Loco Amor (Confesión)
Fanfic trilogía “Mi
Hombre”
Historia original de la
autora Jodi Ellen Malpas
CAPITULO 3
Corro no
sé cuantos kilómetros para ver si así se me pasa esta puta angustia, porque el
solo hecho de pensar en volver al apartamento y no encontrarla, me hace sentir
una desolación atroz. ¿Cómo coño llegamos a esto? Sí, ya sé, por mi culpa, por
mi grandísima culpa. Creo que estoy de sicólogo. Reconozco el gran error de mi
comportamiento con Ava, pero es que con ella todas mis armas se desaparecen.
Siempre, todas las mujeres han caído ante mí con solo plantarles una sonrisa y
hacen lo que sea para estar conmigo… Bueno, hacían, y en realidad, no
necesitaba mucho esfuerzo, ¿O será que eran fáciles? No sé. El caso es que con
Ava me volví demasiado inseguro, aunque sé que sexualmente la vuelvo loca, allí
sí es completamente “Mía”, y eso me encanta, pero en lo demás, nunca se a qué
atenerme, pues a ella no se le amarra con caras bonitas, ni dinero, es
demasiado independiente, muy capaz por sí misma, es joven y hermosa, y cualquier
hombre se fijaría en ella, claro, si yo no existiera. Esto de las píldoras en
realidad fue una cerdada mía, hice muy mal, fue mi gran error, y he aquí las
consecuencias. Y ahora, si no me amarro los pantalones, puedo perder a la mujer
de mi vida, y eso ¡me mata, coño!
¿Qué es
lo que voy a hacer? ¡Diablos, no sé!
Ya voy
llegando al Lusso, me sudan hasta las pestañas y siento que desfallezco.
¡Mierda! Estoy cansado, creo que abusé. Entro y corro hacia el baño, al verlo
todo me golpea la realidad y me entra una tristeza infinita. Dios, mi Ava, me
hace mucha falta, la necesito.
Sin ella
mi vida sería un abismo. Simplemente, no puedo vivir sin ella, porque es mi
pedacito de cielo, mi paz, es todo y más.
La única
mujer que he amado y me ha dejado. ¡Mierda! Siento que no puedo respirar. Me
tiro al piso, miro al techo, tengo que pensar en lo que voy a hacer para
traerla de nuevo a casa. Me decido y pego un brinco, me levanto y entro a la
ducha y me quedo un buen rato bajo el chorro. Al rato salgo, me seco, y me pongo
un pantalón de un pijama. Voy a la cocina, miro alrededor y la verdad es que no
tengo hambre, solo quiero a mi mujer conmigo.
Camino
como un loco por el apartamento, de un lado al otro, pensando en qué voy a
hacer. Cómo voy a poder soportar estos días sin Ava. Cómo diablos la convenzo
para que me perdone. De una cosa estoy seguro, tengo que verla, así sea de
lejos. ¡Coño, de lejos! Ya sé qué es lo que voy a hacer. Y corro rápidamente a
mi habitación, entro al vestidor y comienzo a buscar como un loco, tiene que
estar por aquí, yo soy organizado. Sí, aquí tiene que estar. Tiro un poco de
ropa, unos zapatos y… ¡¡Sí!! ¡Aquí está! Gracias, Dios. Mi cámara profesional
con un zoom que me permite verle hasta las pulgas a un perro a unos cuantos
kilómetros de distancia. Esto me va a ayudar. Voy a seguirla a todos lados, y
de paso le tomo unas cuantas fotos. Tengo que estarla viendo, tengo que
cuidarla, quiero ver con mis propios ojos cómo se siente, cómo pasa estos días
sin mí, porque si de algo estoy seguro, es que ella me ama, me desea, me
necesita igual que yo a ella, pero es fuerte, muy fuerte. Más nunca en mi vida
vuelvo a cometer tantas estupideces, ni a mentirle. Dos veces se ha ido, dos
veces me ha dejado… Es mucho… Es suficiente.
Con este
pensamiento, siento un poco de esperanza, así que me preparo un sándwich con
algo de jamón y queso, pero antes le unto una buena porción de mantequilla de
cacahuate. Termino de cenar y de tanto pensar en ella me entra de nuevo la
desesperación, así que me decido y salgo con mi cámara. Voy a la casa de Kate,
debo tener cuidado, porque si ven mi carro se darán cuenta que la ando
siguiendo. Mañana, eso será lo primero que haga, mientras voy a alquilar un
carro, así no me pillan.
¡Mierda!
Voy nervioso. Ya estoy cerca y hasta las putas rodillas me tiemblan. Es
increíble todas las locuras que hago por ella. Menos mal que la calle está
bastante oscura, así que saco la cámara y la preparo. Luego, la enfoco hacia la
casa de Kate, mientras veo una mujer sentada cerca de la ventana, esa es Kate,
ese pelo se distingue a leguas. Toma algo, debe ser té. De pronto, alguien pasa
enfrente de ella… ¡Es ella! ¡Es mi Ava! ¡Diablos! Pero pasó muy rápido. Un
momento, sí, ahí está de nuevo. ¡Por fin la veo! Le doy una vuelta al zoom y la
veo más cerca, la enfoco y le tomo una foto. ¡Está llorando! Mi Ava está
llorando, coño. Yo sabía que ella no estaba bien. Mi amor, cómo quisiera estar
allí y consolarte. ¡Te Amo!
Ella
habla con Kate. Veo cuando la pelirroja se levanta y la abraza, la está
consolando. Menos mal que no está sola. Ellas son buenas amigas. Sigo mirando y
veo a Ava que desaparece y Kate se levanta y apaga la luz de la sala, ya se van
a acostar. Bueno, por lo menos la pude ver y le tomé una sola foto. Mañana me
levanto bien temprano, alquilo el coche y espero a que salga de la casa hacia
su trabajo. Con mis planes armados, prendo mi carro y me dirijo al Luzzo.
