lunes, 7 de noviembre de 2016

Loco Amor (Obsesión) / Capítulo 15




Loco Amor (Obsesión)
Fanfic trilogía “Mi Hombre”
Historia original de la autora Jodi Ellen Malpas

CAPITULO 15

Comienzo a abrir los ojos pesarosamente, parpadeo y vienen a mí los recuerdos del espantoso día de ayer. Extrañamente, no me acelero, debe ser porque estoy mirando a mi Ava, quien ya había despertado. Nos quedamos un rato mirándonos fijamente, pero me siento muy lejos, no me gusta estar tan despegado de ella, así que doy un profundo suspiro y me pego más a su cuerpo, quedando nariz con nariz. Me coloco de costado cuando ella aun continua boca abajo. Ava saca con cuidado sus brazos de debajo de la almohada y lentamente se acomoda de medio lado, debe ir moviéndose o sino va ser más dolorosa su recuperación. Apoyo mis manos en su cadera y me acerco más hasta que nuestras narices se tocan de nuevo.
-Sí que es posible –dice, susurrando-. Sí que es posible entender lo que sientes por mí.
-¿Has hecho esto para demostrar que me quieres?
-No, ya sabes que te quiero. Lo he hecho para que sepas lo que se siente.
Frunzo el ceño sin entender.
-No entiendo. Ya sé lo que se siente cuando te azotan.
-No me refiero a eso. Me refiero a la angustia de ver al hombre que amo haciéndose daño a sí mismo -Levanta su mano y acaricia mi barba. ¡Coño, ahora la entiendo! Pero no debió ir tan lejos para hacérmelo ver-. Nada podría dolerme más que ver cómo te haces eso a ti mismo. Es lo único que podría matarme. Si vuelves a castigarte, yo también lo haré -¡Mierda! Ni loco lo vuelvo a hacer, solo por no verla pasar por este sufrimiento. Le retiro mi mirada y sacudo mi cabeza. Vuelvo a mirarla otra vez.
-Me amas.
-Te necesito. Te necesito fuerte y sano. Necesito que entiendas cuánto te quiero. Necesito que sepas que yo tampoco puedo vivir sin ti. Que yo también me moriría si te perdiera.
¿Qué he hecho para merecer a esta mujer, Dios? Sacudo mi cabeza, a veces creo que estoy soñando.
-No te merezco, Ava. No con la vida que he llevado. Nunca había tenido nada que apreciara o que quisiera proteger. Y ahora que lo tengo siento una mezcla extraña de felicidad total y de pánico absoluto -Miro su hermoso rostro como si quisiera grabarlo. Llenaba mi existencia con alcohol y con mujeres y me daba igual-. Le he hecho daño a lo más valioso que tengo, y no puedo soportarlo. Yo te he hecho ser así -Y el problema es que no puedo controlarlo, con Ava no puedo-. Necesito controlarte, Ava. No puedo evitarlo. Te lo juro.
-Ya lo sé. Ya sé que no puedes evitarlo -Se acerca, pegándose a mi pecho. Pareciera que al fin me entiende-. Estás sufriendo por mi culpa.
-Y tú por la mía -afirmo-, pero superaremos el pasado. Mientras estés conmigo y te sientas fuerte, lo superaremos. No es tu pasado lo que me hace daño. Eres tú. Las cosas que estás haciendo ahora…
Pero todo esto no era motivo para que Ava hiciera esa estupidez, ese maldito hasta se la había podido follar Argh... ¡Ahí sí que lo hago puré!
-Estás loca de atar -La beso con cariño-. Loca de remate. -Ava me devuelve el beso.


-Estoy locamente enamorada de ti. Por favor, no vuelvas a hacerte eso a ti mismo. Me duele la espalda. -La miro mal.
-Todavía estoy furioso contigo.
-Yo contigo tampoco es que esté muy contenta -me dice tan tranquila.
-No puedo tocarte ¡Diablos! No podré follármela a gusto. Le doy piquitos por todo el rostro.
-Ya lo sé. ¿Qué tal tu espalda? -Como si me importara, solo de ver el dolor de ella hace que me olvide del mío.
-Bien. Solo estoy cabreado contigo. Tienes que empezar a moverte o te quedaras inválida.
-No me importaría -me dice soñolienta, feliz con mis caricias, parece una gatita tan hermosa.
-De eso nada, señorita. Necesitas un baño de lavanda y que te eche un poco de crema en la espalda. No puedo creer que de todos los socios fueras a escoger al más chiflado.
