Loco Amor (Obsesión)
Fanfic de la trilogía “Mi Hombre”
Historia original de Jodi Ellen Malpas
CAPÍTULO 8
Voy que echo humo, debo calmarme, juro
que nunca más voy a volver a mentir o a ocultar algo. Desde ahora, presente y
futuro, no vuelvo a vivir este puto infierno otra vez; aunque mi pasado… Dios,
ese es otro cuento. No me gustaría que Ava se preocupara por mis errores, lo
pasado pasó, ya sufrí lo suficiente. Mi amor no merece cargar con lo sucedido.
Voy llegando a la mansión y estoy un poco más calmado, veo todo muy tranquilo y,
a la distancia, contemplo a los vigilantes que me saludan, pero no veo al
grandote en la entrada. Luego, entro y me dirijo a mi oficina, y me pongo a
revisar la lista de los invitados a la fiesta de aniversario.
¡Carajo! Viene gente importante, tienen poder,
dinero pero también su lado oscuro. Miro el reloj y ya han pasado tres horas, y
es cuando suena mi móvil. Observo la pantalla y certifico que es John.
-Dime, amigo.
-Llegaron unos muebles que pediste para
la nueva habitación.
-¿En serio? ¡Qué bien! Me alegro, ya voy
para allá.
-Ok.
Cuando Ava vea la sorpresa que le tengo,
no lo va a creer. Quedará bella la habitación, lo sé. Por el rabillo del ojo
veo a John acercarse.
-Jesse, ¿qué tal?
-Están perfectos, amigo. Ya di la orden
para que los guarden en el depósito norte, no los quiero llevar a la habitación,
aún hay trabajadores ahí dentro, los pueden golpear o manchar y eso no es
aceptable, menos con el precio que pagué por ellos.
-Jajajaja. Te entiendo.
-¿Cómo fue el paseo con Ava?
-Bien, preguntona como siempre.
-Sí, le encanta preguntar, y también anda
hurgando en mi pasado.
-¡Uy no! Eso no está bien.
-Claro que no. ¿Y te preguntó mi edad?
-Por supuesto, me lo dijiste jajaja. ¿Cómo
fue que se lo confesaste?
-¡Nooo, amigo! No te lo voy a decir, es
secreto sumarial -Le sonrío con picardía. Él se ríe también-. ¿Y te dijo algo más?
-No, porque la llamó, creo que su amiga,
y quedaron en algo.
-¿En qué?
-La amiga, creo que la va a llevar a
buscar algo, solo escuché una parte de la conversación porque Ava se alejó un
poco, pero nada del otro mundo.
-¿A llevarla a buscar algo? -Pienso y
pienso… ¡Mierda! No me lo puedo creer, no puede ser.
-¿No nombró a un tal Matt?
-No, para nada. ¿Por qué?
-Coño ese es su ex, iba a buscar el
resto de sus cosas al apartamento de ese cabrón, te quería enviar a ti, pero… ¡Ella, como
siempre, no me hace caso! ¡Mierda! ¡Mierda!
-Diablos, Jesse, ahora va a decir que
soy un chismoso, yo no escuche nada raro.
-No te preocupes, no te voy a
involucrar. Acompáñame, tengo que cerrar esto de una buena vez . -¡Diablos!
-Cálmate, así no vas a lograr nada.
-¿Qué me calme? Puta vida, estoy que
mato, John, así que por tu bien que no se me atraviese nadie. Deja que recoja
mis cosas y nos vamos. -Voy a mi oficina y tomo una carpeta que tengo que revisar,
mis llaves y mi móvil. Diablos, estoy temblando. Salgo casi corriendo, miro el
reloj, Ava ya está a punto de salir del trabajo. Joder, tengo que apurarme, no
puede ser que me desobedezca, ella no me escucha, juraba que yo no me iba a
enterar, pero se va a llevar una sorpresita, se lo dije bien claro, que no
quería que lo volviera a ver porque ese imbécil se quiere volver a meter en sus
bragas. ¡Coño, sobre mi cadáver!-. Vamos, John.
-Ok, yo te sigo, llévate tu carro.