Mañana la vuelvo a ver, estoy en mi infierno particular, pero al menos viéndola,
me tranquilizo un poco.
Al
regresar al ático, corro a mi ordenador para bajar la foto que le tomé a Ava.
Se ve
preciosa, pero está llorando. La imprimo y la pongo en mi caja fuerte, una más
para mi bella colección.
Subo a mi
habitación, me acuesto, trataré de dormir un poco, así que tomo la almohada de
Ava, la olfateo y la abrazo, me encanta. Y así, poco a poco, me cae el sopor
del sueño.
Me
despierto muy temprano, me pongo ropa de deporte y salgo a correr un rato, así
quemo un poco de energía y, la verdad, es que toda mi vida he sido adicto al
ejercicio. Me siento bien y de paso sé que me ayuda a verme y mantenerme bien.
Debo conservar mi cuerpo, me gusta cuando Ava me come con sus ojos, ambos
babeamos el uno por el otro. El cuerpo de ella es de infarto, y mira que he
visto mujeres, las conozco de todos los tamaños y colores, pero mi Ava es y
tiene todo lo que me fascina en una mujer y mucho más. Reúne mi sueño de mujer
perfecta. Por eso estoy cada día más loco por ella. Dios, y sexualmente es la
mejor, y eso que ella no es experimentada, pero es muy natural, se deja llevar
y eso la hace ser perfecta. Siempre he
dicho: “La mujer debe ser una dama en la casa y en la calle, pero en la cama
debe ser bien puta” y eso es lo que la hace tan buena, es sensual, cariñosa… Aparte,
su sexo es privilegiado, nunca había conocido a nadie con ese, digamos, “Don”.
(Pompoarismo). Había escuchado del tema, pero que lo tenga el amor de mi vida,
eso es suerte. Es el arte de controlar la vagina. Uno siente que te masajea la
polla desde la base, es lo más increíble y mi Ava lo tiene, por eso y por más
no la suelto. ¡La Amo con locura y punto!
Ya estoy
de regreso, me doy un buen baño, me pongo una camisa azul con un traje gris porque
tengo que estar bien vestido, eso es importante para mí, la buena presentación
y el estar siempre muy limpio y perfumado. A mi Ava le gusta mi olor, siempre
me está olfateando. ¡Coño, la extraño! Si algún amigo sabe mis pensamientos
dirá que soy débil. Coño, para nada. La cuestión es que como somos machos, no
reconocemos que somos débiles ante el amor por una mujer, y siempre he pensado,
oyendo a algunos en el hotel, que solo disimulan que son sentimentales. Al
final, solo somos humanos, y a mí me gusta demostrarle a Ava mi amor por ella,
no se me cae nada por hacerlo.
Se me
antoja un café, pero no puedo perder tiempo, luego comeré y tomare algo en
alguna cafetería, ya que primero quiero alquilar un carro.
Ya está,
alquilé una camioneta LEXUS, es una hibrido, negra, con vidrios polarizados y
muy silenciosa. Perfecto, ya transferí el pago. Por ahora, salgo en mi carro,
Pero lo cambio mÁs tarde, lo van a dejar en el Lusso. En este momento, estoy a
casi dos cuadras de la casa de Kate, así no me pillan. Cuando la veo salir, la
detallo completa, está preciosa. Aprovecho y le tomo dos fotos, amo sus fotos
de espalda, su figura se ve divina. Se va en el metro, la sigo de cerca para
ver hacia donde se dirige, siempre a una distancia prudente. Luego, la veo
llegar y entrar a su oficina, allí no la puedo ver tanto como yo lo quisiera, así
que voy a desayunar cerca de su trabajo, pero estoy pendiente. Hoy va a ser mi
día de jugar al detective.
Cuando
termino de tomarme mi capuchino, me decido y la llamo, pero no me responde. Le
marco varias veces, pero la muy…. No me responde, y ni siquiera salió a almorzar,
seguro le llevaron algo. Ojalá, debe comer y más en su estado. Sigo llamándola
y nada, de almuerzo me como una hamburguesa y una soda, no hay tiempo de
exquisiteces. Sigo en mi papel de detective, ya van a ser las 4 pm y nada aún,
hasta que por fin sale. Veo que se dirige a la estación del metro, vuelvo a
llamarla y no me responde, así que me decido y la alcanzo. Me pongo al frente
de su cuerpo, se asusta un poco... Lo sé, porque pega un brinco.
-¿Qué
estás haciendo? -pregunta molesta, ruborizándose.
-No
contestas el teléfono -le señalo el bolso-. No sabía si lo oías. -Me mira
fijamente.
-¿Me
estabas siguiendo? -me dice acusadora.
-¿A dónde
vas? -Me acerco y ella retrocede. No quiere que la toque, si lo hago, pierdo.
-A ver a
un cliente.
Mmmm…
Creo que me está mintiendo. Veremos hasta donde llega.
-Yo te
llevo.
-Te he
dicho que necesito espacio, Jesse. -La gente a nuestro alrededor está molesta,
le estorbamos el paso, me importa una mierda.
-¿Cuánto
espacio y por cuánto tiempo? Me casé contigo el sábado y me dejaste el domingo
-Me acerco y cojo su antebrazo, deslizo mi mano hasta la muñeca y le tomo la
mano. Bajo mi cabeza y miro nuestras manos entrelazadas. La siento temblar, y
yo estoy que me derrito con solo tocarla. Me muerdo el labio pensando qué le
voy a decir-. Lo estoy pasando fatal, Ava -Levanto la vista y la miro
directamente-. Lo estoy pasando fatal sin ti -Cierra los ojos y piensa mucho. No
quiero que piense, pues el que sale perdiendo siempre soy yo cuando aquello
ocurre.
-Tengo
que irme.
La dejo
ir, pero ella voltea, extrañada. Si la detengo puedo hacerle daño.
