lunes, 5 de diciembre de 2016

Loco Amor (Confesión) / Capítulo 03




Loco Amor (Confesión)
Fanfic trilogía “Mi Hombre”
Historia original de la autora Jodi Ellen Malpas

CAPITULO 3

Corro no sé cuantos kilómetros para ver si así se me pasa esta puta angustia, porque el solo hecho de pensar en volver al apartamento y no encontrarla, me hace sentir una desolación atroz. ¿Cómo coño llegamos a esto? Sí, ya sé, por mi culpa, por mi grandísima culpa. Creo que estoy de sicólogo. Reconozco el gran error de mi comportamiento con Ava, pero es que con ella todas mis armas se desaparecen. Siempre, todas las mujeres han caído ante mí con solo plantarles una sonrisa y hacen lo que sea para estar conmigo… Bueno, hacían, y en realidad, no necesitaba mucho esfuerzo, ¿O será que eran fáciles? No sé. El caso es que con Ava me volví demasiado inseguro, aunque sé que sexualmente la vuelvo loca, allí sí es completamente “Mía”, y eso me encanta, pero en lo demás, nunca se a qué atenerme, pues a ella no se le amarra con caras bonitas, ni dinero, es demasiado independiente, muy capaz por sí misma, es joven y hermosa, y cualquier hombre se fijaría en ella, claro, si yo no existiera. Esto de las píldoras en realidad fue una cerdada mía, hice muy mal, fue mi gran error, y he aquí las consecuencias. Y ahora, si no me amarro los pantalones, puedo perder a la mujer de mi vida, y eso ¡me mata, coño!
¿Qué es lo que voy a hacer? ¡Diablos, no sé!
Ya voy llegando al Lusso, me sudan hasta las pestañas y siento que desfallezco. ¡Mierda! Estoy cansado, creo que abusé. Entro y corro hacia el baño, al verlo todo me golpea la realidad y me entra una tristeza infinita. Dios, mi Ava, me hace mucha falta, la necesito.
Sin ella mi vida sería un abismo. Simplemente, no puedo vivir sin ella, porque es mi pedacito de cielo, mi paz, es todo y más.
La única mujer que he amado y me ha dejado. ¡Mierda! Siento que no puedo respirar. Me tiro al piso, miro al techo, tengo que pensar en lo que voy a hacer para traerla de nuevo a casa. Me decido y pego un brinco, me levanto y entro a la ducha y me quedo un buen rato bajo el chorro. Al rato salgo, me seco, y me pongo un pantalón de un pijama. Voy a la cocina, miro alrededor y la verdad es que no tengo hambre, solo quiero a mi mujer conmigo.
Camino como un loco por el apartamento, de un lado al otro, pensando en qué voy a hacer. Cómo voy a poder soportar estos días sin Ava. Cómo diablos la convenzo para que me perdone. De una cosa estoy seguro, tengo que verla, así sea de lejos. ¡Coño, de lejos! Ya sé qué es lo que voy a hacer. Y corro rápidamente a mi habitación, entro al vestidor y comienzo a buscar como un loco, tiene que estar por aquí, yo soy organizado. Sí, aquí tiene que estar. Tiro un poco de ropa, unos zapatos y… ¡¡Sí!! ¡Aquí está! Gracias, Dios. Mi cámara profesional con un zoom que me permite verle hasta las pulgas a un perro a unos cuantos kilómetros de distancia. Esto me va a ayudar. Voy a seguirla a todos lados, y de paso le tomo unas cuantas fotos. Tengo que estarla viendo, tengo que cuidarla, quiero ver con mis propios ojos cómo se siente, cómo pasa estos días sin mí, porque si de algo estoy seguro, es que ella me ama, me desea, me necesita igual que yo a ella, pero es fuerte, muy fuerte. Más nunca en mi vida vuelvo a cometer tantas estupideces, ni a mentirle. Dos veces se ha ido, dos veces me ha dejado… Es mucho… Es suficiente.
Con este pensamiento, siento un poco de esperanza, así que me preparo un sándwich con algo de jamón y queso, pero antes le unto una buena porción de mantequilla de cacahuate. Termino de cenar y de tanto pensar en ella me entra de nuevo la desesperación, así que me decido y salgo con mi cámara. Voy a la casa de Kate, debo tener cuidado, porque si ven mi carro se darán cuenta que la ando siguiendo. Mañana, eso será lo primero que haga, mientras voy a alquilar un carro, así no me pillan.
¡Mierda! Voy nervioso. Ya estoy cerca y hasta las putas rodillas me tiemblan. Es increíble todas las locuras que hago por ella. Menos mal que la calle está bastante oscura, así que saco la cámara y la preparo. Luego, la enfoco hacia la casa de Kate, mientras veo una mujer sentada cerca de la ventana, esa es Kate, ese pelo se distingue a leguas. Toma algo, debe ser té. De pronto, alguien pasa enfrente de ella… ¡Es ella! ¡Es mi Ava! ¡Diablos! Pero pasó muy rápido. Un momento, sí, ahí está de nuevo. ¡Por fin la veo! Le doy una vuelta al zoom y la veo más cerca, la enfoco y le tomo una foto. ¡Está llorando! Mi Ava está llorando, coño. Yo sabía que ella no estaba bien. Mi amor, cómo quisiera estar allí y consolarte. ¡Te Amo!
Ella habla con Kate. Veo cuando la pelirroja se levanta y la abraza, la está consolando. Menos mal que no está sola. Ellas son buenas amigas. Sigo mirando y veo a Ava que desaparece y Kate se levanta y apaga la luz de la sala, ya se van a acostar. Bueno, por lo menos la pude ver y le tomé una sola foto. Mañana me levanto bien temprano, alquilo el coche y espero a que salga de la casa hacia su trabajo. Con mis planes armados, prendo mi carro y me dirijo al Luzzo. Mañana la vuelvo a ver, estoy en mi infierno particular, pero al menos viéndola, me tranquilizo un poco.