Creo que hasta ahora nunca corrí
tanto. Quiero agarrarla allí, para que aprenda que debe obedecer. Llegamos al
apartamento, yo ya previamente había averiguado la dirección, por si acaso, y
veo la camioneta de Kate estacionada afuera, esperando seguro a Ava. Kate se
baja asombrada al verme.
-Jesse, ¿qué haces aquí?
-¿Qué coño hacen ustedes aquí?
-Ava vino a recoger sus cosas.
-¡Coño! Le dije que no lo hiciera, que
John vendría a buscarlas, pero como siempre no me oye.
-Pero… Jesse.
-¡Pero una mierda! -Voy caminando como pisando
la cabeza del imbécil y, asimismo, subo directo al apartamento. Donde le ponga
un dedo encima, lo pulverizo, voy que exploto-. ¡Ava! -grito de manera
descomunal. No soy violento con las mujeres, pero juro que me provoca nalguear
a Ava ahora mismo-. ¡¿Qué cojones haces aquí?! -le grito ofuscado mientras se
queda paralizada y me mira algo asustada con mi inesperada presencia-. ¡Contéstame!
-Pero parece que le comieron la lengua los ratones-. ¿Te lo he dicho mil veces!
No lo llames, no vayas a su casa. ¡Te
dije que John iba a venir! ¡Métete en el puto coche! -Y escucho al cabrón
burlarse, no le va a durar mucho esta puta risita porque se la voy a hacer tragar
hasta los dientes. Ava va bajando y el muy idiota me dice:
-Nos hemos besado...
Mierda, veo todo rojo y le clavo un puño
en todo el centro de su cara. Lo empujo, Ava alcanza a ver y deja el pelero.
-Si vuelves a tocarla, no te dejo un
puto hueso sano, cabrón. ¿A qué vienen estos jueguitos? La tuviste y la
perdiste. ¡¡¡Ahora ella es MIA!!! Hijo de puta, ya lo sabes, estas advertido. -Me
incorporo, lo dejé casi noqueado en el piso.
Salgo rápidamente y escucho a Ava
preguntarle a Kate si le había dicho a Sam que ella también venía hasta aquí.
-¡No! -chilla Kate al oírme.
-¡John! -le grito-. Pon sus cosas en el
Rover. Carajo, me dolió la mano, la cual sacudo porque solo a mí se me ocurre
pegarle con la mano aun jodida.
-¡No los toques, John! -le grita Ava-.
No voy a irme con él, vamos Kate.
Kate me mira y se queda paralizada
viendo la escena cuando yo mismo meto sus cosas en la camioneta de John y luego
me dirijo a la camioneta de Kate, de la cual abro la puerta.
-¡Sal! –Coño, me tiembla todo de la
furia que cargo. La muy… coge la manilla y trata de cerrar la puerta.
-¡Jesse, vete a la mierda!
-¡Esa boca!
-¡Que te jodan! -me grita furiosa.
-¡Vigila esa puta boca! -Me acerco y la
agarro. Ava se resiste y da su pelea, pero no va a poder conmigo. Por lo tanto,
la saco a la fuerza mientras sigue pataleando como una niña pequeña.
-¡Suéltame!
-Cierra esa boca tan sucia que tienes. -Le
hablo entre dientes, estoy demasiado molesto-. Estás montando un espectáculo
-le advierto cuando alrededor se detienen unos cuantos metiches. La verdad, no
me interesa, le pongo el cinturón, pero a cambio me da manotazos. La tomo de la
barbilla y me acerco a su cara.
-¡A ver, pórtate bien! -Y se lo digo completamente
cabreado, dejándola en el coche mientras voy a despedirme de mis amigos.
-Cálmate, Jesse -me dice Sam.
-Coño, esta mujer me va a sacar canas
verdes. Juro que estoy a punto de un infarto -les digo con voz lastimera y Kate
me soba un brazo, tratando de consolarme. John roza mi mejilla con sus nudillos,
yo me quito molesto.
-Tranquilízate, cabrón -Me alejo, alzo
los brazos al cielo y me jalo del pelo. No sé qué diablos voy a hacer, está
visto que ella no me hace caso, no me entiende o no sé qué le pasa. Ya no doy más,
primero el puto danés y ahora el cabrón de Matt. ¡Mierda! Necesito un trago.