-Nena,
por favor. Haré lo que sea. No me dejes, por favor -le suplico. ¡Coño! Jesse
Ward rogándole a una mujer, si me lo hubiera dicho meses atrás me río en la
cara de quien lo mencione. Pero aquí estoy, y no me da ni pizca de pena, ni me
siento humillado, ya que por Ava hago lo que sea. Aparte que ella tiene razón
en estar molesta.
Ava se
frena.
-Deja al
menos que te lleve. No quiero que cojas el metro. Solo te pido diez minutos.
-El metro
es más rápido -habla en voz baja, se vuelve y me mira.
-Pero
quiero llevarte.
-No
llegaremos a tiempo en…
La miro,
claro que llego rápido, ¿por qué duda? Suspira.
-¿Dónde
tienes el coche?
Gracias,
carajo. La cojo de la mano con delicadeza y la conduzco hacia el aparcamiento.
Llegamos donde está estacionado el DBS. La ayudo a subir y salimos. Conduzco
con sumo cuidado, aunque me siento fatal y no sé qué carajo decirle.
-Jardines
de Luxemburgo, Hammersmith -Me da la dirección donde supuestamente va a ir.
Llegamos
cerca del lugar, la calle está bordeada por árboles-. Déjame aquí -me señala
donde y paro el coche-. Gracias. -Y abre la puerta.
-De nada
-No me gusta nuestro silencio con tanto que debemos hablar, pero tengo la
lengua trabada y mi puta cabeza no logra pensar nada coherente. Solo le digo...-:
¿Cenamos juntos esta noche? -Ella se vuelve para responderme.
-Me
acabas de pedir diez minutos, te los he dado y no me has dicho ni mu.
Tiene
razón, pero es que no se me vienen a la cabeza las palabras que debo decirle.
¿Qué carajo me pasa?
Camina un
trecho y disimuladamente mira hacia donde estoy. La veo a lo lejos buscando
algo en el bolso, ella me está mintiendo, no va a ver ningún cliente. Tengo que
saber a dónde va, pero me tiene chequeado. Debo hacer que me voy, así toma el
rumbo exacto al que va.
Menos mal
que consigo rápido donde estacionar el carro y corro como loco. La veo de lejos
y veo el edificio al que entra. Al llegar, me doy cuenta que es una clínica.
¡Diablos! La ginecólogo a la que va siempre. ¡Está embarazada! ¡Está
embarazada! Lo sabía, y me lo quiere ocultar, me quiere castigar, pero eso será
si yo me dejo, y sin pensarlo dos veces subo, la alcanzo a ver donde entra y
voy detrás, pero me aguanto un rato. La veo nerviosa, ella no me ve porque el
vidrio de la puerta está polarizado. Al rato, la veo leyendo y luego se ríe.
Ahí es cuando entro, pero aun no me ha visto.
-¿Qué te
hace tanta gracia?
Se queda
paralizada del asombro de verme allí.
-¿Me has
seguido? -pregunta atónita.
-Mientes
de pena, cariño -le digo con dulzura, porque me gusta eso, le queda difícil
decirme una mentira.
-¿Vas a
decirme por qué has venido al médico y por qué me has mentido al respecto? -Tengo
mi mano en su rodilla y dibujo círculos, mientras le hago la pregunta,
mirándola atentamente. Cuando la toco se pone nerviosa y se desconcentra. Ella
tira la revista, molesta, sobre una mesita.
-Tengo
revisión.
-¿Una
revisión? -le digo cabreado. ¿Por qué coño no me lo dijo nunca? Y sé que viene
por su sospecha que está embarazada, pero eso no lo quiere reconocer.
-Sí.
-¿No crees
que deberíamos entrar juntos? –formulo cuando me mira a la cara, me está
midiendo y yo a ella.
-¿Cómo la
decisión que tomaste de intentar dejarme embarazada? ¿Hicimos eso juntos?
-No -Bajo
la guardia, sumiso, y no la miro. Punto a su favor. ¡Mierda!
-No puedes
ni mirarme a los ojos, ¿verdad? Sabes que lo que has hecho está mal. Rezo a
Dios para no estar embarazada, Jesse, porque no castigaría ni a mi peor enemigo
con la mierda por la que me has hecho pasar, y mucho menos a mi bebé.
Me deja
loco con esas palabras, estoy hasta sudando, aunque no estoy de acuerdo.
-Sé que
estás embarazada, y sé cómo será.
-¿Ah, sí?
-se ríe-. ¿Y me lo vas a contar?
La miro
con el corazón en la mano, acaricio su mejilla y luego deslizo mi pulgar por su
labio inferior, mirándola fijamente.
-Será
perfecto -susurro. Por un momento nos quedamos mirando hasta que oímos el
nombre de Ava. Ella se sacude mi mano de su rodilla y se levanta, yo la imito,
quiero entrar con ella.
-¡No te
atrevas! -me dice molesta y entre dientes-. ¡Siéntate! -Y me señala una silla,
me mira amenazadora. ¡Diablos! Está muy molesta. No quiero contrariarla, no
tiene buen semblante, mejor le hago caso. Pero coño, de mala gana, estoy con el
rabo entre las piernas. ¿Qué tal?
Entra a
la consulta, me mata la curiosidad, pero hay mucha gente, no puedo hacer nada o
me sacan con la policía, mejor espero.
Pasa un
buen rato, me levanto y camino, casi todas las mujeres que hay allí tienen sus
vientres crecidos, y aun así me pelan los dientes y me lanzan miraditas, no lo
pueden evitar y, la verdad, no me importa.
Por fin
la veo salir, tiene mal semblante. ¿Qué le pasa?
-Ava, ¿qué
ocurre? -me agacho para poder verla a los ojos-. Por Dios, Ava.
La veo
sudando y entra al baño y comienza a vomitar. ¡Por Dios, qué tiene! Le acaricio
su espalda con mi mano y le recojo el pelo, mientras ella termina de botar todo
el contenido de su estomago.
