Loco Amor (Obsesión)
Fanfic trilogía “Mi Hombre”
Historia original de la autora Jodi
Ellen Malpas.
CAPÍTULO 16
Ahora
llamo al restaurante de Luigi, el hermano de Mario, le pido el servicio
especial en mi apartamento y el accede de inmediato; el italiano siempre ha
sido muy amable y receptivo conmigo. También le pido que traiga dos o tres
camareros y a él le parece buena idea. Luego, le dicto el menú. A Luigi le
encantó que eligiera esos platos, pues es su especialidad. Nos ponemos de
acuerdo en la hora y quedo más que satisfecho con todos los pasos que he dado.
Ahora voy a llamar a Kate, a Sam y a Drew, con ellos sé que no voy a tener
ningún problema.
-Kate,
¿cómo estás?
-¡Hey, Jesse!
Bien, ¿y tú? ¿A qué se debe este milagro? ¿Ava está bien? No me digas que
volvieron a pelear.
-Si me
dejas hablar te cuento.
-¡Diablos!
Sí, disculpa. Dime
-Vienen
los padres de Ava.
-¿Qué?
¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Por qué?
-Coño
Kate, ya va. Déjame hablar.
-Disculpa.
Anda, continúa.
-Ava está
durmiendo. La madre llamó a Ava y yo atendí, quiero aclarar todo de una buena
vez. Kate, ya no quiero más secretos.
-Me
parece bien. ¿Cuándo vienen?
-Mañana a
primera hora, ya les reservé pasaje y hotel.
-¡Wow
amigo, vas volando!
-Coño, si
no lo hago así Ava va a empezar a poner peros, y yo no estoy para esperar. Te
quiero a ti con Sam y Drew a las 7 pm en mi apartamento. ¿Okey?
-Okey, no
te preocupes, y... ¿En qué te ayudamos?
-Con su
presencia. Ava te quiere mucho y le tiene cariño a Sam y a Drew, así que pienso
que deben estar aquí.
-Perfecto,
amigo, allí estaremos.
-Bien,
hasta pronto -Ahora llamaré a Cathy, debe ayudarme a servir y a atender a la
gente como ella sabe hacerlo. Y de paso, ayudar a Luigi.
Unos
minutos después.
-¿Cathy?
-Mi
muchacho, ¿y esta llamada? ¿Sucede algo?
-Te
necesito, Cathy, vienen mis suegros, voy a hacer una cena muy especial. Además,
viene un chef y unos camareros, te necesito para que supervises que todo esté
bien.
-Claro,
hijo. ¿A qué hora me necesitas?
-A las 7
pm del día de mañana. Te encuentras en planta baja con Luigi y esperan a que yo
salga con Ava, le voy a dar la sorpresa de su vida.
-¡Qué
emoción! Ya empiezo a preparar algunas cositas para llevar, no te preocupes.
-Perfecto,
y gracias Cathy, un beso.
-Igual,
mi muchacho, y un placer. ¡Me encanta todo lo que estás haciendo!
-Mas a
mí, viejita, eso juralo. -Sonrío feliz.
Listo, ya
todo está encaminado, ahora a esperar que llegue el día de mañana. ¡Por Dios!
Casi no puedo respirar.
Camino de
un lado al otro, nervioso. ¡Mierda! Primera vez en mi vida que preparo algo
así, pero en medio de todo me siento feliz, porque Ava va a ser mía. Ya no hay
vuelta atrás. ¡Lo logré, Dios, lo logré! Siento que se me va a salir el corazón
de la alegría.
Aun falta
mucho por recorrer, pero ya di mis primeros pasos por nuestra felicidad. Ahora
intentaré dormir. Subo y me quedo mirando a Ava. ¡Dios, es preciosa! Y toda
mía. Tengo que levantarme muy temprano, quiero que cuando lleguen me encuentren
en el hotel.
SIGUIENTE
DIA.....
Por fin
amaneció, pareciera que tengo hormigas en el cuerpo. ¡Coño, qué nervios! Me
pongo ropa de deporte, no tengo opción, tengo que disimular por si Ava me ve.
Salgo
rápidamente, ella sigue profundamente dormida, ese medicamento que está tomando
la hace dormir más.
Voy al hotel,
no sea que agarre un trancón y llegue tarde, no me puedo dar ese lujo.
Ya me
encuentro en el Ritz, estoy en recepción. ¡Coño! Las rodillas me tiemblan,
estoy nervioso. Debo pasar el escrutinio de los suegros, pues así tengo la
mitad de la batalla ganada. La otra mitad es rogar que Ava no se moleste
demasiado, aunque no lo creo, la emoción de ver a sus padres la va a ablandar
un poco.
Camino de
un lugar a otro y miro el reloj a cada momento. ¡Diablos! Qué fuerte es esto,
ahora entiendo a los hombres que iban a la mansión cuando me contaban sobre su
primera vez con los suegros.
Ufff.
¡Ya! ¡Mierda! Llegaron, estoy seguro que son ellos, la señora… mi Ava se le
parece bastante. Me dirijo hacia ellos y me presento.
-Señor y
Señora O’Shea, mucho gusto, mi nombre es Jesse Ward -Le doy la mano al
caballero y el de inmediato me saluda.
-Mucho
gusto, caballero, Joseph o’Shea. Me alegro que haya venido -me dice el suegro. Me
volteo.
-Señora…
-le doy mi mejor sonrisa y, por supuesto, ella abre la boca y se queda muda. Me
río para mis adentros. ¡La tengo! Estiro mi mano y por fin parece reaccionar.
-Señor
Ward, por favor, solo Jesse. Es un placer -la miro a sus ojos. ¡No me jodas! Pareciera
que tuviera un sofocón. Esta cara nunca me falla. Ella sacude su cabeza y
reacciona-. Elizabeth de O’Shea, mucho gusto y… ¿Cómo está mi hija? -me
pregunta la suegra.
-Perfecta,
pero quiero darle la sorpresa. Se va a alegrar muchísimo, ya que los extraña
mucho, me consta. Los nombra constantemente.
-Nosotros
también la extrañamos mucho. Pero vamos a conversar, por favor.
-Como no.
¿Quieren hacerlo en su habitación? ¿O en el salón? Eso si quieren tomar un té.
-Sí, por
favor, vamos al salón. Quiero saborear este famoso té. He escuchado mucho de lo
delicioso que es.
-Cómo no,
es el mejor, y ya les tengo la mesa reservada. Y si lo desean, desayunan de una
vez o ¿lo hicieron en el avión?
-No. No
lo hicimos. Y sí, quiero desayunar y, luego, descansar un poco.
-Muy
bien. Vamos, entonces.
-Me
alegro que tengas la mesa reservada. Dicen que es difícil conseguir una, Jesse.
Sonrío
con satisfacción. Difícil, pero no imposible.
Entramos
al gran salón, el Palm Const, y nos dan la mesa que ya está bellamente servida.
Miro a Elizabeth y le brillan los ojos, veo que le gusta el lujo. Bueno, por
ese lado me la gano más aun. Nos acomodamos, la gente nos miran, sobre todo a
mí, pues voy vestido con traje de deporte. Coño, pero es de diseñador, así que
me importa una mierda, yo pagué por esto. De acuerdo, voy a hacer lo que dije,
y eso es hablar.
-Bueno,
Jesse, ¿qué es lo que quiere decirnos?
-Lo
primero, que estoy enamorado de su hija, deseo estar con ella por siempre, y quiero
casarme con ella. Ava ya me aceptó, pero me frenaba porque ustedes no sabían
nada. ¡La amo! Ava es mi vida y esta noche quiero que estén con nosotros en mi
apartamento para pedir formalmente su mano con el permiso de ustedes, claro
está.
-Pero…
¿Hace cuánto se conocen? ¿No es muy pronto? Acaban de conocerse, como quien
dice.
-Así es,
pero Ava y yo estamos enamorados, y yo no quiero esperar más. Ava no va a pasar
ningún trabajo. Tengo mi propio negocio y una posición sólida en cuanto a
dinero se refiere. La amo, ella me ama, entonces, ¿por qué esperar? No le veo
sentido, ¿no lo creen?
-Jesse -me
dice Joseph-, ¿cuál es la historia sobre lo que nos contó Matt?
-Ustedes
saben que él fue su novio por algún tiempo y que no se portó bien con Ava.
-¿Por qué
lo dices? ¿Qué le hizo ese infeliz?
-No les
voy a comentar lo que le hizo, creo que deben hablarlo con Ava. No estaría bien
de mi parte hacerlo. Pero él los llamó por celos, porque veía que nuestra
relación iba muy en serio, quería recuperarla, pero no contaba con que Ava me
amaba. Su brillante idea fue llamarlos a ustedes para hablarles mal de mí. Les
dijo que yo era un alcohólico, cosa que no es cierta. Como si con eso la iba a
recuperar.
-La
verdad, es que a nosotros nunca nos agradó, mi hija nunca hubiera sido feliz
con él -dice mi suegra. Me gusta lo que escucho.
-Muy
cierto, mi amor, él nunca hubiera hecho feliz a mi niña. Jesse, nuestro mayor
anhelo es ver a nuestra hija feliz y realizada como mujer y como profesional, y
en un futuro como esposa y madre. No la queremos ver sufrir por nada, es una
muy buena muchacha, creo que la criamos bien. Y si mi hija te quiere y esté de
acuerdo en que seas su esposo, yo no me opondré, pero eso sí, quiero verla
primero, quiero que ella nos lo diga.
-Por
supuesto, señor Joseph, ese es mi mayor deseo.
-Por
favor, dime Joseph. Y ahora dinos, ¿qué es lo que planeas?
-Le
quiero dar una sorpresa, ya tengo todo arreglado, habrá una cena en mi casa,
van a estar nuestros amigos y ustedes.
-¿Y
nuestro hijo Dan? Jesse, él ya está en Londres.
-Perfecto,
avísenle, por favor. Mi plan es este… -Y les digo todo el plan y la hora que
deben estar en el Lusso. Les menciono, además, que les tengo contratado un
coche para que los lleve.
-Perfecto,
Jesse, me gusta que seas tan decidido. Pero recuerda, la última palabra la
tiene nuestra hija.