-¿Eso hice?
-Pues, sí -Me aparto y la miro a los ojos-. John y yo íbamos a reunirnos hoy para discutir si anulábamos su suscripción. Llevamos tiempo vigilándolo. Su comportamiento se ha vuelto algo errático últimamente y, aunque algunas mujeres disfrutaban del lado salvaje de sus hazañas sexuales, otras no tanto. Hace que algunas se sientan incomodas, y eso es un problema. ¡Mierda! Si lo hubiera botado hace días, no pasa esto. Coño, más nuca vuelvo a dudar, ni falta que hace-. Pero todavía no había hecho nada que nos diera motivos reales para echarlo hasta anoche.
-Se lo pedí, Jesse. -Trata de calmarme, pero ni por el coño se salva ese hijo de puta que le haga una cirugía personalizada.
-Tenemos reglas, Ava -La beso y le muerdo su delicioso labio inferior- .¿Estableciste un límite previo?
-No. -Queda con cara de asombro.
-Su lista de ofensas sigue aumentando. Ha incumplido muchas normas. Tiene que irse.
-No lo recuerdo. No estaba en la fiesta de aniversario.
-No, estaba de guardia.
-¿De guardia? -sonrío-. ¡Sorpresa!
-Es de la Pasma.
Ava hace una mueca.
-¿Qué?
-Que es un poli. -La miro irónico.
-¿Haz amenazado de muerte a un policía?
-Estaba cabreado -aparto su pelo y la miro-. He estado pensando. -Pone mala cara.
-¿Acerca de qué?
-De muchas cosas. Pero lo primero es lo primero. Tengo que hablar con Patrick sobre Van Der Haus. -Ava pone cara de martirio.
-¡Es lunes! –Mírenla, trata de levantarse como si yo la fuera a dejar. La agarro de los hombros y la echo hacia la cama.
-¿En serio crees que voy a dejar que te muevas de aquí? -Sacudo mi cabeza algo molesto-. También he pensado en otras cosas.
-¿Qué otras cosas? -me pregunta un poco nerviosa. La pego mas a mí.
-No puedo estar sin ti.
-Eso ya lo sé.
-Pero no porque me preocupe volver a mis viejas costumbres, Te quiero porque haces que tenga una razón de ser. Has llenado un inmenso vacío con tu belleza y con tu espíritu, y aunque puede que te complique un poco más la vida con mi manera de ser imposible -soy el sarcasmo en vivo-. Por cierto, que sepas que tú también eres bastante imposible -Ava empieza a carcajearse como si hubiera dicho un gran chiste, pero le duele su espalda y hace un gesto de dolor. Yo no me río, sino que la agarro de las caderas.


-No soy imposible, Jesse Ward -levanto las cejas y voy a contraatacar, pero Ava me tapa la boca con su mano-. Acabas de decir que he llenado un inmenso vacío con mi espíritu…
-Y con tu belleza -le respondo con su mano aun pegada a mi boca. Pone los ojos en blanco.
-Bueno, pues mi incesante necesidad de desafiar a tu manera de ser imposible forma parte de ese espíritu. Jamás te librarás de esa pequeña parte de mí que se rebela contra ti, y tampoco querrás hacerlo. Eso es lo que me diferencia de todas las mujeres de la mansión que llevan lamiéndote el culo demasiado tiempo -levanta su cejas, como burlándose. La miro receloso. Me he entregado a ti por completo. Soy toda tuya. Nadie me apartará de tu lado. Jamás. Y sé que parte de tu problema es mantenerme lo más alejada posible de lo que las demás mujeres de tu vida representan.
-¡No ha habido ninguna otra mujer en mi vida! -protesto, pareciera que no me escucha. Ava me aprieta la boca con su mano, fuerte, pero quiere seguir preguntando.
-Hay algo que necesito saber -Solo levanto las cejas, no sé cómo carajo quiere que le responda si me tapa la boca-. Quieres diferenciarme todo lo posible de las mujeres de la mansión, pero ¿qué hay del sexo?
Sonrío de oreja a oreja, ella aun no ve el por qué de lo que hago con ella, el por qué ella hace la diferencia. El por qué me obsesiono cuidándola, de algo tiene que servir mi experiencia en todos estos años, porque cuando ella va, yo he ido dos veces. Y yo cuido siempre lo mío. Miro a Ava y le veo algo extraño en su expresión.