-Estoy…
-Y vuelve a vomitar. Dios, me siento mal por esto. De pronto, alguien abre la
puerta del baño.
-Ay, señor,
¿te traigo un vaso de agua? -Es la doctora Monroe, la que siempre la ha
atendido.
-Por
favor -le respondo. Y me siento detrás de Ava, rodeándola con mis brazos-. ¿Has
terminado? -le hablo con cariño, me siento mal por verla así.
-No lo sé
-me dice.
-No pasa
nada, podemos quedarnos así. ¿Estás bien?
-Sí -me
habla algo alzadita. Le traen el agua y le digo a la doctora que ella está en
buenas manos. Me quedo en cuclillas detrás de ella y le ofrezco el agua de vez
en cuando, solo quiero que se recupere.
-Estoy
bien. -Y se limpia.
-Ven -la
levanto y suelto su pelo-. ¿Quieres más agua?_-Lo que hace es enjuagarse la
boca, se voltea y paso mi mano por sus mejillas-. Deja que te lleve a casa.
-Jesse,
estoy bien, de verdad. -La acaricio.
-Déjame
cuidar de ti.
-Estoy
bien -y retrocede, recogiendo su bolso del suelo.
-No es
verdad, Ava
-Me ha
sentado algo mal, eso es todo.
-¡Por el
amor de Dios, señorita! ¡Estás en el médico! ¡Así que no me vengas con que te
encuentras bien! -Esta mujer es frustrante, por lo que me jalo el pelo,
desesperado.
-¡No
estoy embarazada! -me suelta así no más, al tiempo que me volteo rápidamente,
demasiado sorprendido. No lo creo.
-¿Qué?
-Me lo
acaban de confirmar, Jesse.
-Entonces…
¿Por qué estás vomitando?
-He pillado
una gripe intestinal.
No puede
ser… ¡Coño, fallé! No está embarazada. Estoy muy sorprendido, me sentía
seguro...
-Has
fracasado. Me ha bajado la regla.
Por Dios,
esto no está bien, ¡cómo pude fallar! O quizá fueron las píldoras que alcanzó a
tomar que le hicieron más efecto del esperado. Miro a todos lados, menos a
ella.
-Esto no
me gusta. Voy a llevarte a casa para poder tenerte controlada -Y la cojo de la
mano, pero Ava jala la suya, no está dispuesta, ni aun sabiendo que no está
embarazada me ha perdonado. ¡Mierda! ¡Mierda!
-Soy yo
la que no te gusta -me dice mirándome a la cara-. Siempre hay algo que te
molesta. ¿Has pensado que, tal vez, estarías menos a disgusto sin mí?
-¡No!
-Ava está loca en decirme eso, no me gusta lo que dice-. Estoy preocupado, eso
es todo.
-Pues, no
te preocupes. Estoy bien. -Y sale del baño rápidamente. Luego, se dirige
rápidamente a la farmacia, creo que de la clínica, pues está al lado. La sigo
como un perro faldero, camino de un lado a otro y en cuanto sale, no me aguanto
y le pregunto:
-¿Qué es
eso? -Miro la bolsa como si yo tuviera rayos x.
-Píldoras
anticonceptivas -me dice cerca de mi cara-. Ahora que sabemos que no estoy
embarazada, quiero seguir sin estarlo.
Por mi
parte, solo agacho la cabeza, estoy triste, decepcionado mientras Ava sale caminado
rápidamente. La sigo, pero ¿por qué me sigue castigando? ¿No ve que muero sin
ella?
-¡No, vas
a venir a casa! -le grito desde atrás, pero no me responde y sigue caminando
como si yo no existiera. Puta vida la mía, y ahora, ¿qué hago? ¿Cuántos días va
a estar alejada? ¿Y si es definitivo? Coño, siento que se me para el corazón,
eso no lo acepto, voy a vigilarla, pero no la voy a obligar, ya veremos qué
pasa. Solo sé que tengo que verla todos los días o si no me da un puto infarto.
Cuando
llego al Lusso, Clive con cara de asombro me dice del carro que alquilé. Voy
hasta el estacionamiento para ver la camioneta, es hermosa, negra y muy
silenciosa, tal y como lo que pedí. Excelente. Voy a correr un rato, no puedo
decaer, así que entro y me preparo.
Voy de
nuevo a la casa de Kate, y esta vez me estaciono más cerca, ellas no me verán,
ni sospecharan. Afino mi cámara y apunto hacia la casa, no se ve nada dentro. Al
rato, veo la melena de Kate y luego veo a Ava, me pongo tembloroso. Carajo,
esta mujer me altera por completo. Pareciera que discutieran, y Ava queda al
frente del ventanal y puedo verla perfectamente. Está demacrada, tiene los ojos
algo hinchados, ha estado llorando. Dios, sé que me extraña, sé que me ama,
pero es más terca que una mula. Ella está sufriendo, yo estoy sufriendo, ahora,
la pregunta es ¿hasta cuándo? Le tomo varias fotos, algún día se las mostraré.
Te amo, mujer. Me quedo hasta que veo que apagan las luces.
Estoy viviendo
un infierno sin ella. Sé que hice mal, pero se le está yendo la mano a Ava. Reconozco
que cometí un gran error, aunque en el fondo de mi corazón no me arrepiento. Quiero
un bebe con ella, quiero amarrarla a mí, aunque sé que ahora es imposible. Ella
estará más pendiente, así que debo convencerla poco a poco. Eso sí, que ni se
crea que la voy a dejar ir.