-Lo sé,
pero no deben preocuparse, sé que me ama y yo adoro a su hija, me tiene de
cabeza, haría lo que sea por ella.
-¡Ay
Joseph! ¿No te parece muy romántico todo?
-A ustedes,
las mujeres, todo les parece romántico. Aunque no dejo de reconocer que las
tienes bien puestas, Jesse Ward, jajaja. Mira que hacernos venir y hablar con
nosotros. Me gustó, hijo, veremos qué pasa, me caes bien.
-Por Ava
lo que sea. Bueno, mi bella dama, nos vemos más tarde -Me doy cuenta que la
suegra no me quita los ojos de encima y que ni siquiera disimula delante de su
esposo-. Descansen de su viaje y hablamos más tarde, recuerden el plan.
-Gracias,
Jesse, nos vemos más tarde. Y es cierto, quiero descansar, al menos, por un
rato. Luego salimos a dar una vueltita por ahí, mientras llega la hora de estar
en tu casa.
-Perfecto.
Ha sido un placer conocerlos, los espero. -Me despido y salgo casi corriendo
del hotel, Ava debe estar despertando ya.
Al llegar
a casa, pongo a hacer un poco de café. Luego, subo a mirar si Ava ya despertó y
si no, la dejo dormir, quiero ver que todo esté en orden para esta noche. Sigue
descansando, por lo tanto, la dejaré tranquila, eso le hace bien. Ojalá se le
curen pronto esas feas heridas.
Recojo
algunas cosas, miro todo en la sala, en la cocina, cuarto de invitados y demás,
todo esté perfecto y hermoso, tal como lo decoro mi Ava. Sueño en el futuro
decorando cambios en nuestro hogar. Sonrío de oreja a oreja, sobre todo cuando
pienso en unos bellos bebés corriendo por ahí. ¡Dios, estoy de un cursi! Pero,
coño, me siento feliz, así que no me importa. Después, me siento a saborear un
poco de café y a llamar a John, tengo que contarle la buena nueva.
-Buenos
días, John.
-Jesse,
¿cómo estas? ¿Cómo sigue Ava?
-Bien,
amigo, he hablado mucho con ella. Poco a poco, vamos conociéndonos mejor.
-Me
alegro. ¿Y sus heridas?
-Mejor,
mucho mejor. Ahora está durmiendo. Necesito contarte algo, pero por ahora solo
para tus oídos.
-¡Waw! ¿Qué
será? Espero que sea algo bueno, ya estoy hasta el cuello de ver tanta mierda.
-Me caso,
amigo, y mi Ava me aceptó.
-¡Carajo!
Esa sí es una buena noticia, cabrón. ¡Te felicito!
-Y hoy
llegan mis suegros para hacer la petición formal.
-¡Ja, ja,
ja, Jesse! ¡Vas volando!
-Coño,
grandote, yo no estoy para esperar, ya no soy un niño, recuerdas.
-Ja, ja, ja,
claro que sí. Me alegro, amigo. De verdad que sí, Ava es fantástica, una buena
muchacha, y parece que ha logrado meterte por el aro.
-Vaya que
sí lo hizo, pero me siento muy bien, como nunca y tú lo sabes.
-Sí lo sé,
pero no pienses en eso ahora, el pasado a la mierda, ¿ok?
-Sí, es
cierto, hay que olvidar. John, amo a esta mujer, estoy loco por ella, es mi vida.
-No tienes
necesidad de decírmelo, lo sé. Es más, fui testigo presencial del hecho. ¿Recuerdas
que yo estaba presente en su primer encuentro?
-¡Uff!
Sí, me dejó embobado y tembloroso, cual colegial -sonrío al recordarlo-, pero
desde ese día todo cambió para mí. Me alegro y doy gracias a Dios y a todos los
ángeles por haberla puesto en mi camino.
-Y para
bien, amigo, en medio de todo lo acontecido, lo lograste, y te felicito.
-Por
favor, no lo comentes con nadie. A su momento lo haré.
-Sabes
que no tienes que decirme eso. Tu lo dirás cuando desees. Eso sí, van a haber
muchas lagrimas por aquí.
-Me
importa una mierda, John, todos tienen su vida hecha. Y esta es mi vida, es mi
futuro.
-Perfecto,
amigo, ¿cuándo vienes?
-A lo que
se vayan mis suegros. Tengo que aclarar algo que me tiene muy cabreado. Luego
te cuento.
-Okey,
amigo, nos hablamos. Quédate tranquilo que todo va bien por aquí.
-Muy bien.
Cualquier cosa me llamas.
-Claro
que sí, que te vaya bien esta noche, Jesse.
-Gracias,
grandote, nos hablamos.
Subo para
estar con mi mujer, pero primero voy a darme un baño, y al salir, Ava da media
vuelta y se le alcanzan a ver sus hermosos senos. Dios, se me hace agua la
boca.
Me coloco
casi encima, la miro otro rato y luego comienzo a hablarle.
-Buenos
días, nena. -Abre los ojos alarmada.
-No puede
ser, ¿verdad?
-Son las
cinco en punto. Llevas toda la tarde durmiendo. ¿Qué tal la espalda? -Me subo a
la cama ya desnudo y me tumbo a su lado. Me di un baño y me afeité. Ava me mira
embelesada.
-Creo que
bien. Soy una vaga absoluta. Me he pasado todo un día laboral en la cama.
-Si
dejaras de trabajar podrías hacer esto a diario. ¿A que sería perfecto?
-Sería
perfecto para ti porque sabrías donde estoy en cada momento. -Y me besa el
pecho
-Exacto -le
paso mis dedos por entre su pelo-. Deberías venir a trabajar conmigo, así no
tendríamos que separarnos nunca.
-Te
cansarías de mí.
-Eso es
imposible. ¿Vas a dejar que te lleve a cenar por ahí?
-También
podríamos quedarnos aquí -Ava desliza su mano y me acaricia la cicatriz, sé que
hasta que no le diga que pasó, no se va a quedar tranquila.
-Nada me
gustaría más, pero quiero llevarte a cenar. ¿Te importa? -le pregunto, pero
como la conozco, voy a caerle adelante-. Aunque, bien pensado -le susurro-, hace
demasiado tiempo que no estoy dentro de ti, y eso no puede ser -Le masajeo su
espalda con suavidad-. Nena, no vamos a poder follar adormilados durante algún
tiempo, así que simplemente voy a follarte. ¿Alguna Objeción? -La miro para ver
su reacción, como siempre en sintonía. Me encanta esta mujer porque es natural,
no finge, se ve su sano deseo por el hombre que quiere, no es como otras que
les da igual ir con uno u otro.
-¿Me
estas preguntando si puedes follarme? -Está sospechando algo. La miro
pícaramente.
-Esa
boca. Solo intento ser razonable -Le pego la entrepierna en mi paraíso
personal.
-¡Pues,
no lo seas!
¡Coño!
¿Qué pasa? ¿No quiere que sea razonable? A veces, no la entiendo.
-¿No
quieres que sea razonable?
-No -Veo
la excitación en sus ojos.
-Aclárame
eso. Estoy un poco confundido -Mientras le hablo, la meneo en el punto exacto-.
¿De verdad no quieres que sea razonable?
-¡No!
-Vaya… -Y
meto mi juguetón dedo por el elástico de sus bragas y acaricio su clítoris-. ¿Carta
blanca? -le pregunto para estar seguro.
-¡Sí!
-Me estás
dando señales contradictorias -le digo como si no estuviera haciendo nada-. Me
encanta que te mojes conmigo.
-¡Por
favor, Jesse! -Ya está bastante excitada, me encanta-. Le meto el dedo y gime
de puro placer. Suave, caliente y hecha especialmente para mí. Bajo la copa del
sujetador con la otra mano y comienzo a retorcerle el pezón que ya está muy
firme-. Se está borrando el chupetón -Y me abalanzo sobre su pecho para
volverla a marcar-. No queremos que se te olvide a quien le perteneces,
¿verdad? -Y luego meto un segundo dedo dentro de ella.
-¡Ahhhh!
-¿Verdad
Ava?
-No -Y
suspira. Muerdo su pezón, de tal manera, que sé que le causa placer.
-Me
encanta lo receptiva que eres a mi tacto. Me da el poder -Ahora le meto un
tercer dedo, ella se arquea. ¿Te gusta? Los meto y los saco, girando mis dedos
en círculos, y luego empujo y la veo cómo se retuerce de deseo.
-Mucho -responde
temblando.
-Abre los
ojos, Ava. Deja que los vea cuando te corres para mí -Obedece de inmediato. Amo
verla excitada, amo verla cachonda y desesperada por mis caricias.
-Bésame -me
pide, ya quiere acabar.
-¿Quien
está al mando, Ava? -Yo también estoy que trepo por las paredes-. Dime, ¿quién
está al mando?
-Tú.
-Buena
chica -me acerco a ella y pego mi boca a la suya, y mientras tomo su clítoris
con mi pulgar, Ava me agarra del pelo, se aferra a mí desesperada, ya a punto
de alcanzar su clímax. La beso fuerte y sigo masturbándola con fuerza. También
sigo besándola con adoración, así recuerda quien es el que manda. Ava mueve su
cadera con frenesí hasta que alcanza el clímax. Dios, amo verla así, el saber
que es por mí, que soy solo yo, que es mía completamente, me hace sentir pleno-.
Solo para mí -Es mi más preciada posesión, eso me enloquece de amor y de deseo
por ella-. Solo para mí, siempre. ¿Entendido?
-Sí -me
dice suspirando y ya relajándose, lentamente.
-Arriba
-Coloco sus brazos alrededor de mi cuello-. Rodéame la cintura con esas piernas
fabulosas -Ella lo hace y se agarra a mí por mi cintura con sus piernas y luego
la voy levantando de la cama. Salgo de la habitación.
-¿A dónde
vamos? -me pregunta expectante.
-A mi
despacho.
-¡Espera!
-grita de repente, yo me freno.
-¿Qué
pasa?
-Llévame
al armario.
-¿Para
qué?
-Porque
necesitamos un condón.
-¿Cómo?