Al regresar al ático, corro a mi ordenador para bajar la foto que le tomé a Ava.
Se ve preciosa, pero está llorando. La imprimo y la pongo en mi caja fuerte, una más para mi bella colección.
Subo a mi habitación, me acuesto, trataré de dormir un poco, así que tomo la almohada de Ava, la olfateo y la abrazo, me encanta. Y así, poco a poco, me cae el sopor del sueño.
Me despierto muy temprano, me pongo ropa de deporte y salgo a correr un rato, así quemo un poco de energía y, la verdad, es que toda mi vida he sido adicto al ejercicio. Me siento bien y de paso sé que me ayuda a verme y mantenerme bien. Debo conservar mi cuerpo, me gusta cuando Ava me come con sus ojos, ambos babeamos el uno por el otro. El cuerpo de ella es de infarto, y mira que he visto mujeres, las conozco de todos los tamaños y colores, pero mi Ava es y tiene todo lo que me fascina en una mujer y mucho más. Reúne mi sueño de mujer perfecta. Por eso estoy cada día más loco por ella. Dios, y sexualmente es la mejor, y eso que ella no es experimentada, pero es muy natural, se deja llevar y eso la hace ser perfecta.  Siempre he dicho: “La mujer debe ser una dama en la casa y en la calle, pero en la cama debe ser bien puta” y eso es lo que la hace tan buena, es sensual, cariñosa… Aparte, su sexo es privilegiado, nunca había conocido a nadie con ese, digamos, “Don”. (Pompoarismo). Había escuchado del tema, pero que lo tenga el amor de mi vida, eso es suerte. Es el arte de controlar la vagina. Uno siente que te masajea la polla desde la base, es lo más increíble y mi Ava lo tiene, por eso y por más no la suelto. ¡La Amo con locura y punto!
Ya estoy de regreso, me doy un buen baño, me pongo una camisa azul con un traje gris porque tengo que estar bien vestido, eso es importante para mí, la buena presentación y el estar siempre muy limpio y perfumado. A mi Ava le gusta mi olor, siempre me está olfateando. ¡Coño, la extraño! Si algún amigo sabe mis pensamientos dirá que soy débil. Coño, para nada. La cuestión es que como somos machos, no reconocemos que somos débiles ante el amor por una mujer, y siempre he pensado, oyendo a algunos en el hotel, que solo disimulan que son sentimentales. Al final, solo somos humanos, y a mí me gusta demostrarle a Ava mi amor por ella, no se me cae nada por hacerlo.
Se me antoja un café, pero no puedo perder tiempo, luego comeré y tomare algo en alguna cafetería, ya que primero quiero alquilar un carro.
Ya está, alquilé una camioneta LEXUS, es una hibrido, negra, con vidrios polarizados y muy silenciosa. Perfecto, ya transferí el pago. Por ahora, salgo en mi carro, Pero lo cambio mÁs tarde, lo van a dejar en el Lusso. En este momento, estoy a casi dos cuadras de la casa de Kate, así no me pillan. Cuando la veo salir, la detallo completa, está preciosa. Aprovecho y le tomo dos fotos, amo sus fotos de espalda, su figura se ve divina. Se va en el metro, la sigo de cerca para ver hacia donde se dirige, siempre a una distancia prudente. Luego, la veo llegar y entrar a su oficina, allí no la puedo ver tanto como yo lo quisiera, así que voy a desayunar cerca de su trabajo, pero estoy pendiente. Hoy va a ser mi día de jugar al detective.
Cuando termino de tomarme mi capuchino, me decido y la llamo, pero no me responde. Le marco varias veces, pero la muy…. No me responde, y ni siquiera salió a almorzar, seguro le llevaron algo. Ojalá, debe comer y más en su estado. Sigo llamándola y nada, de almuerzo me como una hamburguesa y una soda, no hay tiempo de exquisiteces. Sigo en mi papel de detective, ya van a ser las 4 pm y nada aún, hasta que por fin sale. Veo que se dirige a la estación del metro, vuelvo a llamarla y no me responde, así que me decido y la alcanzo. Me pongo al frente de su cuerpo, se asusta un poco... Lo sé, porque pega un brinco.
-¿Qué estás haciendo? -pregunta molesta, ruborizándose.
-No contestas el teléfono -le señalo el bolso-. No sabía si lo oías. -Me mira fijamente.
-¿Me estabas siguiendo? -me dice acusadora.
-¿A dónde vas? -Me acerco y ella retrocede. No quiere que la toque, si lo hago, pierdo.
-A ver a un cliente.
Mmmm… Creo que me está mintiendo. Veremos hasta donde llega.
-Yo te llevo.
-Te he dicho que necesito espacio, Jesse. -La gente a nuestro alrededor está molesta, le estorbamos el paso, me importa una mierda.
-¿Cuánto espacio y por cuánto tiempo? Me casé contigo el sábado y me dejaste el domingo -Me acerco y cojo su antebrazo, deslizo mi mano hasta la muñeca y le tomo la mano. Bajo mi cabeza y miro nuestras manos entrelazadas. La siento temblar, y yo estoy que me derrito con solo tocarla. Me muerdo el labio pensando qué le voy a decir-. Lo estoy pasando fatal, Ava -Levanto la vista y la miro directamente-. Lo estoy pasando fatal sin ti -Cierra los ojos y piensa mucho. No quiero que piense, pues el que sale perdiendo siempre soy yo cuando aquello ocurre.
-Tengo que irme.
La dejo ir, pero ella voltea, extrañada. Si la detengo puedo hacerle daño.