Al cuarto
día me llama Sam, mi amigo está mal, él no sabe nada de mi asunto. Está alejado
de Kate y sufriendo. Kate lo alejó de ella y estoy seguro que mi cuñadito tiene
velas en ese entierro. Claro, no le digo nada, lo malo es que en este momento
no lo puedo ayudar, yo estoy peor que él, pero al menos le sirvo de desahogo. Y
cuando ya vamos a terminar de hablar, me pide que si salen las muchachas que le
avise, y le digo que sí, que cuente con eso, y me reservo mi separación de Ava,
eso es algo mío, ni siquiera a John se lo he dicho, el solo me ha llamado una
vez, respeta mi supuesta Luna de miel… Si supiera. El único, digamos, consuelo
es que me he dado cuenta que ella está sufriendo tanto o más que yo, y no estoy
de hospital gracias a que la puedo ver todos los días o sino… otro gallo
cantaría.
Hoy es el
quinto día sin mi mujer y ya estoy que muerdo. Estoy molesto con ella, algo
tengo que hacer ¿pero qué? Ni siquiera la he vuelto a llamar, solo los dos
primeros días, así es mi forma de castigarla. Me imagino lo que está pensando,
que me estoy emborrachando y follando a todas las mujeres de la mansión. La
verdad, todo ello ni se me ha cruzado por la mente, porque amo demasiado a esa
mujer para atreverme a hacerle esa porquería. Además, me juré que más nunca y
yo cumplo, ella me llena y me complementa en todos los sentidos, ya he vivido
toda clase de experiencias, ahora solo quiero mi vida con mi Ava... ¡Siempre!
Me alegro
de estarla vigilando.
Hoy
es viernes y ya entregué el carro alquilado. Ahora estoy en
mi DBS, estacioné bastante cerca, y veo que están todas las luces encendidas,
algo está por suceder. Espero un rato más y cuando las veo salir muy
emperifolladas enfoco mi cámara y veo el vestido de Ava. Por Dios, es muy
atrevido, no me gusta, los hombres van a querer ligar con ella. Claro, se ve
preciosa, pero estoy seguro que se lo pone imaginado que voy a aparecerme, y
sabe mi reacción, le encanta jugar conmigo, le encanta enfurecerme, y allí voy
a estar para impedir cualquier acercamiento del tercer tipo. Luego, se van en
taxi, es lo mejor, ambas beben y después no deben manejar.
Las sigo
muy de cerca y ya veo adonde van… a su lugar favorito “El Bar”. Espero un rato
y es cuando me entra una llamada de Jay. Bien hecho, amigo.
-Dime,
Jay, ¿cómo estás?
-Bien,
jesse. ¿Sabes? No quiero problemas, pero acaba de llegar tu esposa con su
amiga.
-Lo sé,
Jay, ya voy entrando. Tú has como si nada ¿ok?
-Ok. Pero
ya sabes, cero problemas.
-No te
preocupes. -Llamo a Sam y le paso el chisme. Él se alegra y me dice que nos
vemos aquí. ¡Perfecto!
Me bajo
del carro y entro al Bar, la veo de entrada con sus amigos, el gay y Victoria
están cerca de la barra y el lugar está a reventar, seguro no consiguieron mesa.
Hoy voy a darle una lección, nunca debió abandonarme, ella lo prometió y no
cumplió, así que desde este momento empiezo con mi teatro, y el título de la
obra se llama “indiferencia”. Así me muera, voy a portarme duro e indiferente
con ella, a ver si así reacciona. Menos mal que estoy bien arreglado, sencillo,
pero vestido de acuerdo al lugar y me lo dicen el poco de mujeres que se
voltean a mirarme, a quienes les sonrío mientras unas cuantas se me acercan.
¡Ja, ja!
¡Mierda!
Ya me vio, pero yo demuestro tranquilidad… tranquilidad que no siento por
supuesto, y en el momento exacto la miro, casi con indiferencia, y luego aparto
mis ojos de los suyos, no la saludo, ni intento acercarme, solo camino hacia un
lado de la barra. Tengo atrás como cuatro mujeres, todas muy hermosas, por
cierto, pero pierden su tiempo, solo me sirven de despiste. Ella no me quita
los ojos de encima, sé que está que muerde, porque las mujeres a mi alrededor
son puras sonrisas, pero la más atrevida es la morena, tiene un vestido rojo
muy bonito, quizá, en otra época ella y yo… pero ahora no me inspira ni un mal
pensamiento. La mujer no se aguanta y me pasa su mano por el brazo, por el
rabillo del ojo veo que Ava no me pierde ni pie ni pisada. Alcanzo a verla
beber un poco de su copa, seguro es vino, la conozco, algo está planeando.
Cuando la
veo dirigirse a la pista, la miro de reojo, va a bailar, sus amigos la siguen,
quiere beber de una copa, pero Kate se la quita y se la bebe de un jalón. Entonces,
Ava se dirige al bar y pide su vino, se lo bebe de un solo trago, ella sabe que
la estoy mirando. Veo que Kate le discute algo y comienza a sonar “ Clubbed to
Deasth de Rob D.
Se ve
bella bailando, miro alrededor y hay unos cuantos babosos que se la comen con
los ojos, pero que ni se atrevan a acercarse a ella. Ava está concentrada
bailando, se contorsiona sensualmente, está ida, cierra los ojos, creo que es
para no verme. Ahí, donde la ven, sé que se siente fatal, lo que hace es un
desquite, pero verla bailar así... me siento exaltado, me excita mucho... No me
aguanto, estoy loco por ella con esa manera que tiene de menearse, y me
enloquece más aun, es como un canto de sirena. Por lo tanto, me dirijo hacia
ella, me acerco por detrás y la toco. Sus brazos caen, mientras mi mano se
desliza por su vientre, le pego mi polla de inmediato en su precioso culo, mi
aliento lo exhalo en su oreja, no me rechaza y empiezo a moverme a su compás,
le beso su cuello, mmmm... huele delicioso. Dios, extrañaba su olor. Mi polla
ya está muy dura, se la clavo al moverme, y trato de meterle con suavidad mi
lengua en su oreja, ella ladea el cuello y gime, está excitada tanto o más que
yo. Jadea y se aprieta contra mí. ¡Uf! No aguanto, la sujeto con más fuerza. ¡Coño!