-Me quedo estupefacto. O sea que ella, prácticamente, lo sabe, solo espera que
yo se lo confirme. Pues, se va a quedar esperando, antes muerto que reconocer
lo que he hecho.
-Necesitamos
un condón -me repite.
-No tengo
ninguno -digo molesto, no quiero usar esas porquerías con ella.
-Claro
que sí. En el armario -Me tenso, coño. Con razón el desorden que había, era
ella buscando, pero seguro quería encontrar las pastillas y lo que encontró fueron
los putos condones, ¡Diablos!
-Ava,
contigo no uso condones.
-Entonces,
no follaremos -Se encoge de hombros, ella sabe lo que hace.
-¿Perdona?
-Ya me
has oído -me dice como si nada. Me está jodiendo, ella sabe mis intenciones,
pero me voy a hacer el pendejo. Le frunzo el ceño.
Joder. Voy
con ella en mis brazos y me dirijo al vestidor donde están los condones,
mientras voy farfullando entre dientes. Ya los vio, no serviría de nada
negarlo. Eso sí, lo de las píldoras ¡ni loco!
-¿Sabes?
Mi marca también se está borrando -me dice, mirándome el pecho. Sonrío
picadamente.
-¿Ah sí?
-Tendré
que volver a marcarte. -Me encanta lo que dice y todo lo que hace.
-Mi chica
es posesiva. Sírvete, nena.
Ella
sonríe y clava sus dientes en mi pecho. Yo solo gimo mientras voy bajando las
escaleras hacia mi despacho.
-Quiero
tomarte aquí para que siempre que esté trabajando te recuerde tirada y desnuda
sobre mi mesa -La coloco sobre la mesa de madera, dejo a un lado la caja de
condones y me siento en el sillón de piel. Estoy desnudo y con mi polla más
firme imposible. Ava la mira babeando. Tomo sus bragas y se la voy bajando
cuando ella levanta su culo para que ruede más fácilmente. Abro el primer cajón
y meto allí las bragas, cierro el cajón y la miro.
-Acabas
de correrte en ellas -Pongo mis manos en sus muslos-. Quiero poder olerte
también. Abre las piernas -Hago que las abra completamente, quedando muy
expuesta. Me acerco y paso mis manos por su espalda, con cuidado, y desabrocho
su brassier, deslizándolo por sus brazos. Ella respira muy acelerada, está
nerviosa-. Échate hacia atrás y apóyate en las manos -Meto el sujetador en el
cajón, junto a las bragas, y me acomodo en el sillón. Ava se inclina hacia
atrás y sus senos también quedan expuestos. Dejo de mirarla a los ojos y
deslizo mi mirada por su cuerpo, poco a poco, hasta llegar a su sexo. Lo miro
fijamente, su sexo es hermoso, veo como su sexo palpita, estoy extasiado, pero
me doy cuenta que está muy nerviosa.
-¿Por qué
estás nerviosa? -le pregunto sin dejar de mirar a mi pedacito de cielo, pero
¡Carajo! Estoy muy excitado y me estoy controlando, ¡ardo de deseo!
-No lo
estoy -me miente, pero la conozco, sé que está nerviosa y no sé por qué después
de todo lo que hemos hecho. Sabe que conozco cada milímetro de su hermoso
cuerpo. Levanto la vista y le hablo con suavidad, quiero que se tranquilice.
-Te
quiero. -Veo que de una vez se va relajando.
-Yo
también te quiero.
-No lo
dudes nunca.
-No lo
hare. ¿Has acabado con tus observaciones?
-No -me
inclino hacia delante y le vuelvo a separar sus piernas-, estoy evaluando mis
posesiones -Me vuelvo a apoyar en el espaldar del sillón y sigo mirando su
sexo.
-¿Soy una
posesión?
-No, eres
mi posesión -le respondo sin apartar los ojos de su sexo-. ¿Quieres escuchar mi
veredicto?
-Claro.
-La miro a los ojos y sonrío.
-Soy un
hombre muy rico -Le agarro las piernas por los tobillos y coloco las plantas de
sus pies sobre mis hombros. Veo que se altera un poco-. No sientas pudor
conmigo -Apoyo las palmas de mis manos sobre sus empeines y empiezo a besarle
el tobillo. Ella gime-. Apártate el pelo de la cara -le ordeno. Ella lo hace y
lo deja caer sobre su espalda-. Mejor. Ahora puedo ver todas mis posesiones -Le
doy un mordisquito a su tobillo-. Ver que estas excitada y saber que soy yo el
que te hace estar así, es la sensación más gratificante del mundo -Extiendo la
mano y paso un dedo por su sexo, dándole una ligera presión en su clítoris. Ava
siente la necesidad de cerrar las piernas, pero yo no quiero que lo haga-. Déjalas
abiertas, Ava. Quiero ver como palpita tu carne en mi mano cuando te corras
para mí -Cambio un dedo por dos y atrapo su clítoris entre mis dedos y aprieto
despacio. Ella echa la cabeza hacia atrás.
-¡Ahhhhhhh!
-gime-. ¡Por Dios, es demasiado receptiva! Disfruta de mis caricias, de cada
toque, es fantástica. Las mujeres hoy en día fingen para excitar, para que
crean que son tremendas hembras en una cama. A mí me revienta que lo hagan,
pues siempre me daba cuenta. Les encantaba estar conmigo, pero algunas
exageraban su excitación. Mi Ava no finge es natural.
-Mírame,
nena. No apartes los ojos de mí.
-Estoy
cerca -me dice, jadeando.
-Lo sé,
pero pararé si no me miras. Escúchame, Ava. Mírame con esos preciosos ojos que
tienes -Levanta su cabeza con gran esfuerzo y aumento el ritmo de mis caricias.
Aquí desde donde estoy babeo y, literalmente, amo esta visión. Si me tardo un
poco más hasta creo que tendría un orgasmo. Siento como palpita mi polla, por
lo tanto, sigo con mis traviesos dedos arriba y abajo, y vuelvo a morder
suavemente su tobillo, Ava enloquece. Presiona sus pies contra mi hombro, está
temblorosa-. Eso es -jadeo-. Ava, estás palpitando. Es perfecto -Ava respira
con dificultad, está sudando, y yo solo le observo su hendidura, teniendo un
clímax-. Por favor, esto es lo más excitante que he visto en mi vida -Mi polla
se sacude con fuerza desesperada por su propio orgasmo, pero primero ella. Esto
es lo máximo, es un disfrute de dioses-. Ven aquí -le extiendo mis manos, las
toma. Dejo que baje los pies de mis hombros y se acomoda a ahorcajadas sobre
mí-. Sube -le pido tranquilamente.
-Ponte un
condón -me replica.
-Ava, no
me pidas que me ponga condón -le suplico porque, coño, para mí eso es un
castigo. Me gusta piel con piel, con ella.
-Jesse…
¿Sabes la suerte que hemos tenido de que no haya quedado preñada todavía? -Ava
me mira fijamente. Sacudo la cabeza y tiro de ella hacia abajo, acomodándome,
pero no accede. Nos miramos y me doy cuenta que Ava sabe mis intensiones, pero
juré que nunca lo iba a reconocer. Ava no deja que la penetre, se voltea y toma
una de esas porquerías. Abre el envoltorio, y agarra mi polla con suavidad y lo
acomoda en mi longitud. Los dos nos quedamos callados, tengo que aceptarlo, no
me queda de otra. ¡Diablos! Luego, ella se acomoda y deja sus tetas a la altura
de mi boca, sonrío lascivamente y procedo a pasar mi lengua alrededor de cada
pezón para después atraparlos entre mis dientes.
La
levanto un poco y me coloco debajo de ella.
-Baja
despacio -Ella obedece mientras entro poco a poco y exhalo un largo suspiro
controlado. Llego a lo más profundo. Uf, qué deliciosa sensación-. No te
muevas. -Tenemos nuestras frentes pegadas-. Me encanta tenerte a mi alrededor.
¿Cuánto crees que puedes permanecer así sin moverte? -Le doy un beso fugaz y
paso mi lengua por su labio inferior cuando aprieta su boca contra la mía, pero
la detengo y aparto mi cara-. Veo que no mucho.
-Me estas
rechazando -me dice en un susurro-. ¿Es un desafío?
-Tú eres
un desafío -me responde y baja su cabeza para besarme y yo vuelvo a retirar mi
cara-. Me necesitas -le hablo, provocándola, tentándola, al tiempo que mi polla
se sacude intensamente dentro de ella.
-Te
necesito -Amo que me diga que me necesita, me siento pleno, satisfecho. Intenta
besarme nuevamente, pero vuelvo a retirar mi cara.
-¿Cómo te
sentirías si alguien impidiera que me besaras?
-Querría
matarlo -Entro en ella, ambos gemimos.
-Yo
también -me responde. La agarro de la cadera.
-¿Quién
está al mando, Ava?
-Tú.
-¿Quieres
que te folle?
-Sí.
-Buena
respuesta -Levanto mi cadera y empujo hacia arriba. Ava grita-. ¿Así? -Y me
retiro mientras vuelvo a repetir, penetrándola hasta el fondo.
-¡Joder,
sí! -Echa la cabeza hacia atrás, extasiada.
-¡Mírame!
-Y la vuelvo a menear-. Nótala, Ava. ¿La notas? -Gruño y empujo hacia arriba
una y otra vez, tirando de ella hacia abajo. Entro y salgo, entro y salgo, esto
sí es placer, carajo. Me tenso. Ya quiero acabar. Quisiera estar por siempre
así.
-Estoy
cerca, ¡Jesse, estoy cerca!
-¡Espera!
-le gruño entre dientes. Aprieto con mis manos, duro, su cadera-. ¡Aguántate!
-¡No
puedo! -grita frenética y yo me detengo.
-He dicho
que esperes -le hablo jadeando-. Contrólate, Ava.
-Contigo
no puedo controlar nada.
-Ya lo sé
-le beso el pelo y luego la beso a ella-. Eres mía, así que yo lo controlaré. Comienzo
a girar mi cadera con suavidad y le reactivo su orgasmo.
-Te
quiero -me dice mi Ava. Suspiro de emoción.
-Yo
también te quiero, nena. ¿Nos corremos a la vez?