-No te gusta que beba porque crees que voy a hacer lo que tú solías hacer cuando estabas borracho. ¡Crees que voy a follarme todo lo que se mueva! -¡Mierda! demasiado inteligente para mi gusto.
-¿Quieres hacer el favor de hablar bien? -la suelto y caigo sobre mi espalda. ¡Maldición! Qué dolor, ¡auchhh! Pero no me quejo delante de ella. Ava se incorpora y se pone a ahorcadas encima de mí.
-Es eso ¿verdad? –Ese es el motivo. Bueno, pero… ¿Y entonces? ¿Será que me lee la puta mente? Intento hablar y no me sale. Al rato lo hago.
-No es solo eso, Ava. Eres vulnerable cuando bebes.
-Pero es parte del motivo, ¿verdad?
-Sí, supongo que sí -le confieso.
-Vale. ¿Y qué hay del sexo?
Sonrío.
-Ya te lo he explicado. Nunca me parece tenerte lo bastante cerca.
-Cuando follamos adormilados, sí.
-Ya, pero entre nosotros hay una química increíble. Jamás la había sentido.
-¿El qué?
Apoyo mis manos sobre sus muslos.
-Es pura dicha, nena. Una satisfacción absoluta .Un amor capaz de mover la tierra y de hacer temblar el universo.
Ahora es ella quien sonríe.
-¿En serio?
-Sí, es como estar en el cielo.
Ava se lanza a mi pecho, emocionada.
-¡Ay!
-Cuidado -la ayudo a incorporarse-. ¿Te duele mucho? ¿Por qué coño tuvo que pasar esto? Mierda, si veo a Steve de los coñazos que le daré le voy a poner la sonrisa en la nuca, nada más miren como me la dejé, el maldito se afincó.
-Tranquilo -Se ve intranquila-. ¿Qué voy a hacer con el trabajo?
-No te preocupes, ya he hablado con Patrick. -Me levanto y la arrastro conmigo.
-¿Hay alguien de mi entorno a quien no hayas importunado? -me pregunta agriamente. Me levanto desnudo, dejándola de pie.
-No seas impertinente -le advierto-. No tienes ninguna marca de latigazos en el culo, señorita. Y cambiando de tema, ¿por qué esta todo revuelto como si hubiesen entrado a robar?
-Estaba buscando algo. -¡Diablos! Le frunzo la cara.
-¿El qué? -le pregunto cauteloso. Me quedo lo más tranquilo que puedo, creo que sé lo que buscaba. ¡Mierda!
-Nada -Me hago el loco, la volteo y la agarro del codo con una mano y con la otra en el culo la empujo hacia el baño. Debo disimular, sé que lo que buscaba eran las pastillas. Uf, menos mal que las boté por el bajante, o de lo contrario me pilla.
-¿Qué le has dicho a Patrick?
-Le he dicho que te desmayaste el sábado y que no te encuentras bien.
-¿No se extraño de que lo llamaras tú?
-Ni lo sé, ni me importa -Me pongo a preparar la tina con lavanda, y luego regreso a ayudarla-. Mira lo que le has hecho a tu precioso cuerpo -le hablo en voz baja mientras le miro la espalda a través del espejo-. No podré hacerte el misionero en una buena temporada.
-¿Solo eso?
-¿Cómo que si solo eso? -Veo que se está mirando sus heridas. Luego, aparta la mirada del espejo y me mira.
-Date la vuelta -me empuja. Carajo, yo no quiero, pero si no lo hago, ¿quién se la aguanta?- ¿Lo ves? Las tuyas son mejores que las mías.
¡Está loca! ¡Por qué diablos dice eso! La tomo por la cintura, la bajo, la agarro por los brazos y la sacudo. Entonces, la miro furioso.
-¡Ava, no digas tonterías!
-¡Lo siento! Es que me duele tanto que creía que tendría peor aspecto.
-¡Bastante malo es ya! -La suelto y voy a la bañera, vierto el aceite de lavanda, remuevo el agua con mi mano. Ava enloqueció, mira que decir tamaña estupidez.
-He dicho que lo siento -No la miro, sigo buscando todo lo que necesitamos para el baño, y de paso organizo lo que ella puso patas arriba. Me conviene hacerme el bravo, pues sé que andaba buscando las pastillas para luego echármelas en la cara. Coño, de la que me salvé.