Cuando subo al carro, Ava me da la
espalda, va molesta.
-¿Cómo has sabido dar con mi paradero? -me
pregunta.
-Eso no importa -Sigo moviendo mi mano.
Duele, coño.
-Sí que importa -Se voltea y me mira
mientras yo observo al frente, pero de igual manera la veo por el rabillo del
ojo.
-Iba todo bien hasta que has aparecido.
Me volteo y la admiro furioso.
-Estoy muy cabreado contigo. ¿Lo has
besado?
-¡No! -responde en el acto-. Él ha intentado
besarme y le di un empujón. Estaba a punto de irme.
Mierda, habla sin darle importancia al
asunto. A ver qué sentiría si fuera a la inversa. Comienzo a darle golpes al
volante, a puño limpio.
-No vuelvas a decirme que soy posesivo,
celoso y que exagero. ¿Me has oído?
-¡Eres más que posesivo!
-Ava, en dos días te he pillado con dos
hombres que estaban intentando meterse en tus
bragas. Dios sabe qué habrá pasado cuando no estaba pendiente de ti.
-No seas imbécil. Estás paranoico. ¿De
qué conoces a Mikael?
-¿Qué?
-Ya me has oído.
¡Mierda! ¿Qué le digo? … ¿Qué?
-Le compre el Ático, Ava. ¿De qué crees
que lo conozco? Le pareció muy interesante que le dijera que desde más o menos
un mes salía contigo. ¿Por qué será? -Volteo a mirarla.
-Y… ¿Por qué carajo hablas con el sobre
nosotros?
-No hablo con él de nada. ¡Me hizo una
pregunta y le contesté!
- ¿Por qué le parece tan interesante,
Jesse?
¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! Lo dicho, ese
maldito me puede echar a la hoguera muerto de la risa.
-Ese hombre te desea, créeme.
-¡¿Por qué? -me grita, mirándome fijamente.
Yo no la miro.
-¡Porque sí, joder! -le digo molesto y
gritando de igual manera cuando advierto que se va hacia atrás en su asiento,
asustada y molesta. Joder, tenemos que calmarnos.
Llegamos al Lusso y casi se tira con el
auto en marcha. John viene detrás de nosotros. Ava va furiosa.
-Por Dios, debemos tranquilizarnos, ya
que mi temor más grande es que se vaya. Yo la he obligado a quedarse hasta
cierto punto, pero no puedo amarrarla a este lugar, menos a mí. Va que echa
humo por las orejas, y no me quedo atrás, pero no debo hacer tanta bulla, tengo
rabo de paja y coño bien largo, carajo. Dejo que suba primero y, de inmediato,
subo yo, pues si lo hacíamos juntos ese ascensor explota, así de fuerte es la
tensión.
Al cabo de unos minutos, ya estoy
abriendo la puerta y escucho la voz de Cathy.
-Soy Cathy. Trabajo para Jesse.
Ava está que no se aguanta ni a ella
misma. Abro la puerta, miro a Ava y luego a Cathy.
-Cathy, creo que deberías irte, por
favor. Hablamos mañana -le digo con calma fingida.
-Por supuesto. -Suelta todo al instante,
se quita su delantal y lo dobla meticulosamente.
-La cena está en el horno -expresa de
pronto-. Estará listo todo dentro de media hora-. Toma su bolso, mete el
delantal en él y mira a Ava, le sonríe. Ella entiende mientras le pellizco la
mejilla y le aprieto sus hombros. Y cuando sale del apartamento, afuera están
Clive y John, quienes traen las cosas de Ava.
Va hacia la nevera, la mira buscando
algo en su interior, y luego la cierra con rabia, seguro buscaba vino. ¡Mierda,
pero qué mujer!
-Dejen todo ahí, John, luego hablamos. Gracias
Clive.
-No hay problema, señor Ward.
-Jesse -me dice John-. Tu tranquilo ok?
-Mmm… Veremos qué pasa. No te preocupes,
ya estoy más calmado.