-Nena, por favor. Haré lo que sea. No me dejes, por favor -le suplico. ¡Coño! Jesse Ward rogándole a una mujer, si me lo hubiera dicho meses atrás me río en la cara de quien lo mencione. Pero aquí estoy, y no me da ni pizca de pena, ni me siento humillado, ya que por Ava hago lo que sea. Aparte que ella tiene razón en estar molesta.
Ava se frena.
-Deja al menos que te lleve. No quiero que cojas el metro. Solo te pido diez minutos.
-El metro es más rápido -habla en voz baja, se vuelve y me mira.
-Pero quiero llevarte.
-No llegaremos a tiempo en…
La miro, claro que llego rápido, ¿por qué duda? Suspira.
-¿Dónde tienes el coche?
Gracias, carajo. La cojo de la mano con delicadeza y la conduzco hacia el aparcamiento. Llegamos donde está estacionado el DBS. La ayudo a subir y salimos. Conduzco con sumo cuidado, aunque me siento fatal y no sé qué carajo decirle.
-Jardines de Luxemburgo, Hammersmith -Me da la dirección donde supuestamente va a ir.
Llegamos cerca del lugar, la calle está bordeada por árboles-. Déjame aquí -me señala donde y paro el coche-. Gracias. -Y abre la puerta.
-De nada -No me gusta nuestro silencio con tanto que debemos hablar, pero tengo la lengua trabada y mi puta cabeza no logra pensar nada coherente. Solo le digo...-: ¿Cenamos juntos esta noche? -Ella se vuelve para responderme.
-Me acabas de pedir diez minutos, te los he dado y no me has dicho ni mu.
Tiene razón, pero es que no se me vienen a la cabeza las palabras que debo decirle. ¿Qué carajo me pasa?
Camina un trecho y disimuladamente mira hacia donde estoy. La veo a lo lejos buscando algo en el bolso, ella me está mintiendo, no va a ver ningún cliente. Tengo que saber a dónde va, pero me tiene chequeado. Debo hacer que me voy, así toma el rumbo exacto al que va.
Menos mal que consigo rápido donde estacionar el carro y corro como loco. La veo de lejos y veo el edificio al que entra. Al llegar, me doy cuenta que es una clínica. ¡Diablos! La ginecólogo a la que va siempre. ¡Está embarazada! ¡Está embarazada! Lo sabía, y me lo quiere ocultar, me quiere castigar, pero eso será si yo me dejo, y sin pensarlo dos veces subo, la alcanzo a ver donde entra y voy detrás, pero me aguanto un rato. La veo nerviosa, ella no me ve porque el vidrio de la puerta está polarizado. Al rato, la veo leyendo y luego se ríe. Ahí es cuando entro, pero aun no me ha visto.
-¿Qué te hace tanta gracia?
Se queda paralizada del asombro de verme allí.
-¿Me has seguido? -pregunta atónita.
-Mientes de pena, cariño -le digo con dulzura, porque me gusta eso, le queda difícil decirme una mentira.
-¿Vas a decirme por qué has venido al médico y por qué me has mentido al respecto? -Tengo mi mano en su rodilla y dibujo círculos, mientras le hago la pregunta, mirándola atentamente. Cuando la toco se pone nerviosa y se desconcentra. Ella tira la revista, molesta, sobre una mesita.
-Tengo revisión.
-¿Una revisión? -le digo cabreado. ¿Por qué coño no me lo dijo nunca? Y sé que viene por su sospecha que está embarazada, pero eso no lo quiere reconocer.
-Sí.
-¿No crees que deberíamos entrar juntos? –formulo cuando me mira a la cara, me está midiendo y yo a ella.
-¿Cómo la decisión que tomaste de intentar dejarme embarazada? ¿Hicimos eso juntos?
-No -Bajo la guardia, sumiso, y no la miro. Punto a su favor. ¡Mierda!
-No puedes ni mirarme a los ojos, ¿verdad? Sabes que lo que has hecho está mal. Rezo a Dios para no estar embarazada, Jesse, porque no castigaría ni a mi peor enemigo con la mierda por la que me has hecho pasar, y mucho menos a mi bebé.
Me deja loco con esas palabras, estoy hasta sudando, aunque no estoy de acuerdo.
-Sé que estás embarazada, y sé cómo será.
-¿Ah, sí? -se ríe-. ¿Y me lo vas a contar?
La miro con el corazón en la mano, acaricio su mejilla y luego deslizo mi pulgar por su labio inferior, mirándola fijamente.
-Será perfecto -susurro. Por un momento nos quedamos mirando hasta que oímos el nombre de Ava. Ella se sacude mi mano de su rodilla y se levanta, yo la imito, quiero entrar con ella.
-¡No te atrevas! -me dice molesta y entre dientes-. ¡Siéntate! -Y me señala una silla, me mira amenazadora. ¡Diablos! Está muy molesta. No quiero contrariarla, no tiene buen semblante, mejor le hago caso. Pero coño, de mala gana, estoy con el rabo entre las piernas. ¿Qué tal?
Entra a la consulta, me mata la curiosidad, pero hay mucha gente, no puedo hacer nada o me sacan con la policía, mejor espero.
Pasa un buen rato, me levanto y camino, casi todas las mujeres que hay allí tienen sus vientres crecidos, y aun así me pelan los dientes y me lanzan miraditas, no lo pueden evitar y, la verdad, no me importa.
Por fin la veo salir, tiene mal semblante. ¿Qué le pasa?
-Ava, ¿qué ocurre? -me agacho para poder verla a los ojos-. Por Dios, Ava.
La veo sudando y entra al baño y comienza a vomitar. ¡Por Dios, qué tiene! Le acaricio su espalda con mi mano y le recojo el pelo, mientras ella termina de botar todo el contenido de su estomago.