-Abajo -le ofrezco mi mano para que entre a la bañera, pero ella me rechaza. Se quita sus bragas y va sola hacia la bañera. Entra y va descendiendo lentamente. Ve mi molestia, pero a pesar de ello se recuesta y cierra los ojos. También suspira de alivio. Sabe que la estoy mirando. Abre un ojo, yo le indico que se aparte, ella lo hace muy lentamente quejándose. Por fin entro a la bañera y me siento detrás de ella. Luego, la tomo por los hombros y la jalo hacia mí, su espalda queda en mi pecho-. No te resistas -le muerdo su oreja y la rodeo por el cuello con mis brazos mientras apoya su cabeza en mi hombro.
-Entonces, ¿Steve está fuera?
-No lo dudes.
-¿Y no vas a preguntarle nada?
-Solo si prefiere que lo incinere o que lo entierre -Sonrío maquiavélicamente, soy el sarcasmo en pasta-. ¿Te hago daño?
-No, estoy bien -La pego más a mí-. ¿Y qué hay de Sarah?
-¿Qué tiene que ver Sarah con todo esto? -le pregunto perplejo.
-Te hizo daño.
-Yo se lo pedí.
-Y yo se lo pedí a Steve -me dice tranquilamente.
-Ya. Pero Steve sabía que no debía tocarte porque eres mía. Cruzó la línea -Y no me refiero solo a la persona con la que lo hizo, sino por cómo lo hizo, aunque, claro está, lo primero es mi manzana de la discordia. Muerdo su oreja, así ya sabe a quién me refiero-. Acepté el látigo de alguien a quien no conocía y ni siquiera estableció unos límites, previamente. Podrías haber sido cualquier tarada.
-Supongo que lo era en esos momentos -dice-. Pero bueno, tú eres mío. Tú también eres zona prohibida, ¿lo sabes, verdad?
-Lo sé -le respondo en voz baja-. Lo sé, nena. No volverá a pasar, pero que ya le has dejado bastante clara a Sarah tu postura -le digo con sarcasmo.
-Entonces, ¿no vas a echarla?
Creo que Ava exagera.
-Es una empleada y una buena amiga. No puedo despedirla por haber hecho algo que yo le pedí que hiciera.
Ava suspira pesadamente, sé que está cabreada.
-Ella lo planeó todo, Jesse.
-¿Que quieres decir con eso?
-Recibí un mensaje de John.
-¿Qué mensaje?
-El que ella envíé desde su teléfono, diciendo que debía ir a la mansión.
-¿Crees que Sarah copió a hurtadillas el teléfono de John para mandarte un mensaje?
-¡Sí!
-¡No seas tonta!
-¡No soy tonta! -chilla-. Lo tengo en el móvil. Te lo enseñaré.
-Ava, Sarah jamás haría algo así -¡Mierda! ¿O si y tengo a al enemigo tan cerca? ¡Mierda! Sería demasiado.
-¿Crees que me lo he inventado?
-No, creo que te drogaron el sábado por la noche y que aún estés algo confusa -Tengo que calmarla y también debo averiguar esto que está muy extraño.
-Te lo enseñaré -me replica molesta-. Ella te desea, Jesse.
-Pues, no puede tenerme y lo sabe. Te pertenezco a ti. -Y pego mi boca contra su cara y, al instante, se pega más contra mi boca que está en su mejilla.
¡Por Dios! No puedo creer que Sarah haya hecho tamaña traición, se que está enamorada de mi desde hace años, pero nunca le di ninguna esperanza… Y sin más se me vienen a la mente varios momentos con Ava y Sarah. Recuerdo muy bien que apenas llegaba ella Ava se encrespaba, se le veía muy tensa e incómoda, y también recuerdo a Sarah haciéndome preguntas indiscretas, cosas de Ava, cosas que a ella no deberían importarle, seguro estaba planeando la marranada que parece que hizo. ¡Coño! ¡Esta mierda yo la averiguo! Como que me llamo Jesse Ward.
Siento mi corazón latir desbocado, la traición seria mucha, es algo imperdonable. Sacudo mi cabezo y vuelvo al ahora.
-Inclínate para que te lave la espalda -La empujo con cuidado hacia delante-. Tendré cuidado
-Me gusta cuando no lo tienes -me dice la muy descarada.
-Ava, no digas cosas de ese tipo cuando no puedo violarte -Voy pasándole la esponja con sumo cuidado, creo que no le van a quedar marcas. También le doy besos suaves entre las heridas. Mi amor, ¿cómo es posible que haya pasado esto? Ahora debo vigilarla más.