Cuando cierro la puerta, volteo y veo el
bolso de Ava, y no aguanto la tentación de darle una ojeada. Reviso y veo unos
folletos y un papel ¡¡¡Los leo!!! ¿Qué coño es esto?
-¿Qué? -¡Mierda! No puede ser, ese
maldito se atrevió... ¡Hijo de puta! ¡Sobre mi cadáver! Subo los escalones de
dos en dos como alma que lleva el diablo. La busco en la habitación y no la veo,
debe estar en el baño. Juro que me va a dar un puto infarto-. ¿Qué coño es
esto? -le grito a punto de explotar cuando ella lo mira con su ceño fruncido y también,
cuando se paraliza debido a lo que es. Pero, de pronto, recapacita y grita.
-¡Me has registrado el bolso!
Le agito los papeles en su cara, pero me
empuja y baja rápidamente.
-¿Pero qué coño haces? -le gritoneo,
casi se los refriego en la cara mientras ella vacía el contenido de su bolso en
la isleta de la cocina.
-¡No vas a irte a Suecia, ni a
Dinamarca, ni a ninguna parte! –Mierda, juro que veo todo rojo, pero a la vez estoy
asustado hasta la medula. Ella me mira.
-No vuelvas a registrarme el bolso -me
dice molesta cuando me ve aplastar los papeles contra la isleta de la cocina.
-¿Que más me escondes?
-¡Nada!
-Te diré una cosa, señorita -y me acerco
a milímetros de su cara-. Antes muerto que dejarte salir del país con ese cerdo
mujeriego.
-¡Él no va a ir! -me grita y deja caer
su bolso.
-Ira. Te seguirá hasta allí, créeme. Es
implacable cuando persigue a una mujer.
Ava se ríe.
-¿Cómo tú?
-¡Eso fue distinto! –Mierda, me va a
explotar la cabeza, pero me la sobo con mis dedos.
-Eres imposible.
-¿Qué haces tomando vitaminas? -La miro
fijamente-. Estas embarazada, ¿no? -<Dios, ojalá>. Ella va hacia el
bolso, saca las pastillas desde el interior y me las lanza a la cabeza. Las
esquivo, por supuesto, cuando finalmente se estrellan contra la pared.
-¡Las compre para ti! -me grita. La miro
sorprendido ¿para mí? ¿Por qué?
-Porque abusaste de tu cuerpo. ¿Ya no te
acuerdas?
Me río con burla.
-No necesito pastillas, Ava, ya te lo
dije -La cojo de los brazos y la acerco a mí-. No soy un puto alcohólico. Si
bebo… ¡Será porque me has hecho enloquecer de ira! -le grito en su cara.
-Y me culpas de todo a mí, ¿no?
La suelto.
-No, no lo hago -Me tiro de mi pelo,
casi me lo arranco de la frustración que siento-. ¿Qué me estás ocultando?
Viajes de negocios con Daneses ricos, visitas cariñosas a tu ex novio.
-¿Cariñosas? -grita descontrolada-. ¡Eres
un puto imbécil!
-¡Esa boca!
-¡Jódete!_-me grita nuevamente cuando
levanto los brazos. Dios, ayúdame, dame paciencia.
-Ahora mismo no puedo estar a tu lado -Me
tiembla todo el cuerpo, no aguanto esta presión ¡Necesito un puto trago! Uno
solo-. Te quiero, Ava. Te quiero muchísimo, pero ni siquiera puedo mirarte a la
cara. ¡Esto es una mierda! -Doy media vuelta y me largo, me estoy violentando,
debo alejarme de ella. Por lo tanto, salgo y meto el botón, llamando al
ascensor, y me veo en el espejo, al cual le clavo el puño como si él tuviera la
culpa de lo que me pasa. -¡Por la puta madre! Shhhh ¡Coño! ¡Me dolió! Cuando salgo le digo a
Clive:
-Ojo pelado, que Ava no salga de aquí. Y
ante cualquier cosa me llamas, Clive, no lo olvides.
-Sí, señor, claro que sí.
-Bien, luego hablamos. Sabes que te va a
ir muy bien.