-Estoy… -Y vuelve a vomitar. Dios, me siento mal por esto. De pronto, alguien abre la puerta del baño.
-Ay, señor, ¿te traigo un vaso de agua? -Es la doctora Monroe, la que siempre la ha atendido.
-Por favor -le respondo. Y me siento detrás de Ava, rodeándola con mis brazos-. ¿Has terminado? -le hablo con cariño, me siento mal por verla así.
-No lo sé -me dice.
-No pasa nada, podemos quedarnos así. ¿Estás bien?
-Sí -me habla algo alzadita. Le traen el agua y le digo a la doctora que ella está en buenas manos. Me quedo en cuclillas detrás de ella y le ofrezco el agua de vez en cuando, solo quiero que se recupere.
-Estoy bien. -Y se limpia.
-Ven -la levanto y suelto su pelo-. ¿Quieres más agua?_-Lo que hace es enjuagarse la boca, se voltea y paso mi mano por sus mejillas-. Deja que te lleve a casa.
-Jesse, estoy bien, de verdad. -La acaricio.
-Déjame cuidar de ti.
-Estoy bien -y retrocede, recogiendo su bolso del suelo.
-No es verdad, Ava
-Me ha sentado algo mal, eso es todo.
-¡Por el amor de Dios, señorita! ¡Estás en el médico! ¡Así que no me vengas con que te encuentras bien! -Esta mujer es frustrante, por lo que me jalo el pelo, desesperado.
-¡No estoy embarazada! -me suelta así no más, al tiempo que me volteo rápidamente, demasiado sorprendido. No lo creo.
-¿Qué?
-Me lo acaban de confirmar, Jesse.
-Entonces… ¿Por qué estás vomitando?
-He pillado una gripe intestinal.
No puede ser… ¡Coño, fallé! No está embarazada. Estoy muy sorprendido, me sentía seguro...
-Has fracasado. Me ha bajado la regla.
Por Dios, esto no está bien, ¡cómo pude fallar! O quizá fueron las píldoras que alcanzó a tomar que le hicieron más efecto del esperado. Miro a todos lados, menos a ella.
-Esto no me gusta. Voy a llevarte a casa para poder tenerte controlada -Y la cojo de la mano, pero Ava jala la suya, no está dispuesta, ni aun sabiendo que no está embarazada me ha perdonado. ¡Mierda! ¡Mierda!
-Soy yo la que no te gusta -me dice mirándome a la cara-. Siempre hay algo que te molesta. ¿Has pensado que, tal vez, estarías menos a disgusto sin mí?
-¡No! -Ava está loca en decirme eso, no me gusta lo que dice-. Estoy preocupado, eso es todo.
-Pues, no te preocupes. Estoy bien. -Y sale del baño rápidamente. Luego, se dirige rápidamente a la farmacia, creo que de la clínica, pues está al lado. La sigo como un perro faldero, camino de un lado a otro y en cuanto sale, no me aguanto y le pregunto:
-¿Qué es eso? -Miro la bolsa como si yo tuviera rayos x.
-Píldoras anticonceptivas -me dice cerca de mi cara-. Ahora que sabemos que no estoy embarazada, quiero seguir sin estarlo.
Por mi parte, solo agacho la cabeza, estoy triste, decepcionado mientras Ava sale caminado rápidamente. La sigo, pero ¿por qué me sigue castigando? ¿No ve que muero sin ella?
-¡No, vas a venir a casa! -le grito desde atrás, pero no me responde y sigue caminando como si yo no existiera. Puta vida la mía, y ahora, ¿qué hago? ¿Cuántos días va a estar alejada? ¿Y si es definitivo? Coño, siento que se me para el corazón, eso no lo acepto, voy a vigilarla, pero no la voy a obligar, ya veremos qué pasa. Solo sé que tengo que verla todos los días o si no me da un puto infarto.
Cuando llego al Lusso, Clive con cara de asombro me dice del carro que alquilé. Voy hasta el estacionamiento para ver la camioneta, es hermosa, negra y muy silenciosa, tal y como lo que pedí. Excelente. Voy a correr un rato, no puedo decaer, así que entro y me preparo.
Voy de nuevo a la casa de Kate, y esta vez me estaciono más cerca, ellas no me verán, ni sospecharan. Afino mi cámara y apunto hacia la casa, no se ve nada dentro. Al rato, veo la melena de Kate y luego veo a Ava, me pongo tembloroso. Carajo, esta mujer me altera por completo. Pareciera que discutieran, y Ava queda al frente del ventanal y puedo verla perfectamente. Está demacrada, tiene los ojos algo hinchados, ha estado llorando. Dios, sé que me extraña, sé que me ama, pero es más terca que una mula. Ella está sufriendo, yo estoy sufriendo, ahora, la pregunta es ¿hasta cuándo? Le tomo varias fotos, algún día se las mostraré. Te amo, mujer. Me quedo hasta que veo que apagan las luces.
Estoy viviendo un infierno sin ella. Sé que hice mal, pero se le está yendo la mano a Ava. Reconozco que cometí un gran error, aunque en el fondo de mi corazón no me arrepiento. Quiero un bebe con ella, quiero amarrarla a mí, aunque sé que ahora es imposible. Ella estará más pendiente, así que debo convencerla poco a poco. Eso sí, que ni se crea que la voy a dejar ir.