-Voy a lavarte el pelo -se deja hacer todo lo que yo quiera y cuando termino, la envuelvo en una toalla y la llevo hasta la cama, boca abajo-. Igual está un poco fría -Y me coloco a ahorcadas sobre su culo para untarle la crema especial para este tipo de heridas en su espalda, ella se tensa-. ¡Shsss! No vas a volver a hacer esto ¿verdad? -le pregunto mientras le echo la crema.
-Si tú lo haces, yo también lo haré.
Menos mal que ya soporta mis manos, pues así aprovecho de untarle mucha más crema y en el camino le hago un buen masaje. Y sin pensarlo, tengo la madre de las erecciones. De pronto, escuchamos una voz.
-¿Hola? -Ambos quedamos sorprendidos, es Cathy.
-¡Mierda! -Y me levanto rápidamente, ya que he olvidado llamarla. Voy al vestidor y me meto en unos vaqueros y en una franela azul claro. “Arriba”, le digo a Ava, tomándola por la cintura y levantándola del colchón-. Tienes que comer.
-No tengo hambre.
-Tienes que comer. Debes tener el estomago completamente vacío después de que arrojaras todo su contenido sobre el suelo de mi despacho.
-Lo siento. -Me lo dice con pena.
-No te preocupes, vístete. Te espero en la cocina -Le doy un piquito y la dejo para que se arregle un poco-. ¡Hola, Cathy!
-Hola, mi muchacho. ¿Cómo están?
-Muy bien y con hambre.
-Ya les preparo su desayuno.....
-¡Perfecto! Ava ya baja, estaba terminando de vestirse. -Al rato la veo bajar, se le ve mejor semblante.
-Buenos días, Ava -Cathy la saluda con una sonrisa mientras ella se sienta en un taburete a mi lado, me inclino para oler su pelo. Dios, huele divino.
-Hola, Cathy. ¿Qué tal?_-Ava me empuja con suavidad, y en el acto le plato un poco de mi mantequilla de cacahuate en su labio inferior. ¡Joder! Pone cara de asco, yo me río, la jalo hacia mí y le lamo la boca, así sabe más rico. Humm.
Le sonrío y le planto un beso, ella arruga su cara. Luego, se limpia el sabor de la mantequilla y mira a Cathy, quien nos estaba observando con una sonrisa en su cara. Ava se pone más roja que la bandera china.
-Estoy muy bien, Ava, gracias. ¿Quieres desayunar? ¿Salmón, quizás?
-Sí, por favor -le responde contenta.
-Tenemos noticias que darte, Cathy -le digo feliz-. Ava pronto se convertirá en la señora Ward. -Ava abre la boca, sorprendida.
-¿En serio? ¡Eso es estupendo! -Cathy suelta lo que está haciendo y se le acerca para abrazarla-. ¡Ay, cuanto me alegro! -le dice muy efusiva. Ups, debió dolerle ese abrazo. Pues Cathy le soba la espalda mientras ella aun está sentada. Luego, se aparta y toma la cara de Ava entre sus manos-. No sabes cuánto me alegro. Es un buen chico -Le da un beso en la mejilla. ¡Qué dulce mujer! Después, me mira y me dice-: Ven aquí tú también -Y me da un abrazo muy emocionada. Me abraza y me duele un poco la espalda, pero creo que menos que a Ava-. Mi chico por fin va a sentar cabeza -Y me pellizca las mejillas y me da un sonoro beso. Se ve que está contenta, ella no se imagina lo que le agradezco este inmenso cariño que siempre me ha brindado. La veo agarrarse su delantal para secarse unas lagrimas.
-¡Cathy, ya, vale! -No me gusta verla llorar.
-Lo siento -Se acomoda y continúa preparándonos el desayuno con una sonrisota en su cara. ¿Y dónde y cuándo será?
-El mes que viene en la mansión -le informo mirando a Ava, sé que va a revirar, dejando caer la cafetera y mirándome muy sorprendida. ¡Diablos! Sé que debí decirle primero, pero como la conozco prefiero hacerlo así.
-¿En serio?
-En serio -le respondo como si nada.
-¡Qué bonito! -dice Cathy mientras que Ava no me quita los ojos de encima. Sé lo que está pensando.
-Lo será -le confirmo. Tapo el pote de mantequilla, pero no miro a Ava. Le quito la etiqueta al pote y la miro por el rabillo del ojo. ¡Coño! ¿Irá a explotar ahora? Solo me muerdo mi labio, los nervios empiezan a joderme. Ava recoge el papel y lo lleva a la basura, pero primero se me acerca y me habla al oído.