-Sí, lo sé -responde entre molesto y
asustado, seguro debido a mi cara que es un poema.
Me largo a la mansión, casi choco. Tengo
que calmarme o me voy a venir matando como un idiota. Ava me vuelve loco y en
todos los sentidos, pero joder, me hace sentir muy vivo. Diviso a John en la
entrada.
-Jesse, ¿qué te pasa?
-¿Qué me pasa? ¡Qué voy a enloquecer,
John! Ese Puto Danés de mierda está tras Ava, ¿entiendes? Anda detrás de mi
mujer, y siento que voy a enloquecer debido a ello porque, además, él sabe algo
de mí, y me puede joder, creo que ya te conté ¿no?
-Tranquilo, amigo, él no es rival para
ti.
-No sé, yo ya no me creo nada, y si la
pierdo, John, ¡me muero! Te juro que me muero con todo y este embrollo. Adoro a
esa mujer, me vuelve loco, pero me hace feliz. Quiero otra vida con ella,
pienso por primera vez en un hogar. ¿Me entiendes?
-Claro que te entiendo. Habla con ella,
Jesse, dile la verdad antes de que ese tipo se adelante. Y otra cosa, cálmate,
así no vas a conseguir nada.
-Amigo, estoy que no aguanto, voy a mi
oficina.
-Jesse, no lo hagas o te vas a
arrepentir.
-Lo sé, grandote, lo sé.
En el camino hacia mi oficina se me
cruza Sarah.
-Jesse… ¿Qué te pasa? Mira tu mano, la
tienes hinchada. ¿Qué ocurrió?
-Nada, déjame en paz -Y la dejo
plantada. Enseguida, voy directo al bar de mi oficina, en el cual busco la
botella sin abrir de Vodka y la pongo en la mesa. De pronto, la miro fijamente,
si bebo un trago sé que no podré parar y las consecuencias serían terribles
para mí. La primera de ellas sería perder a Ava y, definitivamente, eso no es
posible para mí. Dios, ¡qué hago! Me paseo como loco dentro de la oficina y de
un lado al otro.
Este sentimiento es demasiado fuerte,
tengo el miedo clavado hasta en los huesos. ¡No quiero perderla! No quiero
porque sé que no lo soportaría. Y de pronto, siento lágrimas en mi cara. ¡¿Joder,
estoy llorando?! Por dios, Jesse, ya está bien, pero las putas lágrimas siguen
saliendo. ¡Dios! ¡La amo! Me vuelve loco de cabreo, pero es mi vida, ella ya es
parte de mí, solo pensar en la posibilidad de perderla me aterra y me duele,
¡literalmente! Sigo caminando como un loco y, poco a poco, me voy calmando. De
pronto, irrumpe Sarah-. ¿Qué coño haces aquí?
-No seas grosero, Jesse, yo no tengo
culpa de tus problemas y solo quiero ayudarte. ¡Mira cómo tienes esa mano! Ven,
siéntate, hay que bajarte la inflamación.
Me admiro la mano, está hinchada y duele
que jode. Sarah se sienta en el escritorio, cerca de mí.
-¿Que pasa, Jesse? ¿Problemas con Ava?
-Ese no te incumbe.
-Soy tu amiga y lo sabes.
-En esto, no eres mi amiga, Sarah, y lo
sabes, así que olvídalo.
-Si te causa problemas… a lo mejor si la
dejas…
-Coño, olvídalo, y ¡cállate! Nunca la
voy a dejar, la quiero, es mi vida. ¿Quieres que te lo firme o qué? Tú nunca me
toques ese tema y sabes por qué lo digo.
-Está bien, cálmate, te veo mal -Y me
toma de la mano que aún tengo herida. Se pone en plan de amiga.
-No te molestes, pero pareciera que estás
a punto de sufrir un infarto, así que tranquilízate...
Coño, tiene razón. Ava me hace pasar
rabietas, pero la amo, ella no puede entender el por qué me pongo así. ¡Las
putas mentiras! Tengo que hablar con ella.... Y como si la invocara, se abre la
puerta de mi oficina, por la cual se asoma. ¡Mierda! Se queda en la entrada,
sorprendida, admirándonos, y ve que Sarah está muy cerca de mí. ¡Diablos! Va a
pensar mal. ¿No podía ser peor mi suerte?