Al cuarto día me llama Sam, mi amigo está mal, él no sabe nada de mi asunto. Está alejado de Kate y sufriendo. Kate lo alejó de ella y estoy seguro que mi cuñadito tiene velas en ese entierro. Claro, no le digo nada, lo malo es que en este momento no lo puedo ayudar, yo estoy peor que él, pero al menos le sirvo de desahogo. Y cuando ya vamos a terminar de hablar, me pide que si salen las muchachas que le avise, y le digo que sí, que cuente con eso, y me reservo mi separación de Ava, eso es algo mío, ni siquiera a John se lo he dicho, el solo me ha llamado una vez, respeta mi supuesta Luna de miel… Si supiera. El único, digamos, consuelo es que me he dado cuenta que ella está sufriendo tanto o más que yo, y no estoy de hospital gracias a que la puedo ver todos los días o sino… otro gallo cantaría.
Hoy es el quinto día sin mi mujer y ya estoy que muerdo. Estoy molesto con ella, algo tengo que hacer ¿pero qué? Ni siquiera la he vuelto a llamar, solo los dos primeros días, así es mi forma de castigarla. Me imagino lo que está pensando, que me estoy emborrachando y follando a todas las mujeres de la mansión. La verdad, todo ello ni se me ha cruzado por la mente, porque amo demasiado a esa mujer para atreverme a hacerle esa porquería. Además, me juré que más nunca y yo cumplo, ella me llena y me complementa en todos los sentidos, ya he vivido toda clase de experiencias, ahora solo quiero mi vida con mi Ava... ¡Siempre!
Me alegro de estarla vigilando.
Hoy es  viernes y ya  entregué el carro alquilado. Ahora estoy en mi DBS, estacioné bastante cerca, y veo que están todas las luces encendidas, algo está por suceder. Espero un rato más y cuando las veo salir muy emperifolladas enfoco mi cámara y veo el vestido de Ava. Por Dios, es muy atrevido, no me gusta, los hombres van a querer ligar con ella. Claro, se ve preciosa, pero estoy seguro que se lo pone imaginado que voy a aparecerme, y sabe mi reacción, le encanta jugar conmigo, le encanta enfurecerme, y allí voy a estar para impedir cualquier acercamiento del tercer tipo. Luego, se van en taxi, es lo mejor, ambas beben y después no deben manejar.
Las sigo muy de cerca y ya veo adonde van… a su lugar favorito “El Bar”. Espero un rato y es cuando me entra una llamada de Jay. Bien hecho, amigo.
-Dime, Jay, ¿cómo estás?
-Bien, jesse. ¿Sabes? No quiero problemas, pero acaba de llegar tu esposa con su amiga.
-Lo sé, Jay, ya voy entrando. Tú has como si nada ¿ok?
-Ok. Pero ya sabes, cero problemas.
-No te preocupes. -Llamo a Sam y le paso el chisme. Él se alegra y me dice que nos vemos aquí. ¡Perfecto!
Me bajo del carro y entro al Bar, la veo de entrada con sus amigos, el gay y Victoria están cerca de la barra y el lugar está a reventar, seguro no consiguieron mesa. Hoy voy a darle una lección, nunca debió abandonarme, ella lo prometió y no cumplió, así que desde este momento empiezo con mi teatro, y el título de la obra se llama “indiferencia”. Así me muera, voy a portarme duro e indiferente con ella, a ver si así reacciona. Menos mal que estoy bien arreglado, sencillo, pero vestido de acuerdo al lugar y me lo dicen el poco de mujeres que se voltean a mirarme, a quienes les sonrío mientras unas cuantas se me acercan. ¡Ja, ja!
¡Mierda! Ya me vio, pero yo demuestro tranquilidad… tranquilidad que no siento por supuesto, y en el momento exacto la miro, casi con indiferencia, y luego aparto mis ojos de los suyos, no la saludo, ni intento acercarme, solo camino hacia un lado de la barra. Tengo atrás como cuatro mujeres, todas muy hermosas, por cierto, pero pierden su tiempo, solo me sirven de despiste. Ella no me quita los ojos de encima, sé que está que muerde, porque las mujeres a mi alrededor son puras sonrisas, pero la más atrevida es la morena, tiene un vestido rojo muy bonito, quizá, en otra época ella y yo… pero ahora no me inspira ni un mal pensamiento. La mujer no se aguanta y me pasa su mano por el brazo, por el rabillo del ojo veo que Ava no me pierde ni pie ni pisada. Alcanzo a verla beber un poco de su copa, seguro es vino, la conozco, algo está planeando.
Cuando la veo dirigirse a la pista, la miro de reojo, va a bailar, sus amigos la siguen, quiere beber de una copa, pero Kate se la quita y se la bebe de un jalón. Entonces, Ava se dirige al bar y pide su vino, se lo bebe de un solo trago, ella sabe que la estoy mirando. Veo que Kate le discute algo y comienza a sonar “ Clubbed to Deasth de Rob D.