-¿Con quién vas a casarte?
-En compensación -La fastidiaré.
-¿Cómo? -dice Cathy y nos mira.
-Nada -respondemos al mismo tiempo.
Ava está parada frente al pote de basura y se queda mirándolo, la veo recoger algo. ¡Mierda! La invitación de mi hermana. Me levanto, se la quito de las manos y la llevo hacia la isla de la cocina.
-Siéntate -le ordeno, algo molesto. Estoy que exploto, a todo tiene que ponerle peros, y ahora va a empezar a hacerme preguntas de esa puta tarjeta.
-¿Es tu hermana? -inquiere bajito.
-Olvídalo. -Me observa con detenimiento, no pregunta más por Cathy.
-Aquí tienen -Cathy nos sirve el desayuno-. Los dejo para que coman tranquilos.
-Gracias -le respondo yo al tiempo que veo a Ava picotear el sándwich por un rato y luego se levanta.
-¿Adónde vas?
-Arriba -me dice y me deja allí plantado.
-Ava, no me dejes así -le advierto, pero ella no me hace caso-. ¡Ava! -Se voltea.
-Estás más loco de lo que pensaba si crees que voy a casarme contigo -me dice, dejándome frío y se retira. ¡Mierda! No puedo agarrarla por las putas heridas o si no le doy el “entrar en razón”,_pero no me aguanto y me voy detrás de ella en dirección al vestidor. Cuál es mi sorpresa cuando la veo vistiéndose para salir.
-¿Adónde vas? -le pregunto molesto, pero a la vez preocupado.
-A trabajar -me responde muy molesta.
-De eso, nada.
-Claro que sí -me replica, y se sigue maquillando como si yo no estuviera. ¡Diablos! ¡Qué castigo es este, por Dios, de no poder tacarla.... es demasiado.
-¿Cómo llevas la espalda? -Me mira.
-Me duele -me habla entre dientes, cabreada. Coño, ¡qué hago?
-¿Y mi teléfono? -me pregunta.
-Esta cargándose en mi despacho.
-Gracias. -Va saliendo como si yo fuera un cero a la izquierda, pero no así, mujer. Y me paro enfrente, deteniéndola.
-Hablemos. Por favor, no te vayas. Vamos a hablar, ¿sí?
-¿Ahora quieres hablar?
Solo me encojo de hombros.


-Bueno, no puedo follarte para hacerte entrar en razón, así que supongo que tendré que hablar contigo para conseguir eso mismo.
-Así es como suelen hacerse las cosas, Jesse.
-Ya, pero mi manera es mucho más divertida -me río maliciosamente, pero ella no se ríe. La tomo de la mano y me acerco a ella-. Nunca he tenido que dar explicaciones sobre mi vida a nadie, Ava. No es algo que me apetezca hacer.
-No voy a casarme con alguien que se niega a abrirse a mí. Sigues ocultándome información, y luego todo acaba en tremendo desastre.
-No te he contado ciertas cosas porque temía que salieras huyendo.
-Jesse, he descubierto algunas cosas bastante impactantes y aun sigo aquí.
-Lo sé –suspiro-. Ava, sabes más sobre mí que nadie. Nunca había estado tan cerca de otra persona como de ti. Cuando solo te estás follando a alguien no sueles entablar conversaciones y contarte la vida.
-No digas ese tipo de cosas -me advierte. Sé que le duele y le molesta demasiado. La jalo hacia la cama.
-Siéntate -le ordeno y suspiro profundamente. Ella tiene razón, debo hablar-. El último encuentro que tuve con mis padres no fue muy bien. Mi hermana nos tendió una emboscada e hizo que nos reuniremos. Mi padre empezó a despotricar, mi madre se enfadó y yo me emborraché mucho. Supongo que puedes imaginarte cómo acabo la cosa.
-Entonces... ¿Tu hermana quiere que lo solucionen?
-Amalie es un poco testaruda. ¿A quién se parecerá? -Me río para mis adentros, creo que Ava también lo hace-. No acepta que han pasado demasiadas cosas, que nos hemos dicho muchas más durante varios años -la miro-. Esto no tiene solución, Ava.
-Pero son tus padres y tú eres su hijo -sonrío, ya que mi Ava no entiende nada, pero es porque no sabe mi pasado, y lo prefiero así.
