
**Por Fanny Rebellón.

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