Se siente el ambiente pesado, Ava mira
la botella de Vodka y también mira a Sarah. ¡Esto no está bien! Giro la silla y
me alejo de Sarah, acercándome a ella.
-¿Has bebido? -Está muy tensa, yo niego
con la cabeza.
-No -le respondo en voz baja. <¿Qué
va a pasar ahora?>. Y en ese momento a Sarah se le ocurre ponerme una mano
en mi brazo. ¡Diablos! Miro a Ava, las aletas de su nariz se abren; aquí se
puede armar la buena. Ava mira a Sarah.
-¿Qué le sucede?
Retiro mi brazo al instante.
-¿Perdona? -le responde Sarah con dejo
de burla.
-Ya me has oído.
Sarah la está provocando, no voy a
aceptar que siga con este puto juego. ¿Qué coño se estará creyendo? Por ahora
me callo. Y viene la idiota de Sarah y me planta un beso en la mejilla.
-Avísame si me necesitas, cielo -me dice
seductoramente. Vaya, ¿qué mierda es ésta? ¿Se volvió loca? La tensión se
podría cortar con cuchillo. Ahora sí estoy asustado de verdad, sé muy bien lo
que está sintiendo en este momento. Ava se dirige a la puerta y la abre
completa para que salga Sarah de allí. Ella camina hacia la entrada, pavoneándose.
Luego arreglaré esto con ella. Me vuelve a hacer este show y la saco de aquí.
Cuando sale Sarah, Ava avienta la
puerta, se voltea y me mira. ¿Qué hago? ¿Qué le digo? Mira la botella y la
señala con su cabeza.
-¿Qué hace eso ahí?
-No lo sé -le contesto como un estúpido.
Los nervios los tengo a millón.
-¿Te la quieres beber?
-Ahora que tu estas aquí, no.
-Eres tú quien se ha marchado.
-Lo sé.
-¿Y si no hubiera venido?
-No me la habría bebido -Y la aparto. Nos
miramos.
-¿Que hace eso ahí? -Insiste, pero me
encojo de hombros.
-No iba a bebérmela - le comento ya algo
molesto.
-¿Te la beberías si te dejo?
De inmediato, la miro asustado.
-¿Vas a dejarme?
-Necesito que me des respuestas -me
amenaza.
-¿Porque esta Mikael tan interesado en
nuestra relación?
-Su mujer lo ha dejado -le respondo por
iniciativa.
-Porque te acostaste con ella -lo afirma
con seguridad.
Diablos, debe saberlo.
-¿Cuándo, Jesse?
< Mierda, eso sí que no, aun no estoy
preparado>
-Hace meses, Ava -La miro-. Es la mujer
que se presentó en el Lusso. Te lo contaré antes de que vuelvas a amenazarme
con dejarme.
-No estaba preocupada por ti.
-Puede que sí, pero también me deseas.
-¿Y quién no? -me dice con tranquilidad.
Asiento con mi cabeza.
-Se lo dejé muy claro, Ava, volvió
de Dinamarca y me acosté con ella hace meses, no sé por qué le ha dado por venir
detrás de mí, ahora.
-Quiere apartarte de mí.
-Como hice yo con su mujer -me agarro la
cabeza con mis dos manos-. No se la robé. Ella decidió marcharse, pero sí, lo
que quiere es apartarte de mí.
-Pero eran amigos, le compraste el Ático
del Lusso.
-Es pura fachada por su parte, Ava, no tenía
por donde pillarme, nada con lo que pudiera hacerme daño porque a mí no me
importaba nada ni nadie. Pero ahora te tengo a ti -La miro. Ahora sabe dónde
clavarme el puñal. <Dios, dicho así me siento peor>.
Ava se acerca a mí y se sienta en mis
piernas, y nos abrazamos. Cuando la tengo así, no me importa más nada, solo
somos ella y yo.
-Moriré queriéndote -digo con intensidad y emoción-. No puedo
permitir que vayas a Suecia.
-Lo sé.