Se ve bella bailando, miro alrededor y hay unos cuantos babosos que se la comen con los ojos, pero que ni se atrevan a acercarse a ella. Ava está concentrada bailando, se contorsiona sensualmente, está ida, cierra los ojos, creo que es para no verme. Ahí, donde la ven, sé que se siente fatal, lo que hace es un desquite, pero verla bailar así... me siento exaltado, me excita mucho... No me aguanto, estoy loco por ella con esa manera que tiene de menearse, y me enloquece más aun, es como un canto de sirena. Por lo tanto, me dirijo hacia ella, me acerco por detrás y la toco. Sus brazos caen, mientras mi mano se desliza por su vientre, le pego mi polla de inmediato en su precioso culo, mi aliento lo exhalo en su oreja, no me rechaza y empiezo a moverme a su compás, le beso su cuello, mmmm... huele delicioso. Dios, extrañaba su olor. Mi polla ya está muy dura, se la clavo al moverme, y trato de meterle con suavidad mi lengua en su oreja, ella ladea el cuello y gime, está excitada tanto o más que yo. Jadea y se aprieta contra mí. ¡Uf! No aguanto, la sujeto con más fuerza. ¡Coño! Estamos libidinosos, quiero estar ya dentro de ella, y si no la saco ya de aquí me la follo en plena pista. Estoy desesperado por ella, así que la saco rápidamente y la llevo hacia los baños. Cuando voy a entrar, miro a Jay, le hago una seña, él ya me entiende, y la meto en un baño de discapacitados, porque aquí nadie nos va a molestar. Cierro la puerta rápidamente con el pestillo y con mi cuerpo la empujo contra la pared. Cuando la tengo ya prisionera nuestras miradas de cruzan, estoy muy ansioso, pero voy a tratar de disimularlo ante ella. La tomo por las muñecas y le levanto los brazos, los que le quedan al lado de su cabeza. Le tomo su labio inferior, me aparto un poco sin soltarlo, ella está necesitada de mis caricias al igual que lo estoy yo de las suyas, pero debo darle una lección, aunque me muero sino me la follo. Las ganas me superan, ella intenta atrapar mi boca y yo no le doy en el gusto. Me alejo, no la dejo y vuelvo a acercarle mi boca, ella ya sabe mis intenciones, así que no hace falta decir nada, solo la voy a tratar con algo de desdén. Coño, quiero que explote, ¡quiero verle tan solo una reacción!
-Bésame -me está suplicando y por mi parte estoy tentado a ceder, pero no, estos días han sido un maldito infierno, así que no hago el menor gesto. Aprieto más sus muñecas y le pego mi cuerpo y le acerco mas mi cara, muy lentamente, la rozo con mis labios, ella intenta presionar mi boca y me vuelvo a alejar. La miro con frialdad, me está costando mucho hacerlo porque muero de ganas por sus besos-. Bésame -me lo pide con brusquedad. Ya se está desesperando. No le hago caso y junto sus muñecas encima de su cabeza con una sola de mis manos, porque con la otra la acaricio con solo un dedo. Voy subiendo desde su rodilla y subo por el muslo, por sus costillas, luego su pecho hasta que llego a su cuello y abro mi mano, rodeándole el cuello. ¡Es perfecta! Y a cada movimiento que hago siempre la estoy mirando. Se está controlando, sé que quiere dar alaridos, está muy excitada, trata de besarme nuevamente y yo la esquivo, mientras hundo mi cara en su pecho. Bajo el escote de su vestido con la barbilla y muerdo una de sus tetas, debo repasar su marca que dice que es ¡mía!
Se siente indefensa al recostar su cabeza contra la pared, cierra sus ojos, me deja hacerle lo que quiera, pero en parte es porque ella también lo desea.
Ya no me aguanto y hago que de la vuelta y la empotro contra la pared, su cara está contra los azulejos. Con mi rodilla le abro sus piernas, sus manos las coloco contra la pared, la tengo en completa sumisión, ella no me dice nada en absoluto, y no es necesario, porque sabe que no debe moverse. Pego mis labios a su oído, bajo mis manos suavemente por sus muslos y tomo la parte baja de su vestido y lo levanto. Luego, me abro la bragueta y el pantalón, aun no sé cómo coño me aguanto para no comérmela viva. ¡Adoro a esta mujer! Hace que mi libido se dispare hasta el infinito.
Ella, en un gesto de invitación, me pone su hermoso culo hacia fuera, incitándome, está muy cachonda. Le doy una buena nalgada y ella grita de dolor, le di algo fuerte.
-¡Joder! -grita y le doy otra nalgada por decir tacos-. ¡Jesse!
Tiro de sus caderas y le arranco las bragas, y de una le clavo mi ansiosa polla. Ava grita por la sorpresa de mi veloz invasión, yo me aguanto y estoy en completo silencio. ¡¡Diosss!! ¡¡Qué delicia!! Sin moverme y ya me está apretando. Mi mujer es deliciosa, tengo que quedarme quieto un momento, no quiero que esto se acabe tan rápido, aunque dudo que aguantemos mucho. Luego, la vuelvo a embestir, le doy sin piedad, ella grita, menos mal que la música está bien fuerte o sino todos en el local la escucharían. Me retiro despacio y dejo su cadera, deslizando mi mano por su precioso cuerpo y la tomo por la nuca. Le giro el cuello para que voltee su cabeza y la beso como un animal hambriento. Soy muy brusco, sin embargo ella gime de gusto, me acepta porque me ama y me desea con mi misma intensidad. Ya casi termino, así que me quedo quieto por unos segundos, pero ya no doy más, nada gano con quedarme paralizado cuando ella con su vagina me está succionando, así que muevo mis pies y tiro de ella para que salga a mi encuentro una y otra vez, muy fuerte. Y cuando ya estamos a punto, salgo de ella y le doy la vuelta, quiero tenerla de frente. La levanto para que me rodee con sus hermosas piernas y se la meto rápidamente, ella se abraza a mí, echa su cabeza hacia atrás y aprovecho para acariciarle la garganta. La muerdo, la lamo y la chupo. Entro y salgo una y otra y otra vez, entro y salgo muy rápidamente, cuando mi Ava explota en un delicioso orgasmo, gritando, y yo la sigo. ¡Joderrrrr! Lo necesitaba, follar, o hacer el amor con Ava es lo mejor del mundo. Ella grita de placer, pero yo permanezco en completo silencio, eso sí estoy sudando y quiero rugir de placer, pero no le voy a dar ese gusto. Mis ojos miran al frente disimulando cualquier emoción, ella me mira desconcertada, yo sigo con mi cara de póker, me toma por el pelo y tira de mí, yo no lo acepto, sé que lo que le gusta son las caricias después de tener un fabuloso orgasmo, pero no estoy ahora para darle ese gusto. Tomo sus piernas y la bajo. Deslizo mi mano por su centro, recojo nuestros fluidos y luego se los paso por su pecho, me enjuago las manos y  la cara, me abrocho mis pantalones y me largo, quiero que sienta que solo la usé. ¿Qué va a hacer? Ya veremos.