Estamos libidinosos, quiero estar ya dentro de ella, y si no la saco ya de aquí
me la follo en plena pista. Estoy desesperado por ella, así que la saco rápidamente
y la llevo hacia los baños. Cuando voy a entrar, miro a Jay, le hago una seña,
él ya me entiende, y la meto en un baño de discapacitados, porque aquí nadie
nos va a molestar. Cierro la puerta rápidamente con el pestillo y con mi cuerpo
la empujo contra la pared. Cuando la tengo ya prisionera nuestras miradas de
cruzan, estoy muy ansioso, pero voy a tratar de disimularlo ante ella. La tomo
por las muñecas y le levanto los brazos, los que le quedan al lado de su
cabeza. Le tomo su labio inferior, me aparto un poco sin soltarlo, ella está
necesitada de mis caricias al igual que lo estoy yo de las suyas, pero debo
darle una lección, aunque me muero sino me la follo. Las ganas me superan, ella
intenta atrapar mi boca y yo no le doy en el gusto. Me alejo, no la dejo y
vuelvo a acercarle mi boca, ella ya sabe mis intenciones, así que no hace falta
decir nada, solo la voy a tratar con algo de desdén. Coño, quiero que explote, ¡quiero
verle tan solo una reacción!
-Bésame
-me está suplicando y por mi parte estoy tentado a ceder, pero no, estos días
han sido un maldito infierno, así que no hago el menor gesto. Aprieto más sus
muñecas y le pego mi cuerpo y le acerco mas mi cara, muy lentamente, la rozo
con mis labios, ella intenta presionar mi boca y me vuelvo a alejar. La miro
con frialdad, me está costando mucho hacerlo porque muero de ganas por sus
besos-. Bésame -me lo pide con brusquedad. Ya se está desesperando. No le hago
caso y junto sus muñecas encima de su cabeza con una sola de mis manos, porque
con la otra la acaricio con solo un dedo. Voy subiendo desde su rodilla y subo
por el muslo, por sus costillas, luego su pecho hasta que llego a su cuello y abro
mi mano, rodeándole el cuello. ¡Es perfecta! Y a cada movimiento que hago
siempre la estoy mirando. Se está controlando, sé que quiere dar alaridos, está
muy excitada, trata de besarme nuevamente y yo la esquivo, mientras hundo mi
cara en su pecho. Bajo el escote de su vestido con la barbilla y muerdo una de
sus tetas, debo repasar su marca que dice que es ¡mía!
Se siente
indefensa al recostar su cabeza contra la pared, cierra sus ojos, me deja
hacerle lo que quiera, pero en parte es porque ella también lo desea.
Ya no me
aguanto y hago que de la vuelta y la empotro contra la pared, su cara está
contra los azulejos. Con mi rodilla le abro sus piernas, sus manos las coloco
contra la pared, la tengo en completa sumisión, ella no me dice nada en
absoluto, y no es necesario, porque sabe que no debe moverse. Pego mis labios a
su oído, bajo mis manos suavemente por sus muslos y tomo la parte baja de su
vestido y lo levanto. Luego, me abro la bragueta y el pantalón, aun no sé cómo
coño me aguanto para no comérmela viva. ¡Adoro a esta mujer! Hace que mi libido
se dispare hasta el infinito.
Ella, en
un gesto de invitación, me pone su hermoso culo hacia fuera, incitándome, está
muy cachonda. Le doy una buena nalgada y ella grita de dolor, le di algo
fuerte.
-¡Joder!
-grita y le doy otra nalgada por decir tacos-. ¡Jesse!
Tiro de
sus caderas y le arranco las bragas, y de una le clavo mi ansiosa polla. Ava grita
por la sorpresa de mi veloz invasión, yo me aguanto y estoy en completo
silencio. ¡¡Diosss!! ¡¡Qué delicia!! Sin moverme y ya me está apretando. Mi
mujer es deliciosa, tengo que quedarme quieto un momento, no quiero que esto se
acabe tan rápido, aunque dudo que aguantemos mucho. Luego, la vuelvo a
embestir, le doy sin piedad, ella grita, menos mal que la música está bien
fuerte o sino todos en el local la escucharían. Me retiro despacio y dejo su
cadera, deslizando mi mano por su precioso cuerpo y la tomo por la nuca. Le
giro el cuello para que voltee su cabeza y la beso como un animal hambriento. Soy
muy brusco, sin embargo ella gime de gusto, me acepta porque me ama y me desea
con mi misma intensidad. Ya casi termino, así que me quedo quieto por unos
segundos, pero ya no doy más, nada gano con quedarme paralizado cuando ella con
su vagina me está succionando, así que muevo mis pies y tiro de ella para que
salga a mi encuentro una y otra vez, muy fuerte. Y cuando ya estamos a punto,
salgo de ella y le doy la vuelta, quiero tenerla de frente. La levanto para que
me rodee con sus hermosas piernas y se la meto rápidamente, ella se abraza a mí,
echa su cabeza hacia atrás y aprovecho para acariciarle la garganta. La muerdo,
la lamo y la chupo. Entro y salgo una y otra y otra vez, entro y salgo muy
rápidamente, cuando mi Ava explota en un delicioso orgasmo, gritando, y yo la
sigo. ¡Joderrrrr! Lo necesitaba, follar, o hacer el amor con Ava es lo mejor
del mundo. Ella grita de placer, pero yo permanezco en completo silencio, eso
sí estoy sudando y quiero rugir de placer, pero no le voy a dar ese gusto. Mis
ojos miran al frente disimulando cualquier emoción, ella me mira desconcertada,
yo sigo con mi cara de póker, me toma por el pelo y tira de mí, yo no lo
acepto, sé que lo que le gusta son las caricias después de tener un fabuloso
orgasmo, pero no estoy ahora para darle ese gusto. Tomo sus piernas y la bajo.