-Solo he recibido la invitación porque la envió mi hermana a espalda de ellos. Mis padres no quieren que vaya. Amalie borró la dirección de ellos y la cambio por la suya.
-Pero ella sí quiere que vayas. ¿No te gustaría ver como se casa?
-Me encantaría ver como se casa mi hermana pequeña, pero no quiero arruinarle la boda. Si voy, la cosa solo puede acabar de una manera, créeme.
-¿Qué paso para llegar a esto? –Ya sabía yo que lo iba a preguntar. Solo hago círculos en sus manos con mis pulgares.
-Ya te conté que Carmichael me dejo la mansión al morir. Aunque cuando te lo dije, creías que era un hotel -Le hago un gesto divertido, Ava pone sus ojos en blanco-. Las cosas ya se pusieron bastante tensas cuando se mudaron a España y yo decidí quedarme con Carmichael. Tenía 18 años y entiendo que para mis padres el hecho de que viviera en la mansión era una pesadilla -me río-. Me convertí en un mujeriego y las cosas fueron a peor cuando Carmichael murió. De no ser por John, probablemente la mansión ya no existiría .Prácticamente, la dirigió él mientras yo estaba ocupado emborrachándome y follando.
-Vaya -dice Ava en voz baja.
-Después me calmé, pero mis padres me dieron un ultimátum, o la mansión o ellos. Y elegí la mansión. Carmichael era mi héroe, no podía venderla.
-Tus padres sabían que seguía -ella tose para aclararse la garganta-. Bueno, haciendo lo que hacías.
-Sí, y se habían imaginado que acabaría así. Tenían razón, y siempre me lo echan en cara. He llevado un estilo de vida despreciable, lo admito. Carmichael era la oveja negra de la familia. No se hablaba con nadie y todos renegaban y se avergonzaban de él. Y cuando murió, yo pasé a ser esa oveja negra. Mis padres se avergüenzan de mí. Eso es todo.
-No deberían avergonzarse de ti.
-Pues, así es -Y me encojo de hombros.
-Entonces, ¿hace mucho que conoces a John?.
-Si, hace mucho tiempo -el grandote, mi gran amigo, le tengo un cariño infinito-. Él y Carmichael eran buenos amigos.
-¿Cuántos años tiene?
La miro.
-Unos cincuenta, creo.
-¿Y cuántos años tenía Carmichael? -me pregunta Ava.
-¿Cuándo murió? Treinta y uno.
-¿Tan joven?
Me río, seguro pensaba que era un viejo
-Mi padre y él se levaban diez años. Mis abuelos lo tuvieron tarde.
-Vaya. Entonces tú solo te llevabas diez años con Carmichael también.
-Para mí era como un hermano.
-¿Cómo murió?
Recordar es triste, y más en este caso. Ojalá Ava nunca se entere de todo mi pasado.
-En un accidente de tráfico. Fue el peor día de mi existencia, perdí mucho ese fatídico día. Es muy duro recordar.
-Vaya.
-No vayas a trabajar -La pongo sobre mi regazo y le doy el beso esquimal-. Quédate en casa y deja que te ame. Quiero llevarte a cenar esta noche. Te debo un rato especial.
-Pero mañana iré a trabajar.
-De acuerdo -le pongo los ojos en blanco-. Bueno, voy a correr un poco para aliviar la tensión a la que me ha sometido mi seductora imposible. Cuando vuelva nos pasaremos toda la tarde acurrucados y luego saldremos a cenar. ¿Vale?
-Vale, pero eso que has dicho de “seductora imposible” lo supero yo con “Dios engreído”.
Me dejo caer de espaldas en la cama con cuidado.
-Bésame ahora -le exijo y ella lo hace con mucho amor. Lo siento, lo huelo, lo veo, es un gran sentimiento mutuo. Nuestros sentimientos son demasiado fuertes y me siento muy bien por haber hablado con ella.
Ahora comienza nuestra vida juntos a como dé lugar. Adoro a esta mujer, es mi mitad, es mi guía, es mi luz, es mi todo, y todos los días le estaré agradecido a Dios por guiarme hacia ella, por dejarme conocerla, no muchos tienen esa suerte, la de conocer al gran amor de nuestras vidas.
Ahora estoy en camino a la realización de nuestro futuro, espero que Ava se lleve su buena sorpresa. Siento que mi corazón se sale del pecho por esto que siento, que es felicidad pura. Algo que creí que estaba negado para mí.
El freno que pone Ava a nuestro matrimonio son sus padres, y le doy toda la razón del mundo, así que tengo que pensar cómo le voy a entrar a mis suegros. El maldito de Matt me puso a nivel de alfombra.