-Por
favor -Y empieza a deslizar sus labios por mi cuello y yo empiezo a mover la
cadera hacia delante y hacia atrás: En este momento, le estoy haciendo el amor.
-Mmm... Eres
deliciosa -ella gime alegre y yo sonrío. La tengo tomada por la cintura, así la
guío.
-A mí
también me encanta sentirte dentro -Me agarra del pelo para atraerme más hacia
ella.
-Córrete
para mí -Me balanceo, meneando la cadera lánguidamente y ella alcanza su
clímax. Joder. Yo también alcanzo mi orgasmo-. Eres increíble.
-Ha sido
fantástico -me dice Ava y me devora la boca, mientras la dejo hacer lo que
desee, me encanta, la mantengo pegada a mí, mientras acaricio sus caderas-. No
ha estado tan mal, ¿verdad?
-No, no
lo ha estado, pero sigue habiendo algo que se interpone entre nosotros.
-¿Quieres
matar el condón? -me dice con una sonrisa.
-Sí -me
aparto y le sonrío-. Arréglate o llegaremos tarde -Ella sigue llenándome de
besos. Por Dios, qué delicia.
-¿A dónde
vamos? Estoy cómoda aquí.
-A cenar.
He hecho una reservación -Sonrío mientras la aparto un poco-. Ducha.
-Déjame
que te quiera -se me pega y me muerde la oreja.
-Ava… -Le
advierto y tiro de ella, estiro la mano y la paso por el chupón que le he
hecho-, siempre tendrás esto -la miro-. Siempre
-Deberías
hacer que me tatúe tu nombre en la frente -sonríe-, así no abra ninguna duda de
a quien le pertenezco. Lo pienso por un momento.
-No es
mala idea -le digo serio-. Me gusta -Me levanto con ella encima, subo a la
habitación, al llegar a la cama la deposito con cuidado; sacudo la cabeza al
mirarme la polla con el asqueroso condón y procedo a quitármelo. Le hago un
nudo y lo lanzo a la papelera-. Ponte boca abajo para echarte más crema. La
ayudo a voltearse y le unto la crema, masajeándola un poco.
-Tengo
que ducharme primero.
-Volveré
a hacerlo después -ella sonríe y me dice-. Tú también necesitas crema.
-Estoy
bien. Lo importante eres tú -y vierto un poco mas de crema en su espalda, y
esta fría. Ava pega un brinco.
-¿Por qué
no me has avisado? -me dice, refunfuñando.
-Lo
siento, puede que esté algo fría -y me río. Gira su cuello y le doy mi mejor
sonrisa, y vuelve a recostarse.
-Eres muy
atractivo -susurra mientras yo la masajeo-. Creo que voy a quedarme contigo
para siempre.
-Vale -y
me río de nuevo.
-¿Dónde
has escondido mis píldoras? -Coño… me detengo.
-¿De qué
estás hablando?
-Estoy
hablando del hecho de que a mis píldoras anticonceptivas últimamente les han
salido patas y se van corriendo, y eso es solo pasa desde que te conocí.
-¿Por qué
iba a hacer algo así? -le pregunto hecho el pendejo y sigo con mi masaje.
-No voy a
desaparecer, si es lo que te preocupa.
-Ya sé
que no. -Me río.
-Bien.
Iré al médico por otra receta -me dice como si nada-. Tendrás que usar condón
hasta que pueda reiniciar el ciclo.
-No me
gusta ponerme condones contigo -protesto.
-Entonces,
no follaremos -me dice con suficiencia. ¡Mierda!
-¡Esa
boca! -De pronto, se queda pensativa-. ¿Estás bien? -le pregunto.
-Sí. ¿Cuánto
tiempo tiene Cathy trabajando para ti? -Ella misma decide cambiar el tema, ya
sabe que no se lo voy a reconocer.
-Casi 10
años.
-Te
quiere mucho.
-Sí.
-¿Sabe lo
de la mansión? ¡Ay!
-¡Perdona,
nena! -Le beso la espalda-. Lo siento, lo siento -Parece que le he hecho un
poco de daño.
-Tranquilo,
estoy bien, pero que no se repita -Me levanto un poco y le doy una buena nalgada,
mírala como me habla.
-No te
hagas la lista conmigo -la regaño y a la vez le sobo la mejilla.
-¿Y bien?
-¿Y bien,
qué?
-Cathy,
¿sabe lo de la mansión?
Tomo mas
crema y le unto donde quedaron mis dedos marcados por la nalgada que le di.
-Sí, lo
sabe. No es ninguna sociedad secreta, Ava. No encierra ningún misterio. Ya está.
Arriba.
-A mí me
lo ocultaste -me dice molesta.
-Porque
me estaba enamorando perdidamente de ti y me aterraba que huyeras de mí si lo
descubrías -la miro acusadoramente-. Y lo hiciste.
-Estaba
perpleja.
-Sabía
que tenías experiencia, pero no me imaginaba que fuera porque regentabas un
club sexual que utilizabas en exceso.
-¡Eh! -La
lanzo de nuevo a la cama y la beso-. Dejemos atrás el pasado. Centrémonos en
nosotros, en el presente, en el mañana, en el día siguiente y en el resto de
nuestras vidas.
-Vale. Bésame.
-Perdona,
pero... ¿Quién está al mando? -Le miro la boca-.
-Tú.
-Buena
chica -Le doy un beso con todo mi corazón y me aparto, ella refunfuña-. Ponte el
vestido nuevo de color crema -La dejo para que se duche y se prepare. Me siento
feliz, estoy en el inicio de mi nueva vida y solo pido a Dios que me ayude, ya
que me dio esta gran oportunidad para ser feliz con mi Ava, el gran amor de mi
vida. ¡Hoy será una gran noche! Nunca me había sentido tan feliz.
Debo
prepararme. Aprovecho para bañarme en la habitación de huéspedes, ya que Ava
está en el baño de nuestra habitación. Me peino y me visto acorde a la ocasión.
Tremenda sorpresa se va a llevar mi Ava, aparte que hay otro motivo para
celebrar. Sonrío para mis adentros, espera a que Ava se entere. Termino de
vestirme y veo que todavía no esta lista, la dejo tranquila, tengo que hacer
una llamada.
Llamo a
mi informante del bar.
-Señor
Jesse. ¿Cómo esta?
-No muy
bien, no me has informado, es como si no hubiera sucedido nada. ¿Qué pasa?
-No lo he
llamado porque no tengo nueva información, la otra cámara apareció rota,
parecía que alguien le hubiera dado un golpe. Es extraño, alguien la saboteó.
-Pero me
hubieras avisado de inmediato.
-¿Para
qué? Usted no podía hacer nada, ni yo, ni nadie, pues no tiene imágenes. Ya lo
reporté al dueño, él se va a encargar.
Ava se me
acerca, uf se ve preciosa, ella sabe que se ve bien, pues entra toda coqueta.
Se para cerca de mí y siento cómo me come con la mirada, escaneándome de pies a
cabeza. Aunque frunce un poco el ceño cuando oye mi tono de voz, trato de
suavizar mi expresión. Se pega más a mí y se apoya en mis piernas. Busca algo
de maquillaje, yo sumerjo mi cara en su cabello, huele divino. Paso mi brazo por
su cintura para acercarla más a mí.
-¿Y qué
más puedes decirme? -Hablo cortante, me cabrea que sean tan ineptos, y eso que
estoy pagando, coño. Ava me mira curiosa y le doy un beso en la mejilla-. Qué
puta casualidad que la otra cámara estuviera rota. ¿Has comprobado las
grabaciones del exterior del bar?
-Por
supuesto, no se ve nada extraño, lo normal. Los clientes entrando y saliendo y
el tipo que vimos en la primera grabación, no sale, parece que sabía la ubicación
de todas las cámaras.
¡Mierda!
Suspiro profundamente. Le aprieto el muslo a Ava, la miro y le doy un beso en
la frente. Dios, todo esto está muy raro. ¿Quién será el maldito?
-Vale, ya
me dirás algo -Tiro el teléfono sobre la encimera-. No lo puedo creer -Ava me
mira.
-Crees
que es Mikael el de la grabación, ¿verdad?
-Sí.
-¿Crees
que fue él quien me drogó? -me pregunta algo alterada.
-No lo sé,
Ava -¡Qué maldita frustración! Tengo que averiguar, pues pueden volver a
intentarlo y yo… Me muero.
-Sería un
poco exagerado, ¿no?
-Me odia,
Ava, sabe que eres mi talón de Aquiles. Estaba esperando esta oportunidad -Ava
se aparta y me mira.
-¿Y si
vamos a la policía? -Dios, ya está preocupada de nuevo.
-No
-Sacudo la cabeza-. Yo me encargare de esto.
-De
acuerdo -me dice confiada, mientras suspiro algo agobiado.
-Debería
alejarme de ti. Si fuera capaz de soportarlo, lo haría.
-¿Qué? -Ava
abre los ojos, asustada.
-Le he
hecho daño a mucha gente.
-¡Cállate!
-Levanta la voz molesta-. No digas esas cosas.
-Ava, la
bebida, las mujeres…
-¡Qué te
calles! –grita-. No hace falta que me recuerdes que ha habido otras mujeres
desde que te conocí -Ya se molestó, coño, yo y mi bocota-. Ahora sí que estoy
furiosa.
-Lo
siento. Ojalá pudiera cambiarlo todo menos a ti. Eres lo único bueno que me ha
pasado en la vida, y hasta eso lo estoy haciendo mal -Agacho la cabeza muy
frustrado. Ava empieza a llorar, me agarra de la cintura y me acerca a ella,
muy cerca de su cara.
-Basta.
-No sé
qué he hecho para merecerte.
-Tú me lo
recordaste -Sonrío y la miro con picardía.
-Me gusta
tu vestido. -Meto mi mano por el interior de su muslo y la deslizo por dentro
de sus bragas.
-A mí
también me gusta. -Jadea, deja caer su bolso y me agarra de la solapa de mi
chaqueta. Saco el dedo y se lo acerco a su boca, dejando sus jugos en sus
labios recién pintados.