-Y deberías haberme dejado que me
ocupara de tus cosas. No quería que volvieras a verlo.
-Lo sé, sabe lo tuyo.
Me tenso.
-¿Lo mío?
-Me dijo que eras un alcohólico
empedernido.
Me río. ¿Qué soy un alcohólico
empedernido?
-A mí no me parece divertido, además ¿cómo
es que lo sabe?
-Ava, no tengo ni idea. Además, está mal
informado, porque no soy un alcohólico.
-Lo sé. ¿Qué voy a hacer, Jesse? Mikael
en un cliente importante o… ¿Volvió a contratarme para la torre Vidal solo por ti?
Sonrío.
-No, Ava. No sabía nada de lo nuestro
hasta ayer, Te contrató porque eres una diseñadora con talento. El hecho de que
seas tan increíblemente hermosa era un plus, y el hecho de que yo este
enamorado de ti ahora es un incentivo adicional para él.
-Te descubriste tu solo -me dice, y es
cierto metí la pata-. Actué por impulso, me entró el pánico cuando vi su nombre
en tu agenda. Pensé que no ibas a volver a verlo después del Lusso.
-En cualquier caso, el habría ido detrás
de ti aunque no fueras mía. Como dije, es implacable.
-¿Cómo lo sabes? Está casado. Bueno lo
estaba.
-Eso nunca ha sido un obstáculo para él,
Ava.
-¿No? -Está perpleja, seguro pensaba que
era todo un caballero. No me jodas, yo le sé unas cuantas. Es un puto. Al menos,
soy soltero, pero él no, y aún así eso no lo frenó. Y el desgraciado se la da
de caballero. Sí, como no. Tomo el rostro de Ava entre mis manos.
-¿Cómo has venido hasta aquí?
Ella sonríe.
-Distraje a tu carcelero a sueldo.
Casi me río de lo que dice así sin más.
-Tendré que despedirlo. ¿Cómo lo has
hecho?
-Jesse, es un sesentón. Desconecté su
sistema telefónico para que no pudiera avisarte de que me había escapado de tu
torre de marfil.
-De nuestra torre… ¿Cómo lo
desconectaste? <Tengo que averiguar
todas sus mañas>. Ella esconde su cara en mi pecho.
-Arranqué los cables.
-Ah, diablos, es astuta, me encanta,
pero no le digo nada, claro.
-A qué juegas, obligando a un pobre
pensionista a mantenerme encerrada. ¿Sabías que corro más rápido que Clive en
tacones?
La acaricio.
-No quería que te fueras.
-Pues, entonces, tendrías que haberte
quedado -Ava me saca la camisa que tenía dentro de mis pantalones para poder
meter sus manos, le gusta el contacto piel con piel, como a mí, mientras yo la
abrazo con fuerza. ¡Qué maravilla es tenerla así!
-Estaba loco de cabreo -Le beso la sien
y luego olfateo su pelo. Ella mueve su cabeza en negación.
-Señorita, no se atreva a ponerme esa
cara.
-¿Qué tal la mano?
-Estaría mejor si no me diera por
estamparla contra todo.
Se suelta para mirarme.
-Déjame ver.
-Estoy bien.
-Has roto la puerta del ascensor.
-Me he cabreado.
-Eso ya lo habías dicho. ¿Y qué hay de
tu visita a mi oficina esta tarde? ¿También estabas enfadado como un loco?
-Lo estaba -Y la miro enfurruñado, pero
luego le sonrío-, más o menos, igual que tú hace un momento.
-No estaba enfadada, Jesse, estaba
marcando mi territorio. Te desea. No podría haberlo dejado más claro ni
sentándose a horcadas sobre ti y plantándote las tetas en la cara.
Me encanta que sea posesiva conmigo. Voy
sonriendo poco a poco hasta que lo hago de oreja a oreja.
-Pareces muy contento contigo mismo.
-Lo estoy. Me encanta cuando te pones
posesiva y protectora. Significa que estas locamente enamorada de mí.
-Lo estoy, a pesar de que eres
imposible. Y te prohíbo que llames “cielo” a Sarah -me dice toda melosa. Yo me
burlo y le doy un beso esquimal.