Ava desiste finalmente y se toma un buen descanso mientras me dispongo a prepararme un té cuando escucho a lo lejos el móvil de Ava. Lo busco y lo saco de su bolso. ¡Mierda! La suegra. Lo pienso un momento y me decido a dar el salto, ya esta bueno de esconderme, así que voy a responder yo a esta llamada. Mi oportunidad que ni pintada la tenía.
-¡Alo!
-¿Quién habla? ¿Por qué responde usted el teléfono de mi hija?
-¿Cómo está señora O’Shea? Soy Jesse Ward, el novio de su hija, mucho gusto.
-¿El… novio? Pero… ella no me ha dicho nada.
-Estábamos esperando la oportunidad, me alegro que haya llamado.
-Pero… ¿Dónde está Ava?
-Durmiendo. Ha trabajado fuerte estos días y merecía este descanso.
-Ya, pero… ¿Ella vive con usted?
¡Mierda! Cierro los ojos y sigo hablando, aparentando serenidad. Cosa que no siento en lo absoluto.
-Vamos a hablar. Les pido el favor de que tomen el primer vuelo de la mañana y se vengan para que así conversemos de una buena vez. Todos los gastos corren por mi cuenta.
-Pero ya va, no tan rápido. Primero quiero hablar con Ava.
-Bueno, esa es la idea, mi señora, que hable con ella, pero yo también quiero hablar con ustedes directamente, porque parece que alguien se ha dedicado a darles una mala imagen de mi y eso es lo primero que quiero aclarar .Y Señora, sobre todo quiero darle una sorpresa a Ava.
-Espere un momento déjeme consultarlo con mi esposo.
-Si lo desea, pásemelo al teléfono y le hablo yo.
-No, caballero, de eso me encargo yo. -¡Coño, de tal palo tal astilla! Me doy cuenta que ella tapa el teléfono y habla con su esposo. Al rato, vuelve a hablar.
-Señor…
-Dígame Jesse, por favor.
-Está bien, Jesse, mi esposo dice que nos vamos en la mañana, quiero aclarar esto de una buena vez.
-Perfecto, es lo que más deseo. Le paso ahora el nombre del hotel donde se pueden quedar y el vuelo también. En unos minutos les digo la hora del vuelo y el número de la habitación.
-¡Uf! ¿Así no más, Jesse?
-Así no más, mi bella dama.
-¿Bella? -me pregunta toda coqueta. Dios, mujeres.
-Ava es bella. Me imagino que debió salir a usted, ¿no?
-Ja, ja, ja, es cierto, ella se parece mucho a mí.
¡La tengo! ¡Como toda mujer vanidosa!
-Lo imagine. Entonces, apenas tenga noticias la llamo o le paso un mensaje, ¿le parece bien?
-Perfecto, hasta luego, Jesse.
-Hasta pronto, señora O’Shea.
-Dime Elizabeth.
-Está bien, buenas noches Elizabeth -Apenas cuelgo llamo a mi contacto de una línea de aviación. Él siempre me ubica pasajes con la mayor rapidez posible. Claro, eso me cuesta algo ,y más por la hora, pero no importa, bien que lo vale. Luego, llamo al mejor hotel de Londres. “The Ritz”. Es el más famoso y con habitaciones al estilo Luis XVI. Exhiben antigüedades y sedas. Y en el Palm Coust se sirve el té más famoso de Londres. Tengo un muy buen contacto allí, es un asiduo cliente de la mansión. A veces hay que utilizar todas las armas que se tienen a mano. Lo mejor de lo mejor para los suegros, tengo que ganármelos como sea, así tendría la mitad de la batalla ganada. Debo quitarles esa fea imagen que me creó el maldito de Matt. Vaya uno a saber qué otras cosas les dijo. Pero algún día me las cobro, que lo escriba el cabrón ese...
Ya tengo todo anotado, la hora del vuelo y el número de la habitación, tener buenos contactos es muy importante. De inmediato, les paso el dato a mis suegros, quienes me responden afirmativamente y muy rápido. ¡Dios, gracias!
A partir de mañana se escribe nuestro futuro. Pero ahora mismo tengo que hacer algunas llamadas para completar mi sorpresa, Estoy que no quepo en mí... Y todo por ella. Con mi Ava todo. Ella es mi vida.



CONTINUARÁ…

**Por Fanny Rebellón.

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