-Soy un
hombre muy afortunado -La abrazo y la coloco sobre mi regazo, inclinándola
hacia atrás con mi boca pegada a la de ella. La beso con todo el amor que soy
capaz de dar. Cuando ya casi no respiro, la suelto, la miro y le doy mi mejor
sonrisa, pero esta vez es más de felicidad. Ella me devuelve su hermosa sonrisa
y me pasa su pulgar por mi labio inferior.
-Ese
color no te sienta bien -me dice y me limpia el labial dejado por ella.
-¿No? -Y
le hago pucheros, ella se ríe. La levanto y tomo el control del equipo de
sonido-. Quiero bailar contigo.
-¿Ah, sí?
-Sí.
Ava
sonríe al escuchar la canción que escogí “Pumped up” de Foster the people. Le
pongo alto el volumen. La aprieto contra mi pecho y sujeto su mano en la zona
lumbar y con la otra agarro su mano. Ella apoya su mano en mi hombro y me mira
con una sonrisa.
-Me haces
feliz.
Mi Dios,
esas palabras son el mejor elixir que me han dado en el día de hoy. Me plantó
una sonrisota en la cara.
-Voy a
hacerte feliz durante el resto de mi vida, nena. Bailemos -Voy hacia atrás
dando ya pasos de baile. Y así llegamos a la sala, donde el espacio es muy
amplio. Después la guío por toda la sala. Le doy una vuelta y vuelvo a atraerla
hacia mí. Luego, sigo por toda la habitación. Ava se ríe y me mira a los ojos.
La paso entre los muebles. La hago girar y le sonrío, y luego la guío hacia la
terraza. Bailamos por la terraza y volvemos adentro.
-¿Qué
baile es este? -me pregunta mi Ava.
-No lo sé.
Algo a medio camino entre el vals y el baile ligero, creo -Y seguimos bailando.
Si en este momento muriera, moriría feliz, ni en mis más locos pensamientos me
imaginé que una mujer podría hacerme sentir este grado de felicidad. ¿Sentirán
lo mismo otras personas? ¿Pensaran las locuras que pienso yo? Dios... Pues,
ojala muchos lo sientan, ya que es el gozo más absoluto, el más pleno y
satisfactorio de todos los sentimientos-. Creo que bailar contigo me gusta
tanto como estar dentro de ti.
-¿En
serio? -Queda estupefacta.
-No -Qué
locura decir tamaña estupidez. Me parece que es lo más absurdo que he dicho en
mi vida. Ava echa la cabeza hacia atrás y yo ni corto ni perezoso le beso su
garganta, mientras la dirijo hacia la cocina. La levanto. Ava se agarra con las
piernas a mis caderas y me toma por el pelo. Nos quedamos mirándonos, yo me
detengo, la observo muy detenidamente antes de colocarla con suavidad sobre la
encimera.
La tomo
por las mejillas y la miro directamente a sus ojos. La acaricio con mis
pulgares.
-¿Quién
está al mando, Ava? -Ella pone los ojos en blanco.
-Tú.
-Te
equivocas.
-¿Ah, sí?
-me responde sorprendida.
-Tú lo
estás -Sonrío y ella frunce el ceño-. Té eres quien está al mando, nena.
-Pero
siempre insistes en que eres tú quien lo está -Me encojo de hombros-. Me gusta
que alimentes mi ego -Ava se ríe.
-¿Estas
de coña?
-No. -Ava
deja de reírse al verme serio.
-Yo tengo
el mando de tu cuerpo, Ava. Cuando esos preciosos ojos tuyos están cargados de
lujuria por mí, ahí es cuando tengo el poder -Le suelto las mejillas y voy
deslizando las palmas de mis manos por el interior de sus muslos. Se tensa y me
agarra de la chaqueta con los puños. Yo sonrío, me inclino y la beso
suavemente.
-¿Lo ves?
-susurro y aparto las manos de sus muslos y quito sus manos de mi pecho, no
puedo dejarme ir, pues terminaría follándola, y ya la gente debe estar por
llegar-. Y ahora el mando vuelve a ser tuyo. -Me mira medio sonriente.
-Por eso
me follas hasta perder la razón, me haces cuenta atrás y me obligas a besarte
cuando estoy furiosa.
Sonrío.
-Esa
boca....
-¡Ahora
que me has revelado tu secreto jamás dejaré que vuelvas a tocarme! -Me río con
ganas. Me encanta mi mujer, siempre tan directa e ingeniosa-. Bueno, señor
Ward, después de todo el sexo que hemos practicado yo diría que usted posee la
mayoría de las acciones de mando de esta relación.
Vuelvo a
soltar la carcajada. Carajo, adoro a esta mujer.
-Nena,
nunca nos cansaremos de practicar sexo.
-Y eso te
convierte en un hombre muy poderoso.
-Joder,
Ava -Aparto el pelo de su cara y vuelvo a agarrarla de las mejillas-. Te quiero
tanto, tanto. Bésame.
-¿Te
sientes débil? -Me inclino
-Sí -Rozo
sus labios con suavidad, y el beso se intensifica. Introduzco mi lengua,
ronroneo de felicidad. ¡Carajo que gran día!
-¿Mejor?
-me pregunta aún pegada a mis labios.
-Mucho
mejor. Ahora, venga, señorita, tenemos un compromiso -La bajo de la encimera.
Apago la música y recojo su bolso del suelo-. ¿Lista?
-Ah, espera
que te enseñe el mensaje.
-¿Qué
mensaje? -Le frunzo el ceño.
-El que
recibí desde el teléfono de John -Ava busca afanosamente su móvil-. Mira -Lo
tomo y leo el mensaje. ¡Mierda, es cierto! Sí existe ese maldito mensaje, pensé
que era un delirio de Ava. Reviso el número, la fecha y la hora. Coño, si fue
ese día infernal. Miro a Ava y vuelvo a mirar el mensaje. Si de algo estoy seguro
es que John no fue. Seguro fue la perra de Sarah, no hay otra explicación, pero
eso debo arreglarlo con ellos dos, y así será, muy pronto, esto no se queda así
-Lo miro un rato más, me parece casi imposible esta traición. Asiento con mi
cabeza y solo le digo a Ava.
-Me
encargare de esto –Tiro su móvil sobre la encimera. Esto realmente fue una
acción hecha para hacer mucho daño, y lo logró. ¡Puta vida! Pero ésta me la
paga, ya sea que lo hizo Sarah o quien sea.
En ese
momento, suena el móvil de Ava, ella lo mira, exhala un suspiro y rechaza la
llamada
-¿Quien
era?
-Una nueva
clienta muy pesada.
Le quito
el teléfono y vuelvo a ponerlo en la encimera: Y la pego contra mi pecho. La
beso en la cabeza, la suelto y le ofrezco mi brazo todo caballeroso. Ella
sonríe y entrelaza su brazo al mío. Le guiño un ojo y la guío fuera del
apartamento.
Vamos
hacia el ascensor y al entrar nos vemos reflejados en todos los espejos. Ava me
mira todo el tiempo y me abraza, metiendo su mano debajo de la chaqueta. Siento
su amor por mí, ¿podría pedir algo mejor en la vida? No, esto es lo máximo.
-Debería
obligarte a echarme un polvo de disculpa aquí y ahora -le digo en voz baja.
-¿Te debo
una disculpa?
-Sí. -Tengo
mi mirada al frente, ella me mira a los ojos a través de los espejos
-¿Por qué?
-Me debes
una disculpa por haberme hecho esperar demasiado tiempo a que aparecieras en mi
vida -Ava me da una gran sonrisa, pegándose a mí.
Los dos
vamos felices, los dos nos amamos. Soy un cabrón con suerte. Las puertas del
ascensor se abren y la rodeo por los hombros mientras atravesamos el vestíbulo.
-Clive -saludo
al conserje, el asiente el saludo con brusquedad, ya sé por qué. Luego se hace
el pendejo, centrándose en sus asuntos. Ava lo mira sorprendida cuando le doy
al control de mando del DBS-. Ah, ha llamado Kate. Deberías devolverle la
llamada -le insinúo, disimulando.
-¿Has
vuelto a coger mi teléfono? -me pregunta, yo solo me encojo de hombros. Ella
comienza a revisar su bolso buscando su móvil, y ve que no está.
-Jesse,
he dejado el teléfono arriba -Dejo escapar un suspiro algo exagerado de
molestia.
-Toma -le
doy las llaves-. Date prisa o llegaremos tarde a cenar.
-Vale -Sale
rápidamente hacia el ascensor y mira a Clive, está bien que esté disimulando,
pero no es necesario que sea grosero con ella. Cuando veo que Ava desaparece,
le pregunto a Clive si los padres de Ava subieron.
-Tal y como
usted lo dijo, señor Ward.
-Bien.
Ahora debes dejar subir, sin necesidad de llamarme, a Kate, Sam, y Drew.
Igualmente al chef y los camareros con Cathy -Me mira con sus ojos muy
abiertos, sé que se sentía incómodo por disimular, pero fue necesario, pues es
algo bueno-. Todo está preparado. -Y me apuro en seguir a Ava.
Llego al
apartamento y alcanzo a escuchar que Ava les pregunta sorprendida a sus
padres...
-¡¡¿Como
han entrado?!!
-Los he
invitado yo.
Voltea a
mirarme con su cara de asombro.
-No me
has dicho nada -me dice aun confundida.
-No
quería que discutiéramos al respecto -Me encojo de hombros-. Y ahora ya están
aquí -Mi suegra me sonríe muy contenta, mi suegro está más relajado. Pero mi
suegra a veces me pone incomodo, le gusta mirarme, coquetea muy sutilmente, no
disimula, y mi suegro como que se hace el pendejo o la deja ser feliz. Ava la
mira y se da cuenta, solo abre sus ojos asombrada pero fue algo rápido, sabe
que es inofensiva, es su madre, pero sobre todo es mujer.
-Eh…
Mamá, papá. Este es Jesse. Jesse, estos son mis padres, Elizabeth y Joseph.
-Ya nos
conocemos -le confieso. Ella me mira.
-¿Qué?
-Que ya
nos conocemos -le repito. Estoy sonriendo, se me dificulta disimular ante lo
obvio-. No he ido a correr esta mañana.
-¿No?_-Ella
frunce su ceño-. Pero si ibas en chándal.