En lo que salgo hacia el bar, la mujer de rojo, que ni se como se llama, ni me interesa su nombre, sale a mi encuentro, así que aprovecho y le sonrío, ella emocionada se me acerca. Pido un vaso con agua y tomo a la mujer por su cintura y bajo un poco más mi mano hasta su culo, sé que Ava ya debe estar fuera del baño, porque siento una picazón en mi espalda, es ella taladrándome con la mirada. La veo llegar con ganas de matarme, yo la miro y me hago el pendejo y pongo en mi cara una total indiferencia, aun lado veo la cara de Sam, tiene los ojos como platos del asombro al ver el espectáculo.
Ava agarra el vaso en el que yo estoy bebiendo, le da un sorbo y cuando se da cuenta que es agua lo lanza contra el piso, está que echa chispas. Luego, mira a la mujer que descaradamente tiene su mano en mi culo y ella le grita en su cara.
-¡Piérdete! -Y le quita la mano a la mujer de mi trasero. Si esta mujer es un poco inteligente, debe dejar el pelero antes de que mi mujer haga sopa de ella. Miro la cara de la mujer, está muy sorprendida, pero no dice ni mu. Coño, menos mal-. ¡¿Qué coño estás haciendo?! -me grita Ava en mi cara. Ya estoy nervioso. ¿Será que se me fue la mano? ¡Pero quien la manda! Solo le doy una sonrisa burlona. Si sigo haciendo esto, ella me va a caer a coñazos-. ¡Contéstame! -Me volteo hacia la barra y le hago un gesto al camarero, veo que estamos haciendo el show de la noche. De repente, Ava se aleja. ¿Qué carajo va a hacer?
La veo que se acomoda el vestido y su pelo, y va hacia la pista de baile. Se dirige a un grupo de hombres, los observa a todos, hay como cinco cabrones y ella escoge el que seguro ve mejor plantado. ¡¿Qué coño hace?! Mi quijada da al suelo cuando ella se le pega al tipo y lo toma por el cuello, el maldito ni corto ni perezoso la agarra al ver la mujer que tiene enfrente. ¡Pero qué mierda, maldita sea! ¡¡¡//&**xx&%xx**#x!!! No puede ser, y de buenas a primeras el hijo de puta la besa con lengua y todo. Miren al maldito este... Y la muy sinvergüenza ¡de mi esposa!, le da con todo. Esta es su venganza, pero se pasó, coño. Es cuando me levanto como un rayo y corro hasta donde ambos están y jalo al hijo de puta.
El imbécil tiene los cojones de molestarse. Claro, él no sabe quién es ella, pero yo no estoy para pensar, solo sé que tocó y besó a ¡¡¡ MI MUJER!!!
Me mira con cara de pocos amigos, eso me sabe a mierda.
-¡¿De qué vas?! -me grita. Mírenlo… Y sin medir mi fuerza le doy un puñetazo con todo en su nariz. Coño, sonó, creo que se la partí, porque salpica sangre por todas partes. Y aun así el tipo se me va encima, tiene cojones y me derriba. Nos agarramos a puñetazos limpios, la gente grita y nos hacen espacio. El mal nacido me da un gancho en la mandíbula. ¡Mierda! Lo supo poner, pero ¡ahora verá!... Ya voy a terminar esto, así que levanto al hijo de puta y lo empotro contra el primer pilar que me encuentro. Luego, le doy un rodillazo en las costillas con toda la furia que tengo acumulada desde hace días. Lo suelto y se hace un ovillo en el suelo, se abraza el torso. Mínimo, le partí dos costillas. ¡Eso se llama para que no me jodas, coño!
De repente, aparece Jay, evalúa la situación y me jala para sacarme del Bar. Ava se quiere apartar a lo que pasó a su lado, pero está loca si cree que la voy a dejar en este lugar.
-¡Saca tu culo a la calle! -le grito… Ella trata de zafarse.
Me revuelvo contra Jay, mientras él maldice, lidiando con nosotros.
-¡Afuera! -grita enfurecido y levanta a Ava, pegándola a su pecho-. ¡Yo te la saco afuera si sacas tu culo testarudo del bar! -me grita-. Le gruño.
-No muevas las manos ni un centímetro. -Ava se le resiste, desafiante.
-¡Suéltame, cabrón!
-Ward, ¿cómo cojones la soportas? -Ava lo mira sorprendida.
-¡Me vuelve loco! -le respondo, mientras me sobo mi mandíbula, porque el cabrón me dio un buen derechazo-. ¡Ten cuidado con ella!
Jay la baja afuera y mira a Ava con desaprobación. Estrecha mi mano y nos deja en la acera. Nos miramos midiéndonos hasta que salen Kate, Sam y... ¡Coño! El cuñadito. Pero también me sabe a mierda.
-¡Lárguense! -les grito. Dan da un paso al frente, está defendiendo a su hermana.
-¿Te crees que voy a dejarla contigo? -dice el estúpido y se ríe cuando todos nos miran con asombro.
Tomo a Ava por el codo y miro a Dan, lo dejo quieto porque le alabo que defienda a Ava, pero está equivocado, no soy el enemigo.
-¿Te importa que me lleve a mi mujer a casa?
-La verdad, es que sí me importa -el hombre se me enfrenta, ¿pero qué se cree? Acaso, ¿piensa que le voy a pegar a ella ahora? ¡Está loco!
-Dan, no pasa nada. Estoy bien. Vete -le dice Ava, sabe que estoy que le entro a golpes también, porque mi rabia tiene una acumulación de 5 días. Pero nadie se mueve. Entonces, sujeto a Ava con más fuerza.