Deslizo mi mano por su centro, recojo nuestros fluidos y luego se los paso por
su pecho, me enjuago las manos y la
cara, me abrocho mis pantalones y me largo, quiero que sienta que solo la usé.
¿Qué va a hacer? Ya veremos.
En lo que
salgo hacia el bar, la mujer de rojo, que ni se como se llama, ni me interesa
su nombre, sale a mi encuentro, así que aprovecho y le sonrío, ella emocionada
se me acerca. Pido un vaso con agua y tomo a la mujer por su cintura y bajo un
poco más mi mano hasta su culo, sé que Ava ya debe estar fuera del baño, porque
siento una picazón en mi espalda, es ella taladrándome con la mirada. La veo
llegar con ganas de matarme, yo la miro y me hago el pendejo y pongo en mi cara
una total indiferencia, aun lado veo la cara de Sam, tiene los ojos como platos
del asombro al ver el espectáculo.
Ava
agarra el vaso en el que yo estoy bebiendo, le da un sorbo y cuando se da
cuenta que es agua lo lanza contra el piso, está que echa chispas. Luego, mira
a la mujer que descaradamente tiene su mano en mi culo y ella le grita en su
cara.
-¡Piérdete!
-Y le quita la mano a la mujer de mi trasero. Si esta mujer es un poco
inteligente, debe dejar el pelero antes de que mi mujer haga sopa de ella. Miro
la cara de la mujer, está muy sorprendida, pero no dice ni mu. Coño, menos mal-.
¡¿Qué coño estás haciendo?! -me grita Ava en mi cara. Ya estoy nervioso. ¿Será
que se me fue la mano? ¡Pero quien la manda! Solo le doy una sonrisa burlona.
Si sigo haciendo esto, ella me va a caer a coñazos-. ¡Contéstame! -Me volteo
hacia la barra y le hago un gesto al camarero, veo que estamos haciendo el show
de la noche. De repente, Ava se aleja. ¿Qué carajo va a hacer?
La veo
que se acomoda el vestido y su pelo, y va hacia la pista de baile. Se dirige a
un grupo de hombres, los observa a todos, hay como cinco cabrones y ella escoge
el que seguro ve mejor plantado. ¡¿Qué coño hace?! Mi quijada da al suelo
cuando ella se le pega al tipo y lo toma por el cuello, el maldito ni corto ni
perezoso la agarra al ver la mujer que tiene enfrente. ¡Pero qué mierda, maldita
sea! ¡¡¡//&**xx&%xx**#x!!! No puede ser, y de buenas a primeras el hijo
de puta la besa con lengua y todo. Miren al maldito este... Y la muy
sinvergüenza ¡de mi esposa!, le da con todo. Esta es su venganza, pero se pasó,
coño. Es cuando me levanto como un rayo y corro hasta donde ambos están y jalo
al hijo de puta.
El imbécil
tiene los cojones de molestarse. Claro, él no sabe quién es ella, pero yo no
estoy para pensar, solo sé que tocó y besó a ¡¡¡ MI MUJER!!!
Me mira
con cara de pocos amigos, eso me sabe a mierda.
-¡¿De qué
vas?! -me grita. Mírenlo… Y sin medir mi fuerza le doy un puñetazo con todo en su
nariz. Coño, sonó, creo que se la partí, porque salpica sangre por todas
partes. Y aun así el tipo se me va encima, tiene cojones y me derriba. Nos
agarramos a puñetazos limpios, la gente grita y nos hacen espacio. El mal
nacido me da un gancho en la mandíbula. ¡Mierda! Lo supo poner, pero ¡ahora
verá!... Ya voy a terminar esto, así que levanto al hijo de puta y lo empotro
contra el primer pilar que me encuentro. Luego, le doy un rodillazo en las
costillas con toda la furia que tengo acumulada desde hace días. Lo suelto y se
hace un ovillo en el suelo, se abraza el torso. Mínimo, le partí dos costillas.
¡Eso se llama para que no me jodas, coño!
De
repente, aparece Jay, evalúa la situación y me jala para sacarme del Bar. Ava
se quiere apartar a lo que pasó a su lado, pero está loca si cree que la voy a
dejar en este lugar.
-¡Saca tu
culo a la calle! -le grito… Ella trata de zafarse.
Me revuelvo
contra Jay, mientras él maldice, lidiando con nosotros.
-¡Afuera!
-grita enfurecido y levanta a Ava, pegándola a su pecho-. ¡Yo te la saco afuera
si sacas tu culo testarudo del bar! -me grita-. Le gruño.
-No muevas
las manos ni un centímetro. -Ava se le resiste, desafiante.
-¡Suéltame,
cabrón!
-Ward, ¿cómo
cojones la soportas? -Ava lo mira sorprendida.
-¡Me
vuelve loco! -le respondo, mientras me sobo mi mandíbula, porque el cabrón me
dio un buen derechazo-. ¡Ten cuidado con ella!
Jay la
baja afuera y mira a Ava con desaprobación. Estrecha mi mano y nos deja en la acera.
Nos miramos midiéndonos hasta que salen Kate, Sam y... ¡Coño! El cuñadito. Pero
también me sabe a mierda.
-¡Lárguense!
-les grito. Dan da un paso al frente, está defendiendo a su hermana.
-¿Te
crees que voy a dejarla contigo? -dice el estúpido y se ríe cuando todos nos
miran con asombro.
Tomo a
Ava por el codo y miro a Dan, lo dejo quieto porque le alabo que defienda a
Ava, pero está equivocado, no soy el enemigo.
-¿Te
importa que me lleve a mi mujer a casa?
-La verdad,
es que sí me importa -el hombre se me enfrenta, ¿pero qué se cree? Acaso, ¿piensa
que le voy a pegar a ella ahora? ¡Está loco!
-Dan, no
pasa nada. Estoy bien. Vete -le dice Ava, sabe que estoy que le entro a golpes
también, porque mi rabia tiene una acumulación de 5 días. Pero nadie se mueve.