Me río.
-Lo sé.
No es el atuendo que habría elegido normalmente para ir a conocer a tus padres,
pero situaciones desesperadas…
-Ahora lo
estás compensando con ese traje, Jesse -me dice la suegra, quien me da unas
palmaditas en el brazo. Miro a Ava y está boquiabierta ante las palabras de su
madre.
-Me
perdonan, pero no entiendo nada -lo dice, frotándose la sien.
-Siéntate
-La tomo del brazo y la guío hacia el taburete. Luego, me siento a su lado. La
suegra vuelve al lado del suegro-. Hablé anoche con tu madre. Como es lógico,
estaba muy preocupada por ti y me lanzo muchas preguntas. -Levanto mis cejas,
mirando a Elizabeth, quien se echa a reír.
-Es una
cotilla, ¿verdad? -dice el suegro mientras Elizabeth le da una palmada en el
hombro.
-Es mi
pequeña, Joseph.
-En fin.
Continuo. Pensé que lo mejor sería que vinieran y vieran con sus propios ojos
que no soy ningún chalado que te tiene cautiva en nuestra torre. Así que aquí
están.
-Aquí
estamos -dice la suegra, sonriéndome mientras acaricio la mono de su hija. Ava
intenta calmarse.
-¿Y los
has visto esta mañana? ¿Por qué?
Sentí la necesidad
de explicarme.
-Ava,
ninguno de nosotros esperaba que sucediera esto. Sé que la opinión de tus
padres significa mucho para ti, y como es importante para ti, también lo es
para mí. Tú eres mi prioridad. Tú eres lo único que me importa. Te quiero.
De reojo,
veo que mi suegra se derrite y mi suegro solo asiente con su cabeza y me da su
confianza. Insisto, me cae bien mi suegro..
-Un padre
lo único que quiere es saber que su hija está bien cuidada -Alarga el brazo y
me tiende la mano-, ycreo que lo está en tus manos.
-Es mi
razón de ser –Sonrío. Elizabeth está conmovida, Ava ríe. La suegra se levanta y
rodea la isla para abrazar a su hija.
-¡Ven
aquí, tonta!_-Ella la obliga a levantarse y la abraza, Ava se tensa. Uff ¡su
espalda! La pobrecilla solo aprieta los ojos-. Te has complicado la vida sin
motivo. Te has enamorado, Ava. Deberías habérmelo contado.
-¿Vamos a
comer o qué? -Elizabeth por fin suelta a Ava.
-¿Puedo
usar el cuarto de baño, Jesse?
-Claro. A
la derecha y luego otra vez a la derecha. Todo suyo.
-¿Perdón?
-Me río-. Disculpe -miro a Ava y luego a la suegra-. Adelante. Como le he
dicho, a la derecha y luego de nuevo a la derecha. Al lado del Gimnasio -La
suegra pela los ojos, no me gusta jactarme de mi dinero, pero hoy me está
ayudando increíblemente, ya que a Elizabeth la derrite el lujo y, la verdad, no
la culpo, yo amo el lujo extremo. Es lo mejor en la vida vivir muy bien y tener
lo que a uno se le antoje.
Me quedo
charlando con mi suegro.
-¿Qué coche
tienes? -me pregunta. Veo que es amante de los carros de lujo, veremos qué piensa
cuando le hable del mío. Me encanta mi coche.
-Un
DBS...
-¿Un
Aston Martín? -pregunta asombrado.
-Sí. Tengo
otros, pero el que casi siempre uso es el DBS...
-Vaya -lo
dice como si nada, pero se le ve el interés-. ¿Y has dicho que el Hotel esta en
Surrey Hills?_-Ava se tensa de inmediato. La abrazo un poco.
-Así es.
Los llevaré un día, tal vez en su próxima visita.
-Claro. A
Elizabeth le encanta todo lo que tenga que ver con el lujo. Tienes un piso muy
bonito.
-Gracias,
su hija es la responsable de eso. Acabo de comprarlo.
-Entonces,
¿este es el gran proyecto que ocupa todo tu tiempo? -le pregunta el suegro a
Ava-. Hiciste un gran trabajo.
-Gracias,
papá. -En ese momento suena el timbre. ¡Por fin!
-¿Abres
tú? -Le doy una palmadita en su trasero y la levanto.
-¿Quién
es?
-No lo
sé. Ve a ver. Le doy un empujoncito -Mientras yo sigo charlando con mi suegro, Ava
abre la puerta -Cuando veo a mis amigos, los presento a mis suegros y veo al
hermano de Ava. Y de pronto aparece Cathy, se arregló la cosa. Cathy ayudará en
todo. También llegan con ella Luigi y tres camareros. Dejo un momento a los
amigos, saludo de mano a Luigi y hablo con él y Cathy para explicarles lo que
quiero. Ella me da un beso cariñoso en la mejilla. Les señalo a los presentes y
les digo que todo se va a organizar en la terraza. Cathy me dice que me calle y
saluda con alegría y mucho cariño a Ava con la mano.
-¿Qué
pasa? -me pregunta Ava intrigadísima.
-Vamos a
cenar.
-¿Aquí?
-Sí. Le
pedí a Luigi que viniera y que hiciera los honores. Comeremos en la terraza.
Hace buena noche. -La pongo delante de mí, apartándole el pelo hacia los lados.
-No puedo
creer que hayas hecho todo esto.
Inclino
mi cabeza a un lado.
-Haría
cualquier cosa por ti, ya lo sabes -Ava me acaricia mis brazos, está
emocionada, pero a la vez algo preocupada.
-Puede
que mi hermano te amenace de muerte -me sonríe nerviosa-. ¿Te importaría darle
el gusto?
¡Diablos!
A mí nadie me amenaza.
-¿Te
refieres a dejar que otro hombre me diga cómo tengo que cuidar de ti? De eso,
nada -Ava se preocupa, se ve abatida.
-¿No has
dicho que harías cualquier cosa por mí?
Apoyo mi
dedo debajo de su barbilla y le beso suavemente la comisura de sus labios.
-Cualquier
cosa -le confirmo. ¡Qué más coño me queda que calármelo! Espero que no se pase
de la raya.
Invito a
todo el mundo a abandonar la cocina y a dirigirse a la terraza, donde ya está
todo arreglado. Luigi vale lo que pesa en oro.
Los
calentadores están encendidos, así no hace frío, y el vino y la cerveza se
están enfriando en la nevera especial para las bebidas, que está junto a la
enorme barbacoa. Ava me mira incrédula, yo solo me río para mis adentros.
La
reunión está muy amena, todos charlan, beben y ríen. Luigi y su equipo preparan
y sirven el rico festín italiano, pero Kate esta rara, se lo comento a Ava en
voz baja, mientras le lleno su vaso con agua.
-Ella y
Dan tienen un pasado en común -me dice bajito-. Es complicado.
Con razón
la noto algo tensa.
-Entiendo.
¿Te ha gustado la pasta?
-Estaba
exquisita -Apoya su mano sobre la mía y me dice-: Gracias.
-De nada,
cariño -le guiño un ojo-. Ahora nada se interpone entre nosotros, ¿verdad?
-No,
tenemos vía libre -Me regala una bella sonrisa y le respondo con otra.
-Me
alegro que digas eso -Me pongo de pie y todos se callan, me miran. Luego,
aparto la silla-. Ponte de pie -le ordeno cuando ella frunce su entrecejo-.
Discúlpenos unos minutos -la tomo de la mano como si fuéramos a retirarnos.
-¿A dónde
vamos? -me pregunta Ava.
Entonces,
me detengo, me doy la vuelta y me postro sobre una rodilla delante de ella, a
unos metros de la mesa. La suegra inhala, Ava la imita, baja la vista y abre la
boca por la sorpresa mientras yo tomo su mano.
-¿Lo
hacemos a la manera tradicional? -le digo en voz baja.
-¡Ay, Dios
mío! -dice mi Ava, temblorosa. Todos nos miran.
-Los he
importunado a todos. Incluso, le he pedido tu mano a tu padre -sonrío un poco,
mi Ava ya empezó a llorar-. Supongo que sabrás lo mucho que me costó hacerlo -suelto
su mano y la tomo por sus piernas para acercarla más a mí. Eso hace que ella apoye
sus manos en mis hombros-. Cualquier cosa, Ava -susurro.
Ava levanta
sus manos hasta mi nuca y las mete entre mi pelo, yo la miro embelesado.
-Cásate
conmigo, nena.
-Estás
loco –solloza y se inclina para besarme. Después, rueda sus manos y toma mi
rostro con ellas-. Estás completamente loco.
-Pero,
¿seré un loco casado? -le pregunto, pegado a su boca-. Por favor, dime que este
loco se casará contigo -Tiro de sus manos y hago que se arrodille, la sostengo
de sus hombros, pero para mirarla estudiando su rostro-. Tú eres lo único que
me importa y siempre será así. Durante el resto de mi vida solo estarás tú. Te
quiero con locura. Cásate conmigo. -Ava se pega a mi pecho llorando.
-¿Eso es
un sí? -le pregunto pegado a su cuello.
-Sí.
Y me dejo
caer, arrastrándola conmigo hasta que quedamos tirados en el suelo de la terraza.
La beso con adoración.
-Te
quiero tanto -Cojo su mano y vuelvo a colocarle el anillo en su dedo. Luego, se
la beso y la abrazo con fuerza. Todos nos miran entre asombrados y conmovidos.
-Yo
también te quiero -me susurra al oído..
-Estoy
tan contento. Eres el mejor regalo de cumpleaños que jamás he tenido.
Ava abre
sus ojos con asombro, yo sonrío y me da algo de vergüenza solo pensar en mi
edad.
-¿Es tu
cumpleaños?
-Sí.
-¿Hoy?
-Sí -asiento,
confirmándoselo. ¿Pensará que soy muy viejo para ella?
-¿Cuántos
años tienes?
-38.
-¡Feliz
cumpleaños! -me dice con gran alegría. Yo le doy mi mejor sonrisa y vuelvo a
pegarla contra mi pecho y hundo mi nariz en su cuello. La verdad, no sé que
hice para merecer a esta bella mujer.