-¡¿Qué coño crees que voy a hacerle?! -aúllo-. ¡¡¡Esta mujer es mi vida!!! -Todos se sorprenden ante mi fiera declaración y retroceden. Ava mira a Kate y le quita la copa que ésta tiene y se la bebe. Kate le grita.
-¡Ava!
-Te veo luego -le dice Ava, tomando su bolso en una mano. Se vuelve a mirarme y ve lo cabreado que estoy-. No te molestes en seguirme -me lo dice tan tranquila. Sí, cómo no. Pasa por mi lado, lanzándome feas miradas, y me empuja para pasar. A trompicones, quiere bajar la acera, quiere llamar un taxi.
-¡No bajes la acera! -le grito-. ¡¿Estás tonta?!
-¡Qué te den, Jesse! -La subo a la acera-. ¡Bájame! -Ni loco, está borracha y al darle la brisa, empeora.
-¡No!
-¡Jesse, me haces daño! -¡Mierda! La examino, preocupado.
-¿Te he hecho daño? ¿Dónde? -Se lleva la mano al pecho y me grita.
-¡¡Aquí!! -me grita en mis narices. Doy un paso atrás y hago el mismo gesto. Me golpeo el pecho.
-¡¡Bienvenida al club, Ava!! -vocifero con dolor.
Ella se detiene y da la vuelta en otra dirección. Está muy bebida.
-¡El coche está aquí! -le grito cuando vuelve a cambiar su dirección, si no estuviera tan cabreado me cagaría de la risa, viéndola dar vueltas como una muñeca de cuerda-. No me gusta tu vestido -le gruño.
A mí, sí -contraataca.
-¿Y eso por qué? -La alcanzo. Me mira y grita.
-¡Porque sabía que lo odiarías!
-¡Pues, tenías razón!
-¡Bien! ¿Estás enfadado por eso, porque estoy borracha, o porque he besado a otro?
-¡Por todo! Pero lo de besar a otro hombre se lleva la palma -Tiemblo de la furia cuando lo recuerdo.
-¡Tenías la mano en el culo de otra!
-¡Ya lo sé! -La miro y ella me devuelve la mirada.
-¡¿Por qué?! ¿Una sola mujer te resultaba aburrido? Está furiosa, es lo que quería, que reaccionara. La miro y aprieto mis labios, molesto.
-¡Lo estabas pidiendo a gritos!
-¡Yo? ¿¡¡Cómo!!?
-¡Me dejaste!¡¡ ¡Prometiste que no me dejarías nunca!!! -le grito.
Estamos frente a frente, mirándonos enfurecidos, ella no retrocede, yo menos. Los dos tenemos motivos para estar enfadados. Aunque ella más.
-No deberías haber decidido mi futuro tú solo -me dice más tranquila. Echa a andar y da un traspié, odio las aceras. Y le grito.
-Eres un grano en el culo, estaba pensando en nuestro futuro -Me acerco y la agarro por detrás, tomándola en mis brazos.
-Bájame, Jesse -protesta débilmente.
-No voy a bajarte, señorita -La llevo hasta el auto, la siento y le pongo el cinturón. Diablos, mira ese vestido, parece un taparrabos. Trato de cubrirla más, pero no se puede, no tiene casi tela, coño. Cierro dando un portazo. Enciendo el carro y suena la música que tenía puesta. “Ed Sheeran”. La miro, ya se dio por vencida.
Llegamos al Lusso y Clive nos mira con asombro.
-Madre mía -dice con tono de desaprobación cuando Ava se despierta-. ¿Llamo al ascensor, señor Ward?
-No, puedo hacerlo yo. Este vestido es un cinturón -gruño, molesto. Ava se revuelve en mis brazos y la bajo.
-Puedo andar -Se abre el ascensor, ella busca sus llaves, la dejo para saber cómo le hace. Es de risa verla intentar meter la llave en la cerradura hasta que no aguanto y la ayudo.
La puerta se abre. Ava se quita los zapatos y la veo tambalearse. Sube las escaleras, siempre la vigilo, no quiero que se haga daño. Cierro la puerta y subo a la habitación y no la veo, seguro se metió al cuarto de huéspedes. La encuentro aun vestida, boca abajo, ya no da más.
-Hay que quitarte eso. -Le jalo el vestido.
-¿Vas a cortarlo en trocitos?
-No -le digo ya muy tranquilo, mientras la envuelvo en mis brazos y la levanto-. Tal vez, no sea capaz de hablar contigo, nena –susurro-, pero quiero que “no nos hablemos” en nuestra cama -Ella de una se agarra a mi cuello y hunde su cara en mi cuello, se siente tranquila igual que yo, ya estamos juntos, y como debe ser.
La deposito sobre el colchón, me desvisto en tiempo récord y me acuesto a su lado, atrayéndola contra mi pecho.
-¿Ava? -le digo al oído.
-¿Qué?
-Me vuelves loco, señorita.
-¿Un loco enamorado?
La pego mas a mí.
-Eso también.
Ya está conmigo, no la vuelvo a dejar irse de esa manera, ella está donde debe estar. Me siento relajado y ¡Feliz!
Carajo, amo a esta mujer, me hace sentir vivo, y la quiero por siempre a mi lado. Es mi gran amor, mi para siempre desde que la conocí. ¡Nunca he dudado de mi amor por ella! ¿Y por qué lo sé? Pues, porque nunca antes había sentido esta avalancha de sentimientos que a veces me deja sin respiración. ¿Es normal? No lo sé, pero yo lo siento, lo disfruto… ¡Y punto!



CONTINUARÁ…

**Por Fanny Rebellón

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