-No lo haré. En realidad, jamás he pensado
hacerlo.
-Te has acostado con ella...
¡Mierda! Lo capto tan solo con verla a
los ojos. Debo cuidarme más, la intuición de las mujeres es muy peligrosa.
-¿Un picoteo, tal vez?
Me da vergüenza hablar con ella de esto,
y agacho la cabeza.
-Sí -Ese es mi pasado, ella solo debe
preocuparse del presente y del futuro.
-Solo quiero decir una cosa... ”Solo
tengo ojos para ti” -me dice y luego me estampa un delicioso beso en los labios.
-Sí, solo para mí -susurro cuando me
sonríe y consigo acariciarle el pelo, al cual siento húmedo-. ¿Por qué llevas
el pelo mojado?
-Me duché, pero no tuve tiempo de
secármelo. Te necesitaba. -Sonríe feliz.
-Te quiero, Ava.
Apoya su cabeza en mi hombro.
-Lo sé.
-Cógete el día libre, mañana -le ruego,
ella lo piensa, luego me mira.
-Vale.
-¿En serio? ¡Genial! -Sonrío feliz-.
Estás siendo muy razonable. No es propio de ti.
-¿Y eso está mal?
-No, está muy bien. ¿Sabes? Voy a
llevarte a nuestra torre de marfil, ya hace demasiado que no estoy dentro de ti
-Me levanto-. ¿Nos vamos? -Le ofrezco mi brazo y ella lo acepta-. Me apetece
remar un poco -dice.
-Otro día, nena. Hoy quiero hacerte el
amor -le respondo con todo el cariño del mundo mientras salimos y siento todas
las miradas sobre nosotros. Sé lo que estaban esperando y estoy seguro que nada
hubiera pasado porque mi Ava me dañó para sentir algo más con respecto a otras
mujeres… Y puede que suene a locura, pero eso… “me encanta”
John está en la puerta y cuando nos ve
sonríe burlón.
-Nos vemos mañana -le digo al grandote.
-¿Todo bien? -Y me da una palmada en mi
hombro y se retira. Sé que me tiene cariño y sé también que cuento con él para
lo que sea, igual él conmigo.
-Deja aquí tu coche, lo recogeremos
mañana -Le abro la puerta del mío.
-Prefiero llevármelo ahora.
La miro mal y le señalo el asiento del
carro. Ella al final cede y se sube. Cuando vamos saliendo nos cruzamos con
Sam, quien va con Kate.
-¡Pero si es Kate!
Sam toca la bocina y me muestra su
pulgar, yo lo saludo. Ava asoma su cabeza y Kate la saluda algo incomoda.
-¿Qué hace Kate aquí? Carajo, ¿por qué
tiene que ser tan curiosa? Es socia... ¿verdad?
-No puedo hablar de los socios.
Confidencialidad absoluta.
-Entonces, es que es socia.
Me encojo de hombros.
-“Cada quien hace de su vida lo que le
da la gana”. Pongo música para que se
olvide de eso.
-¿Quién es?
-John Legend. ¿Te gusta?
Le
da volumen a la canción.
-Me tomaré eso como un sí -Y pongo mi
mano en su rodilla mientras coloca la suya sobre la mía.
-Me gusta. ¿Que tal la mano?
-Bien. Deja de preocuparte, señorita.
-Tengo que enviarle un mensaje a
Patrick.
-Hazlo, me muero por tenerte solo para
mí todo el día y todo el fin de semana.
Ava envía su mensaje y veo que sonríe.
La dejó libre. ¡Yes!
Voy que no quepo en mí de lo contento
que estoy, menos mal que pasó esta tormenta, aunque aún debo aclarar algunas
cosas con ella, pero aquí y ahora está conmigo, es MIA, y pretendo disfrutar
estos días y cada minuto con ella, que para mí ya son perfectos. ¡La amo! Y no
voy a permitir que nada ni nadie nos
separe porque es mi gran tesoro, mi vida, y por siempre quiero ser su hombre,
su amor. No podría pedirle nada más a la vida… por el
momento.
CONTINUARÁ…
**Por
Fanny Rebellón.
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