En mi
loca vida hice daño a algunas mujeres sin proponérmelo, quienes se enamoraron
de mí, pero yo no de ellas. Nunca hice promesas, nunca las engañé, a la larga
creo que más daño sufrieron los hombres que ellas tenían a su lado. Ahora veo
todo con claridad. Ojalá que Dios me perdone del todo y, asimismo, le doy las
gracias por darme esta nueva oportunidad y la luz para enderezar esta vida, porque
he sufrido que jode en muchas ocasiones. Mi vida no ha sido propiamente un
paraíso, pero ya apareció mi ángel, mi amor, mi para siempre, a quien nunca
decepcionaré y juro que voy a hacerla feliz. Siempre la respetaré y la amaré
por lo que me resta de vida. Eso, ¡lo juro!
La noche
fue increíble a excepción de Dan. Miraba mucho a Kate, no me gusta eso. Por lo
demás, todo fue maravilloso. Me metí a mis suegros en el bolsillo y lo mejor,
mi Ava me dio el “Sí” en presencia de todos.
TERCER DÍA
DE LA PETICIÓN DE MANO
Tres días
después que se fueran mis suegros, Ava se prepara para ir a su trabajo. Yo
también me visto para ir a la mansión, tengo algo pendiente. Desde hace días
vengo pensando y rumiando en ese puto mensaje. Tengo que aclarar esto, caiga
quien caiga.
Me dirijo
a toda marcha al hotel. Desde ya, voy tenso.
A lo
lejos, veo a John, le envíe un mensaje que ya estaba en camino, pero que no le
avisara a nadie.
-Jesse,
amigo, felicitaciones.
-Gracias
grandote, es algo increíble, estoy muy contento.
-Lo sé,
te lo mereces, no eres mala persona, eres solo un puto cabrón, pero hasta ahí,
ja,ja, ja.
-Gracias,
pero ahora lo que me urge es aclarar algo que desde hace tres días me tiene
cabreado.
-¿Qué
será?
-Sígueme
a mi oficina, John, pero antes dime algo.
-Claro.
¿Qué quieres saber?
-¿Cada
cuánto borras tus mensajes de tu móvil?
-¡Mierda!
¡Qué pregunta tan rara jajaja! Tú sabes que yo no soy de mensajitos, así que
cada 15 o 20 días limpio la mensajería. Ahora, los que recibo son generalmente
tuyos. ¿Me podrías decir qué coño pasa, Jesse? Entramos a mi despacho y me
preparo, estoy alterado. Quizá, me voy a enterar de muchas cosas que no me van
a gustar.
-Deja que
llame a Sarah. -La llamo a su móvil, y responde al primer repique...
-Jesse,
me alegro que me llames, estabas perdido, me tenías preocupada.
-¿Preocupada?
Bueno, ven a mi despacho para que conversemos un rato y, por favor, tráeme los
documentos que tenga que firmar, quiero irme temprano.
-Claro,
con gusto, Jesse, voy en camino.
-John,
¿me permites tu celular, por favor?
-Sí, cómo
no. Coño, Jesse, estás muy raro.
John me
entrega el móvil y con ansiedad reviso sus mensajes de salida. Primero busco la
fecha de ese maldito día… Aquí está. No me jodas, siento que mi corazón se va a
salir. ¡Mierda! ¡Aquí esta! Es cierto. Puta vida, mi Ava tenía razón.
-John, el
día que pasó lo de Ava, lo recuerdas ¿no?
-¡Y quien
no!
-Bien,
ahora por favor dime, ese día antes de que viniera, ¿le prestaste el teléfono a
alguien?
-Déjame
pensar… SÍ... ¡Claro! Se lo presté a Sarah, porque me dijo que su teléfono se
había descargado y que tenía que llamar a su peluquero para apartar una cita.
-¿La
viste enviando el mensaje?
-Sí. ¿Por
qué? Jesse, de una buena vez dime que es lo que pasa.
-¡Puta
vida! Nunca me imaginé esto. ¡Diablos! Te lo voy a aclarar, eso sí, te
agradezco que a lo que entre Sarah te pares cerca de la puerta, no quiero que
salga.
-¿Qué
hizo?
-¡Perra
esa! Más bien qué no hizo. -En ese momento, Sarah entra con una sonrisa en su
cara. ¡Hipócrita! Y la muy descarada se acerca a darme un beso en la mejilla, pero
yo me retiro.
-¡Hey,
Jesse! ¿Qué te pasa? ¿Por qué me sacas el cuerpo?
-Sarah,
me puedes aclarar… ¿Por qué le enviaste este mensaje a Ava? -Estiro el celular,
ella lo mira y lo reconoce, lo vi en su cara. Se pone rígida y palidece en
cuestión de segundos.
-¿Qué?
¿De qué mensaje me estás hablando?
-De este.
-Y le planto el móvil de John en su cara.
-No fui yo,
Jesse. ¿Cómo piensas que voy a ser capaz de hacer eso? Seguro fue la noviecita
tuya que me puso en mal contigo, ella no me traga para nada.
-¡NO SEAS
TAN MALDITA SARAH!, NO ME METAS A AVA EN TUS PORQUERÍAS, COÑO.
-¡No me
grites!
-¡TE
GRITO PORQUE TE LO MERECES!... ¿QUE BUSCABAS? ¿QUE ES LO QUERÍAS LOGRAR? ¿QUE
AVA ME DEJARA?
-¡Yo no
la llame! ¿Por qué me acusas? Ese mensaje pudo enviarlo cualquiera.
-¡UN
MOMENTO, COÑO! -brinca John-. Nunca le haría eso a Jesse, él es mi amigo. ¿Y
sabes? De nada sirve que lo niegues porque a la única que le presté el teléfono
ese día fue a ti, y que casualidad ¿no? Eso fue casi media hora antes de que se
apareciera Ava en el Hotel -John se quita los lentes y se le acerca, amenazador,
gritánbdole-: ¡Y A MI NO ME JODAS SARAH, YO NO ESTOY SENIL. ¡ NO ACEPTO QUE
NADIE ME JODA! MI MEMORIA ES CASI FOTOGRÁFICA -le grita muy cabreado.
Sarah, de
la nada ,al verse acorralada comienza a llorar, ella sabe que con John lleva
todas las de perder. Y gimiendo dice.
-Jesse,
¡perdóname por favor!
-¿¡Qué te
perdone!? ¿Después de toda la mierda que paso?- Y dime algo Sarah, ¿qué
pensabas? ¿Qué a la larga yo me quedaría contigo? ¿Qué algún día nos casaríamos
y viviríamos felices para siempre?
Se queda
en silencio, solo me mira con los ojos muy abiertos.
-Mmm…
Pues… ¡NI LOCO, COÑO! ¡NI LOCO PORQUE ME SABE A MIERDA QUE ESTÉS ENCAPRICHADA
CONMIGO! ¡ME SABE A MIERDA TODO LO QUE PASÓ CONTIGO! ¡DIABLOS! –Pretendo calmarme-.
Ese pasado en común que tuvimos fue una maldición para mí, porque cuando veo en
ocasiones tu cara, me recuerdas el maldito peor día de mi puta vida. ¡EL PEOR!
Una sola vez te follé. ¡Y ese fue el peor error de mi vida!
-¿El
peor? Pero pensé que…
-¿Qué coño
pensaste? ¿Qué eras especial? ¿Qué por ti iba a dejar a Ava? ¡ANTES MUERTO, ME
OYES, ANTES MUERTO! ¡ESA MUJER, AVA O’SHEA, ES MI VIDA, ES MI RAZÓN DE SER Y
SABES LO MEJOR, SARAH, QUE YO TAMBIÉN SOY LA RAZÓN DE SER PARA ELLA -le grito,
especificándoselo-. ¿LO PUEDES CREER? ELLA ME AMA, Y NI POR TI, NI POR NADIE LA
DEJO. ¡Te equivocaste, Sarah!
Ahora que
lo pienso, ya me parecía a mí tan extraña la aversión de Ava a venir a la mansión,
pero sobre todo cuando tu aparecías, vaya uno a saber qué mierda le decías,
pero ¿sabes? Ahí está la gran diferencia entre una dama y una hija de puta como
tú.
-No seas
tan desgraciado, Jesse, no me insultes, yo siempre te ayudé.
-Sí, me
ayudaste, ¿pero a qué precio? Ahh… ¿Qué tal, John? Ella me ayudaba porque esperaba
que me casara con ella. ¡No me jodas!
¿Sabes
Sarah, Ava nunca habló nada de lo que le dijiste o le hiciste, nunca obró de
mala fe, y podría haberlo hecho. Siempre en medio de tu malicia siempre fue una
dama contigo y con todo el mundo. ¿Y sabes por qué? Porque yo le decía que tú
eras mi amiga… ¡MI AMIGA! Y ella respetaba eso, pero te quedó grande esa
palabra, Sarah, me traicionaste, me hiciste daño y, lo peor, le hiciste daño a
Ava, y eso no te lo perdono. Ahora, me vas a responder algunas preguntas.
Sarah da
la vuelta para irse llorando, pero John se le para enfrente y se vuelve a
quitar los lentes para mirarla directamente a los ojos.
-Tú de
aquí no sales hasta que Jesse lo decida. ¿Okey?
-John, ¿tú
también?
-¿Como
que si yo también? Puta vida, era a mí al que querías involucrar, Sarah, me utilizaste
con premeditación y alevosía, me pediste mi teléfono, eso no es ser una buena
amiga y, además, me parece una verdadera ¡Cochinada lo que hiciste!, así que te
aguantas, y vas a responder a todo. ¡Carajo!
Sarah
llora desesperada y se sienta en el sofá. Llora con tanta angustia, que la dejo
que se desahogue, nunca la había visto quebrarse así. Al rato se calma. Sé que
se siente descubierta.