Entonces, sujeto a Ava con más fuerza.
-¡¿Qué
coño crees que voy a hacerle?! -aúllo-. ¡¡¡Esta mujer es mi vida!!! -Todos se
sorprenden ante mi fiera declaración y retroceden. Ava mira a Kate y le quita
la copa que ésta tiene y se la bebe. Kate le grita.
-¡Ava!
-Te veo
luego -le dice Ava, tomando su bolso en una mano. Se vuelve a mirarme y ve lo
cabreado que estoy-. No te molestes en seguirme -me lo dice tan tranquila. Sí,
cómo no. Pasa por mi lado, lanzándome feas miradas, y me empuja para pasar. A
trompicones, quiere bajar la acera, quiere llamar un taxi.
-¡No
bajes la acera! -le grito-. ¡¿Estás tonta?!
-¡Qué te
den, Jesse! -La subo a la acera-. ¡Bájame! -Ni loco, está borracha y al darle
la brisa, empeora.
-¡No!
-¡Jesse,
me haces daño! -¡Mierda! La examino, preocupado.
-¿Te he
hecho daño? ¿Dónde? -Se lleva la mano al pecho y me grita.
-¡¡Aquí!!
-me grita en mis narices. Doy un paso atrás y hago el mismo gesto. Me golpeo el
pecho.
-¡¡Bienvenida
al club, Ava!! -vocifero con dolor.
Ella se
detiene y da la vuelta en otra dirección. Está muy bebida.
-¡El
coche está aquí! -le grito cuando vuelve a cambiar su dirección, si no
estuviera tan cabreado me cagaría de la risa, viéndola dar vueltas como una
muñeca de cuerda-. No me gusta tu vestido -le gruño.
A mí, sí
-contraataca.
-¿Y eso
por qué? -La alcanzo. Me mira y grita.
-¡Porque
sabía que lo odiarías!
-¡Pues,
tenías razón!
-¡Bien!
¿Estás enfadado por eso, porque estoy borracha, o porque he besado a otro?
-¡Por todo!
Pero lo de besar a otro hombre se lleva la palma -Tiemblo de la furia cuando lo
recuerdo.
-¡Tenías
la mano en el culo de otra!
-¡Ya lo
sé! -La miro y ella me devuelve la mirada.
-¡¿Por
qué?! ¿Una sola mujer te resultaba aburrido? Está furiosa, es lo que quería,
que reaccionara. La miro y aprieto mis labios, molesto.
-¡Lo
estabas pidiendo a gritos!
-¡Yo?
¿¡¡Cómo!!?
-¡Me
dejaste!¡¡ ¡Prometiste que no me dejarías nunca!!! -le grito.
Estamos
frente a frente, mirándonos enfurecidos, ella no retrocede, yo menos. Los dos
tenemos motivos para estar enfadados. Aunque ella más.
-No deberías
haber decidido mi futuro tú solo -me dice más tranquila. Echa a andar y da un
traspié, odio las aceras. Y le grito.
-Eres un
grano en el culo, estaba pensando en nuestro futuro -Me acerco y la agarro por
detrás, tomándola en mis brazos.
-Bájame,
Jesse -protesta débilmente.
-No voy a
bajarte, señorita -La llevo hasta el auto, la siento y le pongo el cinturón. Diablos,
mira ese vestido, parece un taparrabos. Trato de cubrirla más, pero no se puede,
no tiene casi tela, coño. Cierro dando un portazo. Enciendo el carro y suena la
música que tenía puesta. “Ed Sheeran”. La miro, ya se dio por vencida.
Llegamos
al Lusso y Clive nos mira con asombro.
-Madre
mía -dice con tono de desaprobación cuando Ava se despierta-. ¿Llamo al
ascensor, señor Ward?
-No, puedo
hacerlo yo. Este vestido es un cinturón -gruño, molesto. Ava se revuelve en mis
brazos y la bajo.
-Puedo
andar -Se abre el ascensor, ella busca sus llaves, la dejo para saber cómo le
hace. Es de risa verla intentar meter la llave en la cerradura hasta que no aguanto
y la ayudo.
La puerta
se abre. Ava se quita los zapatos y la veo tambalearse. Sube las escaleras,
siempre la vigilo, no quiero que se haga daño. Cierro la puerta y subo a la
habitación y no la veo, seguro se metió al cuarto de huéspedes. La encuentro aun
vestida, boca abajo, ya no da más.
-Hay que
quitarte eso. -Le jalo el vestido.
-¿Vas a
cortarlo en trocitos?
-No -le
digo ya muy tranquilo, mientras la envuelvo en mis brazos y la levanto-. Tal
vez, no sea capaz de hablar contigo, nena –susurro-, pero quiero que “no nos
hablemos” en nuestra cama -Ella de una se agarra a mi cuello y hunde su cara en
mi cuello, se siente tranquila igual que yo, ya estamos juntos, y como debe
ser.
La
deposito sobre el colchón, me desvisto en tiempo récord y me acuesto a su lado,
atrayéndola contra mi pecho.
-¿Ava? -le
digo al oído.
-¿Qué?
-Me
vuelves loco, señorita.
-¿Un loco
enamorado?
La pego
mas a mí.
-Eso
también.
Ya está
conmigo, no la vuelvo a dejar irse de esa manera, ella está donde debe estar.
Me siento relajado y ¡Feliz!
Carajo, amo
a esta mujer, me hace sentir vivo, y la quiero por siempre a mi lado. Es mi
gran amor, mi para siempre desde que la conocí. ¡Nunca he dudado de mi amor por
ella! ¿Y por qué lo sé? Pues, porque nunca antes había sentido esta avalancha
de sentimientos que a veces me deja sin respiración. ¿Es normal? No lo sé, pero
yo lo siento, lo disfruto… ¡Y punto!
CONTINUARÁ…
**Por
Fanny Rebellón
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