-Está
bien , Jesse, tienes razón, yo le pasé ese mensaje, quería que viera la
vorágine de tu vida, que viera todo lo que eres capaz de hacer. Sí, quería que
te dejara porque ¡TE QUERÍA PARA MI! Tú bien lo sabes, Jesse, siempre te he
querido y siempre andaba detrás de ti por si te dignabas aunque sea una vez más
a estar conmigo. Cuando veía que te ibas con esas otras después yo lloraba, me
moría de los celos, pero siempre tuve la esperanza de que a la larga me vieras
y estuvieras siempre conmigo. ¿Me culpas? Ja, ja, ja, ja… Todas las malditas
mujeres que vienen a este lugar te deseaban, todas querían quedarse contigo,
pero siempre en mi interior me reía de ellas porque yo sabía que nunca serías
para ninguna de ellas. ¡Mierda! Pero cuando te vi con Ava sentí una opresión
horrible. Fue cuando presentí que ella era diferente, y luego me di cuenta de
que efectivamente si lo era .Nada mas había que verte la cara cuando la mirabas.
¡Dios! ¡Qué envidia sentía en esos momentos! Me provocaba desaparecerla,
siempre que podía le metí cizaña contra ti. Fui tan maldita que hasta recurrí a
tu edad para asustarla, pero ella seguía allí, firme. Luego se me ocurrió lo
del día que ella descubrió el Salón Comunitario -Sarah me mira-. Fui yo la que
le abrió el portón, Jesse, ella venia con su amiga, yo sabía que ella no tenía
idea de lo que era la mansión, pero cuando lo descubrió, ¡Mierda!, ese día fue
de fiesta para mí. Me alegré porque ella se largó, me sentía pletórica, pero
nunca imaginé que ibas a seguirla, menos que ibas a desaparecerte. ¡Fueron los
putos 5 días más horribles para mí! Y luego apareciste muy tranquilo, y lo
sospeché, ella había vuelto contigo. Luego, averigüe sobre su vida y supe que
solo había tenido dos novios. ¿Lo puedes creer, John? Dos putos novios. Una
mujer sin una gran experiencia y es la que te atrapa, no lo podía aceptar. Luego,
averigüé del último, el tal Matt.
-Un
momento, coño… ¿Fuiste tú? -le pregunto asombrado.
-Sí, fui
yo la que lo llamé y le dije que eras un alcohólico, un follón de primera
categoría que bebías como loco y luego te cogías a cuanta falda vieras en tu
negocio. Solo me senté a ver que iba a hacer el imbecil con respecto a toda la
información que le había dado. Pero luego me di cuenta que él es un cero a la
izquierda en la vida de Ava.
-¿Y no
pensaste que, quizá, era que ella me amaba?
-No. Pensé
que solo te deseaba como las demás, que se le pasaría y que volvería con el tal
Matt.
-Y el día
de la fiesta te fuiste de bocona a decirle que fuiste tú la que me quito las
esposas.
-¿Y de qué
mierda me sirvió? ¡De nada! Pelearían un ratito y ya. Dios, ese día los miraba
todo el tiempo, todas te mirábamos todo el tiempo, muchas comentaban y se
asombraban de cómo botabas la baba por ella, besándola, abrazándola… ¡LA ODIÉ
CON TODA MI ALMA, JESSE! Y solo esperaba la oportunidad de hacer algo para
separarlos, y tenía que ser algo grande. Ese maldito día que le pasé el
mensaje, me hubiera encantado que te hubieras follado a media mansión, quería
que bebieras, por eso te puse la botella cerca, pero te dio por portarte bien
¡Mierda! De haberte visto follando con otra, ni loca te aceptaría, pero igual
me pediste que te diera de latigazos.
En ese
momento me dio escalofríos de solo pensar en mi Ava viéndome serle infiel. Y la
verdad, nunca sentí esa necesidad de beber y menos de follarme a nadie.
Sarah
sigue hablando.
-Coño,
estoy perplejo, esta mujer enloqueció. Con razón dicen que no hay nada más
peligroso que una mujer despechada.
-¿Y por
qué crees tú que se dejó azotar, Sarah?
-No sé, ¿por
qué está loca, quizá?
-No,
Sarah, lo hizo para que yo viera lo que le dolió a ella ver cómo me dabas tú
latigazos a mí, para que yo sintiera ese dolor. Y vaya si lo sentí. Y desde ese
día me dije que más nunca iba a volver a hacer tanta locura. Y también desde
ese día la amo más si cabe.
-Jesse,
el tigre siempre va a tener rayas, nunca cambia de piel. Tú nunca vas a
cambiar.
-Estás
muy equivocada, Sarah, porque nunca me había enamorado, nunca tuve una relación
con ninguna mujer, ni novia, ni amante... ¡Nada!...Solo fue sexo, hasta el día
que conocí a Ava. Me juré que iba a cambiar y lo estoy haciendo. Por ella lo
hago.... ¡Siempre! Voy a hacer mi vida con ella. Y para que lo sepas, ¡me voy a
casar con Ava!
-¿¡QUE!?
¡Mientes! ¡Solo quieres hacerme daño! -Y empieza de nuevo a llorar. La verdad,
no me conmueve en lo absoluto.
-Ya me
escuchaste. Ahora, te vas de aquí, no te quiero a mi alrededor. Desde este
momento dejas de ser mi asistente, y no te quiero más en la mansión y mucho
menos en mi vida .No quiero volver a verte. ¡No quiero saber nada de ti!
-¡No!
¡Por favor, Jesse! ¡Por favor, no me eches! Quiero estar siempre a tu lado…
¡Por favor! Te juro que no vuelvo a hacer nada, te lo prometo…
-¡Coño,
no jures ni prometas nada! No entiendes, no quiero verte, me dolió lo que
hiciste, esperaba esto de otras personas, pero nunca de ti. Te creía mi amiga;
aun sabiendo tus sentimientos pensé que eras mi amiga.
-Soy tu
amiga, Jesse, soy…
-No ya
está bien, por favor, una amiga nunca haría lo que tú hiciste, y ¿sabes Sarah?
lo tuyo, lo que tú dices sentir por mí no es amor, solo estas encaprichada, nada
más que eso.
-Estas
equivocado, Jesse, siempre te he querido.
-No me
voy a poner a discutir esto contigo, te vas y lo haces ya. Desde ahora yo me
encargo de todo con la ayuda de John.
-¡Jesse! ¡Por
favor! -Está llorando con desespero, poco le faltó para arrodillarse.
-No
ruegues, no me gusta que lo hagas. ¡Vete ya! Te voy a dar tu indemnización, vas
a tener el modo de tener algún negocio o no sé lo que te dé la gana. Voy a
llamar en este momento a dos de los abogados y al contador. Llamas a John para
que le des tu nueva dirección y saber donde enviarte el cheque. Ahora, John,
acompáñala a que saque sus cosas y le ayudas a meterlas en su coche, por favor
-En ese momento Sarah sale casi corriendo y llorando desconsolada. No me
importa que lo haga si antes no tuvo siquiera compasión por mí.
-Sí, Jesse.
Y lo siento, joder, no tenía ni idea.
-No
tienes por qué disculparte amigo, como bien dijiste te utilizaron, no es tu
culpa. Luego hablamos, me largo a mi casa.
-Está
bien, Jesse, pero dime, ¿Cómo te sientes? ¿Qué piensas hacer? Sé sincero, dime
la verdad, ¿cómo te sientes? Mira que te conozco.
-Mal,
triste y desilusionado. Quiero ver a mi mujer, John. En sus brazos es donde
siempre encuentro paz. ¿Me entiendes?
-Por
supuesto. Que mal, Sarah me da lástima, pero lo que hizo fue una maldita
cerdada.
-Así es, pero
ya no quiero hablar más de esto. Luego vengo para ver cómo vamos a seguir sin
ella, ¿ok? Si es necesario buscamos a alguien más.
-Perfecto,
amigo, no te preocupes, ya me ocupo. Lamento todo esto.
-Sí, yo
también. Desde el Lusso hablo con los abogados y el contador, cualquier cosa
será a través de ti.
-Bien, no
te preocupes. Dale mis saludos a Ava y ¡te felicito, amigo, y a Ava también!
Díselo de mi parte.
-¡Se lo
diré!
-Y por
favor, cálmate ya.
-Es
triste, la traición de un amigo, John. Primera vez en mi vida que me pasa esto.
En medio de todo la estimaba y la respetaba, jamás le hubiera hecho daño. Nunca
le deseé mal. ¿Sabes en quién pensé justo ahora? En mi tío. Aquí todo es sexo,
pero yo también lo traicioné y por eso enloqueció y mira las consecuencias tan
devastadoras. En este momento, sé exactamente lo que debió sentir, se que en
parte lo pagué, tú sabes… solo espero que desde donde él esté me perdone y,
sobre todo, el que está allá arriba también, amigo.
-Sé que
sí, amigo, y no pienses más en eso, para ti fue terrible lo que sufriste fue… ¡Mucho!
-Sí, lo
fue. Pero me dolió lo que hizo Sarah. Esto pudo ser peor, John.
-Casi sentí
que la traición fue para mí. Sarah está loca.
-Ya no
quiero seguir hablando de esto. Siento un enorme peso encima, me siento
aplastado.
Anda,
John, ayúdala. No la odio ¿sabes?, pero tampoco la quiero en mi negocio. Le
tenía cariño, nunca pensé que iba a hacer esto, pero ya no puedo confiar en su
persona.
-Lo sé. Anda,
vete con tu mujer.
-Nos vemos
-Salgo casi corriendo de la mansión, no quiero ver ni hablar con nadie, y cuando
ya voy en camino, la llamo-. ¿Ava?
-¿Qué te
pasa? ¿Estás bien? -Ella se da cuenta por mi voz que estoy con el ánimo en el
piso.
-Me
siento mal, nena. ¿Puedes salir?
-Que me
lo impidan. Dime, algo te pasó, ¿verdad?
-Sí.
Hablamos en casa.
-Bien, ya
aviso que voy a salir.
-Te amo
con todo mi ser Ava O’Shea, nunca lo dudes.
-No lo
dudo, Jesse Ward, porque te amo con toda mi alma, te espero.
¿Cómo no
amarla? Ella es mi ángel, quien me llena completamente. Con ella a mi lado no
necesito nada más, solo a mi Ava, al amor de mi vida. Mi futuro, mi esposa... ¡Mi
todo!
FIN....
Proximamente...
LOCO AMOR
(CONFESIÓN)
**Por Fanny
Rebellón.
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